Miguel Ángel Barrios (*) - 08/02/2017
El Maestro del Libertador Simón Bolívar, el monumental
Don Simón Rodríguez o Samuel Robinson (su seudónimo) nos enseñó que la gran
tarea de Nuestra América consiste en inventar o errar, es decir, sino creamos
terminamos repitiendo o imitando y por ende trasplantando experiencias ajenas.
En lo que respecta a la Educación, el tema se vuelve
crucial, porque la Educación es la única que genera ciudadanía de la inclusión,
en una globalización del descarte, y por lo tanto entendemos a la Educación
como inescindible de la calidad educativa. Uno de los grandes mitos derrumbados
en América Latina, es el producto que una mayor alfabetización y escolarización
no significó una mayor democratización e igualdad de oportunidades.
Ello implica que en la hora de un "orden"
multipolar emergente multicivilizacional, desoccidental y de Estados
continentales industriales como únicos sujetos de soberanía debemos rediscutir
todo en la agenda educativa, con una enorme audacia, como nos pedía Simón
Rodríguez, para no quedar repitiendo frases y rótulos o banderas estática pero
que contribuyen a una decadencia estructural del sistema educativo.
Desde un principio
rechazamos un primer análisis exclusivamente de indicadores cuantitativos
exclusivamente, muy propenso en los organismos internacionales y en sus
consultores, porque reflejan la fotografía del problema pero no el problema.
También, objetamos, un análisis didáctico del problema, porque la didáctica
-como enseñar- es una rama de la Ciencias de la Educación o Pedagogía y
absolutizarla nos desvía. La Educación está mucho más allá de una cuestión
áulica. Primero definamos las prioridades políticas. Y también, somos reacios a
tratar el tema, la primera vez, desde una cuestión de gestión.
Producto de años
de experiencia y estudio, sin dudas lo primero que debe tener cualquier país
latinoamericano es un consenso nacional
educativo .Y en segundo lugar, ese consenso debe establecer las prioridades
de un cáncer con metástasis .Y en esto, debemos ser duros, como decía Methol
Ferré, debemos utilizar una inteligencia dura, en el diagnóstico para ir en un
más allá de Simón Rodríguez y no repetir.
Primero, definir a
la Educación: la Educación es la transmisión intencional de una cultura. Es
plural y no neutral. Consiste en la adquisición de habilidades, competencias y
valores para la toma de decisiones en tiempos de incertidumbres.
Segundo, la Cultura es el conjunto de
elementos materiales y espirituales de un pueblo, que hacen a la identidad.
Primera conclusión: la Educación es una parte y la
Cultura es el todo. Y nuestra Cultura es una y plural, es una en la diversidad,
mestiza, latinoamericana. Lo homogéneo es la lengua como expresión de la
cultura, la religiosidad popular, la Patria Grande y lo diverso, son los
matices étnicos que fueron tomando los mestizajes. Pero ello, no anula a la
Nación Latinoamericana, al decir de Jorge Abelardo Ramos o a la Patria Grande
al decir de Ugarte, o a la Magna Patria al decir de Rodó o a la Patria de la Justicia al decir de
Henríquez Ureña.
El problema
esencial, es que además de ser el continente más inequitativo del mundo -nunca
más vigente la Geopolítica del Hambre de Josué de Castro del año 1951-, es la
separación de tres instituciones claves como agentes socializadores, el Estado,
la Escuela y la Familia.
Por otro lado, un sistema educativo es una estructura
organizacional y secuencial del Estado para acreditar conocimientos o sea
títulos. Pero, puede o no tener Política
Educativa. Esta es el conjunto de orientaciones activas que debe tener el
Estado para lograr un determinado Sujeto Pedagógico. Por lo tanto, el gran
debate en una política Educativa pasa por resolver la respuesta de qué enseñar
y luego cómo enseñar, que serían las técnicas de aprendizaje, o sea la
Didáctica, ahora es al revés, primero se discute el cómo y luego el qué.
El sujeto Pedagógico para la independencia
definitiva consiste en formar ciudadanos argentinos, suramericanos y
latinoamericanos, libres, autónomos, emprendedores, solidarios, creadores.
Hoy nuestro Sujeto Pedagógico, más allá
de las grandes normativas y discursos escritos y orales es la nada.
No entraremos a
analizar las deficiencias graves del sistema educativo. Enumeraremos algunas y
luego iremos al que consideramos el principal.
Existe una falsa dicotomía entre lo público
y lo privado, todas las instituciones educativas son públicas, lo que
cambia es el modo de gestión que pueden ser privadas o públicas y deben
complementarse. Quedarse en esa disputa es quedarse en el pasado.
La Reforma del 18
se ha convertido en un lindo discurso. Pero hoy los programas de las listas
para llegar a cargo electivos no es un programa de gobierno universitario.
Es un toma y daca de cambio de lealtades por dedicaciones exclusivas. Y por
supuesto, añadido a esto, de un secreto absoluto de los concursos .O sea, las
Universidades en su mayoría, son más corporativas y secretas que las fuerzas de
seguridad, en nombre de la Reforma del 18. Algunas Universidades poseen
rectores perpetuos, cuyo nombre se asocia al de la Universidad. Los organismos
de acreditación como la CONEAU poseen en lo que hace a sus miembros o
evaluadores, nombres que son desconocidos o que no tienen título de posgrado y
evalúan posgrado
En lo que respecta al nivel Terciario, son el nivel estratégico del sistema, sin embargo
se mantienen esa discriminación de que el nivel terciario es marginal al
universitario que tanto daño hace. En verdad existe un sólo nivel, el nivel
superior universitario y el nivel superior terciario, por eso existen
articulaciones. Esto es un verdadero drama.
(*) Miguel Ángel Barrios -Argentina- es doctor en educación y
en ciencia política. Autor de reconocidas obras sobre América Latina.