Por Carlos Pissolito para Espacio Estratégico
Desde que
comenzó la pandemia hace, aproximadamente, un años atrás, tenemos la impresión
que había grupos de poder y de pensamiento que de alguna manera sabían o
preveían que una cosa así podía pasar. Es más, dan la impresión de tener
grandes planes para reconfigurar el mundo a caballo de la misma.
No nos referimos
a ningún grupo secreto sino a información que publican diversos medios
periodísticos, como la revista económica, “The Economist”, foros de
pensamiento, como el Foro Económico de Davos o hasta la propia Organización de
las Naciones Unidas.
Básicamente, nos
dicen que el mundo del futuro será un
mundo nuevo, repleto de tecnología, pero uno que lo podrán disfrutar solo unos
pocos.
Concretamente,
Ida Auken, Miembro del Parlamento de Dinamarca (Folketinget), lo puso por
escrito en las web del Foro Económico de Davos, con todas las letras, cuando
explicó con la masa de personas que no tendrían los medios para vivir como
ella:
“Mi mayor
preocupación son todas las personas que no viven en nuestra ciudad. A los que
perdimos en el camino. Aquellos que decidieron que toda esta tecnología era
demasiado. Aquellos que se sintieron obsoletos e inútiles cuando los robots y
la IA se hicieron cargo de gran parte de nuestros trabajos. Los que se enojaron
con el sistema político y se volvieron contra él. Viven diferentes tipos de vida fuera de la ciudad. Algunos han formado
pequeñas comunidades de autoabastecimiento. Otros, simplemente, se quedaron en
sus casas vacías y abandonadas en pequeños pueblos del siglo XIX” (Ver:
https://www.weforum.org/agenda/2016/11/how-life-could-change-2030/ )
Como uno de “los perdidos en el camino”, pero que,
todavía, tiene toda la voluntad. No solo de sobrevivir, también, la de
prosperar, si se puede.
Pues tal como lo
puso Alexandr Dugin, entre otros pensadores:
"La
cuestión más importante es estar a favor de la globalización y el “great reset”
o estar a favor del “gran despertar”. Así se formulan dos opciones más importantes
que afectan la naturaleza misma del hombre, que separan la humanidad en dos
partes. Este conflicto que hoy
observamos en los EEUU no es un conflicto americano, sino universal. Lo mismo
sucede en Rusia, China, Irán, Turquía, Argentina, en los países europeos e
islámicos. En todas partes está la red de los globalistas que pertenecen a la
élite y también están los pueblos que son llamados peyorativamente populistas. Este
problema será resuelto durante el curso de este Siglo. Ser de derecha o de izquierda
hoy no significa casi nada. Es mucho más importante estar a favor del
globalismo o en contra; al lado del pueblo o al lado de la élite globalista y
las redes financieras y tecnológicas dominantes”. (Ver:
https://espacioestrategico.blogspot.com/2021/01/a-dugin-trump-tiene-todas-las.html)
NOSOTROS ESTAMOS DESPIERTOS
Lo primero que
hay que entender es que el mundo en el cual vivíamos ha recibido un gran golpe.
Especialmente, la economía liberal/capitalista de libre mercado. Simplemente,
porque los consumidores no están
gastando.
Muchos gobiernos conscientes de este problema,
rápidamente, han procedido a inyectar dinero en sus
respectivas economías, buscan atemperar la caída y apuntando a una rápida
recuperación.
Pero, nada de
eso sucederá, por lo segundo a comprender. Que es que la ciencia moderna no ha hecho que las epidemias sean cosa del pasado;
por el contrario, solo nos asegura que las pandemias del futuro, serán más
peligrosas que esta.
Por lo tanto,
muchas de las cosas que nos dicen que "tenemos que hacer" o que
"tenemos que tener" son innecesarias. Pues, todo lo que debemos hacer
es vivir tranquilamente en nuestras casas. En una forma no muy distinta a cómo
lo hizo la generación de nuestros abuelos.
Lo que empieza por tener una despensa bien surtida y,
al menos, cierta capacidad de producir nuestra comida. Una pequeña huerta o un
gallinero pueden ser de gran ayuda. Lo mismo que
una caña de pescar puede ayudar a poner la cena en la mesa, al igual que saber
cazar.
No se trata de renunciar a todos los adelantos del
mundo moderno. Sino de aprovecharlos en la actual condición. Como es el caso del teletrabajo, para quienes pueden practicarlo y
la educación a distancia para quienes tienen hijos en edad escolar.
Por supuesto,
que todo esto manda al tacho de residuos toda
la ideología de género. Ya que las
familias se tendrán que organizar a la usanza de la vieja escuela con una madre
que se tendrá que hacer cargo de la educación inicial de los más pequeños. La
internet y las buenas bibliotecas harán el resto para los más grandes.
Al respecto,
el economista y profesor en La
Sorbona, Cédric Durand, nos explica que vivimos en un feudalismo propio a los
tiempos modernos, muy alejado de la libertad y la equidad prometida por las
nuevas tecnologías. Ya que las nuevas tecnologías son todo lo contrario de
lo que prometen. Pues, en vez de civilizar al capitalismo, lo renovó hacia
atrás.
Por lo que se
instaló en el medioevo con los útiles de la modernidad. No dio ni nos hizo dar
un salto hacia el futuro, sino que se replegó hacia atrás y, con ello, resucitó
las formas más crueles de la dominación y el sometimiento.
El mito de la Silicon Valley se derrite ante nosotros:
la acumulación escandalosa de ganancias, tecno dictadores, desigualdades
sociales indecorosas, desempleo crónico, millones de pobres suplementarios y un
puñado de tecno oligarcas que han acumulado fortunas jamás igualadas. (Ver:
https://www.pagina12.com.ar/319287-somos-mas-debiles-que-los-algoritmos)
William Lind, en
las antípodas ideológicas de Durand, coincide en lo fundamental. Lo que nos
resta a los billones que quedamos afuera de la burbuja tecnológica diseñada y
esperada por la élites es una suerte de retrocultura:
“...como yo la
llamo, formas comprobadas durante siglos de experiencia humana, saldrá a la luz
cada vez que la realidad regrese. El consumismo, la "alta tecnología"
y una cultura frívola donde "entretenerse" es el mayor bien no son la
realidad. Las epidemias lo son. ¿Haremos un buen uso de esta carrera en seco y
comenzaremos a ser reales nuevamente o eso dará una patada en el estómago en
lugar de una patada que nos despierte?” (Ver: https://espacioestrategico.blogspot.com/2020/03/coronavirus-una-carrera-en-seco.html)
Como tal, la retrocultura es un redescubrimiento del
pasado y de las cosas buenas que tiene para ofrecer. Además, es una
recuperación de esas cosas buenas, como lo disfrutaron nuestros padres, abuelos
y bisabuelos. Ella rechaza la idea de que "no se puede regresar". Lo
que hemos hecho antes, obviamente, podemos hacerlo de nuevo. Durante muchos
años, los argentinos vivimos en una tierra segura, sólida y cómoda, con una
sociedad civil que, incluso, era elegante y donde la vida de la mayoría era
agradable y buena.
Lo que funcionó para ellos puede funcionar para
nosotros. Podemos recuperar las cosas buenas que tenían y sabían.