viernes, 16 de julio de 2021

«Para un modelo bonaerense 2045»

Luis Gotte 


8 julio, 2021  para Última Noticia

 

Lamentar nuestras penas por las redes sociales mientras la comida, nuestra comida, es ajena, no es de criollos. La llanura bonaerense ya no pertenece a nuestros paisanos. Hace poco más de treinta años que venimos amontonando pueblos en esa gran mancha urbana, la Urbanópolis Conurbanense, donde se destruyen cuerpos y conciencias.

Nuestra región surera-campera está casi despoblada, con más de 600 pueblos desapareciendo, muchos de nuestros Partidos-municipios no sobrepasan los 10 mil habitantes. Envejecidos y empobrecidos. Los jóvenes escapan del terruño que los vio nacer. Ya son lugares que a nadie les importa. Tierra inmensa, llanura que todo lo da. No hay un espacio en que se arroje una simiente y crezca con vitalidad. Podemos producir lo que se nos ocurra. Hasta un criadero de camellos tuvo Mar del Plata.

Nuestros paisanos son muy hábiles como inteligentes, sencillos y solidarios, humildes, aunque a veces atolondrados. Los políticos les dijeron: cierren los ojos, el futuro está en las aldeas globales, en las ciudades globalizadas. Y se fueron. Cuando los abran, lamentarán el cambio de vida. Añorarán el pasado.

La Gran reina del Plata, cual Cleopatra egipcia, ejerció una poderosa atracción sobre la región surera bonaerense. El centralismo se consolida luego de la batalla de Pavón (1861). Designada la Gran Ciudad como capital del Estado, la misma comienza a crecer. También lo hacen sus poblados cercanos, como Avellaneda, Berisso, Banfield, en la subordinada argentina del ‘900. Se incrementa la población de la Ciudad de Buen Ayre con la oleada extranjera (el Censo de 1938 dará 2.415.142 hab.), y a la par se desarrolla la primera corona del Conurbano. Saturado el primer cordón, surgirá un Segundo con un crecimiento poblacional que se acelera en los ’60 para dar lugar, lentamente, a una tercera corona o cordón.

Fue en 1961 cuando, Frondizi, decide levantar el Ferrocarril Provincial de Buenos Ayres, que se extendía desde la ciudad de La Plata hacia el oeste bonaerense hasta llegar al Partido de Rivadavia, por casi 1.000 km de vías férreas. Muchos pueblos comenzaron a agonizar, y muchos pueblos emigrarán al Conurbano. Fue una dolorosa tragedia para la Provincia, y un enorme negocio para las automotrices americanas y nuestros políticos que intervinieron en el proceso.

La ausencia del FF.CC en un territorio tan extenso como el nuestro (equivale a Italia, Alemania, Polonia o el Reino Unido Británico) impedirá cualquier tipo de desarrollo o progreso en la Provincia Federativa de Buenos Ayres. Excluyendo a Mar del Plata, con una superficie con unos 280 mil km2 no se llega a los 4 millones de hab. Los tres cordones del Conurbano más la Ciudad del Buen Ayre, con aproximadamente 30 mil km2. multiplica por cuatro a sus habitantes.

Nuestra provincia se administra con una Constitución Provincial de fines del S.XIX (y modificaciones); una legislación electoral de la Década Infame (la división en Secciones electorales es de 1936, Gobernador Fresco); su Ley Orgánica Municipal es de 1958 (Aramburu/Rojas, que copian de la anterior ley orgánica de la década del ‘30). El poder real está representado en los tres cordones del conurbano, que tiene mayoría absoluta de Senadores y Diputados, con respecto a las otras 5 secciones electorales. Con un sistema de Partidos-municipios (de tiempos de Mitre) que debiera ser de Comunas. Nuestros pueblos sureros no tienen herramientas para defenderse, ni siquiera para tener un proyecto Comunal propio. Están subordinados a los mandatos de La Plata-Conurbano.

El gobierno nacional ya tomó una clara decisión en aliarse con China. En Provincia, según declaraciones del dirigente santacruceño Máximo Kirchner, no se cambiará en nada la forma de administración de poder. Tienen una visión centralista y verticalista del poder, no conocen el sentir federalista de nuestra tierra.

Para 2023 hay un recambio de Intendentes, y en el Conurbano han decidido impulsar figuras jóvenes para ocupar sus puestos administrativos. Buenos Ayres necesita capitanes de mar y guerra, que comprendan la realidad, lo que sucede transfrontera y pelee, con mentalidad comunal y no municipal, por los derechos y deberes de sus pueblos, que pongan frenos al poder central.

El Pueblo de la Provincia de Buenos Ayres no precisa de jóvenes obedientes, aunque algunos de nuestros viejos dirigentes hayan dado un mal ejemplo. Necesitamos comprender e interpretar el sentir FEDERAL, el que bregara Dorrego y Rosas.

En política, el espacio que no se ocupa lo hace otro. Y tierra que no se produce, lo harán otros. ¿Cuál es el modelo bonaerense para las próximas décadas? No es difícil conocer la respuesta, solo hay que leer nuestra historia, en particular la relación entre Argentina y Londres, y entenderemos como actuarán nuestros dirigentes políticos, carentes de patriotismo y nacionalismo (el buen entendido).

Atarán nuestra pampa bonaerense a la dependencia de potencia hegemónica. Permitirán que nuestras llanuras sean ocupadas (no quiere decir físicamente) para una producción planificada y altamente tecnificada, de acuerdo a las necesidades de consumo de la colectividad extranjera. Impondrán un Nuevo Modelo Agroindustrial. Y a nuestros paisanos amontonados en Urbanópolis se les concederá una Renta Básica Universal, con Internet gratis para que estén confinados en sus hogares. Una gran Cuba en tierra firme.

Algunos la definen como la Agricultura 4.0 donde se “procura aumentar la productividad y reducir costos de producción en el sector agrícola mediante la utilización de tecnologías como drones y sensores, la implementación de la agricultura de precisión, el big data, el Internet de las Cosas y la inteligencia artificial…con drones podemos tomar imágenes de campo para reconocer si existe una baja producción, sequía o plagas. Los sensores nos permiten identificar cambios de temperatura, humedad y otros datos de los productos. La información que se generara facilita el desarrollo de modelos productivos eficientes, que permiten ahorrar agua, reducir pérdidas de alimentos y ofrecer producto de mayor calidad”. También las frutas, hortalizas y verduras serán sometidas a la edición genética mediante la técnica CRISPR, un sistema conocido como “tijeras moleculares”, que corta y edita, o corrige, en una célula, el ADN asociado a una enfermedad. ¡Maravilloso!, pero lo que consumamos no será lo mismo con lo que se alimentaron nuestros abuelos.

La realidad superará toda ficción: “campos despoblados controlados por drones teledirigidos y programables para sembrar, medir variables y seguir fumigando con nuevos combinados de agrotóxicos y fertilizantes sintéticos con la incorporación de software de precisión para mapear y recolectar toda la información de los recursos biológicos y genéticos, automatización de procesos físicos de cosecha y todas las etapas de la agricultura intensiva, en las que las máquinas deciden por si solas, supervacas, supercerdos y superpolllitos bebé resultantes de la biotecnología aplicada solo para incrementar la producción sin ningún reparo en los riesgos a la salud humana y la anulación por completo de los saberes de agricultores y agricultura”. Es la deshumanización de la agricultura, la expulsión de cientos de miles de trabajadores y pequeños propietarios de sus tierras. No es Julio Verne, es un nuevo pacto Roca-Runciman rediseñado al S.XXI: el Pacto Sola- Zhong Shan.

Para nosotros habrá carne sintética ultra-procesada, material celular con sabor a pollo o pescado, huevos artificiales…educados y formados en nuevas relaciones humanas cristalizadas en el veganismo y el vegetarianismo. No es una exageración, basta con seguir las declaraciones de George Soros, Bill Gates, Hilary Clinton, Xin Jinping, el Grupo económico conocido como los Bilderberg, Monsanto-Bayer. Un eje antihumanista, al que debiere oponerse otro frente, uno HISPANISTA.

La escritora y filosofa india Vandana Shiva viene denunciando el atropello al ruralismo en la India donde se viene “desarrollando e invirtiendo en investigaciones y proyectos tecnológicos para ser aplicados sin evaluación de riesgos en el sistema agroalimentario y que no tienen otro fin que generar procesos de acumulación del capital, concentración económica, apropiación de recursos genéticos y dominación social”.

Podemos, y debemos, generar un modelo alternativo, un Modelo Bonaerense para un Proyecto Nacional Argentino, con cambios institucionales y planificación de políticas públicas. Un Modelo que convierta a la Provincia federativa de Buenos Ayres en la locomotora que impuse a los demás Estados Federativos a su desarrollo y crecimiento integral.

El sentido metapolítico de la idea de cultura

 Alberto Buela Queremos destacar acá los condicionamientos que ha sufrido la idea de cultura en su origen. Los mundos antiguo, medieva...