Jorge Rachid - abril 2018
No me equivoqué de fecha, ayer día de su conmemoración no quise escribir, esperando la catarata de sonidos, que desde diferentes ángulos referirían al tema, como una orquesta de Cámara ensayando, donde cada instrumento ejecuta su tono.
Es que cada fecha convocante pone el tema en la mesa de los argentinos, pero en los soldados, que siendo jóvenes, se hicieron hombres en la batalla, siendo los que volvieron héroes, aunque los escondieron y los que quedaron mártires, sin olvidar los cientos de suicidios que nunca fueron tapa de los medios, ni determinaron políticas de contención, hasta la creación de los Centros de Atención de Veteranos, del Ministerio de Defensa en el 2009.
Entonces esos jóvenes patriotas deben ser el centro de atención, ya que fueron a luchar contra un enemigo profesional, casi sin instrucción militar, cuando los cuadros de oficiales y suboficiales de las FFAA, si formados para el combate, sumaban más de 50 mil y quedaron en el continente. Sin embargo jóvenes correntinos, misioneros, chaqueños acostumbrados a climas cálidos, fueron a Malvinas en pleno invierno.
Hubo sin dudas muchos oficiales valiosos, pero el espíritu militar de policías internos que fueron desarrollando durante las sucesivas dictaduras y la impunidad del genocidio planificado, hizo que como la fábula del escorpión se comportasen de acuerdo a su naturaleza, Es más, famosos condenados posteriormente a prisión perpetua, rindieron sus plazas sin luchar, apenas divisaron la Flota Inglesa, como Astiz en las Islas del Sur Orcadas y Sandwich.
Nunca hubo en la conducción estratégica del conflicto, espíritu de lucha en defensa de la Soberanía de Malvinas, el Informe de ese General patriota Rattenbach lo pormenoriza en detalle y los acusa de traición a la Patria. Ese Informe escondido, ocultado hasta el último gobierno nacional y popular, que lo pone a la consideración pública, devela la trama dolorosa de una cúpula pusilánime ante el Imperio y soldados novatos, hecho combatientes por la Patria, con valor y heroísmo.
Soportaron iniquidades y falta de alimentos en las líneas de avanzada, maltrato y agresiones de algunos de sus propios mandantes, argentinos como ellos, pero sin la humanidad que portaban los soldados. No fueron todos los oficiales y suboficiales, muchos de los cuales demostraron su compromiso con la Patria y lucharon junto a sus soldados, muriendo con ellos. Pero con una conducción que impedía, trababa y ponía obstáculos, porque no tenían la llama patriótica, sólo especulación política de una dictadura que se caía a pedazos, seguían en el Continente, con sus prácticas perversas y desprecio humano.
¿Entonces es Malvinas una cuestión nacional, cuando el gobierno actual no sólo entrega soberanía, sino que hace de facilitador al saqueo colonial en los recursos naturales, amplía la conexión con las islas y levanta cualquier restricción que pudiera existir?
Sin dudas la claudicación nacional de la dirigencia sobre el tema Malvinas es evidente, no porque sean ignorantes sino porque son cipayos colonialistas, se sienten cómodos entre la monarquía inglesa y desprecian a los compatriotas. Esto que parece duro, no lo es cuando se comprende que la política es guerra, siendo las armas su última instancia, aquella a las cuales recurren los irresponsables, como los de la dictadura militar. La guerra diplomática cesó, es más el actual Canciller planteó que la Antártida debería ser Patrimonio de la Humanidad y de Malvinas planteó “colaboración”.
En algún momento este pensamiento circuló en Naciones Unidas, Patagonia incluida junto al Amazonas brasilero, como avanzada de los Imperios “para proteger” los recursos naturales. Como dijo el ministro de cultura de Brasil, lo haríamos si también declaramos el mismo rango al Niágara, el Nilo, el Támesis, los bosques noruegos y finlandeses, la ruinas romanas en Italia y miles de sitios más que deben ser protegidos por la Humanidad.
Entonces Malvinas, la mayor guarnición militar de la OTAN en el Atlántico Sur, tiene despliegue estratégico nuclear, nuestro ARA San Juan posiblemente lo ha sufrido, por eso el gobierno lacayo, calla y se esconde.
Si tuviésemos un gobierno nacional que quiera reivindicar a nuestros muchachos mártires, debería desplegar su arsenal comercial, económico y diplomático en forma constante sobre los ingleses, duplicando impuestos a las empresas y ciudadanos de ese país ocupante, desplegando fuerzas armadas en el litoral marítimo atlántico, impidiendo los vuelos, los buques y el transporte de aquellos que quieran llegar a las islas usurpadas. El gasto deteriora al colonialismo y lo obliga a negociar, es lo único que les duele. Los llamados kelpers, hoy ciudadanos ingleses de segunda, pueden vivir en esas islas, como viven miles de ingleses en nuestro país, cuando las recuperemos.
Ese abanico de batalla política debemos decirlo desde hoy, si es verdad que las Malvinas son una cuestión nacional y no simplemente una fecha conmemorativa, en donde algunos intentan sacar de la Justicia a los genocidas, mientras las madres de los soldados sufren su ausencia, dolor que nunca termina y sólo puede ser reparado por la recuperación soberana.