Por Juan Godoy
“Para
defender su riqueza (de la Patria) -en que está comprometido su bienestar-
usted necesita instruirse en la técnica de esa explotación que en la jerga se
denomina “imperialismo económico”, en que todas las palabras se usan al revés”
(Scalabrini Ortíz, Raúl. (2009). Bases para la reconstrucción nacional. Aquí se
aprende a defender la Patria. Bs. As., Lancelot)
“La deuda se
inscribe en un sistema perverso que consagra el fraude como método en las
apuestas al lucro de la denominación y de la usura (…) La historia de la deuda
Argentina es la historia de una infamia consolidada en veinte años de intereses
espurios y claudicaciones. La deuda es el cáncer que carcome las instituciones
y envilece a los gobernantes. Desaloja a los trabajadores de las fábricas y del
campo, mientras arroja al desamparo a las víctimas de los ajustes” (Olmos,
Alejandro. (2004). Todo lo que usted quiso saber sobre la deuda externa y
siempre se lo ocultaron. Buenos Aires: Peña Lillo (Continente)
"La
deuda externa de los países pobres se ha convertido en un instrumento de
control, pero no ocurre lo mismo con la deuda ecológica. De diversas maneras,
los pueblos en vías de desarrollo, donde se encuentran las más importantes
reservas de la biosfera, siguen alimentando el desarrollo de los países más
ricos a costa de su presente y de su futuro". (Encíclica Laudato Si’. Del
Santo Padre Francisco sobre el cuidado de la casa común. 24-5-2015)
En el año
del bicentenario de la independencia política de nuestra nación, el “proyecto
cambiemos” (que está empecinado en hacer derribar todo lo bueno, y profundizar
lo malo), quiere avanzar en un proyecto de endeudamiento que apunta a mancillar
no sólo nuestra independencia económica, sino también la soberanía política, y
por ende la cultural. Basta ver los números que se manejan del pago a los
buitres de la deuda, y la enorme multiplicación del endeudamiento que puede
llegar a traer aparejado el mismo (se calcula en cerca de 500 mil millones de
dólares nuevos a la deuda). Para colmo desde un juzgado de otro país se reclama
la ¡derogación de dos leyes votadas por el parlamento argentino!, es decir por
los representantes votados por el pueblo argentino. Dos ideas circulan entre
quienes pregonan la necesidad de pagar a los buitres para deber más dinero que
queremos tratar brevemente en estas líneas: una que el endeudamiento es para el
desarrollo; y otra que “ingresar a los mercados” va a traer enormes cantidades
de inversiones extranjeras y los argentinos, ahora sí, viviremos endeudados pero
felices. Nos permitimos emular un ejercicio de reflexión que hacía Manuel Ortíz
Pereyra, si nos sigue le pedimos nos preste un poco de su atención... Usted
habrá escuchado a lo largo de su vida, de los últimos años, y más aún de los
últimos días muchas cifras que hablan del endeudamiento argentino, y de cuánto
se va a pagar de esa deuda, y de cuánto podría llegar a incrementarse, así se
escucha por ahí: pagar 8 mil millones de dólares, 15 mil millones, 20 mil
millones, que la deuda de 200 mil millones, puede llegar a incrementarse en
¡500 mil millones de dólares!... Ahora bien… Lleve sus manos al bolsillo, a su
billetera, no olvide ese “pequeño bolsillo” que traen los pantalones, si quiere
también revise en su casa si tiene algún dinero guardado, cuente ese dinero…
¡Qué contraste! Ahí puede ver, la Argentina, los argentinos con su trabajo
diario producen esa enorme cantidad de riqueza, lo que pasa es que “nuestra
argentina ha quedado comparable a una casa sobre cuyo techo llueven dólares y
esterlinas, pero nosotros, sus habitantes, no podemos aprovechar una sola gota
de esa lluvia de oro, porque los caños de desagüe de nuestro techo han sido
construidos para descargar en Europa y Norteamérica”1 . (Ortíz Pereyra, 2012:
74)
Sabemos que
una vez producidos los procesos emancipatorios en Nuestra América, se frustra
el proyecto sanmartiniano-bolivariano de la Patria Grande, y nacen veinte
“patrias chicas”. Estas “nuevas naciones” surgen como economías dependientes de
alguna potencia, especializándose en la producción de algún producto, en
nuestro caso: granos y carnes. Estas “patrias chicas” son dominadas
semi-colonialmente, es decir, son independientes en las formas, pero en los
hechos no lo son. Una herramienta fundamental para la dominación es el
endeudamiento. Así, no es casual que la historia de nuestra deuda externa
aparezca en el año 1824 (ese año recordemos se libró la última Batalla por la
emancipación en Ayacucho), bajo la injerencia de Bernardino Rivadavia, Manuel
J. García, y el grupo de la burguesía comercial porteña, contratando el
conocido empréstito con la Casa Baring Brothers por un millón de libras
esterlinas. El reconocimiento de la independencia de la patria tenía como
correlato la dependencia de Gran Bretaña, es que “más influencia y territorios
conquistó Inglaterra con su diplomacia que con sus tropas o flotas. Nosotros
mismos somos ejemplo irrefutable y doloroso. Supimos rechazar sus regimientos
invasores, pero no supimos resistir la penetración económica y su disgregación
diplomática” (Scalabrini Ortíz, 2001: 43), y afirma también Scalabrini Ortíz
que “la primera arma de dominación económica es el empréstito”. (Scalabrini
Ortíz, 2012: 329-330) Afortunadamente Scalabrini dedicó años a desentrañar la
trama del nacimiento de la ignominiosa deuda, y como “para muestra basta un
botón”, observemos brevemente cómo nació la deuda. De ese millón de libras
esterlinas que se piden, el autor de “Política Británica en el Río de la Plata”
concluye que el empréstito no fue contraído por necesidades fiscales, y a
nuestro país llegaron comprobadas 140 mil libras esterlinas, casi 120 mil en
letras, y el resto en oro (además sirve como desbloqueo a las utilidades de los
comerciantes británicos en Buenos Aires), y es más “el prometido aluvión de oro
fue tan falso como el puerto, los pueblos y el agua corriente” (Scalabrini
Ortíz, 2012: 333). ¿Cuánto devolvió la Argentina por esa suma?, ¿Cuánto tardó
en pagarla? Termina devolviendo unas 8 millones de libras esterlinas (algunos
cálculos dicen que fueron un par de millones más), a principios de siglo XX.
Claramente no es un tema meramente argentino, sino que es común denominador de
las economías latinoamericanas y de los países del Tercer Mundo. Ahora bien,
Scalabrini considera que existía y existe otro camino posible al endeudamiento,
él lo encuentra en el Paraguay del Mariscal López, que sin pedir un centavo
logra hacer de Paraguay el país más desarrollado de Sudamérica, con el primer
ferrocarril, hornos de acero, el primer telégrafo, etc. (vale decir que
mientras la Argentina con Mitre a la cabeza seguía el camino del endeudamiento
con un préstamo por 2,5 millones de libras esterlinas). Pero… ¿Cuándo comienza
el endeudamiento del país hermano? Justamente luego de la guerra de la “triple
infamia” que deja a un Paraguay devastado, con un millón de muertos (y solo
unas 250 mil personas con vida), y ahora sí con la obligación de contraer un
empréstito por la misma cifra que el de Rivadavia en 1824. Muchos años más
tarde otro ejemplo más cercano se encuentra en la experiencia de la Revolución
Nacional peronista, donde luego de saldar la deuda y declarar la independencia
económica, Perón se niega a ingresar al FMI y el Banco Mundial, por entender
cómo funciona el mecanismo de la deuda. (Galasso, 2008) Esos años, vale decir,
son sin dudas los de mayor desarrollo económico, industrialización y
redistribución de la riqueza de toda la historia Argentina. Perón fue
categórico al respecto: ““Cuando en 1946 me hice cargo del Gobierno, la primera
visita que recibí fue la del Presidente del Fondo Monetario Internacional que
venía a invitarnos a que nos adhiriéramos al mismo. Prudentemente le respondí
que necesitaba pensarlo y enseguida, destaqué a dos jóvenes técnicos de
confianza del equipo de Gobierno (...) El resultado de este informe fue claro y
preciso: en síntesis, se trataba de un nuevo engendro putativo del imperialismo
(...) Este Fondo, creado según decían para estabilizar y consolidar las monedas
del “Mundo Libre”, no ha hecho sino envilecerlas en la mayor medida. Mientras
tanto los Estados Unidos se encargaban, a través de sus empresas y capitales,
de apropiarse de las fuentes de riqueza en todos los países donde los tontos o
los cipayos le daban lugar”. (Juan D. Perón. 1967. Cit. en Baschetti, 2003).
Recordemos también que luego del “Informe Prebisch” de la Revolución Fusiladora
el cual, en forma similar a la actualidad, miente una crisis terminal de la economía
argentina, es que nuestro país ingresa a estos organismos, comenzando un
“nuevo” y más profundo ciclo de endeudamiento, que se agrava escandalosamente
con la última dictadura militar (al terrorismo de estado le correspondió un
terrorismo económico), “resulta innegable que, más allá de los antecedentes
históricos que le sirvieron de precedente, en 1976, se instauró un modelo
económico destinado a consolidar la enajenación de nuestro patrimonio (…) la
real intención de las políticas diseñadas por el imperio”. (Olmos, 2004: 40), y
el modelo neoliberal de los años 90, en que “las cifras oficiales indican que
el endeudamiento externo total se incrementó a una tasa anual de 8,6 % durante
la década analizada, más que duplicándose en términos absolutos (de 61 a 140
mil millones de dólares, entre 1991 y 2001)”. (Basualdo, 2010: 329)
El reciente
y lamentablemente fallecido economista Aldo Ferrer escribió con el regreso de
la democracia (con varias re-ediciones y actualizaciones) “Vivir con lo nuestro”.
Allí se preguntaba “¿cómo conducirse para afirmar la soberanía, vale decir, el
derecho de decidir su propio destino? La respuesta es: vivir con lo nuestro (…)
apoyarse en los recursos propios para resolver la crisis (…) para que la
independencia sea posible, el país tiene que decidirse a vivir con sus propios
medios y a partir de esta decisión, formular su posición negociadora con los
acreedores externos”. (Ferrer, 2009: 15) Es decir, el economista propone vivir
con nuestros propios recursos, y a partir de allí fortalecer la identidad y
soberanía nacional. Acerca de esos supuestos capitales extranjeros que vienen a
solucionar los problemas de los argentinos nos habló el boliviano Carlos
Montenegro en un libro dedicado exclusivamente a las inversiones extranjeras en
América Latina, argumenta allí que los países imperialistas invierten según su
interés y no según el del país en el cual invierten. Es decir, invierten en lo
que hace a una estructura económica semicolonial, para facilitar el saqueo, y aniquila
las posibilidades de desarrollo. El capital extranjero se caracteriza también
por llevarse más dinero que el que trae. Así sentencia: “el capital extranjero
vino a la América Latina, teniendo por mira principal e inequívoca la
explotación de las riquezas naturales. Los servicios públicos, los créditos, el
comercio y las industrias de las naciones latinoamericanas. Sin este móvil
concreto, y sin tal interés directo, ni habría venido ni tendría por qué venir”
(Montenegro, 1962: 7) La deuda entonces no es un simple mecanismo por el cual
se presta dinero, y después se devuelve con cierto interés. Aquí de lo que se
trata es de una férrea forma de encadenamiento, sojuzgamiento y dominación. El
gran patriota Alejandro Olmos asevera que “la deuda es hoy una herramienta de
dominación en la estructura del nuevo imperialismo. La deuda reemplazó a las
armas de los imperios en el sometimiento de los pueblos. El gobierno de las
corporaciones financieras y de los grupos económicos transnacionales ha borrado
las fronteras en la geografía política de las naciones. La soberanía de los
banqueros se impone a la soberanía de los Estados”. (Olmos, 2004: 254).
Alejandro Olmos Gaona, siguiendo la senda del padre y también especialista en
el tema, afirma categóricamente que “la deuda se ha convertido en un
instrumento eficaz para imponer políticas que consoliden el poder de los países
ricos sobre los países pobres; es una forma deletérea de control de las
economías periféricas y de la subordinación al poder globalizador. Es, en definitiva,
el verdadero símbolo moderno de la dominación y el sometimiento”. (Olmos Gaona,
2005: 24) Se endeuda de forma que tal que el país deudor no pueda pagar, y en
ese punto se le presta más dinero para pagar esa “vieja deuda” y terminar
finalmente más años, el peso de la deuda en relación al PBI se ha reducido
sustancialmente (había llegado a representar más de un PBI y medio). 5
endeudado. Es claro que un país deudor (y cuanto más deba mejor), es plausible
de condicionamientos, siempre será un país dependiente. Un país fuertemente
endeudado tiene menor margen de autonomía y soberanía. Es desde allí que
Norberto Galasso sostiene que la deuda “ha operado como un instrumento de
saqueo y sumisión semicolonial”. (Galasso, 2008: 13) Con el endeudamiento se detiene
el desarrollo, es una gigantesca forma de drenaje desde el país deudor al
acreedor. Con la deuda entonces hay menos dinero para educación, salud,
infraestructura, etc. Con el endeudamiento se pierde márgenes de soberanía, se
es un país más dependiente. A partir de la deuda muchas de las decisiones se
toman en otro país y según no según el interés argentino (aunque muchas veces
sí de la oligarquía, pero ésta no tiene una identidad nacional). Estamos ante
un momento trascendental para la Argentina, la revancha clasista que lleva
adelante desde hace tres meses por la Alianza Cambiemos no quiere dejar “cabos
sueltos”, organiza sistemáticamente el saqueo de la Patria, y quiere hipotecar
el futuro de nuestra nación. Para terminar volvemos con Ortíz Pereyra que
sentencia que “sin gozar de independencia económica, todas las demás libertades
son un mito” (Ortíz Pereyra, 2012: 37)
Bibliografía
Baschetti,
Roberto. (2003). “Perón, qué grande sos…”. Disponible en
http://www.robertobaschetti.com Basualdo, Eduardo, Estudios de historia
económica Argentina, Desde mediados del siglo XX a la actualidad, Ed. Siglo
XXI, Buenos Aires, (2010). Basualdo, Eduardo. El nuevo patrón de acumulación de
capital, la desindustrialización y el ocaso de los trabajadores. En Verbitsky y
Bohoslavsky (comp.). (2014). Cuentas Pendientes. Buenos Aires: Planeta.
Cuadernos de Fuerza de orientación radical de la joven argentina (FORJA).
Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Cuadernos de FORJA.
Buenos Aires: Ediciones de la UNLA/Colección Pensamiento Nacional. Ferrer,
Aldo. (2009). Vivir con lo nuestro. Buenos Aires: FCE. Galasso, Norberto.
(2008). De la Banca Baring al FMI, Historia de la deuda externa Argentina.
Buenos Aires: Colihue. Olmos Gaona, Alejandro. (2005). La deuda odiosa. El
valor de una doctrina jurídica como instrumento de solución política. Buenos
Aires: Peña Lillo (Continente). Olmos, Alejandro. (2004). Todo lo que quiso
saber sobre la deuda externa y siempre se lo ocultaron. Quiénes y cómo la
contrajeron. Buenos Aires: Peña Lillo (Continente). Ortíz Pereyra, Manuel.
(2012). El SOS de mi Pueblo. Causas y remedios de la crisis económica
argentina. Buenos Aires: Inst. Jauretche. Scalabrini Ortiz, Raúl. (2001).
Política Británica en el Río de La Plata. Buenos Aires: Plus ultra.