Distinguir errores de escollos objetivos para poder
avanzar
Por GABRIEL FERNÁNDEZ *
El cuadro de situación político aparece mucho más complejo que el económico. A decir verdad, la crisis inducida por el
PRO Cambiemos sobre esta nación deja poco margen para el debate. El
desmoronamiento de indicadores relacionados con la producción y el consumo
resultan tan evidentes que sólo quienes arden de furia por haber votado su
hundimiento buscan alguna salida argumental autojustificatoria.
De ahí la persistencia sin sustento de los que
adaptan los balbuceos del presidente Mauricio Macri sobre
“el desastre” previo y sus “despilfarros” como explicación del ajuste. Si por
un momento el conjunto social preparara un mate solitario y se reconcentrara en
los propios pensamientos, admitiría sin más el dislate de haber respaldado a
quienes siempre hacen lo mismo, con la única variante presente de la
aceleración.
El endeudamiento
argentino es récord a nivel histórico local y a nivel presente mundial, sin
más explicación que la ausencia de recursos genuinos por el desfinanciamiento
forzado del Estado generado por la actual administración. La anulación de los
impuestos a los grandes exportadores y la desaceleración
de la actividad económica general constituyen los ejes del mismo y
reconfiguran un horizonte de sacrificio innecesario que sólo promoverá mayor
enfriamiento.
Ahora bien: el dilema está puertas adentro del
movimiento nacional y popular. Del mismo participan el kirchnerismo y el Frente
Renovador en tanto fuerzas políticas nacionales, y un complejo
entramado intermedio con cierto hilván en la militancia que se observa
compuesto por gobernadores, intendentes, agrupaciones,
sindicatos y movimientos sociales. Todos tienen algo; nadie tiene todo. Es ostensible que la pole position
está en manos de Cristina Fernández de Kirchner pues cuenta con la mayor
intención de voto.
Gobernadores e intendentes son tensionados continuamente por la dualidad
entre el apriete presupuestario y jurídico oficial, y las demandas sociales
crecientes de sus espacios geopolíticos. En los sindicatos,
aunque la ecuación es similar, la movilización de base y los resultados
directos del programa antinacional y antiindustrial orientaron una franja
mayoritaria en sentido opositor profundo. Y en las organizaciones sociales la necesidad inmediata las
lleva a acuerdos que son evaluados tan razonables como potencialmente
desmovilizadores por sus cercanías.
Vale poner el foco en el rubro agrupaciones, porque de allí surgen enlaces con los
otros actores citados y en su seno se despliegan algunos planes soterrados para
considerar. Si el grueso de los espacios políticos y sindicales con anclaje en
las bases contienen un antimacrismo explícito que se visualiza en actos y
movilizaciones, otros refugios menos públicos implican direcciones divergentes.
De hecho, con una pata fuera del movimiento y otra en su interior, el empresariado ligado
al mercado interno, también opera.
El planteo básico de este segmento, con
limitaciones de conciencia importantes, es expulsar del gobierno a los actuales
empresarios vinculados con finanzas y fugas para imponer un proyecto “moderado”
en el cual kirchneristas y sindicalistas tengan un rol secundario y cuya marcha
político económica quede en manos de gobernadores e intendentes que eviten la
radicalidad. Sucede que estos empresarios, damnificados de
plano por el plan recesivo, ven con buenos ojos algunas matrices del mismo: la
baja salarial, el cercenamiento de derechos laborales, el recorte de poder
sindical.
Allí radica uno de los problemas, no el único, para
la reorganización del peronismo en
particular y del movimiento nacional y popular con perspectivas electorales en
general. Es posible ubicar, detectar el sentido económico que divide a una
franja de otra y observar porqué algunos priorizan la justicia social mientras
otros confían en el rasgo silvestre de la vida nacional para desplegarse sin
retrotraer daños causados por el macrismo. Lo haremos en textos venideros pero
con estos datos alcanza para situar y entender.
El duhaldismo sigue siendo un fantasma
articulador de esas zonas, que están buscando en el massismo una canalización política presente. El
problema que encuentran es que las ataduras presupuestarias y eventualmente
procesales de varios de sus pre candidatos impide que se planten ante la
opinión pública como francos críticos de la administración central y por lo
tanto sean aventajados por aquellos que, con un nivel de presión menor, lanzan
justos ditirambos que suenan bien a oídos de un pueblo agotado por la caída
persistente.
Hay un dato que quizás remita a errores compartidos
que derivaron en un desencuentro histórico: si rastreamos el interés
profundo, kirchnerismo y sindicalismo, en vez de andar
por la vida como perro y gato, necesitarían una imbricación política mucho más
profunda. El poder actual y el “moderado” en ciernes, ven bulto allí
y consonancia de objetivos, mucho más que los propios protagonistas de genuinas
acciones opositoras.
Es claro que varios dirigentes gremiales tienen buen trato con gobernadores y espacios que
podrían catalogarse en este cuadro como conservadores. Pero la cerrazón del
proyecto antinacional los ha encapsulado, mientras el resto de las vertientes,
mayoritarias y coaligadas, marchan hacia una confederación de centrales
nacional populares y netamente antioligárquicas. Cada vez que un
referente kirchnerista golpea al sindicalismo de conjunto, contribuye a
desequilibrar esa confluencia de intereses hondos y damnifica un mayor respaldo
para su proyección política. También hay cruces de interés, con posturas
diferenciadas, entre gobernadores e intendentes. Es preciso identificarlas y
definir políticas en ese campo.
Ahora bien, hecha esta precisión, vamos sobre otra,
quizás más decisiva: opositores y moderados no
pueden prescindir unos de otros a la hora de enfrentar al macrismo.
Ambos quisieran desprenderse y avanzar con propuestas nítidas y propias, pero
el galvanizado 30 por ciento liberal conservador que insiste en respaldar
cualquier iniciativa netamente antipopular les recuerda que las divisiones a la
hora de forjar las listas de candidatos sólo deriva en la dispersión del
caudal. Lo saben, pero no lo pueden resolver.
El mundo también existe, como informamos siempre
en La Señal Medios. El Papa existe y mucho, así como las realidades del entorno
latinoamericano, con sus modificaciones recientes. En tanto, Europa retrocede y Eurasia se relanza,
mientras los Estados Unidos buscan su destino, como en aquella película. Es
ostensible que la combinación de las tres banderas históricas a pleno es la
fórmula justa para este tramo vibrante del andar propio y lejano. El desafío
está a la vista y la solución es compleja pero, al mirar el trasfondo, posible.
Las referencias políticas, gremiales y sociales
necesitan mirar con claridad y pensar. En principio para corregir
errores propios a la hora de aglutinar. Luego, con un espacio definido, diseñar
hacia regiones más abarcativas. Es decir, limpiar el panorama y
eliminar las falencias de conducción para entonces sí, afrontar las diferencias
reales, los escollos objetivos para transitar los meses venideros con una
orientación nacional y popular contenedora y creciente. Sin el primer paso será muy fatigoso abordar el siguiente.
*Director La Señal Medios / Sindical
Federal / Area Periodística Radio Gráfica.