CUADERNO DE TRABAJO N° 23 DEL CENTRO DE
ESTUDIOS JUAN JOSÉ HERNÁNDEZ ARREGUI
Dr. Gonzalo Pedano[i]
“El hombre singular sólo existe y cobra
sentido dentro de la comunidad en la que ha nacido y a cuyo destino está ligado”
(Carlos
Astrada, 1949).
El presente artículo aborda la
relación entre peronismo y filosofía a partir del análisis del pensamiento del
filósofo argentino Carlos Astrada. En especial, rescata -desde una perspectiva
política- dos obras del autor: Martín
Fierro y el mito de los argentinos (1948) y El mito gaucho (1948), analizando el impulso de los estudios
filosóficos en nuestro país, durante los dos primeros gobiernos peronistas
(1945 – 1955). En estas obras, Astrada transitó el camino de pensar a la pampa
y su extensión, denunciar el olvido de nuestro ser nacional y nuestra condición
de hinterland colonizado, así como el
desafío plenamente asumido de desarrollar una filosofía “nacional” de los hijos
de fierro expresada –en ese entonces- en el peronismo naciente del cual,
marxismo mediante, posteriormente se distanció.
Filosofía
con tonada cordobesa
Hernández Arregui incluye en
el prólogo a la segunda edición de “La formación de la conciencia nacional”
(1970), una curiosa corrección:
“Sólo se han corregido
palabras suprimiendo algunas pocas frases innecesarias, precisando ciertos
conceptos o verificando la posición de autores, como el caso de Carlos Astrada,
a quien en la primera edición se lo presentaba como enrolado en el nacionalismo
católico, equivocación que el mismo Astrada me hizo notar en su momento. En
esta reedición se salva este equívoco, pues Carlos Astrada, figura importante
de la Reforma Universitaria de 1918, no ha pertenecido ni pertenece a las filas
católicas” (HERNÁNDEZ ARREGUI, 2004, 14).
De
la corrección de este equívoco tan cierta como honesta, quedó pendiente sin
embargo las “filas” donde sí puede ser ubicado Astrada. Esto es, el lugar donde
efectivamente las reflexiones de Astrada pudieran ser finalmente localizadas,
al menos de manera tentativa y exploratoria. El propio Diccionario de Filosofía
de Ferrater Mora habla básicamente de dos momentos en el desarrollo del
pensamiento del filósofo cordobés y de su oposición al positivismo liberal:
“El motor del pensamiento de
Astrada, después de la fase existenciaria heideggeriana, ha sido la concepción
dialéctica marxista; en el marco de la misma ha tratado de reconstruir la
autenticidad de la libertad existencial, como libertad social y no sólo
individual” (FERRATER MORA, 1999, 257).
Esta
nueva definición colabora a complejizar las posibles corrientes filosóficas
donde ubicar, al menos provisoriamente, a nuestro autor: no fue nacionalista
católico, no fue positivista, adoptó el existencialismo en una primera etapa
para después virar hacia el marxismo. Sin embargo, nada dice sobre lo que DAVID
(2004) llama su “nacionalismo culturalista”, su estrecha vinculación con el
peronismo y el fuerte proceso de desarrollo y crecimiento de los estudios
filosóficos que impulsó.
Agregamos
sólo algunos datos biográficos para determinar su procedencia y, en especial,
su abierta participación durante la Reforma Universitaria en Córdoba. Astrada
nació el 26 de febrero de 1894 en dicha provincia y cursó sus estudios
secundarios en el histórico colegio Montserrat de la ciudad capital, dirigido
por los jesuitas, del que egresó finalmente en el año 1912. Seis años después
integró activamente el núcleo ideológico impulsor de la Reforma Universitaria
de 1918, junto a otros referente como Deodoro Roca, Saúl Taborda y Antonio
Navarro, siendo estudiante de la carrera de Derecho.
En
noviembre de 1920 se trasladó a la ciudad de La Plata donde fue nombrado
Profesor de Psicología en el Colegio Nacional en ese entonces dirigido por el
propio Saúl Taborda. En 1927 viajó a Alemania con una beca de estudios gracias
a la cual asistió a las clases de Max Scheler, Edmund Husserl y el propio
Martin Heiddegger, profundizando su formación en la filosofía de los valores,
la fenomenología, el existencialismo y, en general, en toda la filosofía
alemana.
Retornó
a Argentina en el año 1931 y a su Córdoba natal. Concursó una cátedra en la
Universidad Nacional de Córdoba y habiendo obtenido el mismo puntaje que Nimio
de Anquin, Astrada fue recusado por el jurado. La polémica generada en torno a
este episodio, impulsó a Astrada a cambiar de provincia, trasladándose a
Rosario en 1932 donde obtuvo por concurso el cargo de Director de Cursos y
Conferencias del Instituto Social de la Universidad del Litoral.
En
1935 es nombrado profesor adjunto de la Cátedra de Historia de la Filosofía
Moderna y Contemporánea en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
Nacional de Buenos Aires. En 1937 se estableció con su familia en Buenos Aires
e inició su actividad como docente de la cátedra de Ética de la Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata.
Según
sostiene David:
“Aquel mismo año de 1939,
precisamente, sucederá un hecho en apariencia nimio, al que sólo más tarde dará
importancia: en una recepción conoce accidentalmente a un joven coronel llamado
Juan Domingo Perón, con quien lo ligarán sutiles lazos en un futuro no muy
lejano” (DAVID, 2004, 125).
Ya no volverá más a
su Córdoba natal, por lo menos hasta 1955 -cuando dictó su conferencia Leopoldo Lugones y su valoración de lo argentino-,
explicada esta larga ausencia –al menos en parte- por la preminencia de la
escolástica neotomista en esa casa de estudios, esa corriente filosófica contra
la que entabló ardorosas polémicas
DESCARGALO COMPLETO PULSANDO ACÁ
[i] Licenciado en Filosofía, Doctor en
Ciencias Antropológicas, docente. Colaboración especial para el Centro de
Estudios Hernández Arregui, 18-10-2019.