Por Juan Gabriel Labake
4-2-18
La nota editorial del señor Joaquín Morales Solá, que
publica el diario LA NACIÓN en su edición dominical de este 4 de febrero de
2018, desnuda el verdadero objetivo de la tan cacareada modernización del país
que intenta realizar, desde hace años o siglos, cada gobierno liberal-elitista
(permítaseme la redundancia) que supimos (o supieron) conseguir.
Desnuda también el verdadero motivo del encono de Macri
contra Hugo Moyano (o “los” Moyano), y del desembozado
chantaje sobre los sindicalistas que hoy se intenta perpetrar desde la Casa
Rosada.
Comenzó la serie de aprietes, para abrir nuestra
economía, Bernardino Rivadavia, el
“primer presidente” que nunca fue presidente (salvo para la postverdad
liberal), cuando “los 13 ranchos del interior” le rechazaron airadamente el
engendro de constitución liberal, “aperturista”, que les propuso.
Tuvo su expresión más cruel de odio al pueblo el 16 de junio de 1955, cuando aviones de
nuestras Fuerzas Armadas fueron usados para masacrar a una pueblada inocente
reunida en la Plaza de Mayo el 16-6-55, que apoyaba a Perón, el mayor opositor
a la apertura económica.
Que me perdonen quienes creen que la matanza más brutal y
rencorosa fue la perpetrada por la dictadura militar –una de tantas- de 1976/1983.
Ésta fue la que más argentinos asesinó en obediencia
debida al Imperio; aquélla fue la más genuina y vengativa matanza de inocentes,
sólo por rencor, porque eran peronistas y “grasas”, o “gronchos”.
La serie de cacareadas modernizaciones culmina con la de
hoy, producida e impulsada “a lo bruto” por un gobierno elegido en votación libre, gracias a nuestros errores, y
sólo por ellos (en este punto sería, y es ya, suicida esconder la cabeza bajo
la arena: ganaron por nuestros errores).
LA CONFESIÓN DE
MORALES SOLÁ
Para encuadrar razonablemente el asunto en su verdadero
contexto, conviene recordar que:
1.- La “guerra sucia” de la política, desde que el mundo
es mundo, es producida por los ricos y famosos (los poderosos) para apropiarse,
o conservar sus privilegios sociales y su concentrada riqueza económica.
Sólo cambiaron los instrumentos que usan los dominadores:
antes era el garrote, o las lanzas y espadas más grandes; hoy es la bomba
atómica para los verdaderos poderosos; y las fuerzas de seguridad (que siempre
deben tener razón porque son la verdad…) para los capataces de los poderosos
(los que se enriquecen con las migajas del banquete).
2.- La globalización, reconozcámoslo, ha traído una
novedad sólo instrumental, secundaria pero peligrosa: ahora, los poderosos de
siempre han conformado el germen (o algo más) de un gobierno mundial, o mundialista unificado, una “república” (más
bien, una monarquía absolutista) con dos “poderes” constituidos: el grupo de
Bilderberg, que representa a los dueños de los grandes bancos (Rockfeller-Chase
Manhattan-J.P. Morgan, Rothschild-Citibank-Citicorp, Deutche Banke, Unión de
Bancos Suizos, Banco de Tokio, Lazard Frères, yunos pocos más), y el grupo de
Davos, que agrupa a los capitanes de la industria, hoy en clara franca
decadencia.
El resto de la Humanidad, es decir, los Estados
nacionales y nosotros, los pueblos que los conformamos, debemos modernizarnos,
abrir nuestra economía (y de piernas también) y desprotegernos totalmente, para
que el grupo Bilderberg destruya todo lo que necesita destruir para hacer sus
usureros negocios financieros.
Eso sí, en democracia… de élites. Así de simple.
3.- MORALES SOLÁ,
desde hace años, es el periodista de confianza de los verdaderamente poderosos:
hoy, insisto, los grandes banqueros.
El editorialista de LA NACIÓN cumple la función de la
vaca madrina, de cuyo cuello pende la campanita que indica a la manada (una
extendida manada que mama de la teta del Estado por debajo de la mesa) el
camino que debe seguir para satisfacer el voraz apetito del grupo dominante, el
de Bilderberg.
Por eso es importante analizar y aprovechar lo que ha
escrito el periodista insignia de LA NACIÓN (y de “la Embajada”) hoy domingo
4-2-18, en pleno y desparejo forcejeo entre la prepotencia de Macri, y la
resistencia de un sindicalismo que, urgido por sus bases, comienza a
desperezarse de su letargo de dos años.
Dice Morales Solá
que el enfrentamiento entre Moyano y Macri tiene dos facetas:
- una es la judicial, en la que Moyano sufre las
denuncias de un organismo del Estado (la UIF, Unidad de Investigaciones
Fiscales) por presuntos delitos de lavado de dinero que involucrarían al Club
Independiente, al gremio de los camioneros y a OCA;
- y la otra es que Moyano y sus camioneros pueden
paralizar al país en 48 horas, y hoy el dirigente sindical se ha sumado a
quienes “desean impedir la modernización de la economía del país”. ¡Vade retro,
Satanás Moyano!
Y Morales Solá afirma que, ante esas dos facetas, Macri
no meterá mano en la judicial. ¡Seguro que no lo hará!
Sobre todo luego del enorme fiasco que se llevaron con
los Panamá Papers: Paul Singer, el buitre
de los buitres, protegido por EE. UU., Gran Bretaña e Israel (el nefasto lobby
“occidental”), pagó a un grupo internacional de periodistas para que
investigara la ruta del dinero K en las cuevas financieras de Nevada (USA).
LA NACIÓN se apresuró a meter dos de sus más encarnizados
periodistas anti-K en ese grupo pagado por el buitre Paul Singer.
Y Clarín metió a uno de los suyos entre los sabuesos que
debían crucificar a los K.
Pero, en lugar de descubrir dinero de los K,
descubrieron, sin querer, ¡claro!, dinero sucio, muy sucio, de los M, de los
Macri.
Hoy, si hurgan en Tribunales
el dinero sucio que pasa por los clubes de fútbol, los M saben que puede
aparecer el dinero A de su socio Angelici. No van a correr ese riesgo.
Por eso, y por ser lo que realmente les interesa, Morales
Solá hizo sonar la campanita que le colgó del cuello el grupo de Bilderberg,
especialmente para alertar a la manada que Moyano quiere impedir nuestra sacrosanta
modernización neoliberal.
Y, para que nadie tenga dudas, agregó: o Que al camionero
“le gusta el modelo económico aplicado por José Ber Gelbard durante la tercera
presidencia de Perón”, lo cual, para la manada que guía Morales Solá por orden
y cuenta de los grandes banqueros usureros, es el mayor y el más abominable de
los pecados.
Y para nosotros es
la confirmación de que Moyano está hoy en la buena senda.
o Que ese modelo económico peronista aplicado por Gelbard
es el “más viejo y atrasado” de todos los modelos conocidos.
Recordemos el consejo del viejo General: “Si alguna medida es atacada por LA NACIÒN y LA PRENSA
(hoy, por CLARÍN) significa que es buena para la Argentina. Apóyenla”.
o Que “el cristinismo fue sólo el frenesí de ese modelo”.
Cristina, agradecida.
o Y lo más sintomático: Que “algunos empresarios están
cómodos con los gremialistas porque los ayudan a cerrar las fronteras”.
Señal de que todavía hay empresarios nacionales que
apoyan el modelo peronista aplicado por Gelbard.
Y prueba inequívoca de que el grupo de banqueros
insaciables de Bilderberg, el que colgó la campanita en el cuello de Morales
Solá, quiere destruir a las organizaciones obreras y, también, a los
industriales nacionales.
El editorialista de LA NACIÓN concluye su esclarecedora
arenga con la desvergonzada y terca negación de una verdad que conocen hasta
los chicos de primer grado: que la apertura económica traerá (siempre lo trae)
el “despido de miles de trabajadores”, como ya lo comprobamos amargamente con Videla-Martínez
de Hoz, con Menem-Cavallo, con De la Rúa-Chacho Ávarez-Cavallo, y ahora con
Macri-Prat Gay-Dujovne-Peña Braun Menéndez-Caputo (los dos: el ministro y el
socio de Macri), etc.
Hoy, nadie sensato
se traga el anzuelo: lo que desean los banqueros insaciables de Bilderberg, y
pregona el de la campanita, es concentrar aún más la riqueza en sus manos.
Y como lo determina la naturaleza misma del conflicto,
Moyano, igual que cualquier otro gremialista consciente y leal con su pueblo,
debe oponerse a la tramposa apertura económica que, con toda seguridad,
producirá miles de despidos “ad maiorem Bilderberg gloriam”…