martes, 15 de abril de 2014

A dos años de la Recuperación de la Soberanía Nacional


Documento de convocatoria al acto por el segundo aniversario de la recuperación de YPF
Juventud Sindical Peronista




La Compañera Presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció el 16 de abril de 2012, el envío del Proyecto de Ley al Congreso Nacional en donde además de expropiar el 51 % de YPF, declara de “interés público y nacional” al “autoabastecimiento de hidrocarburos”. Esta decisión del Ejecutivo Nacional recibió el apoyo inmediato de amplios sectores políticos nacionales e internacionales y la población en general, celebró la medida.La expropiación de la empresa petrolera estatal YPF de manos de la española REPSOL, es un ejercicio de gobierno soberano, nacional y popular porque –parafraseando a Raúl Scalabrini Ortiz- “recuperar nuestro petróleo, es recuperar nuestra bandera”. A dos años de aquella fecha los trabajadores argentinos consideramos pertinente realizar el oportuno balance histórico mediante una demostración activa en las calles tendiente a reafirmar nuestro compromiso con la defensa de la soberanía nacional.

YPF que llegó a tener setenta mil empleados y la destilería de Ensenada llegó a ser la décima destilería más grande del mundo y la tercera de América Latina, fue sustento y orgullo de nuestra identidad argentina y los ypefianos los grandes sostenedores de su grandeza. Durante el Proceso de Reorganización Nacional se hizo todo lo posible para desarrollar la actividad privada, e YPF aparecía como el principal escollo para el equipo económico de la dictadura por lo que la prioridad era limitar el crecimiento y presencia de la petrolera estatal YPF (principal empresa petrolera en el momento), que aumentó su deuda por el casi 1613 %,(de 372 a 6000 millones de dólares en solo siete años). La empresa despidió a trece mil empleados y aumentó la productividad en un 80 %. En ese momento al no contar con destilerías, YPF tenía que entregar el petróleo a empresas como Shell y Esso, para su refinación. Paradójicamente, fue en el marco de un gobierno surgido de las urnas y votado por la masa peronista el 14 de mayo de 1989, que se concretó la privatización de YPF. Desde La Rioja, y con el argumento de la Revolución Productiva” y el “Salariazo”, Carlos Menem asumió la presidencia de la Nación dando inicio a la segunda década infame; mediante tres decretos (1055, 1212 y 1589) firmados en los primeros meses de su gobierno, desreguló el mercado petrolero argentino, disminuyendo el poder de control del Estado respecto de las empresas privadas. Los anteriores contratos de servicio fueron transformados en concesiones con libre disponibilidad del petróleo extraído, y se licitaron áreas centrales y marginales de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. El 31 de diciembre de 1990 mediante el decreto n.° 2.778, el Poder Ejecutivo transformó a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Sociedad del Estado en YPF Sociedad Anónima. En el año 1992 la ley n.º 24.145 transfirió el dominio público de los yacimientos de hidrocarburos del Estado Nacional a las provincias, la ley también privatizó a YPF, así Argentina perdió poder de decisión sobre la política petrolera, toda vez que cada provincia petrolera no podía negociar sola frente a las poderosas empresas multinacionales. Uno de los diez puntos del Consenso de Washington fue también motivo de la privatización de YPF, ya que el mismo expresaba entre otras cosas, la necesidad de privatizar empresas públicas. Fue establecido por organismos como el FMI y el Banco Mundial. De aquí surgió la privatización de varios servicios estatales, como Ferrocarriles Argentinos, YPF, Gas del Estado, Entel y Aerolíneas Argentinas. Pero para privatizar la empresa era condición necesaria endeudarla, no invertir para aumentar la producción y achicar el plantel de trabajadores. En el marco de un conflicto solidario con una filial hermana, la Filial Ensenada acude a un paro de actividades el 21 de septiembre de 1991, dando la excusa precisa para cesantear a casi 1500 trabajadores. A las nuevas empresas petroleras se les permitió la libre disponibilidad del petróleo extraído, ya sea poniendo el precio para importar, como también la libre disponibilidad de las ganancias obtenidas por las exportaciones, a causa de esto la extracción del petróleo para exportar superó el 50 %, por encima de las necesidades del mercado interno, en consecuencia, hubo una brusca caída en las reservas del país, a la vez se agravaron por la falta de inversiones en exploración de nuevos pozos, desde mediados de la década de 1990. Menem concretó los planes que el imperialismo venía preparando sin pausa desde el golpe de 1976. Como sus antecesores, los golpistas y los “democráticos”, las políticas por él practicadas fueron antinacionales, antipopulares y desindustrializantes. Su estrategia consistió en el traspaso masivo del patrimonio nacional a manos de los monopolios y grupos financieros internacionales. Al igual que con la dictadura, la gran prensa antinacional se ocupó de ocultar la verdad, preparando el terreno para la más funesta entrega de la propiedad de todos los argentinos. La empresa española Repsol compró todas las acciones de YPF por un total de quince mil millones de dólares, Repsol solo explotó los yacimientos heredados de YPF, vendiendo el petróleo extraído. Se exportaron grandes cantidades de crudo al mercado internacional, al tener la libertad en las ganancias obtenidas, las mismas fueron usadas para comprar yacimientos en otros lugares, como Bolivia, Trinidad y Tobago y Libia. Repsol (ahora llamada Repsol YPF), obtuvo ganancias de dos mil millones de dólares anuales. Pero como los yacimientos argentinos no eran rentables, la inversión de Repsol YPF en exploración de nuevos yacimientos fue inexistente. Las reservas bajaron. La privatización del petróleo durante la década del 90, que en un contexto muy duro para el movimiento obrero en la dictadura iniciada en 1976 y disciplinamiento a través de la hiperinflación en los 80 evidenció, frente a una reestructuración capitalista similar y aún más profunda, una respuesta diferente por parte de los petroleros estatales; una aparente sumisión de la extensa dirigencia gremial y complicidad de la federación SUPeH, dejaron en evidencia la soledad en que la filial de Ensenada resistió el proceso privatizador. Mientras los trabajadores perdían paulatinamente sus puestos de trabajo unos, y otros debían conformar cooperativas de trabajo para sortear el despojo que la tercerización de muchos sectores les dejaba, la conducción local junto a pocos cesantes y otros en actividad sostuvieron una lucha épica contra la empresa privatizada, los ejecutivos nacional, provincial y municipal, los medios de prensa y la obsecuencia interesada de la conducción nacional del sindicato.
Otras luchas por la misma causa
En julio de 1958, el presidente Frondizi declara la “batalla del petróleo”, dando un giro ideológico a su postura anterior que le había conseguido el respaldo popular para lograr la presidencia de la Nación. En consecuencia se rompe el pacto Perón-Frondizi, y los trabajadores petroleros enrolados en el sindicato SUPE inician la huelga general en repudio de los contratos petroleros que entregaban concesiones a empresas extranjeras.
El presidente Illia anuló algunos de esos contratos, pero luego rectificó, permitiendo la continuidad de las petroleras estadounidenses, produciendo un déficit en la producción de hidrocarburos. La llamada revolución Argentina con su ministro Adalbert Krieger Vasena, devaluó la moneda nacional el 40%, permitiendo a las empresas transnacionales adueñarse de las empresas de capital nacional subvaluadas y luego con la Ley de Hidrocarburos, avanzaron sobre el petróleo argentino. En 1967 la Ley 17319 de Onganía marcó un hito en la política antinacional petrolera, al otorgar a las empresas permisionarias y contratistas seguridades suficientes para operar en el país. Es en este marco que se produce la “gran huelga petrolera” de 1968 en Ensenada; durante la misma, que duró más de tres meses (entre octubre, noviembre y diciembre), se vio una combinación de luchas por mejores condiciones de trabajo como la derogación de la protección horaria por insalubridad, y aspectos políticos contra medidas económicas y sociales de la dictadura, como la Ley de Hidrocarburos, que permitía a empresas privadas explotar yacimientos de YPF, y la Ley 14343 de racionalización administrativa que venía dejando en situación de prescindibilidad a muchos trabajadores estatales en la etapa. La contradicción entre la posiciones de la federación SUPE y la filial Ensenada en el marco de la desestatización de YPF quedó plasmada en el hecho de que la federación tuvo una estrategia de supervivencia organizativa convirtiéndose en un “sindicato de negocios” y desmovilizando a las filiales del interior con el discurso de que “nada podía hacerse” más que adaptarse a la lógica privatizadora, mientras que la filial Ensenada asumió el camino de la resistencia y la lucha contra la privatización. Esta huelga de los trabajadores petroleros y la de los ferroviarios, junto a los hechos del llamado “cordobazo”, produjeron la declinación del dictador Juan Carlos Onganía. La suerte que corrió la empresa nacional, sus trabajadores y la Nación durante los siguientes 15 años fue una impronta que permite entender los sucesos privatistas subsiguientes.
El sueño de un país soberano
Esta historia comenzó cuando apareció el primer yacimiento de petróleo el 13 de diciembre de 1907 en Comodoro Rivadavia. En 1922 por decreto del 3 de junio, a instancia del presidente Hipólito Irigoyen, se funda la empresa YPF, cuya presidencia fue ejercida hasta 1930 por el general Enrique Mosconi, quién impulsó la idea de: “La propiedad del subsuelo es un derecho inalienable del país”. Poco después, en 1925 se inaugura la Destilería La Plata, iniciándose la búsqueda del autoabastecimiento de hidrocarburos. Desde 1930, con el golpe de estado que derrocó a Yrigoyen, la empresa estatal se estancó permitiendo el crecimiento de las empresas privadas extranjeras, hasta que con el gobierno de Perón, se recuperó aquél espíritu inicial y con la reforma constitucional de 1949, nacionalizo los yacimientos petroleros, haciendo así de YPF un monopolio estatal y incorporando el principio de que “Los yacimientos de hidrocarburos sólidos, líquidos y gaseosos… son bienes exclusivos, imprescriptibles e inalienables del Estado Nacional…. estarán a cargo de YPF, Gas del Estado”. Pero fueron los trabajadores petroleros, aquellos pioneros que con su sacrificio personal, permitieron que esta empresa creciera hasta ser orgullo nacional.
En 1955, con el derrocamiento del gobierno popular de Perón a manos de la “revolución” liberticida y Fusiladora, YPF no fue concesionada a petroleras extranjeras, pero tampoco se alentó la inversión, lo que alejaba los sueños de auto abastecimiento.
Por todo lo expuesto la Juventud Sindical Peronista convoca a todos los compañeros encuadrados en las distintas organizaciones sindicales y al pueblo en general a participar del acto por el segundo aniversario de la recuperación de la empresa YPF organizado por los compañeros del Sindicato Unido de Petroleros e Hidrocarburiferos conjuntamente con la Confederación General del Trabajo.



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