jueves, 18 de octubre de 2018

EL DÍA QUE JUAN DOMINGO, COMENZÓ A SER PERÓN, PORQUE EL PUEBLO ASI LO QUISO


Jorge Rachid
CABA, 17 de octubre de 2018

Juan Domingo había escrito dos libros, el diccionario castellano mapuche y Apuntes de Historia Militar, uno reivindicando su origen Tehuelche y sus conocimientos ancestrales, el otro una síntesis de Clausewitz, describiendo que prepararse para la guerra, es la inteligencia para preservar la paz.
Juan Domingo había pedido para sí, la Dirección de Trabajo, después del golpe de estado de 1043, que desplazó a Castillo, emblema de la Década Infame, con la participación de su grupo de pertenencia el GOU, de oficiales comprometidos a reparar el “fraude patriótico” de la soberbia oligárquica, encarnada en el poder, desde el golpe de estado de 1930 contra el presidente Irigoyen.
Juan Domingo había estado en Europa como agregado militar, había leído los griegos, se había abocado al estudio de las políticas sociales de Bismark en la Primera gran guerra, venía siguiendo las propuestas de Berberige en Inglaterra, sobre la ampliación de derechos, había visto crecer los sindicatos italianos y comprendía los sucesos que conmovían al mundo, en una guerra intercapitalista.
Juan Domingo abonó la idea de neutralidad, la misma de Irigoyen, Ugarte, Jauretche, Scalabrini Ortiz, Astrada entre otros pensadores argentinos y cientos de latinoamericanos, filósofos enterrados por la lógica liberal colonial probritánica. Esa idea prevaleció en el gobierno que protagonizó, cuando de esa Dirección, hizo la Secretaría de Trabajo, ampliando derechos de los trabajadores, desde el estatuto del Peón hasta la protección de los mismos, creando el aguinaldo y las vacaciones pagas que hasta entonces no existían. Esos derechos y otros como el voto femenino y la gratuidad universitaria, junto a Evita, fueron incorporados a la Constitución de 1949.
Juan Domingo creció al calor de sus propuestas y apoyo popular a sus ideas, que sintetizaban la recuperación de la conciencia nacional desde los pueblos originarios, de miles de años, en una síntesis con las mezclas de razas: negros, mulatos, zambos, españoles, junto a los inmigrantes de finales del siglo XlX, que dan identidad a nuestro pueblo, identidad interpretada por este Coronel.
Juan Domingo fue Ministro de Guerra y Vicepresidente, provocando la reacción de la oligarquía y del poder imperial, el anterior y el emergente de la pos guerra EEUU, que abiertamente lo combate, lo enfrenta, lo denigra y lo persigue, convocando multitudes oligarcas contra el “fascismo” de esas masas que se negaban a levantar las huelgas de los frigoríficos, porque aducían desde la oligarquía, que “perjudicaban” las tropas aliadas en Europa.
Juan Domingo fue entonces encarcelado, denigrado y expulsado de todos sus cargos, enviado a la isla Martín García, de donde es rescatado por Ramón Carrillo, con un falso diagnóstico de neumonía que lo hace volver al Hospital Militar el 16 de octubre de 1945. El pueblo se entera de la novedad, y pese a que la CGT había convocado paro y movilización para el 18 de octubre, pero en la madrugada se produce un hecho que marca el alumbramiento de la Patria: la movilización popular, masiva, puro pueblo en marcha hacia su destino que marcarían los próximos 70 años de historia, aunque en ese momento lo ignorase, y logra rescatarlo de la cárcel.
Juan Domingo entonces comienza a ser Perón, el Conductor, el Primer Trabajador, el Líder, el Coronel del Pueblo como él mismo se denomina esa noche mágica en que se le pide hablar, ante el temor al pueblo, de parte de los facciosos que lo había derrocado. Ahí Perón lejos de decir que conducirá un proceso, le dice al pueblo que sólo la Unidad de los trabajadores garantizará el futuro de la Patria y que él dejaba de ser Coronel de la Nación para ser soldado del pueblo.
Ese día comienza a ser Perón, el de la historia que todos conocemos, el de la estrategia de la Argentina Bicontinental que conocemos menos, del Perón Filosófico que está aún enterrado en su difusión, el Perón de la Patria Grande con el ATLAS de los trabajadores, el ABC de alianza continental, de los centros de estudiantes americanos reunidos por Perón en Bogotá Colombia, ese Perón del primer y segundo Plan Quinquenal, de la Constitución Social de 1949 y del Congreso de Filosofía de Mendoza. El mismo que 60 días antes de morir nos deja su testamento político: Modelo Argentino para un Proyecto Nacional, vigente y actual.
Este Pueblo y este Juan Domingo Perón conmemoramos hoy, con todos sus aportes doctrinarios, políticos, filosóficos e ideológicos que construyeron la base de la cultura nacional, impulsada por el Modelo Social Solidario, que los enemigos de la Patria, no pudieron desalojar del imaginario colectivo. Ese Modelo Biocéntrico del hombre y la Naturaleza, como ejes estructurales del mismo, mensaje que hoy recupera el mundo en palabras de Francisco, ante la prepotencia inhumana y brutal del capitalismo financiero supranacional, que hunde al mundo.
El peronismo es el pensamiento americano, moreno, profundo, criollo de raíz afincada en nuestra realidad que describe Rodolfo Kush en su “estar situado” y Fermín Chávez con su “epistemología de la periferia”, donde aclara que no somos periféricos de nadie, sino desde Perón, centro de nuestro propio destino de Patria Grande con nuestro aporte de Argentina Bicontinental con Antártida incluida.


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