Aritz Recalde
Nación y Planificación
“El
Modelo Argentino precisa la naturaleza de la democracia a la cual aspiramos,
concibiendo a nuestra Argentina como una democracia plena de justicia social
(…) Definida así la naturaleza de la democracia a la cual se aspira, hay un
solo camino para alcanzarla: gobernar con planificación”. Juan D. Perón, 1974
El
sistema político internacional se divide entre las naciones que ejercen plenamente
su soberanía y las que meramente existen en el plano formal. Las primeras,
afirman su personalidad y su autoridad a partir de la planificación de su
desarrollo y con este fin proyectan y delinean el desenvolvimiento de su
economía, de su cultura y de su sociedad.
Las
Naciones formales, también
denominadas subdesarrolladas, eligen
autoridades de gobierno pero tienen reducido su accionar a un conjunto limitado
de funciones. En las Naciones Formales los aspectos fundamentales de la
política comercial, la administración financiera, la explotación de los
recursos naturales y de los servicios públicos están controlados por fuera de
su territorio y de su gobierno. Dichos Estados no planifican sus políticas
educativas, ni de salud, ni de vivienda, ni de infraestructura en el mediano y
largo plazo, y sus decisiones son esporádicas, cortoplacistas y contradictorias,
desenvolviéndose al ritmo de las permanentes crisis.
No planificar es una
forma de aplicar la voluntad política ajena
“Dejar
librado el proceso económico a su espontaneidad no conduce sino a más
dependencia y más atraso relativo”. Arturo Frondizi, 1975
Las
Naciones Formales limitan su accionar gubernamental por mandato e imposición de
las potencias y de las corporaciones extranjeras a ellas vinculadas. Estos
últimos factores de poder esconden sus intereses detrás de ideologías
difundidas por sus intelectuales ubicados en el aparato cultural mediático, en
las ONG y en los Organismos Internacionales.
La
ideología neoliberal hoy es la gran ordenadora de las políticas de Estado de
los países subdesarrollados. En base a dicho planteo, las Naciones Formales delegan
su soberanía política y económica a las decisiones de la denominada “mano libre
del mercado”. En los hechos concretos, esa decisión permite que un grupo
reducido de corporaciones foráneas y de Estados extranjeros controlen y se
apropien de la riqueza y de la capacidad de decisión de buena parte de los
países del mundo.
Las
Naciones Soberanas que se diputan el control del sistema-mundo planifican su
política interna a largo plazo. Por ejemplo, la República Popular China lleva
trece Planes Quinquenales integrales de desarrollo, que fueron diagramados por
el Partido Comunista, que es quien controla los principales resortes del
Estado. Del otro lado, está el modelo de planificación de los EUA, propio de la
corporocracia o de los gobiernos de CEOS. Los norteamericanos no tienen un
partido único como China, sino dos (Republicano y Demócrata) que son la polea
de transmisión política de un grupo reducido de factores de presión. En la
corporocracia los planes gubernamentales son diagramados por CEOS que controlan
la Reserva Federal, las principales industrias y que financian y ordenan el
comportamiento de los partidos políticos y de sus principales dirigentes, así
como también de los periodistas. Las corporaciones influyen en la formación de
los gabinetes y en la designación de los miembros de los Organismos Internacionales
que llevan sus intereses al Orden Mundial. Es por eso que los partidos políticos
en los EUA son sumamente conservadores y mantienen los grandes trazos de la gestión
pública a lo largo del tiempo. Los norteamericanos planifican la política
económica, financiera y comercial internacional con el FMI, la OMC, el BM y con
las calificadoras de riesgo y los fondos de inversión. Además, tienen
importante injerencia en el plano militar y geopolítico con la OTAN y con la
ONU, entre otros organismos.
En
las Naciones Formales, y en nombre de la no intervención del Estado, lo que se está
favoreciendo es la injerencia de otros Estados y grupos de poder en la vida
interna de su comunidad. En la actual división internacional del trabajo no se
debate entre la posibilidad o no de planificar las políticas de Estado, sino
simplemente se define quién es el actor que las impulsa y qué factor de poder
las usufructúa. Las diversas Naciones Formales del mundo hoy se ven obligadas a
optar entre aplicar un programa de desarrollo propio o de ser conducidas por China,
por los EUA, Inglaterra u otra Nación Soberana.
La Planificación Nacional
en la Argentina
“El
concebir y proyectar un plan no representa sino un esfuerzo; la obra de arte
está en realizarlo”. Juan D. Perón, 1946
A
partir de la organización nacional, en el país hubo dos grandes Modelos de
Desarrollo que fueron el liberalismo y el nacionalismo popular. Entre uno y
otro se ubican el desarrollismo y el neoliberalismo. El liberalismo alcanzó su
punto culmine de desenvolvimiento con Julio Argentino Roca y el nacionalismo
popular se concretó durante las tres presidencias de Juan Domingo Perón. En
democracia, el desarrollismo argentino tuvo auge con Arturo Frondizi y con
Néstor Kirchner y el neoliberalismo lo aplicaron Carlos Menem y Fernando De la
Rúa.
El
liberalismo planificó aspectos fundamentales de la organización nacional. Julio
Argentino Roca organizó la ocupación geográfica plena del suelo argentino con
los Territorios Nacionales y expandió el Estado con la administración pública, los
cuarteles y las escuelas. El liberalismo tuvo un ambicioso programa cultural y refundó
el sistema educativo con la ley 1420/84 y con la ampliación de la infraestructura
escolar. El Servicio Militar Obligatorio cumplió un rol nacionalizador muy
importante sobre el inmigrante y uniformó la diversidad cultural propia de los
extensos territorios. El liberalismo edificó una educación para la elite con
los Colegios Nacionales y las universidades reglamentadas con la ley 1597/85.
La organización económica y social quedó en manos del “mercado”, cuestión que
permitió que los intereses británicos regulen el funcionamiento de los servicios
públicos (transporte, puertos, etc.) y del sistema financiero. En nombre del dogma
liberal, se implementó una política social caracterizada por la explotación del
obrero y por la desprotección de su familia, tal cual lo documentó el informe
redactado por Juan Bialet Massé.
El
Justicialismo implementó la primera experiencia de planificación integral del
desarrollo. En el año 1944, el gobierno militar creó el Consejo Nacional de
Posguerra (Decreto 23.847)[1], y
luego de las elecciones de 1946, la labor y las competencias del Consejo
pasaron a la Secretaría Técnica de la Presidencia.
El
Consejo Nacional de Posguerra tenía funciones de relevamiento estadístico, de
planeamiento económico y social, de asesoramiento y de fomento productivo,
entre otras competencias. La tarea del organismo fue fundamental para idear y
redactar los planes de nacionalización del Banco Central (Decreto 8503/46), de
los depósitos bancarios (Decreto 11.554/46) y del Comercio exterior con el
Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI).
Con
estas tres reformas, el Justicialismo se garantizó los recursos para financiar
el Primer Plan Quinquenal (1947-51), que fue diagramado por el Consejo Nacional
de Posguerra. El Plan se presentó a la Legislatura en octubre del año 1946 y
allí Perón destacó:
“en 1810 fuimos libres políticamente. Ahora
anhelamos ser económicamente independientes. Vasallaje por vasallaje no sé cuál
sería peor (…) sin bases económicas no puede existir bienestar social; es
necesario crear esas bases económicas (…) la finalidad que se ha perseguido es
substancialmente de carácter social; situar la economía del país al servicio de
todos los habitantes” (Plan de Gobierno, 1946: 84, 91 y 138).
El
Plan se organizó en tres Títulos divididos en Capítulos. El primer título se
refirió a la Gobernación del Estado e incluyó los apartados de Política, Salud
Publica, Educación, Cultura, Justicia y Exterior. El segundo eje fue el de la Defensa
Nacional. El tercer Título, Economía, contempló los capítulos Población, Obra
Social, Energía, Trabajos Públicos y Transportes, Producción, Comercio Exterior
y Finanzas.
En
el año 1952 el presidente Juan Domingo Perón elaboró el Segundo Plan Quinquenal
(1953- 1957). Al momento de presentarlo al Congreso destacó que el primero:
“no
pudo tener ni la racionalización absoluta de su contenido, ni tampoco los
estudios de base permitieron afirmarlo en realidades absolutas (…) ha culminado
con la realización de más de 75 mil obras en el orden material y muchas más en
el orden moral e institucional de la Republica (…) La elaboración del 2° Plan
Quinquenal ha sido más propicia y ajustada. Hemos tenido cinco años para
preparar los organismos necesarios (…) los consejos de planificación en el
orden federal y en el orden general de la Republica nos han permitido trabajar
con racionalidad en la planificación” (Segundo Plan, 1952: 8 y 9).
La
propuesta de este Segundo Plan tenía cinco apartados. El primero consistía en Acción
Social y contempló los aspectos Organización del Pueblo —Población, Trabajo,
Previsión, Educación, Cultura, Investigaciones Científicas y Técnicas, Salud Pública,
Vivienda y Turismo—. El segundo apartado se trataba de Comercio y Finanzas y se
incluyeron los ejes de Comercio Exterior, Comercio Interno, Política
Crediticia, Política Monetaria y Política Impositiva, mientras que el tercer
aspecto del Plan era el de Servicios y Trabajos Públicos y contempló los temas
de Transportes, Vialidad, Puertos, Comunicaciones y Obras y Servicios
Sanitarios. El cuarto apartado se trató de Acción Económica e incluyó la Acción
Agraria, Acción Forestal, Minería, Combustibles, Hidráulica, Energía Eléctrica,
Régimen de Empresas e Industria. El quinto y último aspecto del Segundo Plan
Quinquenal fue el de la Racionalización Administrativa y se organizó en los
puntos de Legislación General, Inversiones del Estado y Planes Militares.
El
Segundo Plan Quinquenal quedó inconcluso por el golpe militar del año 1955. En
1973 el Justicialismo volvió a conducir los destinos de la Argentina y en línea
con las iniciativas de las primeras presidencias, Juan Domingo Perón formuló y
presentó al parlamento el Plan Trienal para la Reconstrucción y la Liberación
Nacional (1974-1977). Allí destacó que “treinta años de lucha política por el
país, en el pensamiento, la acción y la reflexión, me han suscitado la
convicción de que nuestra Argentina necesita definir y escribir un Proyecto
Nacional. Este Proyecto tiene que ser verdaderamente “nacional”; vale decir,
realizado por el país” (Perón, 2006: 19). La propuesta fue precedida por un
amplio acuerdo político, económico y social de carácter nacional. Perón impulsó
un pacto con los partidos opositores por intermedio de La Hora del Pueblo (Noviembre
de 1970), y a partir de la formulación de las Coincidencias Programáticas del Plenario
de Organizaciones Sociales y Partidos Políticos (Diciembre de 1972), que fueron retomadas para escribir el
Plan Trienal. El mandatario implementó un pacto social entre la CGT y la CGE
con el Acta de Compromiso Nacional (Mayo de 1973). El gobierno formuló un
importante sistema de acuerdos políticos e institucionales por intermedio de
las Actas de Compromiso del Estado, de Compromiso para la Regularización de la
deuda de las Empresas del Estado, de Reparación Histórica de las Provincias de
Catamarca, la Rioja y San Luis y de Compromiso del Estado y los Productores
para una política concertada de expansión agropecuaria y forestal.
El
Plan Trienal, que también quedó inconcluso producto del golpe de Estado de
1976, estaba compuesto por diez capítulos: Objetivos; Requisitos y Control del
Plan; Políticas e Instrumentos del Plan; Producción y uso de Bienes y Servicios;
Distribución del Ingreso, Empleo y Población; el Papel del Estado; Relaciones
Económicas Internacionales; Grandes Proyectos y Programas; Lineamientos
Sectoriales; y Lineamientos Regionales.
La tradición de la
planificación Justicialista a la vuelta de la democracia
El
Gobernador Antonio Cafiero (1987-1991) retomó la doctrina de la planificación
Justicialista[2],
y emulando el Consejo Nacional de Posguerra, fundó el Centro de Estudios para
la Renovación Justicialista (CEPARJ), que diagramó un Programa de Desarrollo
Bonaerense. La experiencia derivó en el Plan Trienal (1988-1991) que fue puesto
en desenvolvimiento por intermedio de una amplia concertación social y
política. Con este último fin, el Gobernador creó un sistema de Consejos y
apoyó activamente el protagonismo popular y la autonomía municipal. Cafiero
elevó el Plan a la Asamblea Legislativa en el año 1989 destacando que se
propuso:
“reconstruir
una voluntad comunitaria que recreara la noción de pertenencia, de integración
al conjunto y de destino individual ligado al destino colectivo. Así, la
programación se convirtió en una dinámica mediante la cual el Gobierno
Bonaerense recogió las aspiraciones de la comunidad, tomó medidas e indujo
comportamientos para hacer efectivo su compromiso en la formulación de
políticas dirigidas a la satisfacción de las necesidades sociales” (Recalde,
2020: 126).
El
Plan Trienal incluyó los ejes Calidad de vida y Distribución del Ingreso
(salud, educación y cultura, vivienda, menor y familia, aguas y cloacas,
seguridad, sistema previsional, deportes y turismo y cultura); Grandes
emprendimientos (inundaciones, conurbano y Río Salado); Transformaciones del
Estado (Reforma de la Administración, Estatuto del empleado público, Administración
y programación presupuestaria, Control, Responsabilidad de funcionarios y Reformas
del Poder Judicial); Relaciones con los municipios (obras, Carta Orgánica Municipal,
coparticipación y asistencia crediticia); Infraestructura económica (caminos,
energía, transporte y puertos); Actividad económica (parques industriales,
apoyo a las PYMES y créditos del Banco Provincia); Comercio (comercialización y
Mercado Central); Sector Primario (agricultura, ganadería y pesca); y Organismos
de apoyo (Banco de la Provincia y Comisión de Investigaciones Científicas).
Los
gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández recuperaron la voluntad
nacional planificadora. Si bien no se diagramó un Plan Integral de desarrollo
nacional como en los años 1947 o 1974, sí se crearon iniciativas parciales en
áreas estratégicas.
Con
este fin, Kirchner creó el Ministerio de Planificación Federal, Inversión
Pública y Servicios (Decreto 1142/03), organismo que tuvo en su órbita las
carteras de Energía, Comunicaciones, Obras Públicas, Recursos Hídricos,
Desarrollo Urbano y Vivienda, Sector Minero y Transporte. El MINLAN promovió el
Plan Estratégico Territorial, el Plan Nuclear Argentino y el Plan Satelital
Geoestacionario Argentino. Desde otros Ministerios se formularon el Plan Estratégico
Agroalimentario y Agroindustrial 2010-2016, el Plan Estratégico Industrial 2020
y el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva Argentina
Innovadora 2020. La mayoría de estas iniciativas fueron interrumpidas en 2015.
En
el mes de diciembre del año 2019 asumió un nuevo proyecto político de
orientación Justicialista. Al igual que los gobiernos anteriores, se encuentra
frente a la decisión de optar entre la Planificación Nacional o el
Subdesarrollo.
Bibliografía
Cafiero,
Antonio (1974), De la Economía social
Justicialista al régimen Liberal Capitalista, EUDEBA, Buenos Aires.
Falivene
G. y Dalbosco H. (2019) El Estado
peronista, los Planes quinquenales del peronismo, EDUNPAZ, Buenos Aires.
Frondizi,
Arturo (1983) El movimiento nacional:
fundamentos de su estrategia, Paidos, Buenos Aires.
Godoy,
Juan (2020) Juan Ignacio San Martín:
lealtad y lucha por la ruptura de la dependencia, Cuaderno de Trabajo N° 26
del CEHA, Buenos Aires.
Perón,
Juan Domingo (2006) El Modelo Argentino
para el Proyecto Nacional, INJDP, CABA.
Plan
de Gobierno 1947-1951 (1946) Presidencia de la Nación, Secretaría Técnica,
Buenos Aires.
Plan
Trienal para la Reconstrucción y la Liberación Nacional 1974 – 1977 (1973),
Poder Ejecutivo Nacional, Buenos Aires.
Recalde,
Aritz (2020) Antonio Cafiero, el
estadista bonaerense, Fabro, CABA.
Segundo
Plan Quinquenal (1952) Presidencia de la Nación, Subsecretaría de
Informaciones, Buenos Aires.
Vega,
Gustavo (2017) Planificar la Argentina
justa, libre y soberana: el consejo Nacional de Posguerra 1944-1946, UNQ,
Buenos Aires.
[1] Perón condensó una larga
historia de planificadores militares de siglo XX entre los cuales se destacaron
Enrique Mosconi (petróleo), Manuel Savio (siderurgia), Juan Ignacio San Martín
(aeronáutica) y Enrique Gugliarmelli (desarrollo), entre otros.
[2]Con anterioridad a Cafiero, la Provincia de Buenos Aires había sido gestionada
en base a planes integrales de desarrollo con los gobernadores Domingo Mercante
(1946-1952) y Manuel Fresco (1936-1940).