Alberto Buela - junio 2018
El término griego katecon que debe castellanizarse como katechon
y pronunciarse katéjon, es el participio presente del verbo katecw
(katécho) que
significa significa: retener, agarrar, impedir.
Es el apóstol San
Pablo en su segunda carta a los Tesalonicenses, versículos 6 y 7, quien lo
utiliza por primera vez como idea de obstáculo, de impedimento, a la venida del
Anticristo.
Esta parte de la
carta es conocida desde siempre como el Apocalipsis
abreviado, pues allí San Pablo nos habla de dos tipos de katechon. En el
versículo 6 usa una frase con el pronombre neutro to, que traducimos por lo, y
en el versículo 7 utiliza el pronombre masculino ho, que traducimos por el.
Al haber utilizado
San Pablo en dos versículos seguidos y continuos vocablos personales –ho- como impersonales –to- para referirse al mismo participio
substantivado katechon como el
obstáculo o el impedimento, muchas han sido a lo largo de la historia las
hipótesis para explicar la frase. Hay opiniones para todos los gustos.
Para los autores
clásicos aquello que detiene la llega del anticristo era el Imperio Romano y sus instituciones. Hoy
lo que queda de ese imperio es el derecho romano en las leyes de los pueblos.
Así cada vez que se conculca, que se anula una ley nuestra fundada en el
derecho romano estamos contribuyendo a la venida del anticristo con todos los
males que eso supone.
Desde la
restauración democrática (1983) para acá, en Argentina estamos anulando
paulatinamente lo poco que quedaba de la legislación romana: hace unos años se
anuló el matrimonio entendido como
la unión de un varón y una mujer para procrear, hoy se intenta anular el derecho a la vida del niño por nacer y
mañana será el derecho a la eutanasia y pasado el derecho a la zoofilia y así ad infinitud hasta que seamos
transformados en homúnculos.
Eliminar el derecho
a la vida es un plan del gobierno mundial que nació a mediados del siglo XX, y
que está vinculado al control de la natalidad, como quieren los organismos
internacionales de dicho gobierno.
Si se derrumba este katechon=obstáculo todo estará
permitido, pues que tiene el hombre de mayor requisito primario que la vida.
Sin vida no existe actividad posible.
El crimen de miles y
miles de niños por nacer va a repercutir ante las puertas del cielo, pues reclamarán
su lugar al negárseles el bautismo. Y con cada crimen se liberará un demonio en
este valle de lágrimas, que es el mundo en que nos toca vivir.
¿Quién podrá
gobernar así, montado en estos crímenes y con tantos demonios sueltos?
Se me dirá que esto
es pura especulación teológica, de la que ni la Iglesia habla. Pero es lo que
está ahí, presente, en la sana meditación sobre estos temas.