por Carlos Pissolito
Algunos economistas comienzan a
preguntarse si la inminente crisis de las deuda externa norteamericana no está
empezando a “argentinizarse”. No por nada nuestro país, explica Nigel
Fergusson, tiene el récord de haber concretado su 9no default y ser el primero
en sufrir uno de ellos, en un lejano 1890, tras haber contratado un empréstito
con la casa Baring Brothers de Londres.
Fergusson, también, recuerda que fue esa misma
Argentina, el país que ideó una forma de
salir de ellos. La primera ocurrió
durante el gobierno de Miguel Juárez Celman, quien se había endeudado más allá
de lo razonable para mejorar los ferrocarriles y el puerto de Buenos Aires.
Además, en forma paralela, había privatizado varios de esos ramales y
aprovechando el aumento del precio internacional de los granos, usó los
excedentes obtenidos para la especulación financiera; por lo que se produjo una
burbuja que estalló cuando el Estado nacional no pudo pagar sus deudas y entró
en cesación por cuatro años.
Fue Julio A Roca , en su segunda presidencia,
quien le tocó solucionar el problema. Para ello procedió a realizar una reforma
monetaria basada en las ideas de Silvio Gesell. Un economista nacido en
Alemania, pero radicado en la Argentina que había desarrollado la idea del
dinero sellado y del interés social.
También, aprovechó la ocasión
para “desmarcarse” del patrón de la
Libra esterlina y del patrón oro y crear nuestra propia moneda.
La doctrina argentina, luego, fue
seguida por el mundo entero, inclusive por la misma Inglaterra tras la crisis
de los años 30. Y fue el propio y,
posteriormente famoso, John M. Keynes, quien inspirado en las Gesell, las
imponga por sobre las de Winston Churchil.
Las que serían conocidas por la historia como la: “Teoría Keynesiana”.
La segunda ocasión fue a caballo
de la caída de la convertibilidad en el 2001. Pero es una historia conocida.