Por Juan Godoy*
“Es bueno vitorear a la
Patria, pero es mejor ayudarla a vivir contribuyendo a su engrandecimiento y
bienestar”. (Enrique
Mosconi)
“El espíritu nacionalista
que YPF ha marcado en su labor, señala el camino de nuestra liberación
económica, de nuestro desarrollo industrial emprendido por nosotros mismos, con
nuestra voluntad, nuestro esfuerzo y nuestros capitales (…) Esa sería la senda
que conduciría al pueblo argentino al poderío y a la grandeza moral y material”. (Enrique Mosconi)
Enrique
Mosconi es una de las figuras más representativas de lo que Carlos Piñeiro
Iñíguez denomina como “intelectuales militares” (Piñeiro Iñíguez, 2010),
entendiendo a éstos como integrantes del sector militar de la sociedad que
reflexionan acerca de diversas problemáticas y lo manifiestan en diferentes
formatos como conferencias, libros, publicaciones periódicas, etc. Si bien,
como decíamos, son varias las temáticas que trabajan algunas aparecen en el
centro como la defensa nacional, la dependencia, la necesidad del desarrollo
industrial, el rol a cumplir por las Fuerzas Armadas en un país con las
características de la Argentina, etc. y mayormente estas temáticas las piensan
entrelazadas. Se trata de la construcción de un sistema de ideas (aunque no
esbozado como tal en tanto aparece disperso), que parte de la realidad
nacional.
Figura arquetípica de la línea
nacional de las Fuerzas Armadas que atraviesa toda nuestra historia desde el surgimiento
del ejército nacido de las entrañas del pueblo improvisado en armas para luchar
contra la invasión británica (1806-1807), sentando las bases de una postura
anti-colonialista en función de la soberanía, la emancipación y la conciencia
nacional. Varios estudiosos de la temática militar han señalado certeramente la
co-existencia de esta línea con una contrapuesta, que expresa lo contrario: lo
anti-popular, la alianza con las potencias, etc. A lo largo de nuestra historia
claramente tuvimos expresión en ambos sentidos. Por el lado nacional: José de
San Martín, Luis Ernesto Vicat, Alonso Baldrich, Manuel Savio, Aníbal Montes,
Oca Balda, Juan Ignacio San Martín, Enrique Guglialmelli, Hernán Pujato, Franklin
Lucero, Juan Pistarini, Federico Gentiluomo, Juan José Valle, el Mayor Alberte,
Juan Perón, etc. En la línea anti-nacional: Bartolomé Mitre, Ricardo Vera,
Agustín P. Justo, Pedro Eugenio Aramburu, Isaac Rojas, Guillermo Suárez Manson,
Horacio Mayorga, Horacio Estrada, Osvaldo Andrés Cacciatore, Orlando Agosti, Eduardo
Massera, Jorge Rafael Videla, etc. por nombrar algunos casos al azar que vienen
a nuestra memoria rápidamente de uno y otro lado.
La línea nacional que expresa
Mosconi es parte de un conjunto de militares que fundamentalmente entre los años 20 y 40,
propusieron un conjunto de ideas críticas del país semi-colonial subordinado a
Gran Bretaña[1], poniendo
de relevancia las vulnerabilidades del modelo dependiente, no casualmente Yelpo
la caracteriza en el estudio que realiza sobre esta generación militar como una
corriente (que no es todo el río), que expresa un “proyecto alternativo”
(Yelpo, 1987). Estas ideas, que son de una magnitud significativa tanto por la
cantidad como por la profundidad de las mismas, van a tener en gran medida una
implementación en los años del peronismo.
Estos militares nacionales, como el
caso Mosconi, pensaron en la defensa nacional atada al control nacional sobre
la estructura económica, de comunicación, transporte, y a la necesidad del
avance en la industrialización, desde ya ligada a la industria bélica concreta,
pero también más allá de la misma, es decir un desarrollo industrial de toda la
nación aprovechando los enormes recursos que posee el país. Esta última
cuestión se enlaza con la noción de Nación en Armas (Von der Goltz, 1927), expresada
por Von der Goltz, que Perón sintetiza (relaciona tanto a otras cuestiones como
autores, desde ya), y vincula a nuestra realidad en el famoso discurso en la
apertura de la Cátedra de Defensa Nacional de la Universidad Nacional de La
Plata (UNLP), el 10 de junio de 1944. (Perón, 1944)
Habían pasado varios años de la
batalla de Caseros y Pavón que terminaron catapultando a Mitre a la Presidencia
durante la cual se van a tejer los hilos de la Argentina como una semi-colonia
británica, al mismo tiempo que eliminar los obstáculos a ese modelo de país.
También ya se había insurreccionado Mitre contra Avellaneda en 1874 y sufrido
una derrota a manos de Julio Argentino Roca, no sería última. En esos años el
21 de febrero de 1877, durante la presidencia de Avellaneda, nace Enrique
Mosconi en Buenos Aires. Justamente antes que el “zorro” vuelva a derrotar al
mitrismo insurreccionado en el 80, e iniciado su gestión en la cual va a
comenzar a modernizar las Fuerzas Armadas hasta que, ya en su segunda
presidencia se dicte la Ley de Servicio Militar Obligatorio diseñado por Pablo
Riccheri (1901).
Es este ejército, bajo la impronta
modernizadora del roquismo, al cual se integra y en el cual se forma Mosconi,
ya que hace su ingreso al Colegio Militar en 1891, y egresa del mismo en 1894
como Subteniente de Infantería. Luego hace su ingreso a la “Cuarta Arma”, la de
Ingenieros, y en 1896 asciende a Subteniente 2º, dando inicio al mismo tiempo a
la Carrera de Ingeniería en la Universidad de Buenos Aires. Con 25 años es
reconocido por el Ministro Riccheri como Ingeniero Militar.
Ya en 1904 viaja en misión a
Europa. Son años de una profunda formación, en los cuales puede acercarse a los
avances tecnológicos en materia del instrumental militar, al mismo tiempo que
en relación al desarrollo industrial y a la estrategia militar. Dos años más
tarde de iniciada su misión hace su ingreso al Ejército alemán. En 1912 logra
el grado de Teniente Coronel, y unos años después, hacia 1915 es nombrado como
Subdirector General de Arsenales de Guerra, asumiendo al otro año el cargo de Director
del Arsenal “Esteban de Luca”. Durante el desempeño de esta tarea logra su
ascenso a Coronel. También Mosconi, a partir de 1920, ocupa el cargo de
Director del Servicio Aeronáutico del Ejército[2]
(al mismo tiempo, otro “intelectual militar” ligado a la cuestión aeronáutica,
nos referimos a Jorge Crespo asume la Dirección de la Escuela de Aviación
Militar). (Pien, 1999)
Tempranamente Mosconi muestra en
los cargos vinculados a los arsenales, pero más aún en el desempeño en la
Dirección del Servicio Aeronáutico que no solo se venía formando como “pensador
militar”, sino también como lo que Perón denomina “realizador”, entrecruzando
esas dos aristas que lo constituyen en esa figura arquetípica que hicimos
referencia. Brevemente podemos observar que durante su dirección crea varios
aeroclubes como el de la ciudad de Rosario, el de Mendoza y el aeródromo de San
Isidro. Asimismo pone de relevancia la necesidad de avanzar en la cooperación
necesaria entre la aviación civil y militar. Se propone el avance de la
aviación diagramada en virtud de un proyecto nacional de desarrollo,
profundizando la fabricación nacional del material aéreo. Asimismo piensa a la
aviación en tanto pilar fundamental de la soberanía, ya que considera que “cuanto más avancemos en el dominio del
espacio, tanto más próspera será la República, y tanto más respetable la fuerza
de la nación”. (Mosconi, 1941: 31) En esos años también realiza un proyecto
de rutas aéreas. Interesado siempre no solo en las realizaciones sino también
en la investigación, el estudio y la difusión de la centralidad de la aviación
crea en 1920 la Revista El Palomar de
la cual es Director.
Muchas
veces sabemos que hay acontecimientos que marcan la vida de los sujetos,
actuando incluso como un “parte aguas” en la biografía individual. Es el caso
de Mosconi cuando intenta comprar combustible a la empresa norteamericana Wico para
unas maniobras de entrenamiento de la aviación, decimos intenta porque la
empresa se niega a suministrar combustible a menos que hagan un pago en
efectivo con antelación (Mosconi resalta que incluso el servicio aeronáutico no
tenía ninguna deuda con la empresa, lo que agrava la situación). Cabe destacar
que por entonces esa empresa norteamericana es la única que vende nafta de
aviación en nuestro país.
Mosconi, ya había advertido durante
un Congreso de Ingeniería el peligro de la dependencia del petróleo importado
para una nación. Ahora lo vivía ya no en términos teóricos, sino en la
realidad, por eso formula la siguiente hipótesis: “¿y si en lugar de tratarse de un simple raid de entrenamiento se
debiera cumplir la orden de atacar una escuadra enemiga que desde la rada
amenazara con sus cañones la Ciudad de Buenos Aires? O bien, si se debiera realizar con toda
urgencia un ataque aéreo contra una formación enemiga que pusiera en peligro la
Capital Federal?”. (Mosconi, 1983: 30) En ese momento Mosconi se juramentó
que iba a realizar todo lo que estuviera a su alcance para solucionar esta
problemática que encarnaba un grave peligro para la nación.
Así, en 1922 bajo el influjo de
Mosconi se crea YPF siendo el mismo designado como Director de la empresa. Carl
Solberg en su conocido libro sobre el petróleo y el nacionalismo comenta que “la
designación de Mosconi a la cabeza de YPF fue bien recibida por el ejército,
donde la campaña del coronel (que entonces tenía cuarenta y cinco años de edad)
a favor de las industrias de la aviación militares le habían ganado popularidad
y prestigio”. (Solberg, 1982: 138)
Su capacidad resolutiva y de
gestión queda en evidencia, ya que antes que la compañía cumpla cinco meses, ya
produce nafta para la aviación. Sostiene Larra certeramente que “un solo surtidor de nafta funcionaba el día
en que Mosconi se hizo cargo de la Dirección General. A partir de 1922 los
surtidores con la sigla de YPF encerrada en un círculo con los colores
argentinos comienzan a esparcirse por la Capital Federal, por sus suburbios,
por las rutas más alejadas del país; esos primeros surtidores de YPF en
competencia denodada con los de la Wico, los de la Shell, los de la Esso, son
otros tantos fortines de avanzada del inmenso mecanismo que Mosconi ha levantado”.
(Larra, 1976: 69) Como en el caso del servicio aeronáutico Mosconi piensa
una publicación, y en 1924 crea el Boletín de Informaciones Petrolíferas.
Su gestión es detallada
minuciosamente en un publicación que él mismo realiza (como en estudios vinculados
a la temática o a la figura), y pensamos hoy que ni algunos de los detractores
de las políticas de cuño nacional pueden discutirla. Consideramos que Mosconi al
frente de YPF demuestra en los hechos la zoncera que sostiene que “el estado es
un mal administrador”, poniendo de relevancia la capacidad técnica para el
desarrollo del país, del control y explotación de sus propios recursos en forma
idónea. (Scenna, 1980)
La Argentina es pionera en materia
petrolera en tanto constituye el primer país (sin contar la Unión Soviética),
que logró la organización de una industria petrolera en forma vertical,
integrada y bajo la órbita estatal. En este sentido y por la orientación que le
imprime Mosconi YPF constituye un modelo de desarrollo petrolero desde una perspectiva
nacionalista en materia económica. (Solberg, 1982) La creación de YPF expresa
la emergencia/fortalecimiento de la conciencia nacional en virtud de dejar
atrás el país primitivamente agropecuario.
La cuestión nacional no obtura que
también se piense en la cuestión social, encarnando así Mosconi un nacionalismo
popular, afirma el General que: “organizando el trabajo y las explotaciones
de las riquezas nacionales con hombres y dinero del país, mejoraremos
evidentemente nuestras condiciones de vida”. (Mosconi, 1938: 136)
No resulta casual que Mosconi
estreche lazos con los jóvenes forjistas, entre los que sabemos, se cuenta la
figura de Arturo Jauretche (principal articulador político de la agrupación),
quienes lo llaman: “digno soldado de la
emancipación nacional”. (Barbero y
Devoto: 1983: 129) Asimismo los
libros de Mosconi son donados por sus hijas a la Biblioteca de FORJA, y los
forjistas piden permiso para editar un trabajo del General. La admiración es
mutua ya que Mosconi envía una carta a “los miembros de la patriótica,
entusiasta y brillante agrupación FORJA”, en quienes ve a “los futuros
pioners de nuestra independencia integral. La alegoría es magnífica, pues han
interpretado fielmente lo que debe ser: “la espada al servicio de la Patria”
(…) mis augurios para el más franco éxito corone la patriótica obra que están
empeñados”. (Carta Mosconi a FORJA. 20-4-1940. Cit. en Godoy, 2015: 315)
El
pensamiento de Mosconi entronca con la gran tradición del pensamiento vinculada
a la reconstrucción de la Patria Grande. La conformación de esa gran nación
inconclusa desvela al General. Piensa en esos términos en el sentido de una
estrategia defensiva conjunta, pero también como política ofensiva no en tanto
empresa colonial, sino en vinculación a una política emancipadora.
Es en este marco que Mosconi, al
indagar en la cuestión petrolera entiende la necesidad de estrechar lazos con
los demás países latinoamericanos que comparten problemáticas similares. Piensa
que el avance de los monopolios extranjeros es parte de la penetración
económica de las potencias en los países dependientes. De esta forma, la
emancipación económica de la Argentina solo se puede lograr a partir de la
emancipación de la Patria Grande. La balcanización va de la mano de estructuras
económicas montadas en forma dependiente. No casualmente Perón afirma que “contra
la política de los imperialismos de “dividir para reinar”, se antepone la de
“unirse para no ser dominado”. (Perón, 2005: 53)
Mosconi dedica una de sus
principales obras, donde expresa sus ideas en torno al petróleo y en relación a
su gestión en YPF, a la juventud de América Latina con el anhelo que la misma
tome el ideario expresado en el libro para “acelerar
la marcha hacia el Junín y Ayacucho económicos”. (Mosconi, 1983: 21) En el
centro del pensamiento de Mosconi anida la idea que el petróleo constituye uno
de los puntales principales donde se puede afirmar una política en virtud de la
emancipación económica. Pensó y diseñó una empresa petrolera como un pilar de
la construcción de la conciencia nacional y del trabajo.
En la mejor tradición nacional
piensa los lazos estrechos que nos unen a la Patria Grande tanto hacia el
pasado, como en virtud de la posibilidad de un futuro de grandeza para nuestros
pueblos y naciones. En el marco de pensar que el proceso de emancipación no
puede meramente ceñirse a las “patrias chicas”, aboga fuertemente por el
robustecimiento de la conciencia petrolera latinoamericana. Así viaja por
varios países de América Latina (e incluso también lo hace al norte de América
-a los Estados Unidos-). En estos viajes Mosconi aprovecha para profundizar su
conocimiento en materia petrolera. En México, dónde es invitado por su
Presidente: Plutarco Elías Calles, se vincula y conoce a diversas
personalidades, entre las cuales vale destacar al General Lázaro Cárdenas quien
nacionaliza el petróleo unos años más tarde.
Emprendiendo el camino hacia la
Argentina pasa por Colombia, donde expresa el ideal de la integración de los
países al Sur del Río Bravo, argumentando que “nuestros países inician el tercer período de su evolución: a la
emancipación sucede la constitución política y a ésta debe suceder la
organización económica. A los fundadores de la nacionalidad suceden los
organizadores constitucionales, y a éstos las generaciones, la nuestra entre
ellas que resolverán el bienestar de los habitantes del país por medio de la
más adecuada y conveniente organización económica, es decir, por la mejor
explotación de nuestras riquezas naturales, el mero aprovechamiento de sus
potencialidades y por el desarrollo económico y especulativo de sus fuentes
productivas. Esta es la tarea que no hemos cumplido y que nos espera, en cuya
base se encuentra el petróleo; y los pueblos que con mayor inteligencia y
precisión resuelvan su aprovechamiento tanto mejor y más elevado será el
standard de vida que alcancen”. (Mosconi, 1938: 171-172)
En el noroeste argentino tiene una
importante presencia y accionar la Standard Oil, quien entre su enorme poder
ejerce incluso el “poder de policía” ante la muerte de uno de sus funcionarios,
al mismo tiempo que pone presión sobre el gobierno para la firma de un
contrato. Es en este marco que Mosconi visita Salta y Jujuy para conocer en
primera persona la situación petrolera de esa región de nuestra patria. Fruto
de esa experiencia devela el accionar nocivo de la empresa norteamericana y
dirige un memorial al Ministerio de Agricultura con estas denuncia que luego
edita con el nombre de “YPF contra la Standard Oil”. (Mosconi, 1984) Si bien en
el norte la empresa que tiene presencia fuerte es la Standard Oil, también
Mosconi pone de relevancia el papel que considera negativo de parte de la
británica Royal Dutch. Resulta pertinente recordar que luego de la Primera
Guerra Mundial las naciones buscan fuentes de combustible a lo largo y ancho
del mundo, de esta forma, las empresas imperialistas apuntan a penetrar en los
países que tienen estos recursos y saquearlos. (Pien, 1999)
Mosconi también evita, a través de
un lapidario informe que el gobierno toma, la pretensión de la Standard Oil
para la realización de un oleoducto desde nuestro país y Bolivia hasta la
salida al mar por el Litoral. La norteamericana entonces toma la decisión de ir
en camino al Chaco Paraguayo, lo que constituye parte de las causas de la
guerra entre dos países hermanos (Bolivia y Paraguay) (Larra, 1976), por el
apetito imperialista tanto por parte de la petrolera norteamericana como de la
británica, cada uno de los países actúa como punta de lanza de las empresas
extranjeras. (Chiavenato, 2005)
El
año anterior a la vuelta al poder de Hipólito Yrigoyen se produce la creación
de la Alianza Continental que tienen a Mosconi (como a Alonso Baldrich, entre
otros), entre los militares que se comprometen con la empresa. Esa Alianza
Continental tiene en su centro el apoyo al proyecto de nacionalización de toda
la estructura petrolera que va a marcar la segunda Presidencia de Yrigoyen. En
este marco considera que “una política de conservación de nuestro petróleo
sólo puede realizarse con éxito sobre la base de la nacionalización de los
yacimientos del país, política que alejaría para siempre el peligro de
dependencias extrañas, asegurando para nuestras instituciones fundamentales de
la defensa nacional y de la vida económica de nuestra patria, el petróleo,
combustible irreemplazable hasta ahora”. (Mosconi, 1938: 227)
Mosconi afirma en el prólogo al
libro “El petróleo en el Norte” (una recopilación de la campaña del
diario salteño el Intransigente contra la Standard Oil y por la nacionalización
del petróleo), que “en todos los pueblos
de la América Latina donde existen yacimientos, luchan los grandes trusts por
el acaparamiento del subsuelo”, y más adelante sostiene que “sea la nación la que administre la riqueza
petrolífera”. (Mosconi, 1984) Estas empresas no traen beneficios a los
países donde tienen su accionar, sino más bien producen la expoliación de los
mismos.
Asimismo en el prólogo al libro El Petróleo en el Norte se manifiesta en
torno a la cuestión del petróleo sosteniendo: “hemos sido partidarios decididos de la nacionalización de los
yacimientos de petróleo (…) Hoy, después de observar de cerca el panorama que
esta compleja cuestión ofrece en los países latinoamericanos que acabo de
recorrer, abrigo el convencimiento de que, por lo que refiere al petróleo,
conviene al país el régimen de puerta cerrada, y mientras que el capital
privado nacional no adquiera la capacidad técnica y la aptitud de espíritu que
la empresa industrial requiere, no queda otro camino que adoptar el monopolio
de Estado; pero en forma integral es decir, en todas las actividades de la
industria: la producción, elaboración, el transporte y el comercio”. (Prólogo
Mosconi. 1984: 385-386) En la misma línea se manifiesta en
Comodoro Rivadavia afirmando que “sin
monopolio del petróleo es difícil diré más, es imposible para un organismo del
Estado vencer en lucha comercial a las organizaciones del capital privado”. (Mosconi.
1984: 493)
El desarrollo de una política
petrolera nacional debe estar contenida en un proyecto nacional que tenga entre
sus principales finalidades que la nación pueda abastecerse por sí misma, que
el país tenga independencia económica. Mosconi tiene una actitud recta en la
gestión de YPF, considerando que la empresa nacional debía ser rectora y
ejemplo tanto en la administración como en el desarrollo de una política
petrolera. La defensa de la nacionalización debe también encontrar argumentos
en esta última cuestión.
El pensamiento de Mosconi parte de
la cuestión petrolera pero tiene un marco integral y profundo, argumenta
Mosconi al respecto que “extraer las riquezas naturales, valorizarlas
elaborándolas y activar el intercambio por el abaratamiento de los fletes
ferroviarios y disminución del costo de los transportes, construir caminos,
reducir el precio del combustible, aprovechar las fuerzas hidráulicas de las
montañas, de la llanura y del mar, utilizar el viento, que es combustible azul,
elevar lo más posible el nivel de vida colectivo y el bienestar general, que
serena la conciencia y hace libre el espíritu, son medios de fortalecer a la
Nación”. (Mosconi, 1983: 207-208) Es necesario organizar la producción en
función del desarrollo industrial en búsqueda del fortalecimiento de la
soberanía nacional.
Federico
Bernal resume el tránsito del pensamiento de Mosconi: “su plan original era el del nacionalismo integral en materia de
petróleo. Modificó esa opinión en 1925 y propuso, en consonancia con el sistema
de la Anglo Persian, la sociedad mixta del Estado con las empresas extranjeras.
Volvió a su proyecto inicial en 1928 al expresar que no queda otro camino que
el monopolio del estado (…) Finalmente, en 1936 volvió a condescender con los
partidarios del monopolio mixto, como mal menor debido a las dificultades que
se oponían al monopolio estatal completo”. (Bernal, 2005: 54-55)
El golpe de septiembre del 30 es
vinculado por varios pensadores e historiadores a la cuestión petrolera (se
encuentran referencias en tanto el golpe “con olor a petróleo”), mientras que
otros matizan esa injerencia. No obstante, nos encontramos que cuando el
derrocamiento de Yrigoyen el 6 de septiembre, varios ministerios son ocupados
por personajes ligados a los trusts petroleros, en este marco Mosconi sabe que
su tarea al frente de YPF está terminada. Así, a tres días del golpe de estado renuncia,
sin embargo a pesar de dar “un paso al costado” es detenido junto con Alonso Baldrich
(también es detenido Arturo Orzábal Quintana que oficiaba como presidente de la
Alianza Continental).
Mosconi también comprende la
importancia del apoyo de Yrigoyen a su política en la empresa. Ahora, en este
contexto dictatorial el Presidente de Facto José F. Uriburu envía a un emisario
a consultarle si quiere colaborar con el gobierno, a lo que obtiene como
respuesta una contundente negativa por parte de Mosconi. Se desata entonces una
campaña de hostigamiento y acusaciones contra Mosconi. Finalmente lo terminan
desterrando a Europa.
La figura de Mosconi aparece
sintetizada en la pluma de uno de sus biógrafos Raúl Larra quien expresa que “partiendo de la defensa nacional, él había
llegado a posiciones anti-imperialistas. Obsedido por el problema del
autoabastecimiento en el problema del combustible, había creído en principio
que toda la dependencia nacional residía en el petróleo. Pero sobre la marcha
había ido comprendiendo que el petróleo, si bien importante en la economía, no
lo era todo. Hay otras ramas fundamentales que liberar. El viene trabajando en
un proyecto para nacionalizar los teléfonos y la energía eléctrica. Sólo a
su amigo Baldrich se lo ha confiado.
Sabe que la conciencia nacional ha ido madurando y cree con patriótica ilusión
en la derrota definitiva de los trusts del petróleo”. (Larra, 1976:
148-149)
Mosconi
fallece antes del advenimiento del peronismo, el 4 de junio de 1940, pero deja
un legado que tiene una impronta fuerte en el desarrollo de la política llevada
a cabo por dicho movimiento nacional, legado que también deja a las
generaciones posteriores en tanto una férrea defensa del interés nacional, el
levantamiento de una postura nacionalista-popular, con un accionar íntegro y
ejemplificador tanto en la construcción de su ideario como en las enormes
realizaciones que logra.
En el centro del ideario del
General Mosconi se encuentra la noción que la independencia política debe
completarse con la económica. Esta idea es la que recorre y por la que lucha
toda su vida, al mismo tiempo que esa emancipación económica se liga
estrechamente al control y explotación de nuestras riquezas en el marco de un
proyecto nacional de desarrollo. Partiendo de la construcción de una política
nacional se debe apuntalar la política entorno a la defensa de la Patria, de
esta forma asevera que “la independencia
del año 10 debe ser integrada con la independencia de
nuestros cañonea. Nuestros
cañones hoy día no
son independientes, todos
sabemos por qué, de manera que estamos en una
situación que no puede
satisfacernos absolutamente y
que sólo podré
llegarnos la tranquilidad
al espíritu el día que digamos:
"La defensa de nuestro
país, nuestro derecho, nuestras instituciones
políticas, nuestra riqueza
nacional. todo está garantizado
porque la nación tiene el
espíritu firme y cañones
que pueden tirar
hasta que sea
necesario". (Mosconi, 1938: 34)
* Sociólogo (UBA). Doctor en Comunicación Social (UNLP). Magister
y Especialista en Metodología de la Investigación (UNLa). Profesor de
Sociología (UBA). Docente UNAJ. Autor de “La FORJA del nacionalismo
popular”, “Volver a las fuentes”, “La brasa ardiente contra la cuádruple
infamia”, “Nación, Fuerzas Armadas y dependencia”. Co-autor de “Las
Malvinas argentinas y suramericanas”.
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Yelpo,
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Buenos Aires: Guardia Nacional.
[1] Tratamos
profundamente a esta generación en Godoy, Juan. (2021). Nación, Fuerzas
Armadas y dependencia. Los aportes a su resolución y la emergencia de una
conciencia industrial en la Revista Militar desde la creación de YPF (1922), al
17 de Octubre de 1945. Buenos Aires: Editorial Punto de Encuentro.
[2] La relación de Mosconi con el desarrollo
aeronáutico se puede profundizar en el folleto “Enrique Mosconi: propulsor de la aeronáutica”. (Larra y
Nisivoccia., 1977) Asimismo, se puede consultar: “Documentación destinada a la aviación por el Ing. Mosconi. Homenaje al
extinto Gral. Mosconi”. (Mosconi, 1941)