viernes, 20 de abril de 2018

Venezuela| Una oposición entre la payasada y la intervención militar extranjera


Julio Fernández Baraibar, abril 2018

El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, después de haber” superado, a pura fuerza de política, las violentas jornadas lanzadas por la oposición, vuelve a enfrentarse a una nueva elección, esta vez por la primera magistratura del país.
En el interín, el país sigue enfrentado a una aguda crisis económico-financiera que, pese a los numerosos errores que se le puedan señalar en esa área, es el resultado del asedio imperialista, que tiene en Estados Unidos y España su estado mayor. Esta crisis, si bien nunca puso en peligro las necesidades elementales de los venezolanos, a los que el Estado beneficia con distintas políticas alimentarias, ha generado un sin número de dificultades cotidianas -gran inflación, depreciación de la moneda, colas bancarias, colapso de los cajeros automáticos, carencia de circulante, mercado negro de divisas- y ha empujado al exilio a una enorme cantidad de venezolanos. Posiblemente la cifra de dos millones que da la oposición sea exagerada, pero es cierto que la presencia de emigrados venezolanos se ha hecho evidente en toda Latinoamérica, incluida la Argentina. Se trata de ciudadanos y ciudadanas jóvenes pertenecientes, en general, a la clase media y, incluso media alta, con buena formación escolar y, en muchos casos, con títulos universitarios, para quienes la vida en su país se ha vuelto insostenible y se han lanzado a la búsqueda de nuevos horizontes.
Muchos de ellos prefieren no hablar de política, declaran simplemente que “la vaina allá está muy difícil” y han logrado emplearse en supermercados, restaurantes y otros servicios. Hay también una emigración definidamente “escuálida”, es decir, opositora militante al chavismo y suele estar representada por hombres y mujeres de una más holgada posición económica.
Estas dificultades económicas llevaron al gobierno venezolano a crear una cripto moneda o moneda digital, el Petro, cuyo respaldo son las riquezas en petróleo, oro, piedras preciosas y minerales que tiene el país, lo que le permitiría efectuar las importaciones necesarias para el normal funcionamiento de su economía, hoy trabada por la confiscación financiera de sus dólares en el exterior.
Es decir, Venezuela está imposibilitada de operar con los dólares que percibe de sus exportaciones petroleras y, por lo tanto, con enormes dificultades para importar. En un país en el que tradicionalmente la inmensa mayoría de las mercaderías de consumo diario son importadas -recordemos el síndrome de Holanda- esta situación se torna catastrófica.
A todo esto, la oposición -una de las fuerzas políticas más torpes y crasas de América Latina- se encuentra en su permanente estado de división y con propuestas que, en muchos casos, lindan con el ridículo.
Así se ha creado un llamado “Tribunal Supremo de Justicia Legítima”, integrado por sedicentes juristas de prestigio, y que, desde Bogotá, pretende fungir como una especie de Corte Suprema en el exilio.
Esta verdadera “corte de los milagros” ha lanzado, vía Twitter, una serie de acusaciones contra el presidente Maduro, amenazando con realizarle un juicio político y destituirlo.
Como se ve, el patetismo infantil de esta “corte” no puede ser mayor. Estos payasos, en una,  reunión relámpago y en obvia ausencia del “acusado” y de su representante legal, decidieron el “inmediato” encarcelamiento de Maduro y dejan que la Asamblea Nacional, aquella que ganó la oposición y fue inhabilitada por desacato, se “pronuncie” sobre este “dictamen”, emitido en Colombia.

Como dice la agencia Misión Verdad: “Declarar la remoción del cargo del Presidente y “ordenar” su encarcelamiento por un “juicio” realizado en el extranjero por “magistrados” sin facultades, pasaría a la historia de la República como un adefesio

Los sectores ultras de la oposición -conducidos por Antonio Ledezma, el fugado de la prisión domiciliaria y autodenominado “presidente de la transición”, el anciano Diego Arría y la señora María Corina Machado, una  “niña bien” egresada de ingeniera en la Universidad Católica- agrupados en “Soy Venezuela”, ponen al otro partido Un Nuevo Tiempo, que, con Omar Barbosa, conduce el parlamento desacatado, en la situación de darle entidad a esas decisiones ridículas, violando la Constitución y el sentido común.
Como dice la agencia Misión Verdad: “Declarar la remoción del cargo del Presidente y “ordenar” su encarcelamiento por un “juicio” realizado en el extranjero por “magistrados” sin facultades, pasaría a la historia de la República como un adefesio con el que pocos quieren lidiar y que además puede devenir en responsabilidades penales para los parlamentarios ejecutores”.
Mientras tanto, el ex suboficial del Ejército y antiguo miembro del Movimiento V República, creado por Hugó Chávez al principio de su gestión, Henri Falcón, continúa su campaña presidencial, para enfrentar a Nicolás Maduro y el PSUV, en las elecciones de este año. La posibilidad de ocupar espacios políticos en los distintos estados es su principal motor, ante un eventual desgaste del PSUV y de Maduro. Sus miembros en el parlamento también se encuentran tensionados entre las posibilidades electorales y ceder a las pretensiones de los dirigentes que actúan desde el extranjero, con payasadas como la que hemos comentado, o, directamente, con amenazas de intervención yanqui.
Es sobre la base de esta “corte” de pacotilla que los gobiernos de Santos y Macri expresaron sus denuncias contra el gobierno venezolano en la última Cumbre de Lima.
El principal peligro que amenazaría la continuidad del gobierno de Maduro es sólo la intervención militar extranjera. Sobre ella se montan todas las expectativas y provocaciones de la oposición, la que intenta, por todos los medios, de convencerse a sí mismos de su inminencia.
Las Fuerzas Armadas Bolivarianas, el principal reaseguro del chavismo junto con una cada vez mayor organización popular, se han mantenido unidas y firmes en su apoyo al gobierno popular. Pese a sus amenazas y bravuconadas, EE.UU. no está en condiciones políticas de meterse en el lodazal que significaría una intervención militar en Venezuela, con excelentes relaciones diplomáticas y comerciales tanto con Rusia como con China. Y una intervención colombiana, fogoneada por la presencia militar norteamericana en el país, tampoco parece un mecanismo viable.

Con enormes dificultades económicas, con un asedio asfixiante del imperialismo y el capital financiero, el laberinto venezolano parecería resolverse, una vez más, saliendo por arriba, por la política.


Del portal MUCHO MAS QUE DOS

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