sábado, 18 de abril de 2020

El patriota Hernán Pujato y la soberanía nacional sobre la Antártida



 Por Juan Godoy, abril 2020


“La Antártida Argentina representa la región más alejada y polar del territorio de nuestra Patria, sobre la que nos asisten los más inquebrantables derechos de soberanía, permanentemente proclamados ante el mundo”. (Juan Perón)

“¡Si es necesario morir, moriremos. Nos abrazaremos en los helados campos antárticos, cantaremos el himno y moriremos!”. (Hernán Pujato)


En 1904 la Argentina transitaba el final del segundo gobierno de Julio Argentino Roca, bajo impulso del cual ese mismo año se levanta el pabellón nacional en el territorio antártico, comenzando la presencia Argentina ininterrumpida hasta el día de hoy. Ese mismo año, el 5 de junio, parte de una familia numerosa (que va a contar con diez hijos), nace el patriota Hernán Pujato[1] que a lo largo de su vida va a dedicar todos sus esfuerzos a fortalecer la soberanía nacional sobre el Continente blanco.
Su padre, José, se había escapado a los 14 años de la casa de sus padres para seguir la lucha del caudillo de Entre Ríos López Jordán. Luego adhirió, como muchos de la tradición federal, a Leandro Alem y a Hipólito Yrigoyen.
Desde pequeño Hernán tiene dos pasiones, la naturaleza y la lectura. Ese entrecruzamiento va conformando su personalidad e intereses que atraviesan toda su vida. Ese territorio inmenso, blanco, hostil, que parece indomable, nuestro personaje va a lograr a través del estudio, la perseverancia, el entrenamiento (y el impulso del gobierno nacional), “domarlo” y establecer puntales fundamentales de nuestra soberanía.
Un acontecimiento se revela trascendental en la vida de Pujato, se trata de un desfile militar que observan sus ojos de niño, y que van a prender en otro de los pilares fundamentales de su vida, en tanto anida desde chico la intención de dedicarse a la carrera militar. Efectivamente en 1922 (a pesar de cierta oposición inicial de su padre que pensaba en que se dedique a las leyes), hace el ingreso al Colegio Militar de la Nación, allí se gradúa como Subteniente de Infantería dos años y medio más tarde.
Hacia 1927 revista en el Regimiento de Infantería Cazadores de los Andes, del cual era jefe Edelmiro Farrel. Allí Pujato se traza un objetivo muy difícil: subir a la cima del Aconcagua. El primer intento termina con la amputación parcial de algunos dedos de su mano y pies. No obstante, la perseverancia que lo acompaña a lo largo de su vida se observa claramente aquí, pues a pesar de estar al borde de la muerte, rápidamente lo vuelve a intentar y llega a la cima, siendo el primer subteniente que escaló el Aconcagua. Ese mismo año, Argentina inaugura la primera estación Radiotelegráfica en la Antártida.
Pujato tiene una entrega total al ejército, tan así que en 1931 gana un importante premio en la Lotería Nacional, con el cual le compra una casa a su madre, y el resto del dinero lo dona al ejército. La honradez y la austeridad lo acompañan a lo largo de toda su trayectoria. En la década del 30 diseña el trazado de la emblemática Ruta 40 en el tramo Mendoza-Neuquén. En esa época lo marca el suicidio de Leopoldo Lugones de quien era amigo. Hacia el final de los años 30 se desempeña como profesor en el Centro de Instrucción de Montaña de la provincia de Mendoza.
A comienzos de los 40 ascendido a Mayor es designado en el Estado Mayor General del Ejército. En 1943 trabaja en la Secretaría del Ministerio de Guerra, donde lo había llamado Juan Perón, “que conocía su sentido del honor, sus condiciones adquiridas en la rudeza de la montaña y sus capacidades intelectuales”. [2] (Rigoz, 2002: 54)
El desempeño de Pujato resulta excelente, así se observa en el testimonio que Perón deja grabado en su legajo: “Jefe de condiciones excepcionales. Posee gran carácter y una moral muy elevada. Es sumamente contraído a sus obligaciones, caracterizándose por su voluntad, su absoluta lealtad y su alto sentimiento del deber. Excelente camarada. Me merece el más elevado concepto. Sobresaliente”. (Perón. Cit. en Rigoz, 2002: 54) Al mismo tiempo Pujato es profesor de Historia Militar en el Colegio Militar.
Consideramos que varios de los aspectos biográficos de Perón y de Pujato se entrecruzan, como el ser profesores, haberse desempeñado con las tropas de Montaña en Mendoza, el vínculo con la estructural Ruta 40, el neutralismo, su paso por la Patagonia, el interés por la soberanía nacional y por la Antártida, etc. que hacen que estas dos grandes y fuertes personalidades crucen sus ideas y establezcan una estrecha relación, trazando proyectos conjuntos que los lleva a tener grandes logros para la Argentina en relación a la soberanía nacional sobre la Antártida.
Cuando al final de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno del 4 de junio rompe relaciones con el Eje, Pujato férreo neutralista, en desacuerdo con la medida, renuncia. A partir de ésta, pasa a desempeñarse como Jefe interino del Estado Mayor del Comando Agrupación Patagonia en Comodoro Rivadavia. En diciembre de 1944 asciende a Coronel. Si en Mendoza había recorrido la Cordillera, encontrado pasos desconocidos, etc. La Patagonia la recorre profundamente, afirma al respecto: “he andado por toda la Patagonia (…) Estuve al borde de morirme tres veces”. (Pujato. Cit. Rigoz, 2002: 57) Mira más allá del límite continental americano, en esos años comienza a pensar en el Continente Blanco y forjar su conciencia antártica.
Susana Rigoz sostiene que en ese tiempo “todo lo que hasta entonces había hecho la Argentina sobre el continente antártico no era suficiente para Pujato. Él quería llegar al Polo Sur, pero también ansiaba colonizar el territorio blanco, instalando en el lugar más conveniente un caserío polar poblado con familias argentinas”. (Rigoz, 2002: 59)
Eso que no era poco lo que había hecho nuestro país, pero Pujato pone la “mira alta”, piensa “en grande”, proyecta la Argentina en el futuro, pretende a partir de esa base profundizar nuestra presencia y soberanía sobre dicho continente. Recordemos que fundamentalmente el Gobierno de Julio Argentino Roca se constituye en un pionero en el avance de nuestra soberanía sobre el territorio antártico. En 1901 Suecia diagrama una expedición científica a la Antártica (como varias extranjeras que se realizan en esa época), que se hace con el Antartic, de esta expedición participa un científico sueco Otto Nordenskjöld que obtiene una fuerte ayuda de nuestro país, y que por tratativas del Ministro de Marina argentino Betbeder suma a un compatriota: el Alferez José M. Sobral, con la intención que su presencia ratifique la pertenencia tanto histórica como geográfica de nuestro país sobre dicho continente[3]. El Antartic queda atrapado en los hielos, y es rescatado por una expedición a cargo del Capitán de Navío Julián Irízar. 
Al otro año de esta expedición, William Bruce llega a la isla Laurie de las Orcadas del Sur, donde establece un observatorio científica. Cuestión que a su regreso, por considerar que las islas eran argentinas, le ofrece las instalaciones al gobierno (las tratativas las inicia Perito Moreno), a lo cual Roca acepta rápidamente y por decreto del 2 de enero de 1904, se levanta el pabellón nacional. José María Rosa afirma que “ese decreto del presidente Roca fue el primer acto jurídico del gobierno argentino en la Antártida (…) desde el establecimiento del observatorio y los viajes de la Uruguay, la presencia argentina es continua y se extiende al Continente antártico”. (Rosa, 1977: 172-73)





[1] Los datos biográficos, como asimismo gran parte de la información sobre Pujato la tomamos de la biografía de Susana Rigoz: Hernán Pujato: el Conquistador del Desierto Blanco.
[2] Recordamos que a su regreso del viaje a Europa, Juan Perón es destinado a Mendoza donde llega en enero de 1941, donde traba relación con Farrel, cumple tareas en el Centro de Instrucción de Montaña donde dicta clases, y va a ser Jefe del Destacamento de Montaña “Mendoza” (hacia fin de ese año). Luego en Buenos Aires en la Inspección de Tropas de Montaña. (Galasso, 2006) Perón por entonces tiene una enorme experiencia alpina en tanto su entrenamiento en los destacamentos italianos, lo que le permite sostener su tarea sobre los Andes, “no se trata, por cierto, de trasplantar mecánicamente aquellas experiencias, sino de aprovechar aquello que pueda ser utilizado sobre el terreno”. (Pavón Pereyra, 1973: 174) Siguiendo al mismo autor, destacamos que también ayuda en esta tarea su experiencia anterior en Chile. Piñeiro Iñíguez sostiene que en Mendoza también conoce al Coronel Humberto Sosa Molina y al Teniente Coronel Domingo Mercante. (Piñeiro Iñíguez, 2010)
[3] Nuestro país había adhiere al VI Congreso Internacional de Geografía, y funda en la Isla Año Nuevo (1902), cercana a la Isla de los Estados un observatorio meteorológico  magnético que continúa en funciones hasta el año 1919. (Rosa, 1977)

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