Miguel Ángel Barrios-Argentina
Mayo 2018
Siempre hemos sostenido que somos plurales
pero no neutrales. Estamos viviendo la hora de la independencia definitiva o la
nada. Y el único camino a la independencia definitiva tiene un solo
nombre: la Patria Grande.
Nuestro único compromiso es con la Patria
Grande. Y allí emerge glorioso en el máximo sitio de honor, el Comandante
Supremo Hugo
Chávez. En mí opinión el geopolítico más importante de Nuestra América en la
transición del siglo XX al XXI. Juan Domingo Perón es el inventor de
la Geopolítica latinoamericana y Hugo Chávez Frías ha sido el motor impulsor,
el nervio central del Continentalismo de Perón, teniendo como base ambos, el
unionismo hispanoamericano de San Martín y Bolívar.
Esto lo demuestro fehacientemente en mí
libro "Hugo
Chávez: pensamiento histórico y geopolítico" con prólogo de su
Profesor y Maestro, el General Jacinto Pérez Arcay, quien me honra con su
amistad .Y además en vida del Comandante Supremo, recibí numerosas distinciones
como Profesor de las Academias Militar y de la Cancillería, por lo que esta
reflexión, no es academicista ni teórica, ni mercenaria.
Es el profundo amor a Venezuela, a Bolívar
y a Chávez, lo que me obligan a reflexionar en voz alta. Porque el debate
construye y la censura destruye.
América Latina vive su más alto grado de
debilidad estratégica en el momento de conformación de un nuevo
"orden" mundial.
La Argentina se ha
convertido en un laboratorio del imperialismo norteamericano como
consecuencia del triunfo democrático de un representante de la República
Imperial. Es imposible analizar a Macri, sin tratar de entender la crisis
doctrinaria del peronismo o neoperonismo. Este punto es central.
El golpe de estado en Brasil es impensable
si no hubiera estado Macri. El PT no logró
articular un pensamiento latinoamericano. Su anclaje doctrinario es una
sumatoria de demandas sociales sin plantear, que lo social solo es resuelto con
la liberación continental. Es dramático el desconocimiento de la historia
latinoamericana en Brasil.
Y el lulismo, una amalgama social
embrionaria de un movimiento nacional se reduce doctrinariamente a como un niño
pobre y sin la escuela primaria llegó a ser presidente. Llama poderosamente la
atención como Lula en su último día libre, contó toda su vida al mundo, pero no
la entronco en ningún momento con las luchas sociales del Brasil, con la carta
testamento de Getulio
Vargas y su vínculo con Perón, y menos aún con Goulart-asesinado por la CIA- y
Brizola. Esto se paga caro. Porque el ataque a Lula, no es por es un
sindicalista metalúrgico, sino porque es el hijo de Brasil. Por lo tanto, no se
vió la mínima autoconciencia histórica del drama continental, del cual el juez
Moro, es un instrumento del imperio.
Rafael Correa, es también una expresión de las
limitaciones de un pensamiento integracionista. Vino a una gira de conferencias
a la Argentina hace dos meses y no citó, una vez el pensamiento de Perón,
centralizando el núcleo ideológico en el Che Guevara y Fidel Castro. Un
cubanismo con un Latinoamericanismo abstracto, estudiantil.
Ecuador, Colombia y Perú son plataformas
activas de la doctrina Monroe. Por lo que vemos, la ausencia de Perón y de
Chávez en categorías de pensamiento estratégico para generar el Estado
Continental es dramático. Y reitero, en el momento de conformación de un
orden multipolar, que depende de la Patria Grande que seamos sujetos, no del
nacionalismo ruso, chino o iraní, que son vitales para un equilibrio de poderes
mundial, pero no como brazos de nuestra liberación. En eso, entender el
Continentalismo de Perón es central. Lo explico y lo documento en mí libro
"Perón y el peronismo en el sistema mundo del siglo XXI".
Por todo lo dicho, la victoria de
Maduro desde el Punto de vista táctico adquiere dimensiones continentales.
Y geopolíticamente es un triunfo nuevamente que nos brinda Chávez desde la
gloria a Nuestra América, tan desolada y solo iluminada por la figura del
enorme Evo
Morales, la figura legendaria del mítico "Pepe" Mujica y el
liderazgo moral de un hijo de la Teología de la cultura, el Papa Francisco.
Esos tres faros, son escasos cuantitativamente pero infinitos políticamente y
moralmente.
Si Maduro perdía en
Venezuela, la Amazonía es al otro día, tierra de Monroe. Por eso, Brasil
debe estar a la altura de sus grandes geopolíticos. O sino, le esperan horas
caóticas. Empezando por José Bonifacio y por el general de Bolívar, el gran
José Ignacio Abreu de Lima. Pero reitero, en Brasil se sabe poco de ellos.
Venezuela, garantizó un posible foco de
desintegración, con la victoria de Maduro, y esto lo debemos tener claro todos
los latinoamericanos.
Ahora bien. Los números son concretos y
analizando secuencialmente, los resultados
electorales son pobrísimos. Lejos están los triunfos del comandante invicto. El
30 por ciento lo dice todo sumado a la enorme abstención.
Callarnos es una manera de rendición en
otras formas. Y si algo nos enseñó el Comandante Eterno además de la
geopolítica hacia la independencia definitiva ha sido su espíritu democrático y
pacifista.
Por lo que es momento de reconocer y
agradecer al pueblo venezolano la victoria táctica.
Pero, en tren de solidaridad, avisar que
con una mensualidad de tres a cinco dólares con una inflación galopante, con una
sociedad que tiende a la vigilancia política al estilo cubano de la guerra
fría, con una guerra
económica que no existe como categoría técnica sino que la verdad de
fondo es la ausencia de un plan económico, nos llevan a afirmar sin dudar que
ya no estamos llevando a cabo la acción política monumental del Comandante Hugo
Chávez. Y que sin dudas alguna, la llevan a su aniquilamiento. No desconocemos
la acción saboteadora del imperialismo. Pero primero, autocorrijámonos todos
desde adentro. Evo Morales lo dijo claramente "el imperialismo no
duerme".
Gracias Venezuela por darnos está
oxigenación de un segundo, y como agradecimiento a todo lo que nos dieron, este
humilde latinoamericano le demuestra su lealtad, avisando antes que lo
liquiden: "cuiden al gigante", y así, seguirán invictos para siempre.