miércoles, 3 de abril de 2024

UNA NUEVA ÉPOCA DE CONSTRUCCIÓN

 Aleksandr Duguin para GEOPOLITICA.RU 


 02.04.2024

 

Hoy estamos presenciando la convergencia de varios planos de la realidad que hasta hace poco estaban separados los unos de los otros:

En primer lugar, la religión, la teología y, sobre todo, la escatología – que habían sido marginalizadas desde hacía mucho tiempo – han comenzado a penetrar la vida cotidiana.

Además, en el ámbito geopolítico han empezado a convivir modos de orden mundial fundamentalmente incompatibles entre sí.

Las ideologías políticas se han invertido y han comenzado a crear híbridos extraños, como, por ejemplo, el nazi-liberalismo.

Se están produciendo procesos filosóficos donde la extrema decadencia actual contrasta con la llegada de intuiciones absolutas.

El congelamiento y deshielo a velocidades siderales de múltiples culturas que se funden en una inmutabilidad absoluta.

Todos estos estratos se entrecruzan de forma exótica y excéntrica formando nudos semánticos cuyas dimensiones son innumerables. Todo este proceso ha colapsado en una guerra y una bacanal tecnológica nunca antes vista, especialmente si tenemos en cuenta que la guerra en sí misma es una forma de metafísica que requiere de una reflexión tan profunda como la tecnología (que es, por cierto, otra forma de metafísica). Todo lo anterior es extremadamente intenso y para nada superficial o lineal, tambaleándonos en medio de las complejas líneas del caos. Los métodos normales se quedan cortos a la hora de desentrañar semejante maraña semántica, sin hablar de que todas las convenciones actuales han sido sometidas a una fuerte sospecha. Todos los intentos de construir un nuevo modelo tropiezan con fragmentos de pensamientos o falacias del pasado, como sucede cuando cuestionamos la ingenua (o completamente falsa) teoría del progreso, la cual sostenía que el futuro sería más brillante que todo lo que había existido antes. Si al principio se produjo una desviación, entonces al final solo encontraremos a un monstruo. Sin embargo, ¿cómo pudimos equivocarnos tanto? Todo comenzó en la Época de los Descubrimientos, cuando Europa Occidental cometió el grave error de trasgredir sus propios cimientos y traspasó las fronteras prohibidas de las Columnas de Hércules. Fue un error fatal que revivió al viejo continente de la Atlántida. La única explicación lo suficientemente generalizable que nos permitiría comprender la totalidad de lo que ha pasado es que hace quinientos años Europa Occidental comenzó un descenso sistemático hacia la locura. Enloqueció por completo, después de pequeños episodios de psicosis que finalmente se convirtieron en una realidad cotidiana. Esta locura tiene cinco puntos principales:

La imagen científica del mundo basada en patologías como el ateísmo, el materialismo, el nominalismo y la ideología protestante que desde el momento en que comenzaron a predominar en el mundo occidental se cayó bajo el control del Anticristo y el nacimiento de la Modernidad se convirtió en su destino.

El nacimiento del falso Imperio Británico como una forma de atlantismo hipertrofiado. Los anglosajones decidieron convertirse en el Leviatán bíblico, papel que primero cumplieron los ingleses hasta que en el siglo XX pasaron su misión a los Estados Unidos. Por supuesto, Inglaterra sigue siendo la Civilización del Mar por excelencia.

El patológico orden capitalista se encargo de demoler los cimientos de la Edad Media y de la ideología trifuncional indoeuropea, desprestigiando y ridiculizando el catolicismo y la idea de Imperio. Posteriormente, este orden capitalista moderno comenzó a dividirse en diferentes corrientes, primero el liberalismo (la principal forma de degeneración mental hasta la fecha), el socialismo (una versión trastocada del liberalismo que comparte varias de sus actitudes básicas) y, finalmente, el nacionalismo. Cualquier movimiento ideológico al interior del capitalismo está condenado a la absorción y el colapso. El capitalismo es una ideología totalitaria y, como lo ha demostrado Deleuze, conduce a la esquizofrenia.

En los Nuevos Tiempos la filosofía se dividió (sin previo aviso) en una forma de pensamiento marginalizada que continuaba las tradiciones clásicas y otra corriente perversa o destructiva que era solidaria con el materialismo extremista de la ciencia. Este proceso creo una confusión sistemática y un cambio semántico interpretativo que causó que el pensamiento luchará contra sí mismo rompiendo muchas veces su propio marco. Lamentablemente, ya nadie sabía por dónde se podía avanzar o por dónde comenzaba la agonía, pues todo parecía desembocar en su contrario.

Finalmente, se produjo el paso de la cultura a la civilización (según Spengler), es decir, un enfriamiento excesivo dentro del cual penetraba de vez en cuando un genio como una especie de rayo brillante. Sin embargo, la cultura, en su conjunto, se deslizaba hacia el infierno.

Actualmente Rusia se encuentra en guerra con todo esto, sin haber querido, entendido, preparado o calculado el alcance de sus acciones. Una mano invisible ha llevado a nuestro país hacia este destino y, ahora, contra todo pronóstico, tendremos que – institucionalmente – darle respuesta a todos estos desafíos de la civilización del Anticristo. Eso incluye el desafío tecnológico, pues todos los dispositivos electrónicos que Occidente ha repartido a la humanidad han resultado ser uno de sus trucos: a través de ellos alguien desconocido recopila información sobre todos nosotros con tal de gobernarnos. El hombre hoy oculta sus pecados, ese sin duda es el propósito del Gran hermano: nos registra y nos deja entrar cuando sea necesario. La tecno-dependencia es la herramienta más perfecta creada por el diablo y la civilización. Cuando nos alegramos por la digitalización estamos ayudando al diablo a gobernar, pero ¿qué son los océanos del pecado sino un campo de locura? La serpiente está a punto de morderse la cola y solo los desesperados intentos de la Operación Militar especial se interponen en su camino. ¿Cómo interpretaremos todo esto?

 

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

https://mail.google.com/mail/u/0/images/cleardot.gif

https://mail.google.com/mail/u/0/images/cleardot.gif

 

Los partidos políticos a 122 años

        Alberto Buela (*)   En la tranquilidad de en este tiempo que me toca vivir encontré en la biblioteca un viejo libro del autor bi...