viernes, 21 de octubre de 2011

El Puyehue de los monetaristas

por  Maximiliano Molocznik

De las cifras que vamos conociendo a diario sobre el desempleo en Europa y en los EEUU hay un sector al que aun no se le ha prestado la debida atención pero cuyo índice ha crecido abruptamente en los últimos tres años: los monetaristas. Otrora poderosos académicos oriundos de la Universidad de Chicago y funcionarios del pensamiento único, estos hoy menoscabados masters en finanzas y vendedores de humo profesionales, han devenido en tristes espectros desempleados que vagan por las consultoras en busca de nuevos conchabos laborales para mantener sus lujosas vidas primermundistas hoy en riesgo. Siguen soñando con los jugosos contratos que gozaban en los años 90, tratando de confundir a nuestro pueblo, explicando lo inexplicable o advirtiendo -frente a la evidente crisis mundial del modelo neoliberal- que ellos sólo eran “técnicos”, que las recetas eran buenas y que si hubo errores los responsables fueron los “políticos”.  Otros, más pragmáticos -con la furia de los conversos- se han hecho rápidamente keynesianos para poder bañarse en las aguas (heterodoxas) del Jordán y conseguir algún laburito. Los más fieles al credo neoliberal asoman poco la cabeza (Artana y los muchachos de FIEL sólo hablan en el Consejo de las Américas ante banqueros de Wall Street) y ya no se los ve tan sonrientes en los medios de comunicación de la derecha vernácula (Broda ya no muestra su sonrisa sardónica en la televisión y elige el bajo perfil) que tanto supieron cobijarlos y transformarlos en estrellas mediáticas en los ruinosos años 90.
Ahora bien ¿por qué se esconden? ¿qué es lo que no pueden explicar los gurúes? Básicamente que la crisis global que hoy afecta a Europa y a EEUU no se ha hecho sentir hasta ahora en la Argentina. ¿Qué pasaba antes cuando nuestro país seguía metódicamente las recetas del FMI y BM? Allí aparecían los predicadores del evangelio neoliberal a explicarnos que debíamos acudir al “círculo virtuoso del endeudamiento”, “al ajuste doloroso pero necesario” y al resto de las zonceras que ya conocemos. Y si aun duda, estimado lector, del verso de estos “profetas” veamos, brevemente, qué pasa en el mundo. En EEUU, Obama, el “progre”-un bolchevique a ojos de Rick Perry, el Tea Party y los halcones republicanos- estuvo acorralado en el presente año por la discusión sobre la aprobación o no del presupuesto. Para mostrar su “buena voluntad” ante el establishment propuso un recorte de gastos de 33 mil millones de dólares ante lo cual los republicanos le exigieron que el mismo fuera de 44 mil millones. El recorte final ascendió a 39 mil millones afectando al núcleo duro de la gestión “reparadora” de Obama: la reducción de gastos en los planes de salud para ancianos y pobres. Si a esto le sumamos que el déficit presupuestario norteamericano para este año es de 1,5 billones de dólares, que EEUU lleva acumulada una deuda de 14 billones (millones de millones) de dólares y que la calificadora Standard & Poors -una organización al servicio del capital financiero internacional, no de la IV Internacional Trotskista- le ha bajado a “negativa” la calificación de su deuda, tenemos un panorama de la situación actual de la gran potencia predicadora del libre cambio. ¿Será por eso que Rick Perry -un ranchero texano, estilo Bush, ultraliberal y ultramontano- comienza a perfilarse como el candidato republicano con más posibilidades de suceder al “psico-bolche” Obama? La salida parece ser por (ultra) derecha.
¿Y qué sucede en la amada Europa? En Finlandia, país “civilizado” y presentado como modelo por los socialdemócratas, los amarillos pseudo progres y los tilingos clasemedieros, el partido de ultraderecha “Los Verdaderos Finlandeses” acaba de transformarse en la tercera fuerza política del país al obtener el 19 % de los votos y 39 escaños en el parlamento. Su líder, Timo Soini, ya les avisó a los republicanos-liberales y a los social demócratas que se ha terminado la Finlandia integrada a Europa.  En Grecia, a pesar del ingente esfuerzo del opaco ajustador Papandreu -su familia alterna en el poder desde el fin de la segunda guerra mundial- y a pesar de haberse producido el desembolso de 142 mil millones de dólares para evitar el default, este aparece cada vez más cerca. El gobierno -jaqueado por las protestas sociales- ha propuesto un recorte de 26 mil millones de euros hasta 2015 y aun así no alcanza. Ya se empieza a hablar de tomar medidas de restructuración de la deuda y de asumir la incapacidad de pago. No mucho mejor marcha Irlanda, el paraíso tan mentado por el periodista-historiador devenido jefe de gabinete de De la Rúa, Rodolfo Terragno. En ese país la agencia Moodys -calificadora de riesgo también al servicio del capital trasnacional no del buró político de la revolución cubana- volvió a bajar la calificación de las entidades financieras. El propio gobierno de Dublín admitió que los bancos irlandeses necesitan 24 mil millones de euros extras para no caer en el default tras el fallido rescate por 85 mil millones ya realizado.
En Portugal tenemos un panorama similar ya que -según estimaciones de la Comisión Europea- el rescate sería por 107 mil millones de dólares a cambio del tan conocido por nosotros plan de austeridad fiscal controlado por el FMI y la UE.
En Francia aún no se presentan problemas de este tenor pero, por las dudas, los discípulos de Le Pen, las huestes ultraderechistas del Frente Nacional, salen a “cazar” marroquíes, musulmanes y otros “indeseables” y cierran las fronteras ferroviarias con Italia de donde vienen -dicen- los “sucios africanos” que quieren llegar a su país. Este nuevo acto de “pluralismo, democracia y tolerancia” debería hacer poner colorados a los cipayos locales que han vivido ponderando la democracia gala. Recientemente un paparazzi francés pescó al presidente Sarkozy -de vacaciones con su bella mujer, Carla Bruni- leyendo El Capital. El miedo no es tonto. Pese a este signo auspicioso para la derecha francesa parece que allí también -como en EEUU- la salida que ofrece la “culta Francia” es la xenofobia y el autoritarismo.
Y ni hablar de España. 22 por ciento de desocupados (5 millones de personas), 43 % de desempleo en jóvenes menores de 25 años, aumento exponencial del delito y de la prostitución. De hecho, en Madrid, ha surgido una nuevo tipo de rebusque: “las porno chachas”, mujeres de clase media, muchas con estudios universitarios que por un mismo precio ofrecen a hombres solos realizar las labores domésticas tradicionales con un plus: el acto sexual antes o después de terminar la jornada laboral. Tampoco debemos olvidar en esta breve reseña al patético alquimista inglés sin magia, David Cameron, quien para intentar explicar la ola de violencia juvenil que incluyó saqueos a supermercados (en la Londres de su graciosa majestad, no en el conurbano bonaerense) prefirió hablar del “colapso moral” de la juventud. Olvidó explicar que el 23 % de los jóvenes son pobres y desempleados.
Frente a tan abyecto panorama ¿cómo dudar de la sabiduría del pueblo argentino que ha ratificado un rumbo el pasado 14 de agosto?. ¿Cómo no comprender el veredicto popular frente a un gobierno que ha elegido un camino totalmente opuesto al que monetaristas, recesionistas y enfriadores de la economía han querido llevarnos? ¿Cómo no ver que pese a que aun quedan muchas tareas pendientes (reducir el trabajo en negro, profundizar la industrialización por sustitución de importaciones, modificar la carta orgánica del BCRA, aprobar la nueva ley de entidades financieras, reconstruir la red ferroviaria, poner en agenda el reclamo de los pueblos originarios, etc.) nada de esto sería pensable si volviéramos a oír los cantos de sirena (neoliberal) de estos monetaristas hoy en retirada. No debemos creerles una palabra. Hoy quieren volver a endulzarnos los oídos, hablan de metas ortodoxas de inflación, reducción del gasto público, eliminación de las retenciones y desfinanciamiento del estado, apreciación cambiaria, vuelta a los organismos multilaterales del crédito, etc.
Estas nuevas zonceras no son más que el último manotazo de ahogado de los que saben que, después de mucho tiempo, como decía Jauretche “el país se les empieza a ir de las manos”.

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