Aritz
Recalde, mayo 2018
En el mes de julio del año
1944, las Naciones Unidas organizaron una conferencia en la instalación
hotelera de Bretton Woods, Estados Unidos. Durante el encuentro, en el que
participaron 44 Estados, los gobiernos triunfadores de la Segunda Guerra Mundial
se propusieron organizar las finanzas y el sistema monetario mundial. En esa conferencia
surgió la iniciativa de crear el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco
Internacional de Reconstrucción y Fomento[1] (BIRF).
La creación del Fondo se
justificó en la necesidad de otorgar estabilidad al sistema financiero
internacional, fomentando la “cooperación
monetaria”, el “crecimiento
equilibrado del comercio”, la “estabilidad
cambiaria” y el establecimiento de un “sistema
multilateral” de desembolsos. El FMI destinó recursos para enfrentar los “desequilibrios” de la balanza de pagos
de los países.
Tal cual documentó Oscar
Ugarteche en el libro “Historia crítica
del FMI”, y más allá de los planteos originarios, el organismo expresó
claramente los intereses comerciales del Imperio Norteamericano e impulsó el
dólar como moneda de reserva internacional. En Bretton Woods se exteriorizó un
enfrentamiento entre el representante de los Estados Unidos, Harry Dexter White
y el miembro del Reino Unido, John Maynard Keynes. El delegado norteamericano
fue quien impulsó el área del dólar y la apertura comercial de las zonas de
preferencia comercial inglesas.
El
nuevo el orden internacional: los que ganan la guerra organizan la política
Ni bien culminó la Segunda
Guerra, los países triunfadores se propusieron el control económico, cultural y
político del mundo. Con dicha finalidad promovieron las siguientes
instituciones:
|
Institución política de control mundial
|
Ámbito Militar
|
Instituciones
económicas
|
Patrón Monetario
|
EUA
|
ONU
OEA
(área de influencia
en Iberoamérica)
|
OTAN
(Organización del
Tratado del Atlántico Norte)
Consejo de Seguridad de la ONU (con poder de veto)
|
FMI
BIRF
|
Dólar
|
Rusia
|
Unión Soviética
(área de influencia
Europa y Asia)
ONU
|
Pacto de Varsovia
Consejo de Seguridad de la ONU (con poder de veto)
|
COMECON
(Consejo de Ayuda
Mutua Económica)
|
Rublo
|
El
gobierno que impone la divisa, controla el mundo: Dólar contra Libra Esterlina
Durante los siglos XVIII y
XIX los imperios británico, portugués, francés y español, se retiraron de América,
en paralelo a que ocuparon África y Asia. En la Primera Guerra Mundial (1914-1918),
las potencias europeas en ascenso se enfrentaron violentamente con la finalidad
de repartirse las nuevas posiciones coloniales. Como resultado de la contienda,
se desplomaron los imperios alemán, austro húngaro, otomano y zarista.
A partir del desenlace
bélico y político de la conflagración internacional, el Imperio Británico
impuso a Europa sus reglas institucionales, militares y culturales. En el
terreno monetario, promovió la Libra Esterlina como matriz de intercambio
internacional. En 1931 se terminó el patrón oro en Europa y un año después se
inició la hegemonía del billete inglés, que duró hasta 1945.
En 1930 se originó una
crisis en la bolsa de valores de Wall Street y, para enfrentarla, el país
aplicó un programa proteccionista (Ley de aranceles Smoot – Hawley). Con la
finalidad de morigerar la depresión económica, Inglaterra organizó en 1932 la Conferencia
de Ottawa y el Imperio obligó a sus dominios y colonias de la Commonwealth a
aplicar tarifas aduaneras y a sostener la zona de la Libra Esterlina. Británicos
y norteamericanos disputaron sus intereses comerciales y monetarios y la
Segunda Guerra le otorgó la supremacía definitiva a los Estados Unidos, que se
convirtió en prestamista y en el reconstructor de Europa (Plan Marshall).
En el año 1936 Inglaterra,
Francia y los EUA acordaron el valor de referencia del oro en relación a la
libra, el franco y el dólar, en la antesala de lo que luego serían los compromisos
de Bretton Woods.
El “engendro putativo del imperialismo” llega a la República
Argentina
“Era preciso crear el instrumento para
consolidar el área dólar. El Fondo Monetario Internacional fue la solución (…)
el Gobierno Justicialista de la República Argentina no se adhirió al Fondo
Monetario Internacional. Para nosotros, el valor de la moneda lo fijábamos en
el país, como también nosotros establecíamos los cambios de acuerdo con
nuestras necesidades y conveniencias. Para el intercambio internacional
recurrimos al trueque y así nuestra moneda real fueron nuestras mercaderías.
Ante el falseo permanente de la realidad monetaria internacional y las
maniobras de todo tipo a que se prestaba el insidioso sistema creado, no había
más recurso que hacerlo o dejarse robar impunemente”. Juan D. Perón
En plena
Revolución Justicialista, representantes del FMI llegaron en una misión
especial a nuestro país. La opinión acerca del organismo efectuada por el Presidente
argentino fue sumamente negativa. En el libro “La Hora de los Pueblos”, Juan Perón declaró
“Cuando en 1946 me hice cargo del gobierno,
la primera visita que recibí fue la del Presidente del Fondo Monetario
Internacional que venía a invitarnos a que nos adhiriéramos al mismo.
Prudentemente le respondí que necesitaba pensarlo y, de inmediato, destaqué dos
jóvenes técnicos de confianza del equipo de gobierno, para investigar a este
“monstruo tan peligroso”, nacido según tengo memoria en los sospechosos
acuerdos de Bretton Woods. El resultado de ese informe fue claro y preciso: en
síntesis se trataba de un nuevo engendro putativo del imperialismo. Yo, que
tengo la ventaja de no ser economista, puedo explicarlo de manera que se
entienda”.
Perón veía críticamente a
los acuerdos de Bretton Woods y al FMI, ya que en
su óptica expresaban los intereses de los norteamericanos y del área del dólar.
En sus palabras:
“Este Fondo, creado según decían para
estabilizar y consolidar las monedas del Mundo Libre, no ha hecho sino
envilecerlas en mayor medida. Mientras tanto, los Estados Unidos se encargaban,
a través de sus empresas y capitales, de apropiarse de las fuentes de riqueza
en todos los países donde los tontos o los cipayos le daban lugar, merced a su
dólar ficticiamente valorizado con referencia a las envilecidas monedas de los
demás”.
La Revolución
Justicialista implementó un programa económico interno nacionalista y una
política exterior multilateral (Tercera Posición). Para evitar la dependencia
de los créditos foráneos y la fuga de divisas, Perón nacionalizó los depósitos bancarios,
el Banco Central y el Comercio Exterior. El
mandatario argentino impulsó acuerdos comerciales con gobiernos miembros de la
Unión Soviética y de Iberoamérica. Con varios de ellos, se intercambiaron maquinarias
por materias primas o manufacturas locales.
Tal cual mencionó Norberto
Galasso en el libro “De la Banca Baring
al FMI”, en el mes de junio del año 1956, la dictadura que derrocó a Perón decidió
el ingreso de la Argentina al FMI y al Banco Mundial. Dos años después, Frondizi
tomó préstamos del organismo iniciando un camino que emularían los militares a
partir del golpe de 1976.
A la vuelta de la
democracia en 1983, el FMI adquirió una centralidad inusitada en el país, dado
el crecimiento exponencial de la deuda externa desde 1976. En una primera
instancia, Raúl Alfonsín intentó renegociar –infructuosamente- los acuerdos con
la banca multinacional, conjuntamente a su par peruano Alan García. El
presidente de la UCR denunció que el FMI lo presionaba para “llevarnos a una política recesiva que
redujera drásticamente el consumo mediante recursos tales como el mantenimiento
de salarios bajos, un incremento de la tasa de interés y una fuerte disminución
de las importaciones”.
A la salida del mandatario
radical, su sucesor Carlos Saúl Menem (1989-1999) aplicó gran parte del mandato
del FMI y el país privatizó sus principales empresas y recursos, e inició el
Plan de Convertibilidad con el apoyo público del organismo.
El presidente Fernando de
la Rúa (1999-2001) aplicó al pie de la letra el programa del Fondo y redujo los
gastos federales (-10%) y bajó salarios a estatales (-13%). El mandatario
impulsó la Reforma Laboral exigida por el FMI, que culminó con escandalosas denuncias
de coimas en el Congreso. De La Rúa y su Ministro Machinea acordaron con el Fondo
y otros organismos, un “blindaje
financiero” de 32.700 millones de dólares (se sumaban otros 7.000 millones
en bonos). Poco tiempo después, De La Rúa impulsó el “megacanje” de 28.144 millones de dólares en bonos, reprogramando el
pago de vencimientos y generó un aumento de la deuda en 2.257 millones. Domingo
Cavallo y David Mulford, habrían obtenido 150 millones de dólares de comisión
por el oneroso canje. El gobierno de la UCR, siendo el mejor alumno del FMI,
protagonizó en el año 2001 la más profunda crisis económica y social de la
historia argentina del siglo XX.
El FMI le negó apoyo a los
presidentes Duhalde (2002) y Kirchner (2003). Éste último, acompañando la decisión del brasilero Lula Da
Silva del año 2005, canceló los préstamos con el organismo en 2006 declarando
que el FMI, “ha actuado, respecto de
nuestro país, como promotor y vehículo
de políticas que provocaron pobreza y dolor en
el pueblo argentino (…) Formamos parte de la triste realidad de integrar el grupo de países en los que esa
institución ha aplicado y monitoreado
mucho de sus 150 planes de ajuste. El resultado ha sido exclusión, pobreza, indigencia, la
destrucción de aparato productivo (…) Estamos
con este pago sepultando buena parte de un ominoso pasado, el del endeudamiento infinito y el
ajuste eterno”.
Recientemente, y en el
marco de una fuga de capitales y una corrida financiera contra el peso, el
presidente Mauricio Macri solicitó un nuevo préstamo al FMI. En diciembre del
año 2017, el Directorio Ejecutivo del Organismo emitió un informe haciendo
referencia al funcionamiento de la economía argentina. Según datos del
Organismo, “Felicitaron a las autoridades por haber adoptado
medidas que facilitaron la reactivación económica, y por lo avances logrados en
la transformación sistémica de la economía argentina, incluidos los esfuerzos
desplegados para reconstruir las instituciones y restablecer la integridad,
transparencia y eficiencia del gobierno”. Cinco meses
después de publicado este informe, estalló la peor crisis financiera de los dos
años y medio de gestión de CAMBIEMOS. Como es de costumbre, en el mismo documento
el FMI le exigió a Macri “reducir el
gasto público, sobre todo en los ámbitos en que dicho gasto ha aumentado
rápidamente en los últimos años, en particular salarios, pensiones y
transferencias sociales”.
El
fin del orden de Bretton Woods y los cambios en el FMI
En el año 1971, Francia le
requirió a los EUA cambiar su tenencia de dólares por el oro de la Reserva
Federal. Como respuesta, Richard Nixon decretó el fin del patrón oro – dólar.
La moneda norteamericana
se devaluó y el país inició el vertiginoso proceso de emisión sin respaldo, que
sigue vigente hasta la actualidad. Desde ese año, los Estados Unidos exportan dólares
y acrecientan su deuda y la de los países en desarrollo.
En ese contexto y
habiéndose debilitado las normas originadas en Bretton Woods, el Fondo asumió
un papel de asesor y de controlador económico internacional. Su tarea
fundamental es la de:
-
Imponer
y resguardar el dólar como divisa de intercambio internacional;
-
prestar
dólares a los países en desarrollo, con el objetivo de garantizar la fuga de recursos
de los especuladores y de las corporaciones hacia los EUA y Europa;
-
privatizar
empresas y transferir el capital y el ahorro nacional de los países en
desarrollo, hacia las corporaciones multinacionales y los gobiernos de las
Potencias Occidentales;
-
obligar
a los países en desarrollo a implementar programas de apertura comercial y de
ajuste, favoreciendo las importaciones de manufacturas desde EUA y Europa;
El
FMI y la doble vara de la economía internacional
Si bien desde el origen el
organismo estuvo digitado por los EUA y por un grupo reducido de países europeos,
desde los años setenta su función se orientó decididamente a garantizar el
desenvolvimiento de los intereses de la primera economía mundial. Los
norteamericanos no aplican los acuerdos y las reglas financieras y no son
auditados por el FMI como el conjunto del resto de los países. El FMI no evitó -y
ni siquiera previó-, las crisis financieras de los Estados Unidos del año 2008
y las de Europa (España, Grecia, Portugal, etc.-).
El FMI impulsó los
programas de ajuste estructural y los lineamientos del Consenso de Washington
(apertura comercial, desregulación financiera, apoyo a las exportaciones y no
al mercado interno, etc.-). Abogó por el achicamiento del Estado con las privatizaciones
y con la eliminación de subsidios.
Los desastrosos resultados
de sus programas de racionalización y de ajuste están a la vista. Según datos presentados
por Oscar Ugarteche, solamente entre los años 1977 y 2001 se produjeron 112
crisis bancarias en 93 países. Durante las últimas décadas, los gobiernos que
aplicaron sus iniciativas destruyeron sus estructuras productivas y
deterioraron seriamente las condiciones de vida de sus comunidades. Las crisis mexicana
(1994), asiática (1997), rusa (1998), brasilera (1998) y argentina (2001),
hablan por sí solas.
El organismo apoyó los
golpes de Estado y las dictaduras de Argentina (1956 y 1976), Brasil (1964),
Chile (1973) o Uruguay (1972). En el año 2002 y en plena asonada castrense, el
FMI se mostró dispuesto a financiar al golpista venezolano Pedro Carmona.
América Latina implementó los
programas del FMI y la década del ochenta fue de crecimiento negativo de la
economía. En los años noventa, los Estados vendieron su patrimonio al
extranjero y reconvirtieron la economía orientando las prioridades al sector
exportador, en desmedro del mercado interno. Los gobiernos flexibilizaron las
condiciones laborales y se perdieron muchos de los derechos sociales alcanzados.
El
FMI y el sistema de poder norteamericano
El FMI actúa en línea con
el Tesoro (ente público) y con la Reserva Federal (ente público - privado) de
los EUA.
Sus operaciones se
articulan con las Calificadoras de Riesgo financiero que son mayoritariamente norteamericanas,
como es el caso de Moody’s, Standard & Poor's, Fitch Ratings o JP Morgan.
Además, las decisiones del
FMI son abaladas por los tribunales de resolución de litigios económicos de los
EUA (jueces como Tomas Griesa) e internacionales (CIADI-BM).
De la tarea del FMI
dependen los valores de Wall Street y el desenvolvimiento de las empresas norteamericanas
en el mundo.
Es
necesario un nuevo Bretton Woods
En el siglo XXI el FMI
perdió credibilidad y disminuyó sus clientes por ser considerado el responsable
de diversas crisis financieras, productivas y sociales. Según datos de Oscar
Ugarteche, entre 2000 y 2006 el ente redujo su presupuesto casi un 69%. En 2002
había 37 países aplicando sus políticas de ajuste y en 2007 el número bajó a 27
Estados.
El FMI surgió en el año
1944 y no expresa la realidad productiva y política contemporánea. Las primeras
12 economías del planeta difieren de las que originaron Bretton Woods[2] y son EUA, China, Japón,
Alemania, Reino Unido, Francia, India, Italia, Brasil, Canadá, Corea del Sur y
Rusia. Atendiendo esta situación, los países emergentes promueven:
-
reformas
en el FMI y en los entes reguladores de la finanza mundial creados en Bretton Woods.
Desde su origen, los presidentes del FMI y del Banco Mundial son designados por
EUA y Europa. Los norteamericanos además, tienen alta participación en las
decisiones conformando poder de veto[3]. El organismo debe
remodelar la distribución de poder (cuotas y Directores), promover la
transparencia y aplicar el mandato originario y no meramente la agenda de las
Potencias Occidentales.
-
La
apertura de nuevos instrumentos financieros como es el caso de los bancos de
los BRICS o de la UNASUR.
-
Un
sistema financiero que priorice la agenda de las periferias, la promoción de la
economía productiva, la generación de empleo y el desarrollo social y
sustentable. El actual, protege la especulación desmedida, los paraísos
financieros y la fuga de riquezas del sur hacia el norte.
Los países en desarrollo
financian al FMI y no tiene participación en la toma de las principales
decisiones del organismo, sino que solamente padecen las consecuencias de los
ajustes. Es momento de crear un nuevo orden mundial.
[1]
Actualmente Banco Mundial (BM).
[3]
El FMI se compone de 24 Directores con participación proporcional en las
decisiones: EUA (16.52%), Japón (6.15 %), Alemania (5,32%), Francia (4,3%),
Inglaterra (4,03%), Brasil y 10 países más (3,07%), Rusia (2,59%), Argentina y
5 países más (1.59%), entre otros. Datos de http://www.imf.org/external/np/sec/memdir/eds.aspx