Por Héctor GIULIANO
(12.5.2018)
El
sorpresivo anuncio del presidente Macri sobre pedido de asistencia financiera
urgente al Fondo Monetario Internacional (FMI) demuestra la gravedad de la
Crisis de Deuda Pública que vive la Argentina por culpa de su Política de
Gobernar con Deuda y desnuda a la vez la naturaleza perversa del endeudamiento cuasi-fiscal inmanejable, es
decir, de la bola de nieve de la Deuda paralela del Banco Central (BCRA) por
Lebac y otros títulos de corto y cortísimo plazo.
Esto
último es particularmente importante porque, en realidad, esta ayuda de
emergencia que se está solicitando al FMI no es para sostener las necesidades
de financiamiento de la Tesorería sino para salvar la crisis insostenible del
BCRA.
Las
aceleradas negociaciones en curso con el
FMI son para obtener un crédito de tipo Stand-by llamado de alto acceso o
acceso rápido para garantizar la disponibilidad de moneda extranjera frente a
la abrupta pérdida de Reservas Internacionales (RI) que se está produciendo por
el pase masivo de fondos de las Lebac en Pesos a Dólares.
Dicho
con otras palabras: que este préstamo del FMI no es para salvar el Déficit
Fiscal del Tesoro – ya de por sí muy importante - sino para garantizar la
entrega de dólares a los capitales especulativos que lucran con el negociado de
las Lebac en la Argentina como deuda del BCRA.
CUADRO DE SITUACIÓN
El
BCRA se encuentra hoy en el ojo de una tormenta derivada de su propia política
financiera, monetaria y cambiaria; y para entender esto hay que comprender las
características de base del problema:
El BCRA no defiende el
valor del Peso sino el valor del Dólar
– porque la mayoría de los servicios de la Deuda Pública están en moneda
extranjera - y la corrida es contra el Dólar.
Mientras
el valor del peso es carcomido sistemáticamente por la Inflación la
preocupación central del gobierno es contener un tipo de cambio cuyo incremento
sea inferior al aumento de los precios, garantizando
así que la recaudación fiscal – que está básicamente en pesos - sirva para
comprar la mayor cantidad de divisas posible para poder pagar los servicios
crecientes de la Deuda Pública – Externa e Interna – que en un 70 % están
integrados por obligaciones en moneda extranjera y/o atadas a cláusulas de
indexación por tipo de cambio.
El
BCRA se encuentra frente a una maniobra
extorsiva de sus acreedores financieros de Lebac por arbitraje clásico
entre Tipo de Cambio y Tasas de Interés: o me das más tasa por la renovación de
las letras o me voy al dólar. Así de simple.
Y
esto es así y siempre va a ser así porque la esencia del negocio financiero de
los capitales especulativos – fundamentalmente capitales internacionales
golondrina - es la ganancia por arbitraje entre tasas de interés locales – que
en la Argentina son un múltiplo de las que se obtienen en el mundo – y tasas
externas en el contexto de un tipo de cambio estable y preferentemente bajo.
El
detonante que explica la actual crisis cambiaria por corrida hacia el dólar es el mega-vencimiento de Lebac del próximo
martes 15.5 por 680.000 M$. Y aquí reside el meollo de la cuestión ya que,
en caso de no renovación y pase a la compra de dólares ello significa que
estaría en juego una salida de casi 30.000
MD (28.800) de las Reservas Internacionales.
Ese
día (15.5) el BCRA necesita renovar tal enorme masa de dinero en letras, que
representa más de la mitad del stock total, que hoy pasa los 1.3 B$ (es el 52.3
%) y los acreedores financieros tenedores de las Lebac – ante la vulnerabilidad
extrema del Banco - le están exigiendo tasas más altas para permanecer en esos
títulos y no irse al dólar.
La
trampa de deuda cuasi-fiscal impagable
en que está metido el BCRA se ha transformado así en un condicionante
absoluto no sólo de las tasas crecientes de intereses a pagar por los pasivos
del Banco sino también del valor del dólar que arbitra con estas tasas en el
marco del régimen de tipo de cambio variable o flotante, un tipo de cambio que
en los hechos está sostenido no tanto con las intervenciones directas del BCRA
(venta de reservas en el Mercado) sino con el aumento de Tasas de Interés, como
alternativa para retener Pesos en el sistema – vía Lebac – para que esos pesos
no se vayan al dólar.
Y
todo esto es producto del complejo funcionamiento de la tríada Tipo de Cambio-Tasa de Interés-Inflación,
a la que nos hemos referido específicamente en dos trabajos anteriores
recientes7; y tiene una relación directa con el rol del BCRA como garante de
última instancia del Sistema local de Deuda Perpetua, esto es, de deuda
cuasi-fiscal que no se cancela sino que permanentemente se renueva.
LA
CRISIS DEL BCRA
Es
importante resaltar que la crisis financiera y cambiaria que vive actualmente
la Argentina – en el seno del gobierno macrista – cae dentro de la
responsabilidad inmediata del presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, que
notablemente parece haber pasado a un segundo plano en estos días frente al
mayor protagonismo de los Ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne, y de
Finanzas, Luis Caputo; y del propio presidente Mauricio Macri.
Esta
crisis – siempre en el marco de la política de macro-endeudamiento generalizado
de la administración macrista – reconoce como disparador tres hitos
contradictorios o inconsistentes del propio gobierno registrados en los últimos
meses:
El
aumento de la Meta de Inflación del
10 al 15 % para el corriente año (2018), anunciado en la conferencia de prensa
conjunta del 28.12.2017 (Marcos Peña-Sturzenegger-Dujovne-Caputo) o día 28-D,
que conllevaba el riesgo cierto de aumento de las tasas de interés en función
de la mayor Inflación.
La
baja relativa de las Tasas de Interés de las letras del BCRA durante el Verano
2018 frente al aumento de los precios y la mayor presión inflacionaria, que se
produce precisamente por falta deliberada de controles oficiales de precios,
por aumento de precios/tarifas de Servicios Públicos, por elevada Presión
Tributaria y por alto costo financiero.
Es
decir (por 1 y 2): que se pretendía bajar un poco las tasas de interés mientras
se aumentaban las perspectivas inflacionarias (!).
El
Impuesto a la Renta Financiera sobre las
Lebac a los tenedores no residentes, esto es, la incorporación de un
gravamen nuevo sobre los poderosos capitales financieros que obtienen ganancias
extraordinarias por el negocio de arbitraje financiero en la Argentina (carry
trade o bicicleta financiera).
Estaba
dentro de lo posible y hasta de lo previsible – sin juicio de valor al respecto
– que la administración macrista podía sufrir una reacción de fuerza de los
tenedores de Lebac frente a estas inconsistencias fácticas mientras, como
agravante, se le disparaba la Inflación interna y a la vez aumentaban las tasas
internacionales de interés porque, una de tres: 1) el gobierno actuó con gran
ineptitud frente a los hechos, 2) lo hizo para seguir favoreciendo el negociado
de las Lebac y títulos cortos conexos pero con márgenes algo más atenuados, o
3) lo hizo por combinación de ambas cosas. Siendo esto último lo que parece más
probable.
Dicho
con otras palabras: que el gobierno Macri, ante la inmanejable deuda
cuasi-fiscal por Lebac que él mismo generó, habría intentado tímidamente
corregir en parte la situación pensando que no iba irritar a los capitales
financieros de los cuales depende. Pero las cosas no le salieron como lo
pensaba.
Dueños
del arbitraje entre Tasas de Interés locales y Tipo de Cambio, estos capitales
buitre – que son los aliados clave del gobierno Macri en su política
deuda-dependiente - forzaron un aumento extraordinario de las tasas,
haciéndolas elevar a un nivel que les compensa con creces el nuevo gravamen a
la Renta Financiera y les provee fuertes utilidades adicionales como condición
de tales capitales para permanecer y/o regresar al Mercado de Lebac.
Y
para ello concretaron una verdadera demostración de fuerza desarmando sus
posiciones de papeles en pesos – Lebac y también títulos públicos del Tesoro -
y pasándose abruptamente al dólar, con
la consiguiente baja de reservas del BCRA, la disparada de la cotización
del dólar y la amenaza cierta de mayor inflación por traslado a precios de la
devaluación del peso.
De
esta manera, el gobierno sufrió un impacto múltiple y concurrente en su esquema
de total vulnerabilidad financiero-cambiaria: a) por aumento del Dólar, o su correlato de depreciación del Peso, b) por baja de las Reservas Internacionales,
dado la mayor demanda de dólares con pesos provenientes de la venta y/o no
renovación de Lebac, y c) por traslado a Precios del aumento del Dólar, con
efecto sobre la Inflación y también
sobre las Tasas de Interés.
Es
el círculo vicioso de la tríada financiera citada (Tasas-Dólar-Inflación) en
acción y de la cual el gobierno Macri no puede salir porque es la clave de su
supervivencia política.
ASISTENCIA
DEL FMI
Lo
más importante que hay que entender hoy en el marco de la corrida cambiaria, la
salida de divisas y el aumento de las tasas de interés que se ha venido
produciendo en las últimas semanas es que el pedido urgente de ayuda al FMI por
parte del presidente Macri no es – en este caso específico - para salvar al
Tesoro, es decir, a la caja del Gobierno Central, sino para salvar el manejo irresponsable del
negociado de las Lebac que se administra desde el BCRA.
Lo
que la administración Macri necesitaría así para re-encuadrar la situación es
una gran masa de dinero disponible como garantía a los acreedores de letras del
BCRA de que van a poder seguir cobrando tasas de interés récord en la Argentina
y que, si decidieran no renovarlas para irse al dólar, van a poder contar con
las divisas y retirarse del país.
Se
habla, por eso, de un mega-préstamo de
30.000 MD, que equivale a más de la mitad del stock de reservas del BCRA.
Además
– y aunque no se habla de ello – los fondos del Stand-by del FMI pudieran tener
otro objetivo, no declarado, de ir utilizándolos para sostener y/o garantizar
un pasaje gradual de los capitales financieros que están colocados en Lebac y
otros títulos de cortísimo plazo del BCRA a Letes, que son las Letras del
Tesoro – a mayor plazo relativo (la mayoría entre 100 y 200 días) – y a Bonos
del Gobierno Nacional, para traspasar y estirar el perfil de vencimientos de la
Deuda Pública, esto es, un pasaje de las obligaciones del BCRA a la Tesorería.
Sería
una suerte de Plan Bonex (1989) – canje de plazos fijos por títulos públicos
a más largo plazo – pero voluntario, no compulsivo, para inducir el paso de
Lebacs a Letes; aunque con el detalle que el Tesoro debiera darle tasas más
altas a los acreedores que el BCRA, cosa particularmente difícil en momentos
que el Estado trabaja con curvas de rendimiento invertidas.
Sin
embargo, con la ayuda del FMI una variante de este tipo no debe ser descartada
porque pudiera intentarse.
Pero
estas consideraciones no corresponden ya al análisis de los hechos sino a
conjeturas que sólo se develarán con el conocimiento del acuerdo a que se
llegue con el Fondo y a la posterior política de re-endeudamiento del gobierno
Macri.
Lo
único que está claro – por ahora y como siempre – es que el rol del FMI sigue
siendo intervenir en las Finanzas Nacionales cuando la situación se torna muy
grave para el país deudor, como hoy la Argentina, y los acreedores pueden
entonces correr el peligro de quedarse sin cobrar los servicios de sus títulos
– en este caso, fundamentalmente las Lebac del BCRA – porque el verdadero papel del Fondo en todo esto no
es el salvataje a los Estados Deudores sino el salvataje a los Acreedores del
Estado.
CONCLUSIONES
En
vísperas del mega-vencimiento de los 680.000 M$ de Lebac que caen este Martes
15.5 es previsible que el gobierno Macri, después de su rendición irrestricta
ante los acreedores aumentándoles
sustancialmente la tasa de interés de las letras a niveles récord en la
Argentina y en el Mundo, después de haber tolerado un desplazamiento
importante de la cotización local del dólar y habiendo encarado urgentes
conversaciones para obtener garantías de respaldo del FMI a los efectos de
poder mostrar que podría así atender una salida masiva de dólares – como la que
se ha producido en las últimas semanas – obtenga la permanencia por renovación
de la gran mayoría de estas letras.
De
allí el intento del Gobierno y de la prensa del establishment en general, de la
partidocracia parlamentaria y de la clase dirigente en general (esencialmente
grandes bancos y empresas) por desdramatizar la situación, quitarle gravedad a
la Crisis de Deuda y a la situación crítica del BCRA, esperando que los
capitales especulativos acepten las altísimas tasas de interés con que la
administración Macri los premia en función de sus exigencias extorsivas.
La
paradoja o burla subyacente en todo esto es que esta movida abierta de
rendición financiera – que es, en realidad, una variación consentida entre el
gobierno Macri y sus mandantes – puede
presentarse ante la Opinión Pública como un supuesto éxito de la gestión
gubernamental sobre la Deuda, como una muestra de confianza por parte de
los Acreedores y como una señal positiva de apoyo de los grandes Países
Desarrollados y las estructuras de poder financiero internacional a las reformas
estructurales en curso del Macrismo.
Incluso
la falsa y nueva imagen que se busca
instalar ante la gente de que ahora el FMI es bueno, que viene para ayudar
a la Argentina y que gracias a esta asistencia – una asistencia para pagarles y
seguir pagándole a los acreedores financieros con la asistencia del Fondo – el
país saldría adelante.
El
Ministro de Finanzas, Caputo, dijo claramente que tanto el proceso de
endeudamiento del Tesoro como la asistencia adicional del FMI – para salvataje
de los acreedores del BCRA por la crisis de las Lebac – constituyen el colchón
de reservas internacionales que el presidente Macri necesita para llegar al fin
de su mandato en el 2019.
Es
poco probable que los capitales financieros y los Países del Grupo de los 20
(G-20) le suelten la mano al presidente Macri y lo dejen caer – la regla dice
que nadie mata la gallina de los huevos de oro, que le da tan enormes y
consentidas ganancias – pero nunca puede descartarse que frente al agravamiento
de la situación haya algún cambio importante en la estructura del endeudamiento
argentino y/o directamente un abandono al presidente en caso que éste no sepa o
no esté a la altura de responder a las nuevas exigencias externas de la hora.
Y,
en este sentido, el fantasma que acosa al presidente Macri no es sólo el del
ex-presidente de la Rúa – escapando
en helicóptero a fines del 2001 - sino también el más reciente del presidente del Perú, Pedro Kuczynski
(en Marzo de este año), que pese a ser un hombre del Sistema y de su riñón de
poder, fue sacrificado por su ineptitud y por su corrupción probada para que el
gatopardismo del Sistema pueda continuar.