-Después de haber
estado codo a codo con el kirchnerismo entre 2011 y 2014, ahora se separa
abiertamente de esa agrupación para sumarse en un rol clave en el Frente
Justicialista Cumplir que presentó Florencio Randazzo, como candidato a
diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. ¿Por qué? ¿En qué se
diferencia, sólo en los modales?
Diferencias tiene, claramente, si no estaríamos todos
formando parte del mismo espacio. Es cierto que hoy desde el peronismo opositor
al Gobierno se presentan tres alternativas electorales, porque Sergio Massa
mismo se considera peronista, aunque haya jugado siempre por fuera del partido
con el Frente Renovador y ahora 1País; está Unidad Ciudadana de Cristina
Kirchner que intentó armar una opción cuya estructura partidaria se nutre
también del peronismo; y la nuestra, que en realidad es la que está dentro
directamente del peronismo, porque Unidad Ciudadana decidió abiertamente
abandonar el sello y el Partido Justicialista.
– ¿Esas
diferencias con el kirchnerismo en particular son en las formas, el fondo, la
política, la economía… en todo?
En la construcción política y en muchas cuestiones
vinculadas con la economía; no en todo. Me parece que en todos los espacios que
he nombrado tenemos como factor común ser opositores al Gobierno en materia de
política económica, ya que si habla con los equipos técnicos en la materia del
cristinismo y del massismo, el Frente Cumplir va coincidir en un 95%. En los
grandes lineamientos principales de la gestión anterior en materia de política
económica, en términos de inclusión; el rol del Estado como redistribuidor del
ingreso; ciertas cuestiones vinculadas con lo productivo; la creación de
empleos, entre otras, las compartimos. Sí tenemos diferencias en las propuestas
de políticas que tendrían que implementarse y, en el caso particular con Unidad
Ciudadana, en el hecho de hacer autocrítica.
-Pero usted
acompañó casi hasta el final en lo que fue la política económica del
kirchnerismo y no se le escucharon autocríticas…
Es que en los lineamientos principales de la política
económica siempre coincidió con lo que es mi idea de la economía, porque vengo
de una formación por mi cuenta, dado que mi formación universitaria fue bien
ortodoxa: me recibí en la UBA y tengo una Maestría en la Universidad Torcuato
Di Tella; sin embargo después, revisando otros autores, me volqué a lo que son
las líneas de pensamiento más heterodoxas que algunos pueden identificarlas con
el keynesianismo. Me parece que en los últimos 12 años en la Argentina, en
rasgos generales, la política económica tenía que ver con esta forma de pensar
y entender la economía, si bien tuve
críticas sobre cuestiones puntuales, hacia adentro.
-Ahora que se está
en campaña para las PASO, las críticas a la gestión anterior las puede hacer
abiertamente, ¿qué es lo que más le disgustó, en particular del segundo mandato
de Cristina Elizabeth Kirchner, en materia de política económica?
Concretamente, ¿estaba de acuerdo con la intervención del Indec?, ¿con el cepo
cambiario?, ¿con cerrar la economía?
No. Lo divido en dos planos, uno vinculado con lo
estructural y el otro con medidas más bien coyunturales. En lo estructural
puedo decir: no estaba de acuerdo con haber implementado un cepo cambiario.
Pero es más profundo que eso, porque en realidad las críticas que hacía previo
a eso era que no se estaban haciendo las transformaciones estructurales,
principalmente en materia de obras energéticas acorde con el ritmo de crecimiento
que tenía la actividad agregada, y que necesita la economía para evitar chocar
con esa restricción externa que llevó a tomar una medida de manotazo de
ahogado, como fue la instrumentación de las restricciones al mercado de divisas
por la creciente demanda de importaciones de petróleo y gas para generación
térmica. Y también cuestionaba la política industrial, porque en ese período la
Argentina no logró evitar la dependencia de las importaciones para llevar
adelante la producción, como es el caso particular de la fabricación de
automotores que tiene aproximadamente 80% de componente extranjero. Sobre todo
porque por un lado se estimulaba a través de políticas de incentivo a la
demanda, al consumo, al poder adquisitivo, la compra de vehículos, para que
todo el mundo pudiera acceder y cambiar su auto por un 0Km; y por el otro eso
empujaba a la restricción externa. Para no caer en eso habría que haber
integrado el sector manufacturero con mayor cantidad de partes de fabricación
en el país. También ocurría y ocurre en múltiples sectores. Tampoco se hizo una
inserción inteligente de la Argentina en el mundo que apuntara a mejorar el
perfil exportador con productos de mayor valor agregado. Eso fue lo que comenzó
a manifestarse en 2011 y que derivó en el cepo al movimiento de divisas.
– ¿Respecto a la
intervención de hecho del Indec?
Obviamente que lo
del Indec fue a todas luces un problema; no contar con estadísticas públicas
creíbles, aunque a veces sirvió como argumento a ciertos sectores de la
oposición de entonces para cuestionar siempre ese punto. Fue grave, pero cuando
miraba algunas estadísticas, sobre todo la de precios, hubo una generalización
del manto de sospecha sobre absolutamente todas las estadísticas públicas…
Incluida las de pobreza…
Claro, pero en ese
punto, en la medición por ingresos, porque se puede estimar a través de
indicadores estructurales como las Necesidades Básicas Insatisfechas. Me dicen
que no critiqué la subestimación de la pobreza, pero en julio 2014 publiqué y
presenté en la Cámara de Diputados, en calidad de asesor del presidente del
cuerpo, Julián Domínguez, mi libro, junto a Pedro Gaite: "Medición y
Estudio de las Condiciones de Vida en la Argentina 2003-13, análisis a partir
de un enfoque multidimensional", en la que sosteníamos que no era tan alto
como medía el Observatorio Social de la UCA, porque entonces había debatido con
Agustín Salvia que sobreestimaba el indicador, sostenía que era en 2013 de poco
más de 20% y a nosotros nos daba 18% de la población, ni cinco y algo por
ciento como decía nuestro Gobierno. Ahí hay una clara muestra de que en estas
cosas se venía trabajando.
– ¿Otras
diferencias?
En cuestiones
estructurales, porque en la última etapa, puedo poner un ejemplo puntual, como
fue la devaluación de 2014, porque tuvo traslado a precios; fue sorpresiva; no
pudo controlarse para no afectar el poder adquisitivo y que generó una recesión
ese año en la economía; también fui crítico puertas adentro, lo discutí en
muchos ámbitos, porque me parecía que no era lo que había que hacer en ese
momento, como subir las tasas de interés.
– ¿El alto y
creciente déficit fiscal y su financiamiento con emisión del Banco Central, no
le preocupaban?
Lo entendía. Si me pregunta sobre si me preocupaba, sí,
mirando la película hacia adelante; era inquietante cómo se iba a financiar un
rojo de las finanzas públicas creciente. Pero no era un crítico en ese momento
porque mi postura, a diferencia de quienes critican desde la ortodoxia ese
déficit fiscal, y siempre van por el lado del ajuste, creo que no se debía caer
en el error de estigmatizar el desequilibrio, como si fuera algo malo en sí
mismo, porque en determinadas circunstancias puede servir para hacer política
contracíclica, como cuando se enfrenta un shock externo puede ser un
instrumento para reactivar la demanda interna. Recordemos 2015: "la economía de Brasil estaba cayendo un 3,6% y
la Argentina creciendo 2,4%, ese desacople se logró gracias al estímulo del
mercado interno, por eso no consideré que en ese momento había que haber
implementado un ajuste. Sí creía que había que trabajar sobre la recaudación de
impuestos, que también me preocupa mucho ahora y lo estamos trabajando con un
grupo de economistas que coordino del espacio de Florencio Randazzo, porque en
la estructura tributaria el problema está en la base que es muy chica, que
lleva a que sectores sean ahogados por una presión tributaria muy alta, pero
que no es para concluir que es muy alta en la Argentina, salvo para el
entramado Pyme. Por eso creemos que hay que hacer una reforma profunda que
incluya también el impuesto a los Ingresos Brutos en las provincias. En esa
línea estoy asesorando al senador de nuestro espacio Juan Manuel Abal Medina,
en una Bicameral que integra con el presidente de la Comisión de Presupuesto y
Hacienda del oficialismo, el diputado Luciano Laspina.
– En este punto,
la ortodoxia, muchos economistas independientes, y del propio Gobierno,
destacan que se sigue una política fiscal gradualista, y por tanto no hay tal
ajuste que cuestiona el frente opositor, pero sí dureza en el plano monetario, aunque
ahora pareciera que se ha flexibilizado. ¿Usted ve que se esté haciendo un
ajuste?
Sí. Cuando uno
dice que no hay tal ajuste, es porque se mira la evolución del gasto público y
no se advierte el recorte en partida alguna. Ahí estamos de acuerdo, con la
excepción del caso de los subsidios a las tarifas de las empresas de servicios
públicos, donde el impacto para la población se siente muy fuerte. Pero dónde
se realiza el ajuste es a partir de las decisiones que toma el Gobierno del
lado de los ingresos, porque decide eliminar las retenciones sobre las
exportaciones de las mineras, los industriales, los regionales, todo menos las
de la soja que las redujo, porque no sólo deja de recaudar, sino que además
genera una transferencia de recursos de sectores asalariados que tuvieron
pérdida de poder adquisitivo hacia los sectores concentrados de la economía que
tuvieron una rentabilidad extraordinaria, del orden de los USD 16.000 millones.
– Se sabe que hay
una gran concentración en la exportación de cereales y oleaginosas, pero ese
sector le compra a centenares de miles de pequeños y medianos, no sólo a los
pocos grandes productores, sean agropecuarios, mineros, o industriales. ¿No
está subestimando con ese análisis el efecto multiplicador de riqueza de valor
en toda la cadena desde el productor primario hasta el exportador, cuando a
partir de esa medida se ve un salto fenomenal de las cosechas a más de 130
millones de toneladas, pese a las condiciones climáticas adversas, y se
incrementa el stock de ganado vacuno en más de un millón de cabezas por año?
Hay varias cosas. Una es que en el mercado exportador, si
bien es cierto que algún derrame ocurre que al pequeño productor lo termina
beneficiando, también es cierto que los grandes grupos obtienen un ingreso
extraordinario y que hay una explotación muy fuerte de los grandes a los
pequeños, y el Estado no interviene. Además, y a diferencia de lo que sostiene
Unidad Ciudadana, no decimos que tenemos que volver al esquema de retenciones
sobre las exportaciones que existía hasta diciembre de 2015. Pero el descalabro
macroeconómico que vino después, en estos más de 18 meses de Gobierno, es que
hoy las economías regionales están peor de lo que estaban cuando tenían las
retenciones, porque enfrentan una situación de tasas de interés muy altas;
porque el Estado se corrió completamente, y se llega a una brecha entre los
precios que recibe el productor y los que paga el consumidor es abrumadora, de
7 a 17 veces, según datos de CAME, que lleva a productores ahogados en
situación de quebrar, y consumidores a los que no les alcanza sus ingresos para
comprar esos bienes, por eso vemos significativos niveles de caída del consumo
de alimentos.
– Esas brechas de
precios no aparecieron en 2016, ni ahora, sino que siempre existieron para cualquier
producto, la leche, el tomate, la carne, fruta, y la lista se puede extender a
toda la gama de alimentos y bebidas, en gran parte por la alta presión
tributaria nacional, pero también por el efecto cascada de los impuestos
provinciales, como Ingresos Brutos, ¿Por qué los economistas de la oposición
levantan esa bandera de críticas al Gobierno, y no lo hicieron no sólo en los
últimos 12 años, sino en los 20, 30 o 40 años anteriores?
Es cierto que esa
situación existía, pero también se ponía el acento en esa crítica, aunque creo
que se erró en la forma de tratar de controlarlo, en diferentes etapas de la
Secretaría de Comercio Interior, pero no se logró el objetivo. Creo que se debe
ser muy innovador desde el Estado y tener mucha capacidad de gestión, por eso
estamos trabajando en el Frente Cumplir en propuestas legislativas y teniendo
en cuenta que tenemos a alguien que encabeza el proyecto, como Florencio
Randazzo, que además de liderazgo político ha dado sobradas muestras de
capacidad de gestión. Fue el que instrumentó la Tarjeta Sube identificada, hoy
terminó en cualquier cosa, pero en su origen fue pensada para trabajar en la
sintonía fina en el esquema de subsidios, de cara de tener en cuenta la
diferenciación del consumidor, porque en el caso del transporte permitía la
posibilidad de acreditar sumas de dinero para el pago del uso de ese servicio,
como para compras minoristas, y contribuir a la disminución de la economía
informal y reducir el uso de dinero en efectivo, con lo que también iba a tener
impacto recaudatorio positivo. En eso estamos trabajando con un conjunto de 15
economistas, para enfrentar una situación que consideramos dramática.
– Destaca que
"la situación es dramática", lo dice en un momento en que las cuentas
nacionales comienzan a mostrar un punto de quiebre de la recesión del año
anterior, con un PBI que el Indec midió para el primer trimestre con un aumento
del 1,1% en tres meses, a un ritmo de más del 4% anual, la inflación vuelve a
desacelerarse; el comercio exterior registra un creciente déficit pero es más
producto de la normalización de la actividad que de un cambio estructural, y
con la buena noticia que se acelera el incremento de las exportaciones de productos industriales no agropecuario; el empleo
registrado acumula 12 meses de suba consecutiva y la recuperación de la
totalidad de los puestos caídos en los primeros seis meses de 2016; y en
Hacienda aseguran que desde mayo el gasto público no crecerá más en términos
reales y que cumplirá la meta de baja del déficit fiscal; es porque ¿está
haciendo política, más que análisis de la coyuntura, que se sabe se ha
deteriorado al extremo en los cuatro años previos a este Gobierno?
Ese diagnóstico no
lo comparto para nada!. Veo la serie del
PBI, y la variación interanual muestra un aumento de sólo 0,3%; se viene de un
año de caída de 2,2%; en el mercado de trabajo las estadísticas oficiales me
dicen que hay una pérdida de más de 240 mil puestos en los últimos 12 meses;
están creciendo los niveles de informalidad en un sector muy complejo y de alta
vulnerabilidad. Además, en el caso del PBI, uno de los componentes que más
explica la suba por el lado de la demanda es el consumo, con 1,1%, pero cuando
se toma cualquier serie de ventas minorista en la Argentina, da negativa: CAME,
ventas de supermercados y de shopping que informa el Indec; otras que miden
consultoras privadas, dan negativas, ¿por qué la del Indec en las cuentas
nacionales da positiva?, no le encuentro explicación.
– Algunos pocos
analistas, pero fundamentalmente desde la cadena industrial, observan que
efectivamente les venden menos a esos canales que pasaron a ser tradicionales,
pero más a los mayoristas; chinos y proveedores de almacenes y tiendas de
proximidad al domicilio del consumidor, como las ferias móviles…
Ahí me lleva a
otro problema que está llevando esta política económica, está empujando a la
informalidad, y eso me preocupa porque tenemos que recorrer el camino inverso.
Por eso tampoco encuentro explicación a otras medidas puntuales. Por ejemplo,
el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, es un fanático del
dinero electrónico, llevado al extremo se puede compartir la búsqueda de la
formalidad económica. Pero antes había tomado
la decisión de eliminar la devolución del IVA sobre las compras de productos de
consumo masivo con tarjeta de débito bancario, que constituye ir a contramano
del fomento del dinero electrónico, e incentivó la informalidad. También me
preocupa en términos de empleo; más aún la política monetaria, porque creo que
el Gobierno está sobre ponderando la visión monetaria de la inflación en la
Argentina, y trabaja con altas tasas de interés como único instrumento para
sacar dinero de la economía, porque de ese modo está condicionando el
crecimiento de la actividad agregada, el empleo,
y la suba de los precios tampoco la ha logrado desacelerar muy fuertemente,
veníamos del 25% en 2015, la dispararon a más de 40% en 2016 y hoy celebran
estar en el punto de partida, pero con la economía en recesión. Y en el
plano monetario me inquieta la gran bomba de tiempo que tiene la economía que
es el abultado stock de Lebac, junto con el hecho de haber desmantelado todas
las regulaciones al movimiento de capitales, más aún en una situación de
visible atraso cambiario. Eso es muy riesgoso. Y además, tiene un costo enorme
para toda la población porque el Banco Central va a pagar sólo de intereses de
los instrumentos de regulación monetaria unos $220 mil millones. Mientras que en lado fiscal, como resignó
recursos con la eliminación de las retenciones, el déficit crece exponencialmente.
Y, también aumenta el déficit gemelo del comercio exterior. Todo eso se está
financiando con endeudamiento externo.
– Antes el rojo de
las finanzas públicas se financiaba con emisión de dinero del Banco Central y
con deuda interna, y también con la ausencia de obras públicas, y atrasos
cambiario y tarifario. Su Frente, como el del resto del espacio del peronismo,
sostiene que no hay que hacer un ajuste, pese a un indiscutible desbarajuste
inicial, y por tanto hay que avanzar por otro lado, y como sostiene el Gobierno
el déficit fiscal hay que reducirlo gradualmente, ¿propone volver a financiarlo
con emisión de dinero, y para no disparar la inflación, volver a tener tipo de
cambio reprimido y atraso tarifario?
Primero, creo que el déficit fiscal hay que reducirlo
trabajando del lado de los ingresos, no del lado del ajuste y del gasto. Segundo,
hay que trabajar sobre ciertas regulaciones, porque si se va a dejar todo
liberado y vamos a permitir que el endeudamiento externo financie la fuga de
capitales no es negocio. Es más, una de las propuestas de proyecto de ley en la
que estamos trabajando en el Frente Cumplir es generar alguna forma desde el
Congreso de la Nación para que tenga que pasar por allí la autorización de cada
pedido de colocación de deuda pública, no sólo en términos de monto, sino de
sus características de plazo, tasa, legislación, garantía, la moneda, y
principalmente el destino de los fondos. Por ejemplo, la Argentina una semana atrás colocó bonos a 100 años de plazo a tasas
muy altas, cercanas a 8% anual en dólares, por USD 2.750 millones, mientras que
el balance cambiario del Banco Central muestra que por mes se fugan USD 2.000
millones, por tanto pregunto: ¿se justifica que la Argentina se endeude a
un plazo de 100 años en el que al final del camino va a pagar USD 20.000
millones, sólo de intereses, para financiar sólo un mes y medio de salida de
capitales, que se la fugan 4 o 5 sectores concentrados?
– ¿Compartió la
política de desendeudamiento del Gobierno?
Ahí también el
Frente Compartir se diferencia de lo que ahora se llama Unidad Ciudadana,
porque haberse abrazado, en una actitud de capricho incluso, a una política de
desendeudamiento con una severa restricción externa presente, que empujaba a
usar reservas para pagar la deuda, era ridículo, por qué no cerró primero el
frente externo para contar con el instrumento del endeudamiento. No tenía
sentido aislarse del mundo. Ahora, con lo que hizo el nuevo Gobierno de ir a
pagarle a los fondos buitres todo lo que querían, no estamos para nada de
acuerdo. Incluso el Senador Juan Manuel Abal Medina que forma parte de nuestro
espacio votó en contra. Tampoco estamos de acuerdo en haber tomado una bandera
política para ir en contra de esa situación, sino en ir a negociar en beneficio
de la Argentina para cerrar ese frente externo y contar con esa herramienta,
pero con uso moderado, en condiciones favorables y con destino para cuestiones
que mejoren la competitividad, la productividad, la inserción internacional de
la Argentina con mayor valor agregado; y, en definitiva, para mejorar la
capacidad de pago futura de esa deuda, no para financiar gasto corriente.
-¿Qué otras
propuestas aspiran a presentar en la labor parlamentaria, y que serán el eje de
la campaña en estas elecciones primarias?
Junto al señalado tema de regulación del endeudamiento
del país; estamos estudiando iniciativas que tienen que ver con lo productivo y
lo industrial. Como nuestro proyecto es de largo plazo vinimos trabajando
muchos temas profundos que necesita la Argentina, porque vemos que desde hace
mucho tiempo nadie plantea que país queremos para el futuro, y desde el ámbito
legislativo adaptarnos a un presente en el que se le ponga un freno a lo que
consideramos que es dramático para el conjunto de los argentinos, como es la
política económica del Gobierno. Para estudiamos volver a poner restricciones
al sistema financiero para pase a trabajar al servicio de la actividad
productiva y no para que sea como se ha transformado el mercado de capitales en un sector especulativo, donde
está todo montado sobre una gran bicicleta y una gran timba; se emite deuda pública para pagar gasto corriente. Eso va permitir avanzar
en otra asignatura pendiente como es la desconcentración de los mercados,
que es uno de los grandes problemas del país, desde los grandes centros
comerciales y también algunos productores. Recuperar el rol del Estado en la
reasignación del crédito. Todo eso se puede llevar adelante, bajo la idea de
generar consensos, con diálogo, iniciativas novedosas, sin que eso no implique
no reconocer que hubo errores en el pasado, porque los hubo, sino no se hubiesen
perdido las elecciones en 2015; las cuales requieren mucha gestión. Creemos que hay que llamar a una
concertación económico-social en la que se pongan a debate los precios, las
tarifas, salarios, con un plan de fondo orientado a una Argentina productiva
y que se reinserte en el mundo, para poder atravesar una etapa en la que hay
que superar necesidades muy urgentes de emergencia alimenticia y también
estructurales.
– ¿Ninguna
propuesta vinculada para tender a un Estado eficiente, purificar el gasto desviado
por la corrupción; la presentación de una autocrítica sobre la gestión del
Gobierno del que formaron parte; están estudiando alguna propuesta legislativa
que le ponga límite o que exija la rendición de cuentas al gobierno al fin de
su mandato…?
Como mi especialidad es la economía, sólo puedo decir que
hay equipos que están trabajando en los
temas legales vinculados con la administración de la cosa pública; como
la corrupción en actos de gobierno, nos preocupa y queremos combatir
fervientemente. Fíjese que en nuestro espacio político no va a encontrar a
nadie con denuncias ni sospechas de causas con la corrupción. Y la propia
figura de quien fuera el ministro político y más importante en los últimos 8
años del gobierno anterior, Florencio Randazzo, no tiene ningún problema con la
justicia, de haber tenido responsabilidad de gestión en frentes muy
importantes; y además, el hecho de que nos preocupa la eficiencia del gasto y
la importancia de la gestión desde lo público está marcado en su propia experiencia.