Jorge Rachid - febrero 2016
Así como Perón en su sabiduría estratégica, utilizó
las radios de la época, para proclamar sus buenas nuevas al pueblo, hoy esas
herramientas, más sofisticadas y masivas, han sido apropiadas por los sectores
concentrados del poder económico financiero, bombardeando cotidianamente la
mente de los argentinos.
Esto que es sabido por todos, pero en especial por
los militantes del campo nacional y popular, peronistas y no peronistas, es sin
embargo un eje discursivo que se incorpora a la hora de los planteos
conceptuales necesarios, cuando se evalúan las causas de la derrota o los
caminos a recorrer para la recuperación del poder.
El enemigo opera con sabiduría intentando dividir
lo que ellos llaman kirchnerismo, del conjunto del peronismo, en una acción
destinada a fragmentar las fuerzas opositoras al neoliberalismo, al tiempo que
incorporan ejes falsos de discusión interna nuestra, sobre el supuesto
peronismo o no de los últimos 12 años, como si alguien pudiese dudar de dichos caminos
recorridos, con errores si, con fracasos también, pero en el balance general un
camino de inclusión social pleno, Memoria , Verdad y Justicia en la reparación
de los DDHH, recuperación de la cultura del trabajo y la previsión social
estatal, el pleno empleo, el desarrollo de Ciencia y Tecnología e inversión
industrial, la inserción regional con soberanía en UNASUR y MERCOSUR, batalla
contra los Buitres internacional exitosa y comprensión del mundo Multipolar, en
una afirmación de Tercera Posición Justicialista.
También el enemigo opera por izquierda intentando
dividir por aguas interiores al Frente para la Victoria, entre aquellos
sectores aliados que acompañaron la gestión y los sectores peronistas que se
ven bombardeados por extensas notas de opinión, sobre el peronismo bueno y el
peronismo malo, como si la política fuese un jardín de infantes, cuando en
realidad, el movimiento nacional se caracteriza por ser frentista y transitar
el camino de la Liberación Nacional, en acuerdos mínimos de Patria y Pueblo.
El Movimiento Nacional en nuestro país, lleva 70
años de existencia, estructurado alrededor del peronismo, que ofreció las bases
doctrinarias, políticas, filosóficas e ideológicas de su construcción, basado
en sus aspectos nacionales en la Comunidad Organizada y en su mirada
internacional en la Tercera Posición, convocando desde allí, a todos los
sectores nacionales que comprendiesen “que nadie se realiza, en una comunidad
que no se realiza”. Esa convocatoria permanente en el peronismo a los largo de
su historia, desde el gobierno de Perón con un gabinete que incorporaba desde
socialistas, radicales hasta conservadores y desde el llano, en la batalla de
la larga y heroica Resistencia, a
sectores que con el tiempo, fueron entendiendo al sujeto histórico que es el
pueblo argentino, como protagonista de los nuevos paradigmas que se van
construyendo en la conciencia colectiva de los argentinos.
Hoy sería impensable una biblioteca del Pensamiento
Nacional, sin Abelardo Ramos representante de la Izquierda Nacional, de
construcción dialéctica de la realidad y científica de la historia, ni que
falte Hernandez Arregui, ni Puiggros ambos marxistas avenidos al peronismo, ni
Walsh nacionalista clerical, que termina siendo un militante ejemplo
revolucionario, ni Paco Urondo ni Juan Gelman. Sin embargo es necesario aclarar
que esa misma biblioteca merecen rescatarse los pensadores filósofos peronistas
enterrados desde 1955, como Arturo Zampay, De La Riega, Fermín Chavez, Rodolfo
Kush,, asi como a Marechal, Discépolo, Manzi poetas y escritores emblemáticos
de nuestro movimiento. Hoy nos referenciamos en Carlos Casalla, Horacio
Gonzalez, Jorge Bolivar, Norberto Galasso, Marcelo Gullo, Hugo Chumbita, Rubén
Ríos, entre otros con perdón de las omisiones que siempre producimos cuando
nombramos a nuestros compañeros intelectuales. Esa amplitud de pensamiento y de
acción, le permitió al Movimiento Nacional, mantener su vigencia junto a la
lucha del pueblo argentino.
Ese Movimiento Nacional, policlasista, heterogéneo,
contradictorio, incluso con intereses contrapuestos, por ejemplo empresarios
nacionales y trabajadores, pero que siempre lograron construir un ideario común
de Patria, un objetivo permanente de Justicia Social y Soberanía Política, con
Independencia Económica, por los caminos que marcaron los tiempos
internacionales y las necesidades prioritarias del pueblo argentino, siempre
privilegiando en la construcción un modelo social “hombre céntrico”, superador
de las teorías “económico céntricas” en boga, en las concepciones capitalistas
tanto liberales como de estado, en sus confrontaciones del siglo XlX, que se
tratan de reeditar en forma permanente, inundando de concepciones
economicistas, con planteos que deberían antes que lo económico, privilegiar a los intereses de los pueblos.
Así hoy en nuestro país, después de 12 años de
recuperación nacional en lo social y económico e identitaria en la conciencia
del pueblo argentino, de un destino posible de emancipación, las voces del
enemigo penetran para hacer dudar a quienes vivieron los acontecimientos plenos
de Patria y ahora parecen dudar de ellos, de quienes fueron artífices de esos
años y ahora pretenden justificar el marco de ajuste, entrega y sumisión de la
variante neoliberal, que ha conquistado el poder por escaso margen, de voto
popular. Esa duda sólo puede surgir del bombardeo mediático, de las dudas
propias de las flaquezas ideológicas de un peronismo que tiene todo escrito, en
su historia y su presente, somos lo que dice la Marcha que todos entonamos con
fruición, “combatiendo al capital”, a menos que un aggiornamiento tardío, haya
modificado ese camino de ampliación de los derechos de los trabajadores,
humildes y desposeídos de nuestro país, como eje central de nuestra vigencia
como Movimiento Nacional.