Por Nicolás Lantos
En La Matanza, el distrito más
poblado de la provincia de Buenos Aires, a media hora del Obelisco, hay al
menos 150 mil personas que no llegan a cubrir las necesidades alimentarias más
básicas. La demanda de alimentos en comedores de colegios, iglesias y centros
de jubilados aumentó un 50 por ciento en promedio, llegando al 150 por ciento
en los barrios más comprometidos socialmente y la respuesta del Estado nacional
y provincial son insuficientes. Ese es el panorama que pinta la intendenta
Verónica Magario, en diálogo con Página/12.
“El hambre no admite espera. Hay
que darle respuesta ahora mismo”, dice la jefa comunal, que pide al gobierno
provincial que declare “la emergencia social y laboral” para “destinar
partidas” extraordinarias a los comedores de los sectores que quedaron a la
intemperie por el aumento de precios y tarifas y la pérdida de empleo. Y
advierte que si en los próximos días no tiene una respuesta satisfactoria de la
gobernadora María Eugenia Vidal, tomará la decisión de “sacarle recursos al
funcionamiento normal del municipio” para utilizarlos en la compra de
alimentos.
“En las escuelas públicas de La
Matanza los comedores crecieron un 50 por ciento promedio, pero llegaron al 150
por ciento en los sectores más vulnerables. La demanda también llega por las
iglesias y los centros de jubilados. Hoy, los abuelos, después del aumento de
tarifas, están pagando más de un tercio de una jubilación mínima en servicios.
Sumale los medicamentos que dejó de cubrir PAMI. Hay un sector de abuelos que dejó
de cenar para tomar un mate cocido o un té. Todo esto se suma a la baja de
consumo y a las pérdidas de puestos de trabajo en el sector privado y en el
sector informal, que es el primero que se pierde. Tenemos un registro de 150
mil personas por afuera del sistema en lo que respecta a cubrir las necesidades
alimentarias más básicas”, plantea Magario.
–¿Cuándo comienza a advertirse esta situación?
–Esto empieza a verse en febrero,
marzo, fundamentalmente, cuando abren las escuelas y empezamos a tener indicios
por el aumento en los pedidos de leche y de alimento, y se empezó a ver no solo
en las escuelas, sino también en los barrios y en los centros de jubilados.
Esto es producto de que crecieron muchísimo los precios de los alimentos y de
los servicios y así aparecen las primeras demandas puntuales de asalariados que
llegaban justo a fin de mes y ya no les alcanza. A eso se suma la gente que se
quedó sin trabajo.
–¿Cómo se puede solucionar este problema?
–Cuando tenés despidos, falta de
trabajo y hambre hay que declarar la emergencia y dedicar fondos a eso. En la
provincia se declaró la emergencia hidráulica y en seguridad. Ese endeudamiento
que se votó sirvió para destinar partidas extraordinarias y para agilizar los
trámites de la inversión y de compra de equipamiento en seguridad y en las
obras contra las inundaciones. Ahora, frente a este escenario, hay que declarar
una crisis social y laboral y destinar partidas para lo más urgente, que es el
hambre.
–¿Hubo respuestas del gobierno provincial a estas demandas?
–Yo el problema se lo llevé a la
gobernadora Vidal en febrero y no tuve respuesta. Recién a fines de marzo
empezaron a prestar atención y a darse cuenta de que estaba pasando algo grave.
Hace un mes y medio estuve con los ministros de Desarrollo Social, (Carolina)
Stanley y (Santiago) López Medrano, y pedimos asistencia alimentaria para estos
sectores. Ni siquiera les pedimos que nos den los recursos a nosotros, sino que
los hagan llegar a través de las escuelas, de las iglesias, las sociedades de
fomento, los centros de jubilados. Producto de eso se empezaron a implementar
operativos de la nación en los barrios, con el camioncito, pero lo que hacen
ahí es el trámite para obtener el DNI y la inscripción a la Asignación
Universal, no dan alimentos. Los que nos mandan a nosotros alcanzan apenas para
dos mil personas, y son alimentos secos. Nada de carne, nada de leche, nada de
fruta o de verdura. Por eso la decisión de este municipio es empezar a generar
partidas para alimentos, para comedores, porque no podemos dejar que la gente
se muera de hambre.
–¿De dónde saldrían esas partidas?
–Habrá que sacar de otros
presupuestos del municipio. Del alumbrado, de las obras... El municipio pagaba
un millón setecientos mil pesos por bimestre de luz y ahora tengo que pagar
ocho millones por mes. Con eso se podría dar de comer a veinticinco mil chicos
y podría sostener veinticinco mil becas en diversos programas de educación y
recuperación para niños y adolescentes. Los municipios no podemos sostener
esto. Lo que estamos haciendo es tomar una decisión de sacarle recursos al
funcionamiento normal del municipio para comprar comida. En vez de asfalto, en
vez de luminaria, yo voy a comprar alimentos. ¿Cuánto puede durar esto? Un par
de meses, no más. Además los municipios tenemos nuestra recaudación atada a la
caída del consumo, a través del IVA y de la tasa de Seguridad e Higiene, que se
aplica sobre las ventas empresas y comercios, que también cayeron.
–Hace algunos días el asesor presidencial Jaime Durán Barba dijo que no
hay hambre en el país y que si hay, es por culpa del gobierno anterior...
–En febrero intentaban decirnos
que era la herencia. Desde marzo para acá los funcionarios con los que tratamos
se empezaron a dar cuenta de que la crisis es real y más allá de lo que
intenten mostrar, ya no tienen cómo justificar lo que está pasando y se sabe
que es producto de las medidas económicas y el plan económico del Presidente.
Ellos en privado reconocen esto, pero dicen que no tienen plata para dar
soluciones. Si el municipio puede cambiar partidas, yo creo que el gobierno
provincial también tiene herramientas para hacerlo. Estoy esperando en estas
horas una respuesta para ver si la provincia aumenta los cupos a comedores. Si
no, esta semana comenzaré a mover las partidas para dar comida a nuestra gente.
Le pedí a los maestros que abran las puertas de todos los comedores, a las
sociedades de fomento, a los clubes, a los centros de jubilados, que abran sus
puertas para recibir a los vecinos que no tienen un plato y que nosotros nos
encargaremos de llevar comida.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-300508-2016-05-29.html