Intervención en el Congreso
argentino del sacerdote José María di Paola
31 de Mayo de 2018
Señores legisladores:
El presidente de la Nación, al
inaugurar las sesiones ordinarias sorpresivamente dio luz verde al itinerario
legislativo de proyectos de ley que proponen distintos grados de liberación de
las prácticas abortivas.
Digo sorpresivamente porque este tema tan importante no fue comunicado a sus
votantes en la campaña presidencial y menos aún en las recientes elecciones
legislativas de octubre 2017.
Se prefirió ocultar, lo mismo
podemos decir de muchos que pertenecen a fuerzas políticas importantes que
velaron su opinión.
Nadie, por lo tanto, les
otorgó directamente el acuerdo a tamaña decisión que atraviesa lo más preciado
que tiene todo ser humano que es la vida. Sin la vida, ni ustedes ni yo
estaríamos acá.
Deberíamos recordar la defensa de la vida de tantos
argentinos, en particular la de los débiles y sojuzgados, haciendo un
homenaje a las mujeres secuestradas en la ESMA y en otros lugares de detención
clandestinos, por resistirse a abortar y defender la vida aún en las terribles
condiciones que les tocó vivir.
Los curas villeros hemos
expuesto nuestro parecer en un documento donde queremos dejar bien en claro que
la sociedad genera una suerte de gran hipocresía, donde aparece una clase
burguesa que propone el aborto supuestamente en beneficio de los más pobres.
No es la primera vez que se esgrimen propuestas utilizando a los
pobres.
Es decir: que el criterio de los poderosos, de los fuertes
que deciden sobre los que menos posibilidades tienen, es la lógica
dominante. Y esto también se traslada al niño por nacer.
Somos muchos los que
trabajamos en el campo popular y no podemos dejar pasar por alto dos hechos que
sin duda están íntimamente vinculados y que se ha querido mostrarlos, con
campañas mediáticas fuertes, como independientes, inconexos entre sí.
No es inocente que este año se
instale el aborto desde la política para acercarse a aquel que lo promueve en
todo el mundo: el FMI.
Señores legisladores: a muchos
de ustedes los veo preocupados y
manifestándose contra el FMI y al mismo tiempo inclinándose a aprobar una de
sus mayores exigencias, el aborto. Controlar quién nace y quién no en los
países que deben acatar sus normativas. Les ruego no caer en la hipocresía.
Recordemos en este momento al
ex Secretario de Defensa de los EE.UU.,
Robert Mc Namara, responsable de los bombardeos más despiadados en Vietnam.
Siendo presidente del Banco Mundial, planteó entre otros puntos, aumentar los
caudales de préstamos a los países pobres del Tercer Mundo bajo fuertes
condicionamientos y uno de ellos no era nada más ni nada menos que el aborto, a
los que agregaba otros suplementos coloniales. Su plan era en todo sentido un
monumental atentado contra la vida.
Desde ese momento hasta hoy
las campañas siguieron su curso. No podemos dejar de mencionar a John Davison Rockefeller, quien desde
su fundación ha apoyado, promovido y financiado las campañas pro aborto en el
mundo entero, incluyendo a nuestro país.
Aborto es FMI y FMI es aborto.
En los escritos de su
fundación encontramos los mismos argumentos que hoy se utilizan en la
Argentina.
Aborto es sinónimo de FMI le
guste o no al mundo conservador que no ve con malos ojos que los pobres tengan
la menor cantidad de hijos o que no los tengan y también al mundo
pseudoprogresista que levanta las banderas de una presunta libertad de las
mujeres para disponer de su cuerpo, pero que sabe que este genocidio además es
inspirado y promovido por el Fondo Monetario Internacional.
Hablar de aborto ahora es
sorprendente ya que en el 2015 se sentó
jurisprudencia sobre que hay persona desde la concepción y en el embrión,
mientras se aplaudía la valiente decisión también de extender la Asignación
Universal al Niño por Nacer. No pueden olvidar esto, señores diputados, es
verdad que no se hablaba de FMI.
Señores diputados el
presidente de Ecuador, Rafael Correa
en el año 2013 amenazó con renunciar a su cargo si prosperaba una propuesta de
incluir en el Código Penal la despenalización del aborto. El presidente de
Bolivia, Evo Morales expresó: “el
aborto es un delito”.
El Comandante Hugo Chávez sobre la despenalización
dijo:”En otras partes, aplican el aborto. Califíquenme de conservador, pero no
estoy de acuerdo con el aborto para detener un parto. Sencillamente nació el
niño ahora hay que darle amor”
Aborto es sinónimo de muerte
con receta. ¿Será que muchos
legisladores y funcionarios preocupados por el tema social ya se hayan
resignado y dejaron de buscar soluciones reales para las mujeres pobres en la
dura vida que llevan, en los pequeños niños abandonados o subsumidos por el
narcotráfico o la preocupación valiosa de los famosos NI – NI (Jóvenes que Ni
estudian, Ni trabajan)?
La receta indica que así serán
muchos menos a los que deberían dar respuestas.
Hemos visto hace poco un
informe exhaustivo de TV sobre Serbia y el FMI. Serbia pidió asistencia al FMI en el 2009, quien otorgo créditos
Stand By. Según estadísticas de salud pública de dicho país, anualmente son
23.000 los niños víctimas del aborto.
Cifra anecdótica muy por
debajo de las que documenta la Unión Europea que habla de más del triple.
Haciendo que Serbia tenga, gracias al FMI un promedio de nacimientos menor que
el resto de Europa.
En América Latina resuena el famoso grito de "No Matarás" de
monseñor Romero Obispo Mártir de El Salvador cuando exhortaba a los
militares a no reprimir a su propio pueblo y con el mismo fervor agregaba: “si
sentimos la represión, porque nos mata a jóvenes y gente que ya es grande, lo
mismo es quitar la vida en las entrañas de la mujer. También el niño en las
entrañas es un hombre que con el aborto es asesinado”.
Los planes del FMI y sus
imposiciones terminaron con la vida de Monseñor Romero y muchos niños en
nuestra América. Especialmente nuestra América más profunda, la silenciada.
FMI es aborto y hay diputados
que quieren lo que ya se da en nuestras Islas
Malvinas, usurpadas por el Imperio británico donde se estableció una base
de la OTAN y donde el aborto es libre, seguro y gratuito.
A lo largo de 50 años este
equipo de sacerdotes de las villas ha sido testigo de muchas propuestas de
muerte.
Han muerto catequistas,
religiosos y sacerdotes por la dictadura, por el tráfico de armas y drogas, y
continúa con la muerte de adolescentes y jóvenes.
¡No necesitamos agregar más
muertes! . Nuestros barrios necesitan
propuestas de vida digna y una sociedad que proteja a los más débiles, no que
los descarte como residuos patológicos.
Poco sabe el FMI del amor de nuestras mujeres por el hijo que llevan en
sus entrañas, incluso en circunstancias duras, difíciles.
Concluyo invitando a los
señores diputados a seguir el ejemplo de dos grandes mujeres: Madre Teresa y Eva Duarte de Perón,
ambas defendían la vida aun en los momentos más difíciles y nunca se apartaron
un centímetro de sus convicciones. Siguiendo este camino podemos ser más
feminista cuando reivindicamos los derechos de la mujer y cuidamos la vida.
Gracias por su atención.