Jorge Taiana (*)
24 de marzo 2016
Este 24 de
marzo no puede considerarse como un 24 de marzo más. No sólo porque se
recuerdan 40 años del golpe cívico militar que sumió a la Argentina en el
horror más cruento de su historia, sino también porque en esta nueva etapa
debemos reflexionar y debatir sobre los ejes que rigieron ese período
histórico.
En el 24
marzo de 1976 se condensa todo horror desplegado por el terrorismo de estado en
las desapariciones, fusilamientos, tortura, exilio, la apropiación de los niños
y la violación de todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y
laborales del conjunto del pueblo argentino.
Pero la
oscuridad que trae a la memoria este nuevo aniversario también se debe a que
fue el inicio de un proceso que buscaba destruir las bases del modelo de bienestar
que se inició en 1945 con la llegada de Perón a la Presidencia de la Nación. Un
modelo de desarrollo que le dio a la industria nacional un lugar central, con
una compleja red de instituciones que defendían a los trabajadores y
empresarios y, sobre todo, que permitió y alentó la organización del conjunto
de los trabajadores y de las distintas fuerzas políticas y sociales que
buscaban una transformación de los principios reguladores de la economía de
nuestro país.
Sin duda,
ese fue el sentido estratégico del golpe cívico militar, cuyos objetivos se
explicitan claramente en el programa que el 2 de abril de 1976 presentó el
entonces ministro de Economía Alfredo Martínez de Hoz. También es bueno
recordar que en muchos países de la región se produjeron golpes militares
alentados por la doctrina de la seguridad nacional de los Estados Unidos y que
buscaba disciplinar social, económica y políticamente a América latina, pero
sobre todo al cono sur.
Hoy,
después de un período de 12 años que permitió la recuperación de importantes
sectores de la economía, la redistribución de la riqueza y la reconstrucción
del Estado, acompañados por novedosas políticas de ampliación de derechos para
las minorías y por una política de derechos humanos basada en la memoria, la verdad
y la justicia que a través de los juicios a los delitos de lesa humanidad que
dieron fin a la impunidad de la que gozaban los culpables de las
desapariciones, muertes y el robo de bebés, asistimos en la región y en la
Argentina a un intento de restauración conservadora que busca acotar esos
derechos, limitar los beneficios y afectar el desarrollo nacional.
Se
intenta, en definitiva, subordinar a la Argentina a los intereses del capital
financiero y, en particular, al de los sectores más especulativos que es a
quienes representan los fondos buitre. Argentina ya transitó el doloroso camino
del endeudamiento que terminó en la peor crisis económica y social de nuestra
historia como Nación.
Este 24 de
marzo es una buena oportunidad para que honremos la memoria de todos aquellos
que hoy no están con nosotros, de todos aquellos que soñaron con un país más
justo y más libre y para reivindicar una vez más la lucha de las Madres,
Abuelas, familiares y organismos de derechos humanos que nunca claudicaron en
su objetivo de alcanzar un país con memoria, verdad y justicia.
(*) Diputado
y presidente del Parlasur - Ex canciller de la Nación.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-295276-2016-03-24.html