Por Aldo Duzdevich para la Agencia Paco Urondo
16
Enero 2025
En
mi nota anterior expresé con el título “El Perón que no escuchamos”, en primera
persona del plural, estoy haciendo una referencia literal a nuestra generación
de los setenta. “La juventud maravillosa”, “La gloriosa JP”. La gran mayoría de
los setentistas que conozco (me incluyo) nos estamos enterando hoy, de cuáles
eran las principales preocupaciones del último Perón, y por donde surcaba su
espíritu e intelecto en sus últimos meses de vida.
Para darnos una idea de la
importancia que le daba al deporte, del 15 de enero al 27 de mayo de 1974,
dedica siete reuniones con deportistas de distintas disciplinas.
Perón
tenía la virtud de hablar de temas profundos en un lenguaje sencillo entendible
por el pueblo llano. Usaba mucho la frase “un ejemplo suele aclararlo todo”.
Por eso solía hablar con metáforas y/o contar anécdotas, que no siempre eran
textuales, pero cumplían eficazmente con lo que quería comunicar y que resultan
más fáciles de recordar. En uno de estos discursos hay una que seguramente nos
quedara grabada.
Dice
Perón: “Recuerdo que, en el año 1953, se
presentó un día Pettinato que era el
jefe del Servicio Penitenciario, y me dijo: “mi General, hay que hacer algo,
porque nos estamos quedando sin presos”… Creo que tenemos que volver a
hacer algo para quedarnos sin presos, y eso se puede hacer tanto en la escuela
primaria, secundaria y universitaria, pero se puede lograr de la mejor manera
en los campos de deportes. Los
deportistas no son jamás hombres con inclinaciones hacia ningún tipo de
delincuencia. El cultivo del espíritu es paralelo al cultivo del cuerpo;
por ello pienso, y lo hemos de hacer así, que hay que dar la más extraordinaria
importancia posible al deporte popular, para que todos puedan practicarlo.”
En
los siete discursos va a reiterar dos ideas, el amor que sentía por el deporte
y pensar el deporte como escuela de vida física y espiritual.
“Los
años más felices de mi vida los viví cuando hacía deportes. (…) No exagero si
digo que, en este momento, me siento como en mis mejores tiempos, porque
siempre he vivido un poco entreverado entre los deportistas argentinos.”
“Un
país no vale ni por la extensión de su territorio ni por la cantidad de vacas
que tiene; vale por la calidad de los
hombres que lo pueblan y lo sirven. El deporte está dirigido a eso, a formar,
por sobre todas las cosas, una buena persona y, después, para darle todas
las armas que sea posible. Pero es necesario partir primero de un material
humano puro, es decir, de un alma pura.”
Como
los siete discursos son demasiado texto para una nota de domingo, voy a extraer
solo algunos conceptos fundamentales.
Estas
entrevistas forman parte del libro “Perón 1974”, editado por la Biblioteca del
Congreso Nacional cuyo texto puede bajarse gratuitamente
https://bcn.gob.ar/publicaciones/juan-domingo-peron
15 de enero 1974: ante un grupo
de deportistas
Palabras
pronunciadas ante una numerosa delegación de deportistas de distintas
disciplinas que lo visitaron en la Residencia Presidencial de Olivos. Se
entregaron medallas a basquetbolistas juveniles (recientes campeones
sudamericanos) y se reconoció al piloto Carlos Reutemann (a quien el Ministerio
de Bienestar Social comenzó a apoyar económicamente en su carrera deportiva).
Perón entregó también medallas de reconocimiento por su labor deportiva a
varios basquetbolistas argentinos (Pagella, De la Cruz, Pace, Santini, Allende,
Apostólico y Martín); al jinete Hugo Arrambide; al nadador Horacio Iglesias; y
al tenista Guillermo Vilas. También entregó subsidios a distintas federaciones
del interior del país para estímulo del deporte.
Señores:
“Es
para mí un inmenso placer poder compartir siquiera sea un momento con los
deportistas, en cuyo contacto siempre he vivido y a quienes también he ayudado
en lo que podía, desde el punto de vista deportivo.” (...)
“Yo
creo que una de las actividades permanentes en la vida de los pueblos modernos
es el deporte. Todas las deformaciones a que asistimos en la humanidad son,
precisamente, más profundas donde se ha pasado por alto o se ha olvidado al
deporte.”
“El deporte es una escuela de formación de
hombres, no solo física, sino también moralmente. El espíritu de los hombres se
cultiva también en los campos de deportes. Ese espíritu que nosotros
apreciamos es indispensable en la vida de los hombres. Yo he asistido durante
mi larga vida al desenvolvimiento de nuestro país en las etapas florecientes
del deporte, y les puedo decir que, cuando se practicó más deporte, la gente
era mejor.”
“Por
eso, convencidos de esa necesidad, es que estamos dispuestos a dar al deporte
el auge más extraordinario que podamos. No habrá recursos que no se pongan a
disposición de las necesidades para cultivar a nuestra gente en el deporte, en
su alma y en su cuerpo. Si lo logramos, como espero, estoy seguro de que
habremos mejorado al pueblo argentino en sus valores morales y espirituales.”
(...)
“En
este sentido, hemos ya establecido en nuestro Plan Trienal y en los planes del Ministerio de Bienestar Social
todo lo que sea indispensable para el desarrollo del deporte, en su práctica
desde la niñez hasta la vejez del hombre, porque los viejos también pueden
hacer deporte. (...)”
Ante un grupo de deportistas (6
de febrero de 1974)
Durante
un acto en el que se otorgaron subsidios a diversas instituciones y se
entregaron medallas al mérito deportivo a los jugadores de fútbol de Rosario
Central (campeón del Torneo Nacional de 1973) y Huracán (campeón del Torneo
Metropolitano de 1973); a los ciclistas Ernesto Contreras y José Serrano,
ganadores del Cruce de los Andes; a Horacio Ponce, golfista, campeón municipal
Caddies; y al primer alférez Alberto Serrano, por haber ascendido recientemente
a la cima del Aconcagua.
Señores:
“Muchas veces he dicho que, a mi regreso, después de dieciocho años, encuentro que de todas las destrucciones que se han producido, quizá la más trascendente y la más peligrosa es la destrucción del hombre argentino, que también se destruye. Todo lo demás puede reconstruirse con facilidad; el hombre no es tan fácil de reconstruir. (...)”“El abandono de los lugares de deportes es el abandono del hombre, de nuestra juventud. Indudablemente, una juventud abandonada puede tomar cualquier camino, y eso lo estamos viendo todos los días en la Capital, en el resto del Gran Buenos Aires y en el Interior.” (...)
“El
cultivo del espíritu es paralelo al cultivo del cuerpo; por ello pienso, y lo
hemos de hacer así, que hay que dar la más extraordinaria importancia posible
al deporte popular, para que todos puedan practicarlo.”
“De
la misma manera, hay que organizar y ordenar el deporte efectivo como el
deporte espectáculo.”
“He
oído a algunos criticar duramente al fútbol, diciendo que juegan unos pocos y
miran muchos. Eso también forma y da a la gente aliciente para imitar, ver y
practicar el deporte por su cuenta. Si se lo emplea y organiza bien, el deporte
espectáculo es tan importante como el otro. La gente entra con entusiasmo
cuando hay posibilidades, y todos los que hemos practicado deportes sabemos que
en esto también el apetito viene comiendo. Muchas veces mirando también viene el
apetito. (...)”
Ante los equipos campeones de los
torneos “Evita” y “Argentina Potencia” 7 de marzo 1974
Al
recibir a un grupo de jóvenes deportistas triunfadores en los torneos
infantiles “Evita” y juveniles “Argentina Potencia,” en fútbol, básquet y
ajedrez, cuya etapa final tuvo lugar en la Unidad Turística de Embalse, Río
Tercero (Córdoba), en diciembre de 1973.
Señores:
“Quiero
adherirme a las palabras del señor ministro con una profunda sinceridad de
viejo deportista y también con la asunción de la responsabilidad que nos cabe
en la formación de lo más valioso que el país tiene: sus hombres y sus mujeres.
(…)”
“El deporte es, indudablemente, la mejor
escuela para la formación del alma. Son los valores espirituales los que se
cultivan con el deporte. Eso es lo que nosotros pretendemos al dedicarle
una gran parte de nuestra actividad, especialmente al deporte infantil y
juvenil.”
“Ni los griegos ni los romanos
habrían llegado a ser lo que fueron en la historia del mundo si no hubieran
cultivado profundamente los deportes en todos sus aspectos y actividades.
Imitemos esos ejemplos que hicieron grandes y poderosos a los pueblos. (...)”
“Nuestros
muchachos y nuestras niñas deben volver a ser los únicos privilegiados. En
ellos está nuestra esperanza, y para cultivarla debemos pensar que ellos son
los únicos que, entre toda la población, deben gozar de un privilegio especial.
(...)”