sábado, 3 de junio de 2017

La economía bonaerense en debate


Enrique Martínez, integrante del Movimiento Evita, analizó en diálogo con Notas cuáles deben ser las propuestas económicas para las próximas elecciones. El ex decano de la Facultad de Ingeniería de la UBA en 1973/74, titular del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) entre 1986/88 y 2002/11 y actual coordinador del Instituto para la Producción Popular (IPP) cuestionó el plan actual del peronismo bonaerense al que calificó de “retoques al neoliberalismo”.

- A través de tus redes sociales vos hiciste una serie de referencias respecto al lugar de la economía en la campaña electoral ¿creés que ese va a ser uno de los temas de discusión de cara a octubre o por el contrario considerás que se va a intentar correr el eje?
 Al gobierno le interesa que no se discuta la economía y va a discutir la corrupción, que las propuestas de la oposición miran al pasado. Pero me parece que, sobre todo al campo popular, le interesa discutir la economía. No sólo la identificación de los daños que el liberalismo ha generado y sigue generando, sino cómo resolverlos, cómo salir de eso.

- Aún reconociendo que gobierna el neoliberalismo en un claro contexto de retroceso popular a nivel regional, vos afirmás que hay que ser agresivos en el planteo de las transformaciones. En el manual de la política se podría decir que esa propuesta está a contratiempo.
 Lo que pasa es que si estando en el gobierno eso no fue oportuno, no fue desarrollado y se niega que eso pueda promoverse y estimularse desde el llano ¿cuándo lo vamos a hacer?
 La conceptualización de la participación popular como un elemento necesario para tener un horizonte de progreso y de justicia social es necesario llevarla adelante todo el tiempo. Porque esta idea de que un shock de demanda -como reclama el equipo económico del PJ de la provincia de Buenos Aires- sería la corrección al neoliberalismo, definitivamente es equivocada. Está repitiendo la mirada del 2003, cuando en ese año teníamos una caída del salario real respecto de 2001 del 30% y un porcentaje de pobreza muy superior al actual.
 No advertir que un shock de demanda, tal como se plantea técnicamente, volvería a trasladar la inflación (porque la economía está concentrada en un pequeño grupo de multinacionales) es un error de diagnóstico.

- Cuando vos planteás ir a la ofensiva decís que hay que discutir la cadena de valor y puntualmente la esfera de los intermediarios. Es decir la participación popular vinculada a ese momento de la economía ¿Por qué en ese ámbito y no en la producción por ejemplo?

Porque en el caso de los alimentos y de la indumentaria tendría efectos muy inmediatos e importantes. Eso es muy sensible para los sectores más humildes.
En otros casos como el de la energía, poner en el tapete que la energía renovable es un esquema de democracia económica y participación popular si se realizan proyectos a escala doméstica, es un hecho nuevo para la política. Es necesario hacerlo para contrarrestar la tendencia del gobierno a trasladar los proyectos de energía siempre a corporaciones multinacionles.

En caso de lograr acortar el momento político del macrismo a cuatro años hay que pensar cómo reconstruir. Vos mencionabas el 2003 y una de las discusiones luego del shock de consumo es que la concentración económica llevó al empresariado -una vez ocupada la capacidad ociosa- a no apostar a la reinversión y al mejoramiento productivo.

Eso sucedió a partir de 2008 sistemáticamente.

- Claro, y se trata de un cuello de botella económico que se repitió a lo largo de la historia argentina. Entonces ¿se piensa la propuesta para evitar eso o es algo que habrá que evaluar cuando suceda?
No, en algunos espacios es relativamente simple de plantear y hasta simple de resolver. Volviendo al tema de la alimentación y la vestimenta no hay necesidad alguna de seguir pensando el consumo desde un pequeño grupo de empresas lácteas o molinos y un pequeño grupo de hipermercados a cargo de la distribución.
Es muy fácil construir una red de comercio popular donde se vinculen productores pequeños y medianos (incluso grandes) en forma directa con los consumidores. Esto en paralelo con el sistema actual, no se trata de salir a eliminar supermercados.
Por supuesto eso vale para algunos sectores de consumo básico y no para otros claves como la energía, la producción de petróleo o automotriz. Ahí no pasa simplemente por convocar a la producción popular de automóviles. Es mucho más complejo pero también es factible.

- Estas discusiones, ¿cómo se saldan dado que hacen a la plataforma electoral del peronismo de cara a las elecciones de este año?

– Ahí hemos tenido un problema histórico: en la discusión de la autocrítica siempre se dijo que si se hace demasiado pública le da elementos al adversario. Yo la verdad creo que por seguir de forma sistemática esa lógica, el único discurso termina siendo el del adversario.

Hay que debatir con fuerza, sin agresividad, con altura conceptual, las opciones populares y muy rápidamente elegir un camino y seguirlo. Ese camino va a ser enteramente contrapuesto al del neoliberalismo. Pero hoy por hoy lo que tenemos son retoques al neoliberalismo, controles a los poderosos sin que pierdan sus privilegios y eso va a repetir la situación de 2013, 2014, 2015.

- ¿El mejor escenario es construir un frente político que sea claramente antineoliberal?
 Así es. Y que se anime a pensar en producción, distribución y consumo con mayor participación popular que la actual. Tenemos un pensamiento económico bastante inercial. Lo que se conoce como heterodoxo es un retoque de lo ortodoxo. En consecuencia estamos en una trampa.


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