lunes, 12 de febrero de 2018

La desorientación geopolítica del gobierno argentino


MIGUEL ANGEL BARRIOS -  FEBRERO, 2018


La desorientación geopolítica del gobierno argentino que ignora al sistema mundo del siglo XXI. Antes de la caída del muro de Berlín en 1989 hemos venido afirmando que la implosión de la Unión Soviética no significaba la caída de un polo y la victoria del otro polo –refiriéndonos al de los Estados Unidos- como lo sostenía el entonces presidente de los Estados Unidos George Bush (padre) que anuncio un “Nuevo Orden Mundial” y el teórico japonés Norteamericano Francis Fukuyama en su libro tan publicitado “El Fin de la Historia”, como si se tratase de que el paradigma de la sociedad norteamericana representaba la cúspide de la evolución humana. Recordamos que muchos intelectuales, universidades, políticos, empresarios, economistas, etc, se convirtieron en fanáticos de éste último.
Pero la realidad, demostró contundentemente que no estábamos en el fin de la historia sino que la historia nunca se había ido, y por lo tanto se iniciaba una nueva lógica mundial que conducía inexorablemente a contramano de lo que decía Fukuyama hacia un “nuevo orden mundial” multipolar, desoccidental, multicivilizacional y donde los Estados Regiones o Continentales con matriz civilizacional propia serían los únicos que tendrían la capacidad de autonomía –Soberanía- en un sistema mundo interdependiente y asimétrico.
En el año 2008 sacábamos un poco en soledad el Diccionario Latinoamericano de Seguridad y Geopolítica con un grupo de investigadores latinoamericanos (Barrios Miguel Ángel –Director-. Diccionario Latinoamericano de Seguridad y Geopolítica. Biblos. Bs As. 2008). Allí planteábamos el descenso relativo de los EEUU en el sistema mundial y la emergencia de poderes regionales del Asia Pacífico. Y decíamos, que los EEUU, China, Rusia y la India eran los Estados Continentales Industriales con capacidad de juego en el sistema mundial. Adelantábamos que Europa se estaba transformando en un continente museo en la medida en que no resolvía su identidad entre la Unión Europea, la OTAN y el Euro. También apuntalábamos el papel central como Estados pivot en sus respectivas regiones de Turquía e Irán. Y por último, señalábamos la urgente necesidad de consolidar una doctrina de defensa nacional y de seguridad ciudadana, primero en América del Sur, para luego si las fuerzas nos daban la densidad necesaria llevarla a América Latina y al Caribe con el Comandantes Chávez.
Eran épocas de victorias, que parecían estructurales, pero a la luz de los acontecimientos observamos que fueron fugaces, tal vez altisonantes en los discursos pero en la práctica el entusiasmo no nos brindó la madurez de articular el proyecto. Y como se dice vulgarmente la historia nos dió una vieja lección: los imperios no duermen. Pero esto no quiere decir que quedemos anestesiados, sino pensar y accionar con fineza estratégica.
El gobierno del Presidente Macri de un principio, como ignorando la nueva correlación de fuerzas a nivel mundial, en forma irresponsable se alinea automáticamente y acriticamente con la política exterior de los EEUU, no solo ignorando la vieja tradición diplomática argentina del Derecho Internacional de la neutralidad y el pacifismo,( nos referimos a la doctrina Calvo y la doctrina Drago) en el ámbito latinoamericano opinando sobre la democracia en Venezuela y optando por un llamativo silencio en el golpe de estado en el Brasil a Dilma Roussef o los asesinatos de líderes sociales –más de 100- en Colombia sino que la cuestión tomó mayor gravedad, cuando el gobierno argentino se inclina decididamente con la política norteamericana en Medio Oriente –a tal punto que fue uno de los pocos países latinoamericano que se abstuvo sobre el status de Jerusalén en el que EEUU pretende hacerla capital de Israel- y creando tal incertidumbre, que si se agudiza lo que el Papa Francisco denomina “la tercera guerra mundial a trozos”, la Argentina corre el riesgo de ser llevada a un conflicto mundial.
Es decir, sin medias tintas hay que plantear directamente el tema: o hay un alineamiento irrestricto con una Estados Unidos desorientada estratégicamente y considerado un Estado Terrorista por muchos prestigiosos analistas mundiales, o estamos siendo engañados en el rostro por el gobierno argentino. Más aún, bajo la mentira del alineamiento irrestricto no ha entrado un solo dólar al circuito productivo argentino sino al círculo financiero especulativo, en la cual el gobierno de Macri y mucho de sus integrantes son socios con los Fondos Buitres que pretenden saquear a la Argentina con la deuda externa. Y todos los días entra miles de dólares y salen doblemente por la vía de la rentabilidad especulativa.
Debíamos necesariamente realizar esta introducción, y por primera vez en mi caso particular como académico comprometido con la Argentina, porque ha ocurrido un hecho gravísimo que nos brinda la prueba definitiva a que está jugando el gobierno argentino. Esto no quiere decir para nada, de que estamos realizando un análisis de cabotaje partidario, sino de denunciar que el Interés Nacional está en peligro. Nos hemos acostumbrados en los últimos años, que cualquier disidencia era elevada a nivel de traición de la patria. Nada más alejado que esa falsa interpretación.
Desde el gobierno de Bush (hijo), EEUU al crear la doctrina de guerra preventiva (es decir, de poder atacar anticipadamente en cualquier jurisdicción del mundo a un actor “terrorista”, sin precisar que es el terrorismo) empieza a aplicar en América Latina y el Caribe la categoría geopolítica de “Estados Fallidos” (categoría geopolítica emanada de la revista “Foreign Policy” dirigida por Samuel Huntington, en la que en base a variables subjetivas identifican a estados “inseguros” y “carentes de gobernabilidad”. Nosotros, en el Diccionario Latinoamericano de Seguridad y Geopolítica, afirmamos que con ese criterio, EEUU podría ser considerado legítimamente como un “Estado Fallido” o “Imperio Fallido”. En ese sentido debe señalarse la peligrosidad de utilizar este concepto en forma mecánica y acrítica. Lamentablemente, la mayoría de los “grandes especialistas” en Relaciones Internacionales utilizan el concepto de “Estado Fallido” como un concepto indiscutiblemente científico, signo del imperialismo anglosajón en las disciplinas de las Relaciones Internacionales).
Por lo tanto, se traslada a América Latina y el Caribe la categoría geopolítica de “áreas sin gobierno” o “Estados Fallidos”, bajo una doctrina de la “inseguridad nacional”, con el fin de norteamericanizar la seguridad de América del Sur, policializando a las Fuerzas Armadas y transformando a las policías en Guardias Auxiliares, y con esta nueva Doctrina que tiene dos enemigos extremos en apariencia: el Terrorismo y el Crimen Organizado, bajo el argumento de Nuevas Amenazas.
Aclaramos al pasar, que no desconocemos las amenazas en nuestra región, que son la pobreza, la exclusión, las desigualdades económicas, la baja institucionalidad y también el narcotráfico etc.
Pero aclaramos, que una doctrina de Defensa Nacional y de Seguridad Ciudadana debe surgir desde nosotros mismos. El Terrorismo es una táctica de la violencia con fines políticos (o sea no hay una definición única de Terrorismo y puede ser desde un Estado a una persona individual, pero terrorista no es un actor social o un ciudadano islámico como lo aclaró muy bien el Papa Francisco. Las causas más profundas del terrorismo siempre son la pobreza, etc) y el crimen organizado (actor político-económico que lleva a cabo diversos tipos de delitos a partir del narcotráfico está aliado al sistema financiero global, por lo tanto no hay crimen organizado sin alianza con los paraísos fiscales).
Por lo tanto, todos no hace pensar que la norteamericanización de la seguridad tiene una solo finalidad apropiarse de nuestros recursos naturales y llenar de bases militares a América del Sur, incluso con el pretexto de combatir las catástrofes naturales.

Por eso denunciamos abiertamente que el gobierno argentino desde un principio con Patricia Bullrich como Ministra de Seguridad reorientó una política en la cual el enemigo es el crimen organizado y el terrorismo (encima en la llamada Triple Frontera). Y se lleva de su visita a Washington el compromiso para crear pronto un “task forcé” contra el crimen internacional y el narcotráfico para el Noreste argentino con analistas de la DEA. Además la delegación argentina busca colaboración estadounidense para revitalizar un “Centro de Análisis” en la Triple Frontera (es un espacio de intersección entre Paraguay Argentina Y Brasil. Su extensión se circunscribe a tres ciudades: Ciudad del Este –Paraguay-, Puerto Iguazú –Argentina- y Foz de Iguazú –Brasil-, y a los tránsitos y flujos fronterizos. Siempre fue el hito de las tres fronteras –como frutos de la hermandad-, pero a partir de los atentados a la Embajada de Israel en Buenos Aires en 1992 se empieza a denominar en los Estados Unidos: “Triple Frontera”. El 11 de Setiembre de 2001, Douglas Feith, uno de los directores máximos del departamento de defensa, aconsejo la invasión de la zona porque era un santuario terrorista. Sin embargo nunca se comprobó nada e inclusive hay informes de la CIA que allí estuvo Ben Laden, sin ninguna prueba de ningún tipo).
Esto significa, con la visita de la funcionaria en el FBI y otros organismos, coartar la política de seguridad exitosa que está llevando a cabo la policía de la provincia de Misiones bajo la conducción del Comisario General (Re) Manuel Céspedes, que llegó a decomisar la friolera cifra de casi veinte mil kilos de marihuana. Y mientras tanto, en detrimento de este éxito se debatía la nueva “Doctrina de Seguridad” en función del FBI.
Asimismo EEUU y Argentina cooperarán sobre la amenaza de la “influencia” del “Movimiento de Resistencia Islámico” de El Libano (Hezbolá) según lo conversado entre el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Tillerson en su gira por Argentina, en el encuentro con el Presidente Macri. Y a eso responde que las Fuerzas Armadas van a empezar a participar directamente en actividades “antiterroristas” en la Argentina, según lo anunciado por el Ministro de Defensa Aguad.
Esto, es la demostración definitiva, de porque Argentina no tiene una política de Defensa Nacional ni de Seguridad Ciudadana, por una sola razón las mismas son dictadas desde los Estados Unidos.

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