Alberto Buela, 16 de abril de 2020
En homenaje a los genuinos españoles
En
el siglo pasado se decía que en el orden de la cultura Francia estornuda y Europa se resfría. Eso se fue,
paulatinamente, dejado de lado por la tremenda influencia del inglés y del desarrollo exponencial del español. Idioma,
este último, que en lo que va del siglo XXI creció más que ningún otro. Sin
embargo, la capacidad de ocurrencia de los escritores franceses está siempre al
día. Esto es, con un pedo hacen una orquesta.
Aclaro para aquel que no le guste o le moleste mi soez vocabulario, que este
artículo es escatológico: que versa sobre las heces. Que no es lo mismo que
esjatológico; que versa sobre el final.
Nosotros
los de lengua maternal española tenemos una terrible contra: los gallegos de mierda que se pasan la vida
imitando a los franceses en lo que hacen o dicen. Esto de gallego no va
contra todos los españoles sino solo contra los gallegos de mierda. Yo mismo tengo muchos amigos gallegos de
Galicia y de las otras comunidades, españoles todos a pie firme, que tienen que
soportar toda su vida a los gallegos de mierda. Uno de estos gallegos que
pueden ser valencianos, andaluces, vascos, catalanes, asturianos, montañeses e
incluso de Galicia, etc., según la acepción argentina de gallego, acaba de
traducir al franchute Alain Badiou,
presentándolo como el mayor filósofo francés junto con un charlatán llamado Jacques Ranciere, que dicho sea de paso
ya estuvo robando por Buenos Aires hace unos años.
Luis Martínez se apresuró a traducir libro de Badiou Sopa de Wuhan el 20 de
marzo de 2020, donde este falso filósofo presentado como discípulo de marxista
Althuser, afirma entre otras boludeces: “La
rivalidad de los imperialismo antiguos (Europa y Estados Unidos) y nuevos
(China, Japón…) prohíbe todo proceso de un Estado capitalista mundial”. La
misma pelotudez que afirmó Kant hace doscientos años y que repitió todo el Iluminismo
y la Ilustración. Y que hoy sostienen los globalistas de toda laya.
Y
concluye que el coronavirus es una peste mundial que solo puede ser combatida
eficazmente si tuviéramos un Estado Mundial. Además los Estados Nacionales al
defenderse del virus “promueven el
nacionalismo fascista, obsoleto y repugnante”.
Hay
que ser un verdadero imbécil para tomarse el trabajo de traducir semejante
pelotudez. Pero no termina aquí el sinsentido sino cuando concluye afirma: “En cuanto a nosotros, que deseamos un cambio
real…en el proyecto de lugares políticos nuevos y en el progreso transnacional
de una tercera etapa del comunismo”.
Badiou, como Zizek, como Agamben, como Chomsky como el
conjunto de tantos falsos filósofos progresistas
repite la tesis madre: después del coronavirus viene el nuevo comunismo.
Hay
que ser un gil a la gurda= un requete
pelotudo, para tomarse el trabajo de traducir un texto que no tiene ni una
sola puta idea y que además repite los lugares comunes de la izquierda más
recalcitrante. ¿Y quién realiza esta tarea?: un gallego de mierda. Un imitador
de todo lo que viene de Francia y del extranjero.
En
mayo último cuando visité a Pierre Aubenque en Versailles, acaba de morir en
febrero), me comentó que había sido publicado más en España que en Francia y
que no sabía porqué. A lo que le respondí, porque España tiene un número determinante de profesores (gallegos de mierda)
que piensan mirando a Francia y en función de aquello que escriben los
franceses.
Ni
que hablar de las editoriales de gallegos de mierda, que son casi todas en cuyo
listado de libros hay más franceses que españoles y nunca un americano, salvo
que sea un americano de mierda.