jueves, 1 de diciembre de 2022

1959: Tremendo diagnóstico el de Castellani

 

Por Iciar Recalde, noviembre 2022


 “Una nación es una cosa interna, cerrada, circuida, aunque tengan puertas y ventanas y muros de cristal, todo lo que usted quiera; pero esto nuestro en lo cultural (y también ahora en lo económico) es como un caserón destartalado sin postigos ni batientes, donde entra y sale todo el que quiera, murciélagos incluso y hasta brujas; y adentro hay una pandilla de gatos peleándose entre ellos; y una cantidad de huérfanos que trabajan como negros para alimentar a los gatos -que se reproducen prodigiosamente. Se calcula que todo argentino que trabaja, trabaja hoy día para mantener tres hombres: dos parásitos y él. Por eso es que yo trabajo lo menos que puedo; pasaré hambre, pero mis dos parásitos también, “Con mi sangre he mantenido algunos parásitos afortunados”… decía Mansilla hace ya unos 100 años; y veía un poco entre nieblas venir todo esto de ahora”.

El diagnóstico nuestro es aún peor. Desde 1976 la Argentina malvive en un modelo de desarrollo dependiente que multiplicó por veinte la cantidad de pobres, extranjerizó patrimonio nacional y destruyó una comunidad organizada basada en la justicia social cuyo ordenador era el trabajo. El 50 % de los argentinos subsiste en la pobreza, el 65 % de menores de 17 años son pobres. La mitad de los trabajadores son informales (10 millones) y subsisten de la otra mitad que trabaja y llega a fin de mes con la soga al cuello. Se aniquiló aquello de “no existe para el peronismo más que una clase de hombres: los que trabajan”. En fin. Sabemos que el único camino para salir del producto planificado de décadas de destrucción espiritual y material de la Nación, es el camino que nos lleva a las fuentes de la nacionalidad.

Y copio la cifra de la esperanza que sigue al realismo del cura, dice: “Sin embargo, yo creo que todo este estado de cosas es circunstancial y no esencial. Creo que nuestra nación empiojada es medicable. SI NO ¿POR QUÉ ESCRIBIRÍA? Y la prueba es que algunos cultos genuinos entre nosotros (Scalabrini, Jacovella, Marcelo y seis mas) se han alzado a la altura de lo prócer, si no de lo heroico. Solo la grandeza cristiana es capaz de abrazar lo imperfecto.

Serán vencidos, bueno; sus hijos los vengarán”.

 

A este ritmo, o sus nietos o los hijos de sus nietos.

 

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