martes, 17 de septiembre de 2024

El sentido metapolítico de la idea de cultura


 Alberto Buela


Queremos destacar acá los condicionamientos que ha sufrido la idea de cultura en su origen.

Los mundos antiguo, medieval y moderno ignoran la idea de cultura, pues es recién con los filósofos alemanes Johann Herder (1744-1803) y Juan Teófilo Fichte (1762-1814) que aparece.

En 1766 Herder proponía la liberación de la literatura alemana de las influencias extranjeras. Bajo la influencia de su maestro Hegel y su “Espíritu del pueblo” sostenía que el arte no es un producto individual sino una creación de dicho Espíritu (Volkgeist), pues cada cultura tiene su justificación en ella misma.

A su vez Fichte, quien sostenía, en su tesis original, que la consciencia no necesita más fundamento que ella misma, por lo cual el conocimiento no forma ya parte del fenómeno (como en Kant) sino del sujeto que es el que dota de sentido el proceso cognitivo. Él nos va hablar del Estado racional (Vernunstaat) o Estado de cultura (Kulturstaat) que debe reglamentar toda la actividad de la sociedad, desde la económica con su propuesta del “Estado comercial cerrado” hasta la cultural, donde cultura es todo.

Esta acepción de la idea de cultura vino a reemplazar, como ha hecho notar ese buen filósofo español Gustavo Bueno, al “Reino de la gracia”, que estuvo vigente hasta el comienzo de la desacralización del mundo con el Idealismo alemán, que al llenar todo lo que es y existe de Espíritu terminó bastardeándolo y desnaturalizándolo. Pues si todo es Espíritu nada es Espíritu.

Hasta incluido Godofredo Leibniz (1646-1716) se pensaba en términos como “el orden natural” y el “orden sobrenatural” o “el reino de la naturaleza” y “el reino de la gracia”. Reino, este último, donde intervenía Dios y el hombre como el único ser donde inhabitaba el Espíritu Santo. Por lo tanto, la idea de cultura viene a desplazar, en definitiva, al Espíritu Santo. Sobre el cual los teólogos clásicos atribuían tres funciones: la de elevante, por la cual elevaba al hombre por sobre el animal, la de medicinal, por la cual curaba los pecados y corregía los errores, y santificante, por la cual nos hacía semejantes a Dios.

La idea de cultura viene a reemplazar todo ello. Y así, si leemos mucho nos hacemos cultos, si estudiamos mucho podemos cuidar mejor nuestros cuerpos y si tenemos capacidad ociosa podemos gozar del mundo como nuestra creación  y “realizar el destino superior de los individuos” (Fichte).

De modo tal, que el condicionamiento metapolítico de la cultura- gran categoría o concepto, que incide grandemente en el accionar político, se encuentra en el reemplazo contemporáneo del antiguo orden sobrenatural.

 


 

El sentido metapolítico de la idea de cultura

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