Por Miguel Ángel Barrios para NODAL
1 agosto, 2020
El presente texto es un resumen de la exposición que el autor desarrolló en el Encuentro Virtual “América Latina y Argentina en el nuevo mundo”, organizado por el Instituto Independencia.
Evidentemente el Covid 19 como toda plaga, peste, epidemia en la historia trae un cambio
de “orden” en sus diversos niveles. Es impensable la crisis del medioevo y
la emergencia de la modernidad europea occidental sin estar de por medio, entre
otras causas, la peste negra venida de Asia.
No quedaremos entrampados en el dilema
si el Covid es de origen chino o norteamericano, sino de explorar los
escenarios prospectivos estratégicos que aceleró la pandemia.
Estamos asistiendo al declive relativo de los EEUU, a la crisis
de Occidente en su variante europea o norteamericana, al surgimiento de un
“orden” mundial desoccidental, de círculos civilizacionales, cuyo epicentro
es el Asia-Pacifico, y a la agonía de la fase neoliberal de la globalización,
mundialización o universalismo, al decir de Juan Perón.
Entendemos que el sistema mundo no es un proceso economicista, sino un proceso
histórico multidimensional de interacción mundial y no de integración, que
genera oportunidades y amenazas y centros y periferias en forma dinámica y que
se inició en el siglo XV.
El mundo de la pandemia y postpandemia
revitaliza las categorías más que de izquierdas o derechas (categorías o
conceptualizaciones eurocentricas), las
categorías geopolíticas de Patria Grande o Patria Chica, que nos hablaron
desde siempre desde el pensamiento y la acción en Nuestra América. Pienso que
en estos momentos, de alta heterogeneidad en América Latina, es un error
abordar la integración de la Patria Grande desde una perspectiva ideológica o
reduccionista de “izquierdas” o “derechas”. Se trata de asumirlas desde una
concepción estratégica, entendiendo a esta como la praxis deliberada para
llegar a un objetivo.
Muchas veces los grandes discursos o
monumentales “ideas” caen en saco roto y entramos en un amesetamiento. No
siempre en la historia aparece un estadista notable de las dimensiones de Juan Domingo Perón y el “Nuevo ABC”, con la
matriz geopolítica del continentalismo o la voluntad geopolítica militante y
casi desesperada, como un relámpago, de Hugo
Chávez en épocas del postconsenso de Washington. Por supuesto no fueron los
únicos, pero sus figuras sintetizan la época.
Pienso que lo que le está faltando al
Mercosur, como anillo fundante de la UNASUR y la CELAC, son objetivos de corto
y mediano plazo para crear hondura geopolítica y, en una segunda etapa, de
nuevos temas de una agenda de la llamada alta política. Si no resolvemos lo
simple es imposible ir a lo complejo. Y esto ocurre cuando quedamos inmersos en
grandes discusiones ideológicas.
Paso a enumerar los puntos que le
podrían dar encarnadura al Mercosur. Por supuesto, no se agotan en estos
puntos, sería demasiado pretencioso y personalista si pensar eso.
Enumero en forma rápida y sin entrar a
analizar:
El
Mercosur no es una zona de librecomercio. Es, por el contrario, un mercado
común.
Esto exije redefinir una Ciudadanía Regional. Se habló muchas
veces, pero nunca se tomó como objetivo superior.
Impulsar
un laboratorio de las experiencias fecundas en el Mercosur de una economía endógena, que
solamente tiene dos polos: el cooperativismo y las pymes. Es una de las grandes
escuelas para combatir el empleo informal y desarrollar la economia popular.
Creación de Cursos de especializaciones militares comunes de las FFAA en el
Mercosur, en función de los nuevos conflictos. Existe un alto grado de
integración educativa en el ámbito militar.
Crear en las academias diplomáticas la curricula Historia y Realidad del Mercosur.
Hoy se desconoce en los ámbitos de las cancillerías el itinerario
integracionista.
Crear un foro permanente de agilización y mecanismos de procedimientos
comunes aduaneros y migratorios, en forma simple y evitando toda incursión
de “poderes ocultos”.
Crear espacios académicos de formación
política civil en seguridad ciudadana para evitar los gobiernos policiales de
la seguridad. En la Argentina hay que
crear una Universidad Nacional de la Seguridad que subsuma a las Academias
policiales o trabajar con supervisión o coordinación del Estado Nacional.
Crear un Instituto de la Gestión Pública del Mercosur con indicadores
comunes de gobernabilidad para la transversalidad de las políticas públicas.
Homologación
directa de los títulos educativos en todos sus niveles. Y en el caso de carreras específicas
crearle las cátedras para acreditar su título. Esto es fundamental. Los
colegios profesionales, verdaderos poderes de boicot a la integracion, no
pueden ser más fuertes que los Ministerios de Educación. Esto debe estar
centralizado por una oficina digital. Existen numerosos Protocolos Educativos,
todos dispersos. El secreto del éxito de este punto vital es su velocidad. Hay
un falso discurso de la burocracia que manifiesta en muchas ocasiones que ya existe
el reconocimiento de títulos, pero la verdad, que es la única realidad, dice
todo lo contrario, por lo que da la sensación de funcionar una burocracia en
este tema que se autojustifica no diciendo la verdad.
