Los precios de los
medicamentos aumentaron un 266 por
ciento en los últimos cuatro años, con casos de remedios esenciales -como
los que tratan problemas cardiovasculares, que son la causa principal de muerte
en el país- que tuvieron incrementos del 600 por ciento.
Esta situación golpea
especialmente a los jubilados, ya que se da en el marco de que PAMI les dejó de entregar el 100 por ciento
de la medicación crónica gratuita, a menos que reúnan una serie de
requisitos demasiado restrictivos. Por la suba de los precios y la falta de
cobertura, los adultos mayores son empujados a suspender o discontinuar sus
tratamientos.
En el mismo período en que los
remedios subieron un 266 por ciento (de mayo de 2015 a abril de 2019), la jubilación mínima aumentó sólo un 172.
Esto se debió a la reforma provisional que aprobó el Congreso en diciembre de
2017, mientras una multitudinaria manifestación de protesta era reprimida en la
plaza. Su aplicación en 2018 y lo que va de 2019 fijó una recomposición del
haber mínimo del 28,4 por ciento (comparando enero 2018 con enero de 2019),
mientras la inflación acumulada de 2018 sumó 47,6 por ciento.
"El aumento inflacionario
de los medicamentos, sumado a la quita de la entrega gratuita por parte de PAMI
de la medicación para patologías crónicas deja a las personas mayores en
situación de gran fragilidad, donde es muy probable que la muerte causada por
enfermedades aumente en los próximos años", advierten los autores.
En la Argentina, los medicamentos que necesitan los mayores de
60 son principalmente para el tratamiento de cardiopatías, diabetes,
hipertensión arterial y osteoporosis. Las drogas recetadas para las
afecciones cardiovasculares deberían tener más fácil acceso, ya que es la
principal causa de muerte por enfermedad entre los mayores de 65 años. Sin
embargo, el relevamiento detalla que:
El Atenolol, para la hipertensión arterial, taquicardias y otras
enfermedades cardiovasculares tuvo un aumento del 566 por ciento. El
anticoagulante Acenocumarol, para evitar accidentes cerebro vasculares en
personas que padecen arritmias, subió un 600 por ciento. La Furosemida, un
diurético para la hipertensión, aumentó un 336 por ciento y el antihipertensivo
Carbedilol es un 210 por ciento más caro.
Entre los medicamentos para
las enfermedades respiratorias hubo
aumentos del 326 por ciento (Seretide) y 126 por ciento (Optamox).
Las drogas para tratar la artritis tuvieron incrementos
de hasta el 330 por ciento (Arcoxia). Y el Calcimax D3, para la osteoporosis
subió un 185 por ciento.
La Levotiroxina, para el hipotiroidismo, aumentó 530 por ciento.
Los números, vale recordar,
registran la inflación acumulada entre mayo de 2015 y abril de 2019. Como regla
general, son precios que han tenido una suba continuada, mes a mes. En marzo
pasado, en promedio, los precios de los 50 medicamentos principales aumentaron
3,2 puntos. El promedio de los 10 medicamentos que más aumentaron fue de 6,2
por ciento.
El informe recuerda que los
aumentos no pueden considerarse por unidad, porque la mayoría de las personas
mayores de 60 años consumen en promedio entre 4 y 8 medicamentos. Finalmente,
la limitación de los tratamientos farmacológicos no solamente provoca una mayor
mortalidad, sino también patologías que generan dependencia y discapacidad.
Fuente: UNDAV Y PÁGINA