viernes, 1 de junio de 2012

Malvinas, un eslabón de la cadena colonial

por Godoy, Bonforti y Guidi
Pretendemos en las siguientes líneas abordar la cuestión Malvinas desde una perspectiva más amplia que la cuestión de la guerra acaecida hace 30 años, y también más allá de la ocupación producida en 1833. Buscaremos aquí ubicar el problema en el contexto de la opresión de una potencia colonial, de un imperio sobre una nación balcanizada que lucha por constituirse como tal. Desprendiéndose de lo cual estableceremos la noción de que la defensa nacional contra el imperialismo debe darse en todos los planos: político, económico, cultural, pedagógico, etc. Luego de la revolución de mayo, la relación entre nuestro país y Gran Bretaña comienza a delinearse como una semi-colonia. Ésta se establecerá y profundizará con la aparición del imperialismo sobre fines del siglo XIX, y decrecerá a mediados del XX con el avance de los EE. UU. Resaltamos aquí la diferenciación entre los nacionalismos de las naciones opresoras, de los países centrales, desarrollados, donde la cuestión nacional se encuentra resuelta; del nacionalismo de los países coloniales o semicoloniales de las naciones oprimidas, de los países atrasados. En éstos el problema nacional no se encuentra resuelto. Durante el siglo XIX el avance imperialista por parte de la metrópolis londinense resulta incontenible y con esto, el desarrollo de las fuerzas productivas y la creación de un capitalismo que aspira a la total monopolización de las relaciones comerciales. Ante este nuevo escenario será necesario la creación de una nueva ciencia que de cuenta de los fenómenos emergentes. Quien se destaque como portavoz de esta ciencia, propia de un estado burgués, será Sir Mackinder. Para éste existe una extensa masa terrestre constituida por Asia, Europa, Norte de África, conocida como la Gran Isla, el resto del globo es un gran arco cuya navegación es accesible. La historia es un constante, reiterado conflicto, entre estas dos grandes y antagónicas estructuras , donde existen periodos de hegemonía de la Gran Isla sobre las zonas navegables y viceversa. Así, la nación opresora de Gran Bretaña ha tenido diversas injerencias en nuestro país, desde antes que se desenvolviera como tal. De esta forma, tempranamente en 1806-1807 se produce la invasión inglesa en estas tierras. Esta no fue una simple aventura de piratas, sino que se relaciona con la pérdida por parte de Gran Bretaña de las colonias del Norte. Era un intento colonialista, de imponer el libre comercio y de rapiña. Gran Bretaña iba a cumplir un doble papel en los procesos independentistas, por un lado va a darle apoyo para buscar instaurar el librecomercio; y por el otro, y en relación a ello, va a influir en el proceso de balcanización, pues así podrá dominar a los “nuevos territorios” liberados, estableciendo economías exportadoras, la desintegración de las fronteras nacionales producto de la desunión política que apunta como estrategia capitalista a nivel global a una desintegración económica. De la Gran Nación Latinoamericana soñada por los libertadores, quedarás 20 países disgregados . Además resaltamos que a partir del empréstito Baring (1824) tramitado por Rivadavia, el mecanismo de la deuda ha sido utilizado por los británicos como instrumento de saqueo y de sumisión semi-colonial . Con la creación del estado tapón uruguayo, a través de una de las acciones políticas preferidas del imperio, que apunta al equilibrio de poderes regionales, propio del mecanismo de poleas y contrapeso que utiliza la corona para brindar el apoyo a un país u otro de forma aleatoria y de acuerdo a sus beneficios, en 1828 buena parte de la cuestión geopolítica estaba resuelta. Luego de que el francés Bougainville (1764) bautizara como Malouines (de ahí Malvinas), ocupara dicho territorio, y se retirara por las protestas de España; luego que Byron, años más tarde, avistara las Malvinas y las bautizara como Falklands, después que el gobierno de las Provincias Unidas heredara en legítimo derecho las Islas, y en 1820 a bordo de La Heroína David Jewett cumpliendo órdenes de Sarratea izara la bandera argentina , de que se fijara la Comandancia Política y Militar de Soledad con jurisdicción en las Malvinas e Islas adyacentes al Cabo de Hornos (1829), designando a Luis Vernet como Comandante, estableciendo así una colonia argentina en las Islas, los ingleses el 2 de enero de 1833 a bordo de la Fragata Clío, al mando de Onslow ocupan las Islas, y luego del rendimiento del Coronel José María Pinedo es bajado el pabellón nacional e izado el de la nación ocupante. Brisbane, colaborador de Vernet, se iba a poner de lado de los ingleses y a explotar a los anteriores y legítimos habitantes . Este va a ser ultimado en la rebelión del gaucho patriota entrerriano Rivero el 26 de agosto de 1833 . Lo novedoso en el caso Malvinas es la aplicación de la otra modalidad de expansión propia de la Pax británica, que es la ocupación militar directa. Se necesita afianzar aun más la visión estratégica imperial en el Atlántico sur, ya que al oeste a través de la isla Santa Helena estaba asegurada, Malvinas pasa a tener una relevancia geopolítica considerable, forma parte del camino que desemboca en el único paso interoceánico continental hasta la construcción del canal de Panamá en 1914.
En 1845, se va a producir otra injerencia armada al territorio nacional por parte de la potencia británica (conjuntamente con la francesa y los aliados internos) con el propósito de abrir la navegación de los ríos y la segregar la Mesopotamia (nuevo estado tapón) . A lo cual Rosas ordena romper relaciones con ambos países, al tiempo que suspende el pago del empréstito (5 mil patacones eran girados por el arreglo Falconnet). Se dan las batallas de Obligado y Quebracho, donde los criollos no dejan que los gringos se la lleven de arriba, y resisten tozudamente la intervención, llevándola, a pesar de la derrota militar al fracaso en sus objetivos y como expedición comercial. Luego de los tratados Arana-Southern (1849) y Arana-Lepredour (1850), se establecerá la exclusiva navegación nacional de los ríos interiores, y el desagravio del pabellón nacional con 21 cañonazos. Llegamos en este breve recorrido al año 1982, donde la Junta Militar ilegítima, educada en la Doctrina de Seguridad Nacional (defensa fronteras adentro), que mantenía una feroz represión interna, y una economía semi-colonial, ligada a las potencias imperiales, iba a producir un hecho legítimo de fijación de la soberanía sobre el territorio nacional de las Islas en cuestión. La Junta podría haber abordado la cuestión de la soberanía de manera integral, actuando en todos los planos donde dicha soberanía se encuentra sometida al flagelo colonial, en paralelo a Malvinas, en relación a éstas podría por ejemplo haber embargado las empresas británicas, roto toda relación con la potencia, prohibir las remesas y giros de dinero a dicho país, no lo hizo, no era parte de los objetivos que la llevaron al poder, se encontraba ligada a las potencias imperiales y no a las causas nacionales. Se encontraba en las antípodas de unas fuerzas armadas nacionales, las de San Martín, Mosconi, Savio, Perón, etc. El caso Malvinas es el ejemplo continental de la coexistencia de una doble dominación, la colonial por un lado, la ocupación directa a través de las armas, violando todo tipo de soberanía nacional heredada del imperio español, y la integridad territorial de los estados, y por el otro lado la ocupación además de obedecer a cuestiones geopolíticas en un contexto de expansión imperial, se explica también por la explotación de recursos naturales –agua, minerales, metales, fauna, flora- muchos de los cuales elementales en cualquier proceso de industrialización, es decir, la superación del estadio de mera granja metropolitana. Por lo tanto la ocupación militar, también apunta a reforzar la dominación semicolonial, ya que a través del desmembramiento de la integridad territorial le imposibilita a la Argentina la explotación de recursos naturales validos para reforzar cualquier proceso de industrialización que nos empuje de manera progresiva de la orbita semicolonial y de dependencia. Así, considerando a Malvinas como un eslabón en la cadena colonial, argumentamos que la defensa de la soberanía nacional debe darse en todos los planos, y a lo largo y ancho del territorio nacional y latinoamericano contra toda potencia extranjera que nos aparte del camino de la liberación nacional. Malvinas es una causa de la Patria Grande, y como tal irrenunciable para la definitiva emancipación.







































Scalabrini en el subsuelo de la patria

por Juan Godoy

Va a tener una fuerte impronta en el pensamiento de Scalabrini Ortíz la idea de la existencia de una Argentina soterrada, y la necesidad, para emprender el camino hacia la liberación de las ataduras que esta situación traía aparejada, del descubrimiento de los complejos mecanismos que determinaban la indefinición de la Nación. Podríamos considerar que Scalabrini viene a denunciar, y a poner de manifiesto lo que Jauretche llamara superestructura cultural que conllevaba la colonización pedagógica, y la consiguiente conformación de una intelligentzia. Esa misma superestructura, que cuando Scalabrini decidiera abandonar el camino ya tendido para el hombre de letras, y comenzara a desenterrar esa Argentina oculta (bajo pilas y pilas de libros, notas, balances, etc.), lo iba a enterrar y condenar al ostracismo de diarios, editores y demás engranajes de la Argentina semi-colonial agraria. Va a ser Don Arturo quien va a sostener que “llevamos al terreno económico y social lo que la revisión histórica iba descubriendo (…) Esta fue sustancialmente la obra de Raúl Scalabrini, cuyo talento de investigador y de escritor y cuya voluntad sacrificada de servir al país le costó la pérdida de todos los triunfos materiales que tenía a su disposición, pero lo premió con el título que ya nadie puede discutirle de descubridor de la realidad Argentina”.[i] Su biógrafo, Norberto Galasso lo incluirá en la nómina de los escritores malditos. Los escritores malditos son definidos como los que fueron condenados al silencio y al olvido por la superestructura cultural dirigida por las clases dominantes. Éstos no tienen un lugar en la academia, ni en diarios, revistas, editoriales, etc. en tanto escritores comprometidos con la cuestión nacional y cuestionadores del orden colonial, y de la superestructura misma (Galasso, Norberto. (1892). Raúl Scalabrini Ortíz y la lucha contra la dominación inglesa. Buenos Aires: Ediciones del Pensamiento Nacional)

Así aparece Scalabrini como “un espíritu andariego desvelado por el espíritu de la tierra, que anda ávido de los números para rastrear lo que pasa entre las materialidades de la muchedumbre innúmera” [ii].  De esta forma, podemos observar ya en ese hombre que está solo y que espera (1931), a Scalabrini recorriendo las noches porteñas, sus cafés, calles, buscando rasgos, características particulares de ese sujeto. Es un autor que no se liga a una observación superficial, no se detiene en la masa (cual como podríamos ver, por ejemplo, en el positivismo de Ramos Mejía), sino que va más allá. En esa Argentina del ’30, en que Discépolo canta “Yira, Yira”, “Cambalache”, “¿Qué sapa señor?”, etc. En esa Argentina que se mira en el espejo de Europa (que siempre nos devuelve una imagen desfigurada). Pero que ya se encuentra en algo… Y es en ese algo, en el cual Scalabrini explora, él buscará “esa veta rebelde y subterránea que el espíritu forma bajo los hechos (para lo cual se debe) inventar nuevos patrones de medición, despojar al criterio engañosos convencionalismos”. [iii] Hay ya algo diferente en esa década que José Luis Torres denominara infame, pues años antes en algunos cuentos de su primer libro: La Manga (1923), ya aparecía el tema de las multitudes, pero aquí Scalabrini todavía no examina el detalle, lo peculiar: “cuando era niño (…) no prestaba atención a la muchedumbre (…) Al presente pienso a menudo en esa muchedumbre triste, resignada”[iv], “Hombres y mujeres (…) son todos tan iguales entre sí, que es casi imposible individualizarlos. Parecen muñecos hechos con molde, limados y retocados para que sean idénticos” [v] Podemos considerar que Scalabrini en “el hombre que está solo…” busca la particularidad del hombre de Corrientes y Esmeralda, pero al pensar en éste considerando que “el que mire fisonomías o hábitos creerá estar en Europa, no el que observe pulsos o inspiraciones” [vi], implica a la cuestión nacional. Pues lo que le dará esas características de ese hombre que él busca, es la no ligazón a las concepciones europeas, pues Scalabrini bucea en nuestros sentimientos, desprendiéndose de la imitación y dependencia: “los espejismos se evaporan (…) una a una va desflecando las banderas conductoras, los grandes signos de la cultura europea” [vii]. Norberto Galasso, va a argumentar que “El hombre que está solo…” “se incorpora a la cultura nacional por su decidido rechazo de todo lo foráneo” [viii]. Aquí tenemos a un hombre que está en pleno proceso introspectivo, de reflexión  (la primera edición de “El hombre que está solo…” sale en noviembre y se agota al mes siguiente. Galasso, Norberto. (2008). Vida de Scalabrini Ortíz. Buenos Aires: Colihue), que devendrán tiempo después en miles ya no solos y habiendo terminado su larga espera. Así sostiene Horacio González “lo que brota del subsuelo del 45 era el mismo material que en el 31 se estaba amasando a la luz del día, como un aluvión y torbellino del paisaje” [ix].
Así Scalabrini desarrollará una inmensa tarea de investigación económica, pero también hay algo más en esas indagaciones que realizó (consideramos que Scalabrini es un pensador que no se queda en las superficialidades), no son meros números que se amontonan a medida que se pasan las hojas, no es la economía entendida como una ciencia exacta, sino la economía como una ciencia social, que permitirá descubrir esa patria que se halla en el subsuelo, nuestro autor dirá “fui a escarbar archivos, a desenterrar papeles, a exhumar y dar nueva vida a las voces extintas que están sepultados por incomprensión (…)”. [x] La economía entendida así como “un método de auscultación de los pueblos (…) En puridad, la economía se refiere exclusivamente a las cosas materiales de la vida (…) Pero la economía bien entendida es algo más. En sus síntesis laten, perfectamente presentes, las influencias más sutiles: las confluentes étnicas, las configuraciones geográficas, las variaciones climatéricas, las características psicológicas y hasta esa casi inasible pulsación que los pueblos tienen en su esperanza cuando menos.” [xi] Scalabrini va a llevar su planteo a lo más profundo de la superestructura que del país semi-colonial agrario, en tanto generadora de zonceras tanto históricas, políticas, económicas, nuestro autor argumentará que “todo lo que nos rodea es falso o irreal. Es falsa la historia que nos enseñaron. Falsas las creencias económicas con que nos imbuyeron. Falsas las perspectivas mundiales y las disyuntivas que nos ofrecen. Irreales las libertades que los textos aseguran (…)” [xii]  Pues lo que él viene a desenterrar es la realidad misma que se pretende ocultar, ya sea en falsas opciones (como la que profesaba o con el Eje, o con los Aliados, tan colonial una como la otra, desconociendo la posibilidad de una posición neutral), en luchas ajenas, bajo literaturas extranjerizantes, etc. Esa realidad de expoliación que se realizaba sobre el país día a día, y que el pueblo sufría en “carne propia” (el cual no perderá tiempo engañándose, consideramos que al estar menos penetrado por la superestructura colonial lleva una “ventaja” con respecto a las otras clases). Así  “la subconsciencia de la multitud sabe que lo esencialmente argentino es la tierra y el hombre que se apega a ella” [xiii]. Y con respecto a su tarea sostiene que “en nuestra pesquisa, dimos en descubrir lo que después debía aparecer como evidente para todos”. [xiv] Es Scalabrini quién va venir a develar los ocultos mecanismos de dominación colonial que se esconden en el trazado vías del ferrocarril, pues éstos: “fueron trazadas con un sentido ajeno a las conveniencias nacionales”. [xv] Una de las intencionalidades del libro es el acercamiento de la inteligencia a los problemas nacionales y su fidelidad hacia ellos. Los problemas argentinos aparecen como un ejemplo, como parte de los Latinoamericanos. Scalabrini apela al conocimiento de nuestras historias comunes para lograr la unidad del continente: “unir (…) es tarea americana y de legítima reivindicación, así como desunir por futilezas o por doctrinas extranjeras a la conveniencia americana es tarea del interés europeo y de sus cómplices. Para unir es preciso comprender. Para comprender hay que conocer” [xvi]. Él está pensando en la unidad latinoamericana. Dicho libro también aspira a “ser una de esas humildes piedras fundamentales que, hundidas en el silencio del subsuelo, soportan la gracia arquitectural de la futura estructuración argentina” [xvii]. Son ideas lanzadas en algún periódico (muchas veces de corta duración), en afiches, conferencias, charlas, discursos callejeros, etc. que se echan a rodar en la Argentina semi-colonial, Galasso sostiene que Scalabrini, argumentaba que “las ideas muchas veces se esfuman de la vista pero circulan subterráneamente”. [xviii] Y así todas esas ideas vertidas durante la década del ’30, y parte del `40 iban a hacer eclosión un día, Scalabrini dirá que “eran los hombres que están solos y esperan, que iniciaban sus tareas de reivindicación. El espíritu de la tierra estaba presente como nunca creí verlo” [xix]. A decir de Horacio González hay una “idea basada de un plano sumergido que irrumpe en una realidad superficial e indolente” [xx]. A pesar de todos los esfuerzos hechos por la superestructura cultural para que las ideas descolonizadoras de Scalabrini no se difundieran, el subsuelo de la patria ese día de octubre del ‘45 había decidido sublevarse.

Notas
[i] Jauretche, Arturo. (1976). Forja y la década infame. Con un apéndice de manifiestos, declaraciones y textos volantes. Buenos Aires: Peña Lillo, páginas 57-58.[ii] Aramendy, Cecilia y Bril, Nuria. (2010). Acerca del método de Scalabrini. En Periodismo, Historia y Política Argentina. Buenos Aires: Jefatura de Gabinete Ministros (Gobierno de la Provincia de Buenos Aires), página 106.

[iii] Scalabrini Ortíz, Raúl. (1983). El Hombre que está solo y espera. Buenos Aires: Plus Ultra, páginas 21-22.

[iv] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2003). Los Humildes. En Scalabrini Ortíz, Raúl. (2003). La Manga. Buenos Aires: Librería Histórica, página 28.

[v] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2003). El diario de Nicolás Bródel (Efecto Primaveral). En Scalabrini Ortíz, Raúl. (2003). La Manga. Buenos Aires: Librería Histórica, página 93.

[vi] Scalabrini Ortíz, Raúl. (1983). El Hombre que está solo y espera. Buenos Aires: Plus Ultra, página 29.

[vii] Scalabrini Ortíz, Raúl. (1983). El Hombre que está solo y espera. Buenos Aires: Plus Ultra, página 99.

[viii] Galasso, Norberto. (2008). Vida de Scalabrini Ortíz. Buenos Aires: Colihue, página 109.

[ix] González, Horacio. (1999). Restos Pampeanos. Ciencia, Ensayo y Política en la Cultura Argentina del Siglo XX. Buenos Aires: Colihue, página, página 336.

[x] Citado en Galasso, Norberto. (2008). Vida de Scalabrini Ortíz. Buenos Aires: Colihue. Originalmente en Scalabrini Ortíz, Raúl. Conferencia del 17/2/41.

[xi] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001). Política Británica en el Río de La Plata. Buenos Aires: Plus Ultra, Página 5.

[xii] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001). Política Británica en el Río de La Plata. Buenos Aires: Plus Ultra, Página 7.

[xiii] Scalabrini Ortíz, Raúl. (1983). El Hombre que está solo y espera. Buenos Aires: Plus Ultra, Página 87.

[xiv] Citado en Galasso, Norberto. (2008). Vida de Scalabrini Ortíz. Buenos Aires: Colihue. Originalmente en Scalabrini Ortíz, Raúl. Sexto Continente, noviembre de 1947.

[xv] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2006). Historia de los ferrocarriles argentinos. Con un apéndice de la Ley Mitre. Buenos Aires: Lancelot, página 23.

[xvi] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2006). Historia de los ferrocarriles argentinos. Con un apéndice de la Ley Mitre. Buenos Aires: Lancelot, página 15.

[xvii] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2006). Historia de los ferrocarriles argentinos. Con un apéndice de la Ley Mitre. Buenos Aires: Lancelot, página 392.

[xviii] Galasso, Norberto. (2008). Vida de Scalabrini Ortíz. Buenos Aires: Colihue, página 233.

[xix] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2009). Tierra sin nada, tierra de profetas. Devociones para el hombre argentino. Buenos Aires: Lancelot, 2009, página 30.

[xx] González, Horacio. (1999). Restos Pampeanos. Ciencia, Ensayo y Política en la Cultura Argentina del Siglo XX. Buenos Aires: Colihue, página 335.







Curso de Formación Pensar en Nacional

Universidad Nacional de Villa María, Córdoba



Entrevista Juan Espo: http://soundcloud.com/radio-unvm-09/entrevista-juan-espo-curso







Entrevistas a Aritz Recalde: http://mequedoaca.blogspot.com.ar/2012/05/aritz-recalde-pensar-en-nacional.html
http://soundcloud.com/radio-unvm-12/20120529-aritz-recalde-pensar







Entrevista a Francisco Pestanha: http://www.youtube.com/watch?v=IQP3msPDIR0






Hacia los 400 años de la Universidad Nacional de Córdoba: el caso de la Ciudad Universitaria Estudiantil Presidente Perón

por Gonzalo Pedano 

La histórica fecha que se avecina para la comunidad universitaria cordobesa constituye un acontecimiento central para ahondar en una memoria de nuestra Universidad construida desde la óptica del Pensamiento Nacional. Esto es, para avanzar en un proceso activo de elaboración de sentidos y representaciones sobre el pasado de la Universidad en su relación con las luchas populares de nuestro país y de América Latina. Memorizar en este sentido implica situar a la Universidad de Córdoba en el marco de esa dicotomía estructural y estructurante de imperialismo – nación, analizando a partir de determinados hechos –siempre construidos- la forma en que nuestra Universidad estuvo atravesada –como tantas otras instituciones- por los procesos de liberación y dependencia que afectan a nuestro país y a América Latina. Y en este marco, determinar también cuáles son las tradiciones intelectuales que en esta Casa de estudios expresaron los intereses populares y cuáles, en el caso contrario, se encargaron de silenciarlos, omitirlos o, simplemente, ocultarlos. Y en este último punto, en el de aquellos hechos silenciados, omitidos y obviados, pretendemos detenernos. Acudimos, para ayudarnos un poco, a Hernández Arregui: “Los postulados de la Reforma del 18, extensión universitaria, agremiación estudiantil, becas, residencias estudiantiles, cooperativas, comedores y asistencia médica gratuita, universidad abierta al pueblo, equivalencia de títulos para los estudiantes latinoamericanos, etc., fueron conquistas de la época de Perón. Estas conquistas fueron efectivamente logradas durante el gobierno de Perón. Una espesa red de mentiras sistematizadas ha ocultado este hecho. La Universidad de la época de Perón no fue perfecta. Tuvo grandes fallas. Pero fue nacional”. La afirmación de Arregui no es ociosa y nuestra cita, tampoco casual. El 21 de julio de 1952, el gobierno de la Provincia de Córdoba donó a la fundación Eva Perón, 70 hectáreas donde debía comenzar a edificarse la “Ciudad Universitaria Estudiantil”, lo que fue efectivamente realizado. La Ciudad Universitaria, hoy epicentro histórico-social-cultural-científico y político de nuestra Universidad, es una creación del peronismo. Su proyecto original fue elaborado en 1948 y llevaba por título: “Ciudad Universitaria Estudiantil Presidente Perón”. Cierta tradición de fuerte anclaje en nuestros claustros mediterráneos se ha empecinado en obviar el hecho antes mencionado. “Producida la Revolución Libertadora en 1955, y bajo los lineamientos del gobierno de facto, se desarticula el proyecto de la “Ciudad Universitaria Estudiantil”, ideado por los peronistas. El rector interventor Jorge Nuñez, en una carta dirigida al ‘presidente provisional de la Nación’ Pedro Aramburu, solicita la transferencia a la UNC de los terrenos y obras ya construidas. Finalmente, el 3 de septiembre de 1957, la Universidad recibe los ocho pabellones edificados: Perú, Chile España, México, Francia, Profesores, Administración y Esparcimiento. En el acto de entrega de estos edificios, el rector Nuñez dijo: ‘Debemos acercarnos al concepto de las universidades norteamericanas y europeas. Así podrá llegarse a obtener una educación integral que permita el desarrollo de las aptitudes intelectuales, morales y psicológicas del individuo, lo que sólo puede lograrse íntegramente –según la palabra autorizada de Houssay- en las ciudades universitarias, ampliamente experimentadas en las ciudades más avanzadas’ ”. Las palabras del Rector señalan el paso de una Ciudad Universitaria ideada con sentido nacional, a un modelo universitario que pretende amoldarse a los de Europa o Norteamérica. A esto precisamente hacía referencia Arturo Jauretche, cuando hablaba del aparato de colonización pedagógica, la colonización de la subjetividad que le es distintiva y la denigración de lo propio entendido como más “retrasado” en comparación con las ciudades más “avanzadas”. Sin embargo, esto no es todo, el Rector Interventor designado por la “Libertadora”, continúa su prédica antiperonista: “Esto que con tanto entusiasmo recibimos, no es en realidad todavía una Ciudad Universitaria. Con fines que advertían un plan de propaganda interna y externa, se dirigió la obra de quien ejercía el poder, a proveer de comodidades materiales a los que quisieran rendir conciencias a sus designios”. Los ardides del “tirano prófugo” no tenían límites, había mandado construir ocho pabellones totalmente nuevos, basamentos fundamentales de una Ciudad Universitaria, sólo para pervertir conciencias juveniles. Con el mismo razonamiento, habría creado la Universidad Obrera –hoy Universidad Tecnológica Nacional- sólo para domesticar la conciencia proletaria. Es claro, para nosotros, que a través de ese Rector hablaba la línea Mayo – Caseros que retornaba a la conducción de la Universidad para detener el aluvión zoológico, que no sólo había creado Ciudades Universitarias, sino que había declarado la gratuidad de la Enseñanza Universitaria un 22 de noviembre de 1949 y había puesto en funcionamiento Universidades en cuya dirección participaban los trabajadores.
Volvemos al presente, ya por cumplir los 400 años. Nos adentramos en la página institucional de la UNC, y encontramos que la misma sostiene lo siguiente en relación a lo sucedido para con la Universidad en los dos primeros gobiernos peronistas: “1946 - 1952 - En mayo de 1946 son intervenidas todas las universidades nacionales, y quedan cesantes más de dos mil profesores. Se sanciona la ley reaccionaria 13.031, que limita la participación estudiantil; se llevan a cabo políticas tendientes al crecimiento de la matrícula y la eliminación de aranceles a universitarios oficialistas, y la persecución ideológica a los estudiantes opositores. En 1951 la FUA declara la huelga general, a raíz de las torturas padecidas por el estudiante Bravo de Química. Durante 1952, la policía clausura los Centros de Estudiantes. El rector es designado por el Poder Ejecutivo Nacional”. La potencia del resumen se destaca por la falsedad de algunos de sus datos y la omisión de otros. Sobre la creación de la actual Ciudad Universitaria nada se menciona. Seguramente habrán tomado el párrafo de algún manual liberal de esos que abundan, porque de alguna de las obras de Hernández Arregui seguro que no. Vuelvo a retomar aquí la iniciativa de avanzar en una memoria de nuestra Universidad que no repose en la descalificación agraviante y en la omisión deliberada, sino que estructure su mirada hacia el pasado institucional a partir de los modelos de universidad triunfantes o hegemónicos según la correlación de fuerzas que se dio en diferentes momentos históricos, entre las fuerzas del imperio y las fuerzas de la nación.



Apuntes para la militancia nacional y popular – N° 4 –


por Gonzalo Pedano
Córdoba 05/04/12            


“No hay mejores batallas que las que se ganan con el corazón, esas son las que perduran en la memoria de los pueblos.” Cristina Fernández de Kirchner

A modo de introducción: notas de observación participante
Buenos Aires, Septiembre de 2011, Luna Park, acto convocado bajo la consigna: “Néstor le habla a la Juventud y la Juventud le habla a Néstor”
“Unos 6000 jóvenes militantes de las juventudes peronistas de todo el país, colmaron el Luna Park. El evento político – cultural tuvo el carácter de una celebración, del festejo por un modelo nacional y popular que se va abriendo paso ante tantas dificultades. Algo nos invadía aquella tarde. Miles de jóvenes cuadros políticos de todo el país se encontraban en un acto pensado como un espacio por y para la juventud. Es simple, el proyecto nacional requiere de un actor estratégico para continuar avanzando. ‘Néstor le habla a la juventud y la juventud le habla a Néstor’, fue la consigna dialéctica utilizada como slogan y un Néstor vestido de ‘Eternauta’ sostenía la consigna: ‘Bancando a Cristina’ en las dos gigantografías ubicadas a los costados del escenario. Un nieto restituido abre el acto con su discurso. Ese nieto nacido en la ESMA, pronunció su discurso frente a miles de jóvenes porque es un cuadro del proyecto. Y porque el proyecto necesita de jóvenes cuadros para ensancharse. Y porque si el proyecto no se ensancha, no avanza”.
“Ciertos componentes históricos de fuerte contenido político y simbólico estuvieron presentes en el encuentro. Ohesthereld y el Eternauta, los golpes gorilas y los desaparecidos, las Abuelas, la Madres y los nietos, el enorme edificio del Diario ‘La Nación’ en frente del Luna Park, donde la juventud peronista estaba de fiesta. Les digo, fue una fiesta”.
“En términos objetivos, fue una puesta en evidencia de la fuerza. Miles y miles de jóvenes cuadros, de diferentes organizaciones peronistas –sindicales, sociales y partidarias- dispuestos y convencidos de que la tarea es profundizar el modelo. Cada uno lo hará desde el lugar que ocupe, en el terreno que se desempeñe. Pero toda esa fuerza se organiza en pos de un objetivo estratégico. Esto es, no sólo está la fuerza, sino también – y esto es lo más importante- la organización de esa fuerza. Por ello consideramos que este acto no puede dejar de ser vinculado con el Encuentro de Jóvenes realizado en Embalse, con la creación del Consejo Federal de Juventud, con los programas de la Dirección Nacional de Juventud. Sucede que el proyecto incorpora una nueva columna para tener más empuje. En términos subjetivos, la pasión y el festejo nos invadió. Gritamos, cantamos el Himno Nacional, una marea de saltos y de voces coreando al unísono la marcha peronista, nada de disturbios, todo era cantado: ‘no vinimos por el chori / no vinimos por un Plan / vinimos por un Gobierno / Nacional y Popular…’; ‘Clarín, Magnetto / devuelvan a los nietos…’; ‘Cristina, Cristina, Cristina corazón / acá tenés los pibes para la Liberación’. Un aluvión zoológico juvenil fue el actor central de la obra y el festejo. Festejamos porque estamos en la escena con un rol a cumplir en el proyecto”.
Como sostiene Vommaro (2012): “son pocas las veces que la categoría de juventud como tal es problematizada a los fines de comprender las prácticas políticas de los sujetos jóvenes”. Estas notas de observación participante pretenden allanar el camino para poder indagar las prácticas políticas que el kirchnerismo ha desarrollado en estos años desde su llegada al gobierno nacional en referencia a los jóvenes y, a través de esto, analizar también la aparición de lo que, a nuestro modo de ver, puede ser denominado como una nueva forma de subjetividad política “juvenil” que pretende adquirir características propias y reivindicar para sí una clara identidad nacional y popular. Nueva forma de subjetividad que se expresa en distintas agrupaciones políticas, pero que tiene en la agrupación denominada “La Cámpora” uno de los principales espacios abiertamente identificados con la juventud y con fuerte presencia en el aparato estatal. En ese proceso de aparición de una nueva subjetividad política destacamos tres hechos que nos parecen centrales: el acto de Néstor y la Juventud en septiembre del 2010, la muerte de Néstor en octubre del mismo año y la conmemoración de la asunción de Cámpora el 11 de marzo del 2011, en el Estadio de Huracán. Hechos que permiten señalar la constitución de un vínculo generacional anclado en vivencias comunes de ruptura, pero también de innovación y cambio.

Juventudes y generaciones
Según sostiene Vommaro (2012): “la concepción más difundida por muchos años acerca de la juventud – y los jóvenes- fue la de aplazamiento, cesantía, moratoria, un tiempo de espera, intermedio, en el que ‘lo juvenil’ representaba un estadio de demora o transición en el pasaje a la adultez”. Frente a este enfoque, se pretende en cambio desarrollar un abordaje en el que la juventud como categoría cobra significado cuando es enmarcada en un tiempo y espacio determinado, esto es, en el mundo social y el campo de relaciones que le es propio. La tarea es, entonces, analizar las modalidades concretas en que se produce la juventud, las formas de subjetividad juveniles que surgen en ese contexto determinado y a partir de experiencias históricas particulares, puesto que la mera contemporaneidad de estos fenómenos sociales no necesariamente los hace inteligibles. Entendemos pertinente para ello, destacar algunas de las políticas públicas que el gobierno kirchnerista ha elaborado desde el 2003 orientadas a los sectores juveniles de todo el país y, en vinculación con ello, el desarrollo y la aparición de nuevas subjetividades juveniles fuertemente ligadas a lo político. La conexión generacional es un fenómeno social cuyas propiedades tienen que ser descritas y comprendidas como producto de un proceso social, histórico, cultural y político. La “generación”, sostiene Vommaro, “tiene que ver con un conjunto de sujetos que comparten un problema y emprenden, a partir de reconocerlo, de reconocer el problema y reconocerse, una búsqueda para solucionarlo […]. El vínculo generacional se constituye así como expresión de un proceso de subjetivación, ligado con una vivencia común en torno a una experiencia de ruptura a partir de la cual se crea la necesidad de instituir una práctica disruptiva, alteradora y alternativa. Crear, innovar, reinventar. Esto se traduce en prácticas y acciones colectivas” (pág. 8). En este sentido, el kirchnerismo, como expresión generacional, establece una conexión de implicancias políticas y culturales, en el que determinados sectores juveniles establecen una vivencia común de ruptura para con un pasado neoliberal cuyo modelo de país colapsó en el 2001 y comienzan a instituir una práctica disruptiva y alternativa que encuentra en la figura del ex presidente Néstor Kirchner el símbolo de un modelo distinto de país como posibilidad cierta y real. En el contexto argentino -y Latinoamericano en general podríamos sostener también-, el auge hegemónico de las políticas neoliberales aplicadas fuertemente por la última dictadura militar de 1976 y continuadas estas políticas –en líneas generales- por sucesivos gobiernos democráticos, fueron el marco condicionante de una juventud vista como apática, apolítica, individualista, desinteresada. Según sostiene Saintout (2012): “Se dijo: no les interesa nada. Se los condenó por apolíticos e individualistas. Mientras unos celebraban lo que era el final de la dialéctica (de la historia, de las luchas) y otros lo lamentan aceptando que el mundo no podrá ser nunca más transformado, se asumió que los jóvenes ya no tenían nada que ver con la política. Que la devastación, la desafiliación, la desarticulación (todas las D del deterioro) los habían dejado por fuera del compromiso con lo público”. Esta mirada y caracterización de la ‘juventud’, fue consustancial al modelo neoliberal que no sólo implicó la aplicación de medidas económicas, sino también una política cultural distintiva orientada a frenar e impedir la movilización juvenil, en el marco general de una criminalización de la protesta social. Contrariamente a esta construcción, el kirchnerismo apeló a la aparición de los jóvenes en el escenario político y cultural del país, haciendo uso de diversas herramientas y prácticas orientadas a fomentar la participación política en diversas formas. Sostuvo Mariana Grass Buscetto, ex Directora de la Dirección Nacional de Juventud: “En estas tres últimas décadas, se construyó un discurso hegemónico que plantea que ser joven es ser un conflicto y que la palabra juventud es sinónimo de problema. Justamente lo que nosotros planteamos en todos los ámbitos, es que en la Argentina hay 10 millones 250 mil jóvenes y puedo asegurar que no son sinónimo de problema, sino sinónimo de solución, hay diversidad de juventudes pero, sobre todo, lo que hay son ganas de participar, ganas de solucionar, ganas de ser protagonistas. Entonces, lo que proponemos es generar espacios de participación donde los jóvenes sean sujetos activos de derecho y no sujetos pasivos” MEMORIA CONCEJO FEDERAL DE JUVENTUD; 2009, pág. 12). Uno de dichos espacios es el Consejo Federal de Juventud, creado en el año 2008 a partir de la implementación de la ley N° 26.227, orientado a colaborar con el diseño y la coordinación de políticas públicas de juventud nuevas o existentes. El mismo está conformado por jóvenes de todo el país, representados por las direcciones provinciales de juventud y las organizaciones sociales de juventud de las distintas provincias o localidades.
En este mismo sentido se pronunciaba Alicia Kirchner en una alocución realizada febrero del 2012 en un acto político: “Apostar a los jóvenes es apostar a continuar por el camino de la transformación con las energías renovadas, a la militancia y compromiso, a la solidaridad y la construcción colectiva de una sociedad mejor con igualdad de oportunidades para todos los hombres y mujeres de la patria”. Asimismo, remarcó que “ese es el principal objetivo que motoriza a miles de jóvenes que, motivados por la figura de Néstor Kirchner y conducidos por la valentía y el coraje de nuestra Presidenta, volvieron a comprometerse con un proyecto político que los incluye y que les devolvió la posibilidad de soñar con un futuro de grandeza. Fogoneada por buena parte de los grandes medios de comunicación, la sociedad construye una imagen despectiva de la juventud. La asocia a la violencia, la marginalidad, el desgano, la falta de compromiso y solidaridad”, advirtió, pero aclaró que “es una imagen falsa porque desde hace una década, estos jóvenes que despertaron a la vida política tras el estallido social de 2001, trabajan en la consolidación de un modelo más inclusivo, equitativo y con redistribución de la riqueza que acaba con la miseria, el hambre y la exclusión que las medidas neoliberales generaron durante tres décadas” (KIRCHNER; 2012)

Antecedentes históricos: un proceso de nacionalización de la juventud
El análisis comparativo con otros períodos históricos con fuerte participación juvenil en el escenario político de nuestro país permite poner en consideración similitudes y diferencias que, salvando las distancias temporales, son parte de un aprendizaje político que nos debemos como generación. Como señaló Carnovale, una de las características de los años ’60 fue el protagonismo que adquirió la juventud y su manifestación en nuevas prácticas tanto culturales como políticas que evidenciaban la aparición de nuevos valores: “los jóvenes de la década del ’60 construyeron y compartieron una cultura diferenciada y hasta en fuerte oposición a la de sus padres y abuelos” (CARNOVALE; 2012, pág 5). Según lo señala la mencionada autora, el paso de los ’60 a los ’70, señala el proceso de cambio de una modernización cultural a una radicalización política juvenil. “En nuestro país, modernización cultural y radicalización política encontraron –sin mayores tensiones en principio- lazos empáticos que parecían predefinir para la juventud un tránsito ‘casi natural’ entre ambos términos” (CARNOVALE; 2012, pág. 6). Radicalización política que trajo consigo una suerte de cultura de la militancia y una fuerte idea del compromiso con la realidad, como algunos de los rasgos más distintivos de la generación del ’70.
Norberto Galasso entiende que a partir de mediados de 1972 comienza un proceso de consolidación y vertiginoso crecimiento de la Juventud Peronista: “si las demás organizaciones armadas nacían como resultado tanto de la crisis de las clases medias como del triunfo de la Revolución Cubana y el Mayo Francés, en este caso se agrega un factor muy singular: los jóvenes en rebelión contra el mundo de sus padres, sus valores e instituciones, descreyendo de los políticos e intelectuales tradicionales, vuelven su mirada hacia aquél argentino, que desde hace 17 años permanece desterrado, cuyo nombre el decreto 4161 prohibió se mencionara, como así también prohibió que se publicase su fotografía o se cantase su marchita. Este sector de clase media no sólo se radicaliza –como los jóvenes contestatarios que pasan a integrar la FAL o el ERP- sino que también se nacionaliza, en la medida que va hacia los barrios a la búsqueda de los trabajadores para construir el frente antiimperialista” (GALASSO; 2006, pág. 1110). Galasso sostiene el desarrollo no sólo de un proceso de radicalización política, sino también y especialmente un proceso de nacionalización de la juventud que comienza a nuclearse dentro de la Juventud Peronista, no entendida esta como una rama o fracción del Partido Justicialista sino como una rama más del Movimiento. “Desde principios de este año 1972 se ha ido manifestando este notable crecimiento cuantitativo, aunque se produce de mañera inorgánica y confusa, como se advierte en diversos actos donde conviven jóvenes que luego asumirán posiciones antagónicas, contradicción que aún muestra sus rasgos todavía a mediados de año. Los actos que se han ido sucediendo, son hitos de la consolidación y el crecimiento de la juventud peronista: Ensenada (29/01/1972), Merlo (1/05/1972) y Federación de Box (9/06/1972). Ahora, alcanzan su mayor expresión el 28 de julio, en el Estadio de Nueva Chicago, con una concurrencia estimada entre 18.000 y 20.000. Se trata del primero de los actos lanzados bajo la consigna ‘Luche y vuelve’, convertido desde este momento en el gran lema convocante de los jóvenes” (GALASSO; 2006, pág. 1111). Esta capacidad de convocatoria, viene de la mano con un proceso de organización y estructuración política y territorial de la juventud. “En esos días, se organizan las Jotapé Regionales en todo el país. La juventud se convierte, a un ritmo acelerado, en la principal columna de sustentación, en el sector más dinámico del justicialismo […]. Lo indudable es que esta estructura nacional de los jóvenes peronistas significa –como muy bien lo señala Oscar Anzorena- la apertura de cientos locales partidarios y unidades básicas, en barrios y villas, la realización de numerosos actos políticos y movilizaciones, y el lanzamiento de campañas de pintadas como la famosa ‘Luche y vuelve’ ” . No pretendemos aquí analizar los discursos del propio Perón en relación a los jóvenes ni tampoco el desenlace final de la relación entre el líder y la juventud, sino hacer hincapié en el desarrollo de un proceso de fuerte participación y nacionalización. “La incógnita mía está en cuando esta juventud formará la generación de emergencia que es necesario formar para salvar al país. Esa es la única preocupación mía; si eso se forma y se pone en marcha, después ya no hay problema. No es el problema de los políticos el que me interesa tampoco. No, es esa juventud la que debe ponerse los pantalones y empezar a decir lo que hay que hacer. En todo no es cuestión de bla, bla, bla. Aquí hay que hacer y eso tiene que hacerlo la juventud”. (Declaraciones de Juan D. Perón, en Prensa Argentina, 12/02/1973 – En: GALASSO; 2006, pág. 1151)

La muerte de Néstor: el nacimiento de “la generación del bicentenario”
Alcira Argumedo, desde una perspectiva nacional y popular de pensamiento, entiende al acontecimiento como “el ocurrir de determinados hechos o procesos que generan una nueva dinámica en el devenir político y social; nuevos lineamientos de desarrollo y contradicciones que dan lugar a un replanteo de las alternativas históricas existentes con anterioridad. La lógica del acontecimiento significa que un hecho detonante reformula el proceso histórico anterior y produce un escenario diferente en el conjunto de una sociedad o en la arena mundial” (ARGUMEDO; 2009, pág. 217). La muerte de Néstor Kirchner constituyó un acontecimiento fundante en varios sentidos, pero de manera muy específica resultó un acontecimiento fundante en relación a la aparición de nuevas formas de construcción política juvenil, generando una dinámica en el escenario político nacional que sirvió como detonante para la aparición de nuevas formas de participación política de los jóvenes. Como sostiene Saintout: “el 27 de octubre del 2010 volvieron a aparecer los jóvenes en la política para todos aquellos que no los habían visto: para unos intereses conservadores que festejaron demasiado rápido todos los finales pero también para una ciencia social de epistemología de superficie, nada abocada a ver el hormigueo intenso de las profundidades. La presidenta de la nación de un estado en vías de ser recuperado ha visto a éstos jóvenes que se movían a los ojos ciegos nada abiertos. Y los ha llamado” (SAINTOUT; 2012, pág. 2). Con el kirchnerismo los jóvenes empiezan a creer que la política puede ser una herramienta de transformación social y no el vehículo de intereses corporativos y antinacionales. En otros términos, el kirchnerismo ha permitido que los jóvenes revaloricen la política, como espacio con potenciales de cambio social y no sólo como lugar de corrupción y envilecimiento. Esta primacía de lo político constituye uno de los rasgos centrales a partir de los cuales podemos caracterizar a este protagonismo juvenil como parte de un proceso de construcción de una fuerza política con sentido nacional y popular. En efecto, como sostiene Alcira Argumedo: “la primacía de lo político en los procesos históricos y sociales constituye uno de los nudos teóricos fundamentales de la matriz de pensamiento nacional y popular en América Latina” (ARGUMEDO; 2009., pág. 216). El neoliberalismo tuvo como uno de sus ejes claves no estimular la participación juvenil y el de convertir a la política y lo vinculado con ella en un ámbito de “corrupción” y “enriquecimiento ilícito”. “La posibilidad de hacer de la figura de Néstor Kirchner una figura asociada a las pasiones, a un relato casi romántico de encuentro con la política, los aleja de la mirada absolutamente profesionalizante y burocrática de los políticos de otras generaciones […]. Ven en la figura del ex presidente una convocatoria a las pasiones y a la vez a la política llamada tradicional, o ligada a la disputa desde los partidos políticos, que les permite entrar al campo de la política desde la subjetividad, desde la emoción, pero también desde el cálculo” (SAINTOUT; 2012, pág. 19). Algo explotó aquel 27 de octubre. Una marea de gente, y en especial de jóvenes, venidos de todas partes del país, sorprendió a aquellos despistados que miraban sorprendidos ese nuevo aluvión zoológico que inundaba las calles. Para aquellos que estuvimos en ese aluvión, la experiencia nos marcó. Éramos miles. Realmente no sabíamos que éramos tantos. A partir de esa masiva participación, los jóvenes tienen un fundamental aporte que realizar para profundizar e incrementar esta vertiente abierta en pleno desarrollo. Como sostuvo Clausewitz: “las generaciones no existen para observar el mundo; al luchar constantemente por lograr objetivos racionales constituyen el mundo […]. El tiempo os pertenece; lo que llegue a ser, llegará a serlo a través de vosotros” (En: FERNÁNDEZ VEGA; 1993, pág. 5). Las organizaciones del campo popular requieren de la juventud como agente estratégico para la continuación de sus históricas luchas y la serie de conquistas en proceso de consolidación brindan más ganas, sin duda, de tirarnos al agua y nadar a favor de esta correntada. En este sentido, estamos presenciando el surgimiento de una nueva forma de subjetividad política juvenil, distinta de las existentes en períodos anteriores de nuestra historia, que tiene como uno de sus factores condicionantes la convocatoria que se realiza desde los propios espacios estatales, reivindica para sí una identidad política nacional y popular, que retoma las consignas vinculadas a los Derechos Humanos, que encuentra en la figura de Néstor un símbolo de lucha, que consolida vínculos emotivos acentuados por el duelo colectivo de la pérdida. El kirchnerismo le dio a los jóvenes una experiencia de comunión emocional que constituye una de sus conexiones generacionales más firmes y sólidas. Las herramientas creadas por el Estado con anterioridad al fallecimiento, permitieron encauzar políticamente esa correntada.
Ya en Agosto del 2010, se había realizado en la localidad de Embalse de Río III el 2° Encuentro Nacional “Argentina Soberana y Popular” organizado por la Dirección Nacional de la Juventud del Ministerio de Desarrollo de la Nación, encabezado por la ministra Alicia Kirchner. Cerca de 3000 jóvenes militantes de diferentes organizaciones políticas, sociales y sindicales de todo el país, se dieron cita para la elaboración de una agenda política generacional en el marco de la tarea estratégica de profundizar el actual modelo nacional y popular de país. El debate y las exposiciones de ministros, senadores, funcionarios e intelectuales giraron en torno a distintos ejes temáticos: salud como derecho, trabajo y pleno empleo, educación inclusiva, justicia democrática, integración latinoamericana, comunicación y nueva ley de medios, independencia económica, fueron algunos de los temas tratados y discutidos en comisiones. Este segundo Encuentro superó ampliamente en número al primer Encuentro realizado en mayo de ese mismo año, en la localidad de Chapadmalal, provincia de Buenos Aires. Es el Estado el que ahora brinda a la juventud en cuanto tal un espacio para discutir su propia agenda estratégica, definir sus problemáticas centrales y detallar las propuestas concretas para su solución. Es por ello que se creó el Consejo Federal de la Juventud, organismo cuyo fin es el de colaborar con el diseño y coordinación de políticas públicas de la juventud y promover espacios participativos de jóvenes en todo el país, como se mencionó anteriormente. Este Encuentro es uno más de esos espacios generados. Como señala Saintout: “me interesa remarcar como es que desde la política instituida, desde un liderazgo en el gobierno del estado, es que se convoca a unos jóvenes hermanos de estos otros, que sólo una década atrás decían no creer en nada, en ningún tipo de representación política, ni en los políticos ni en la política. Me interesa puntear como es que desde la política institucionalizada como tal se está convocando a los hijos de aquellos que pasionalmente habían dicho que se vayan todos. Y cómo es que estos jóvenes (hermanos menores e hijos de los que rechazaron la política) responden asumiendo que tienen un lugar en la historia” (SAINTOUT; 2012, pág. 12). Entendemos que esta participación juvenil tiene como desafío principal el de la disputa por la conducción política de los partidos y organizaciones (culturales, sindicales, sociales) con sentido nacional y popular. Si los jóvenes, como actores sociales con potenciales transformadores, no se organizan, si no elaboran una estrategia de construcción de poder y aplican las herramientas territoriales necesarias para materializar esa organización y su estrategia, entonces los puestos claves van a seguir quedando en manos de conducciones burocráticas y anquilosadas. En este sentido se expresaba Néstor cuando manifestaba: “a los jóvenes les digo, sean transgresores, opinen, la juventud tiene que ser el punto de inflexión del nuevo tiempo”. Para llegar a ello, hay que saber crear las herramientas de trabajo necesarias. En el proceso de creación de estas herramientas de trabajo territorial, los jóvenes nos vemos enfrentados a un doble desafío teórico – práctico. Teórico porque nuestra realidad nacional demanda nuevos esquemas y conceptos para ser pensada y práctico porque esa demanda se vincula con la solución efectiva de problemáticas sociales, culturales y económicas concretas. Como sostuvo Jauretche: “La revolución no devora a sus hijos: devora a sus padres. Porque los padres por revolucionarios que sean, están conformados por un mundo de hábitos, gustos, ideas, de todo lo cual no es posible desprenderse como un traje […]. Por eso yo deseo para mis viejos camaradas peronistas que no se pongan en viudas tristes. Espero que contemplen este avance de la juventud con la alegría propia de nuestro movimiento” (JAURETCHE; 1973, pág. 13). Tendremos que desprendernos de viejos esquemas del peronismo, pero re-discutiéndolos en función de nuestra realidad actual para orientar nuestra acción en pos de una renovación de los cuadros dirigentes sindicales, partidarios y empresariales. El trasvasamiento generacional debe ser realizado en sus diferentes aspectos y espacios políticos, constituyendo esto uno de los desafíos generacionales más destacados. Especial tarea tenemos aquellos jóvenes que nos desempeñamos laboralmente en ámbitos académicos y que somos beneficiarios de las políticas de Estado en relación a investigación y producción de conocimientos. Como sostenía Jauretche: “en largos años de lucha al servicio de la idea de emancipación nacional, me fue dado conocer la mentalidad de los hombres que se designan como ‘intelectuales’, y su absoluto divorcio con la realidad del país, así como los obstáculos que ellos crean a la inteligencia argentina cuando busca su camino” JAURETCHE; 2008, pág. 11). Estos ‘intelectuales’ aislados de la realidad nacional proyectan uniformemente sus generalizaciones con esquemas extraños pretendiendo adecuar los hechos nacionales a los cuadros sinópticos confeccionados sobre hechos foráneos. Desde la matriz de pensamiento nacional y popular, se utilizó el concepto de aparato de colonización pedagógica para referirse, entre otros aspectos, a ese impedimento para realizar un abordaje de la realidad del país desde una perspectiva nacional. No será posible responder a necesidades propias a partir de esquemas extraños. En nuestra cotidiana militancia tendremos que dar respuesta a este doble desafío. Esa pasión juvenil despertada por el proyecto nacional y popular requiere ser complementada con una reflexión sustantiva sobre las tareas centrales y las herramientas para hacerlas realidades efectivas, siendo esto otro de los desafíos generacionales.

Una nueva experiencia de trasvasamiento generacional: La Cámpora
El acto realizado en el Estadio de Huracán el 11 de marzo del 2011 -ese mismo estadio colmado tantas veces por Juventud Peronista del ’70- constituye uno de los hechos políticos fundamentales en relación a la política que el kirchnerismo ejecuta en referencia a los jóvenes. Dicho acto, puede ser entendido como la exposición exitosa de una convocatoria a la participación política de los jóvenes con alta capacidad de aceptación, que marca los logros y resultados de las Jornadas, Encuentros y debates realizados, dando forma a un sujeto popular estructurado como fuerza política propia, con capacidad de acción territorial en diferentes provincias del país. En ese mismo Estadio en el que la Juventud Peronista coreaba aquél 11 de marzo de 1973: “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, Cristina utilizó un concepto que, a nuestro modo de ver, define a esa nueva forma de subjetividad en ciernes: “la Generación del Bicentenario”. Especialmente en una parte de su discurso afirma. "Quiero una juventud que construya su propia historia, como lo hicimos nosotros. Ustedes son la generación del Bicentenario. Les pido que tengan ejemplos, pero que sean ustedes mismos. El gran vínculo que nos une a todos es el inmenso compromiso con los intereses del pueblo. No hay pueblo sin nación, ni nación sin pueblo". La utilización de categorías sustantes (juventud, Generación del Bicentenario, pueblo, nación) marca el alto contenido político del discurso kirchnerista que no queda “pedaleando en el aire”, sino que continúa dándole forma a esa emergencia de una nueva subjetividad realizando una importante demostración de fuerza y preparando, a grandes rasgos, el curso de acción estratégico: Juventud, Pueblo, Nación. Conceptos e ideas claves en una matriz de pensamiento nacional. Las organizaciones políticas son herramientas elaboradas para profundizar –o detener llegado el caso- los procesos en ciernes. La agrupación denominada “La Cámpora”, adquirió una relevancia importante en el marco de este proceso de participación juvenil. No es casual que se haya utilizado ese nombre para denominar a una organización conducida por jóvenes, dada su alusión a aquél Presidente que basó su campaña presidencial apoyándose fundamentalmente en la Juventud Peronista. Con esta organización, comprendida en su función de herramienta política creada en el marco de un proyecto nacional y popular, el kirchnerismo da inicio a una experiencia inédita de trasvasamiento generacional desde dentro del Estado. Los jóvenes cuadros políticos nucleados en esta organización son ubicados en cargos de gobierno y de gestión, asignados a tareas específicas y técnicas sobre temáticas diversas. Ministerios, Secretarías, Subsecretarías y Organismos varios del Estado nacional tienen en funciones a integrantes orgánicos de la mencionada agrupación. Así también desarrollan trabajo territorial en la mayoría de las provincias y en las principales localidades del país con actividades culturales y sociales de diversa índole, algunos inclusive compitieron en varias compulsas electorales en los últimos años. Desde otra óptica, Beatriz Sarlo entiende que esta agrupación juvenil debe ser entendida a partir de la relación que el kirchnerismo estableció, desde el 2003 en adelante, con las organizaciones sociales de nuestro país: “la relación del kirchnerismo con las organizaciones sociales (piqueteros, titulares del planes repartidos por los intendentes) consistió básicamente en cooptar a sus dirigentes con cargos en el Estado y paquetes de planes sociales, y mantener el nivel de conflicto lo más bajo posible, sin represión pero también sin idea de organización de estos sectores (ni mucho menos de autonomía)” (SARLO; 2011, pág. 148). A lo que se puede agregar una afirmación todavía más desafiante que insiste en demostrar que el kirchnerismo no tiene la capacidad de constituir nuevas identidades –sean o no juveniles-, sino en todo caso la de reactualizar las de la generación del ’70, reincorporando esta identidad en el contexto actual. El kirchnerismo es, para Sarlo, un populismo sin sujeto y todo populismo sin sujeto no es más que un oxímoron, una contradicción en los términos. Una agrupación como La Cámpora se encontraría, desde la óptica de Sarlo, atrapada entre la estrategia de cooptación kirchnerista y su falso populismo sin pueblo. El concepto de populismo utilizado por Sarlo, fue implementado por el filósofo argentino Ernesto Laclau, para designar un conjunto de procesos sociales y políticos diversos con algunas características centrales en común: “Lo único que es una variable permanente de cualquier forma de populismo –sea de izquierda o sea de derecha– es apelar a los de abajo frente al poder. Es un discurso confrontativo que tiende a dividir a la sociedad en dos campos. Eso se puede hacer desde ideologías diversas, no hay ningún motivo por el cual el populismo tenga una caracterización ideológica intrínseca” (LACLAU; 2011). Diferente, sin embargo, parece ser la opinión de Laclau en referencia al kirchnerismo y, en especial, a La Cámpora. Interrogado sobre si el kirchnerismo era un aggiornamiento del peronismo, Laclau responde: “Es una trascendencia del peronismo. Usted sabe que yo me califico a mi mismo como post marxista, pero no en el sentido de que simplemente he roto con el marxismo, sino en el sentido de que estamos en una etapa que va más allá de lo que el marxismo histórico pensaba. De alguna manera, con el kirchnerismo pasa lo mismo respecto del peronismo. El peronismo es una matriz histórica que está allí, el corte que se dio en el ’45 es algo que ha signado nuestras vidas y las sigue signando. Pero de lo que se trata es de ir un paso más allá de esa experiencia histórica del peronismo y eso es, precisamente, lo que está haciendo el kirchnerismo. Veo muchos grupos jóvenes que surgen, La Cámpora, la Asociación Evita y demás, y de alguna manera estos grupos empiezan a expresar la necesidad de ir un paso más allá de las matrices históricas que hemos heredado. Creo que el kirchnerismo en ese sentido es un post peronismo, lo que no significa renegar del peronismo, sino ir más allá de los horizontes que el peronismo había construido” (LACLAU; 2011). Precisamente en ese terreno de trascender el peronismo, de ampliar los horizontes políticos, pretende situarse este trabajo. No es casual por ello que hagamos referencia al aluvión zoológico, esa expresión despectiva y discriminatoria históricamente utilizada para designar a la clase trabajadora peronista, pero adjuntándole el adjetivo calificativo de nuevo y redefiniéndolo como la generación del bicentenario. Con ese enunciado, el nuevo aluvión zoológico: la generación del Bicentenario, pretendemos hacer referencia a un proceso político de protagonismo juvenil que denota un vínculo generacional expresado en nuevas formas de subjetivación de fuerte contenido nacional y que se articula con un trasvasamiento estatal de cuadros políticos. Así también, nos pareció pertinente señalar algunos de los desafíos que, a nuestro modo de ver, tenemos como generación en el marco de este proceso en curso.


BIBLIOGRAFÍA

-Argumedo, A. (2009); Los silencios y las voces en América Latina. Notas sobre el pensamiento nacional y popular, Ediciones del Pensamiento Nacional, Bs. As.

-Carnovale, V (2012); La Generación del sesenta. Rebeldía, protesta y revolución, CAICYT – CONICET, Curso : “Juventudes en la Argentina y América Latina”.

-Fernández Vega, J. (1993); Carl von Clausewitz. Guerra, política y filosofía, Ed. Almagesto, Bs. As.

-Galasso, N. (2006); Perón. Exilio, resistencia y muerte (1955 – 1974), Ed. Colihue, Bs. As., T. 2.

-Jauretche, A.(1973); Reflexiones sobre la victoria, Revista Cuestionario, Bs. As., julio.

(2008); Los profetas del odio y la yapa, Ed. Corregidor, Bs. As.

-Kirchner, A. (2012); “Alicia Kirchner ponderó la designación de jóvenes en el gobierno” (http://www.andigital.com.ar/noticia.php?noticia_id=21451).

-Laclau, E.; El Kirchnerismo realizó un milagro histórico, Entrevista para Tiempo Argentino, 1 de Octubre de 2011 (http://tiempo.infonews.com/notas/kirchnerismo-realizo-milagro-historico )

-Concejo Federal de Juventud (2009); Memoria 2009 del Concejo Federal de Juventud, Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, Secretaría de Organización y Comunicación Comunitaria, Bs. As.

-Saintout, F. (2012); Jóvenes: nuevos modos de recrear la política, CAICYT – CONICET, Curso : “Juventudes en la Argentina y América Latina”.

-Sarlo, B. (2011); La audacia y el cálculo. Kirchner 2003 – 2010. Ed. Sudamericana, Bs. As.

-Vommaro, P. (2012); Aproximaciones a las relaciones entre juventudes, políticas y culturas en la Argentina y en América Latina actuales: miradas desde las modalidades de participación política de los jóvenes en los movimientos sociales, CAICYT – CONICET, Curso : “Juventudes en la Argentina y América Latina”.





LOS INVITAMOS A CONSULTAR LOS CUADERNOS DEL CENTRO DE ESTUDIOS JUAN JOSÉ HERNÁNDEZ ARREGUI


Cuaderno Nº 1: ¿Qué es el Pensamiento Nacional?


Cuaderno Nº 2: La colonización cultural. Parte I: La industria cultural norteamericana y la guerra permanente

Cuaderno Nº 3: Modelos de Desarrollo en Argentina

Cuaderno N° 4: El arte nacional y latinoamericano

Cuaderno Nº 5: ¿De qué hablamos cuando nombramos la inseguridad?

Cuaderno Nº 6: Hernández Arregui y la sociología argentina

Cuaderno Nº 7: Apuntes para una Sociología de la Cultura

Cuaderno N° 8: Raúl Scalabrini Ortiz: modelo de intelectual nacionalista

Cuaderno N° 9: Arturo Jauretche y el periodismo

Cuaderno N° 10: El periodismo y la conciencia nacional en Juan José Hernández Arregui



jueves, 3 de mayo de 2012

Nuevo Curso de Formación Política

LITERATURA Y PERONISMO: UN ABORDAJE DESDE EL PENSAMIENTO NACIONAL



ICP (Instituto de Capacitación Política)


ICIAR RECALDE


AÑO 2012


1. FUNDAMENTACIÓN Y OBJETIVOS

La colonización cultural es uno los rasgos que vertebra a un país dependiente y la literatura argentina no ha estado exenta a este fenómeno: ha tenido como característica determinante a lo largo de su desenvolvimiento la adopción de corrientes estéticas y literarias extranjeras, predominantemente europeas, que emergieron en nuestro país más como imitaciones acríticas y menos como réplicas renovadoras en función de la creación de estéticas arraigadas en las particularidades y en las necesidades del país. Dos grandes tradiciones disputaron la hegemonía en el campo literario argentino durante el siglo XX en torno a una definición del objeto literario y, consecuentemente, a una disquisición acerca de la cultura, el ser nacional, la conciencia nacional, su estatus, su rol específico en relación al país y al modelo de nación. Conformadas a lo largo del siglo XIX a través del derrotero de proyectos político-culturales en disputa, la tradición liberal y la tradición nacional popular conforman la historia de la literatura argentina en toda su amplitud. Los autores centrales del pensamiento nacional, plataforma teórica a través de la que interpelamos la dinámica política, cultural y literaria argentina, dieron relevancia al análisis del objeto literario, al rol del escritor y del intelectual, al estatus de la literatura nacional y por consiguiente, a la centralidad que revestía la cultura tanto para el sostén del sistema dependiente (colonización pedagógica), como asimismo en la tarea de emancipación nacional (asunción de la conciencia nacional). En este sentido, la irrupción del peronismo en los años ´40 implicó para la Argentina una ruptura radical en términos políticos, económicos pero además culturales y literarios, con la tradición liberal oligárquica y autoritaria, que en la historia del país fue fundamentalmente antidemocrática, elitista y pugnó por configurar una Argentina semicolonial. El desarme del Estado liberal fue acompañado por la incorporación masiva y democratizante de los trabajadores como sujetos políticos a un Estado benefactor y redistributivo que los interpeló a través de un programa de gobierno cuyos pilares fueron la justicia social, la soberanía política y la independencia económica en el marco de la democracia de masas, la industrialización, el nacionalismo popular y el antiimperialismo. Frente a la imposición de una literatura producida y consagrada exclusivamente a las minorías, el peronismo exigió la participación masiva en el consumo de bienes culturales a través de un programa cultural que expresaba nuevos modos de representación estéticos, ideológicos y discursivos. Las masas irrumpieron en la escena literaria nacional habilitando formas originales de experimentar la literatura, cuestión que acarreó la respuesta violenta de los grupos tradicionales que sintieron disputada una práctica que consideraban propia. Analizaremos, por consiguiente, su dinámica de enfrentamiento y discusión a través de casos de análisis concretos que, en general, han sido desestimados por una política de la literatura argentina comprometida fuertemente con el canon liberal.



2. CONTENIDOS

El curso se desarrollará los días martes a lo largo de doce clases en los horarios opcionales de 18 a 19.30 hs y de 19.30 a 21 hs

CLASE 1: CARTOGRAFÍA DE LA PRODUCCIÓN LITERARIA EN LA ARGENTINA DE LOS AÑOS ´40: el peronismo como gran fenómeno generador de lenguaje literario. Surgimiento masivo de escritores provenientes de sectores medios y populares. Ampliación del público lector y democratización de la cultura. Justicia social es revolución cultural. Proteccionismo y amparo a la literatura argentina. Configuración de una cultura nacional y popular.

CLASE 2: AGUDIZACIÓN DEL TÓPICO CIVILIZACIÓN-BARBARIE: representaciones de la nación plebeya y exacerbación del tópico civilización-barbarie en la historia de la literatura argentina. Poéticas de respuesta grupal de la zona liberal del campo literario argentino: el tópico de la invasión. Eclosión del policial y el fantástico. El mito de la censura y el oscurantismo en el campo literario argentino.

CLASE 3: LITERATURA Y OLIGARQUÍA: la indignación liberal: los proyectos estéticos y las intervenciones ideológicas de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. Voces menores: Enrique Anderson Imbert y Ezequiel Martínez Estrada.

CLASE 4: LITERATURA Y CLASES MEDIAS: oligarquía y clases medias conjugadas en torno al proyecto colonizador. Julio Cortázar: Bestiario (1951) y Final de juego (1956). Itinerario posterior de Cortázar: revisión ideológica y variaciones en su proyecto creador.

CLASE 5: ESCRITORES NINGUNEADOS I: el caso de Leopoldo Marechal: del poeta tradicionalista que arcaíza su voz al poeta que intenta nuevas formas estéticas de poesía para las masas.

CLASE 6: ESCRITORES NINGUNEADOS II: el proyecto creador de Raúl Scalabrini Ortiz: comienzos y variaciones.

CLASE 7: ESCRITORES NINGUNEADOS III: Arturo Jauretche bajo la huella de José Hernández.

CLASE 8: ESCRITORES NINGUNEADOS IV: la poesía silenciada de Homero Manzi, Enrique Santos Discépolo y Nicolás Olivari.

CLASE 9: ESCRITORES NINGUNEADOS V: la narrativa de Germán Rozenmacher: su no lugar en el canon literario liberal. Lo popular, lo masivo y los márgenes. Dar voz al peronismo.

CLASE 10: RODOLFO WALSH: de la Alianza Libertadora Nacionalista a Montoneros y de Variaciones en rojo (1953) a Operación masacre. Un proceso que no ha sido clausurado (1957) y Los oficios terrestres (1966).

CLASE 11: OSVALDO LAMBORGHINI: La proscripción poetizada en Las patas en las fuentes (1965). El peronismo de los años ´70: El niño proletario (1973).

CLASE 12: PERÓN VUELVE: reactualización de la línea nacional y popular en jóvenes poetas contemporáneos: Mariano Dubín, La razón de mi lima (2009) y Bardo (2012) y Emiliano Tavernini, Prolemario (2012)





Alberto Buela, Filósofo Criollo

  Ezequiel Norberto Gonzalez para Revista CONTRAFILO     Alberto Buela, es un pensador y filósofo argentino nacido en 1946, estudio en ...