Ante esta hora crucial del país
Transcurridos los primeros 30 días de gobierno de la Alianza
Cambiemos,
sentimos amenazada nuestra paz social, en serio riesgo la vida del pueblo trabajador y en especial de los pobres.
Observamos una actitud de revancha de clase, superioridad intelectual, cinismo y discriminación
en las intervenciones publicas de muchos funcionarios -incluyendo al Presidente- en referencia a los militantes, el gobierno anterior, la clase trabajadora, el costo de la
vida y los despedidos.
Percibimos un notable desprecio por las instituciones, con procedimientos en algunos casos ilegales y en muchos
casos antidemocráticos, con una fuerte indiferencia por el acuerdo y el consenso que
representa el debate parlamentario, llevándose por delante –por ejemplo- la Ley
de Servicios de Comunicación Audiovisual, construida federalmente y aprobada por ambas cámaras del Congreso y
ratificada por la Corte Suprema de Justicia.
¿Cómo es posible que una ley aprobada con tanto consenso sea
eliminada por un caprichoso DNU?
Se ha instalado con prepotencia un gobierno de facto donde
las fuerzas de seguridad evitan que se cumpla la ley y se intenta imponer por decreto -con manifiesta
parcialidad- a dos Jueces de la Corte Suprema, justamente encargados de
administrar justicia imparcial.
Se camina por una delgada línea -a un paso de la
inmoralidad- designando en muchos ministerios empresarios que hasta ayer
trabajaban en las empresas que hoy deben controlar.
Atender “los dos lados del mostrador” puede llevar a un
conflicto de intereses, a un abuso de la posición dominante altamente
peligrosos.
La economía ha priorizado, los intereses de los sectores
productivos mas ricos que tienen fortunas en dólares, las recetas ortodoxas de los organismos financieros y el
absolutismo de mercado por encima del pleno empleo, la valorización del salario y la contención social.
Se recurre a la consabida y fracasada receta del ajuste.
Se ajusta por el salario, hay despidos masivos y
compulsivos, sin revelar los criterios de selección y sin decir como se crearán
nuevos puestos de trabajo.
Se ha implantado una suerte de totalitarismo informativo
donde detrás de la mascara de la pluralidad se han callado las voces opositoras y los medios -recordando una frase del Beato Óscar Romero-
“están vendidos y no dicen la verdad”.
DDHH como el derecho a la información, el derecho al salario
digno son ignorados.
Hablamos en defensa de los pobres y desde el Pueblo de Dios,
y nos duele una vez más el silencio cómplice de los Obispos que parecen desconectados del sufrimiento de los
trabajadores y no perciben que la calidad democrática está en peligro.
Grupo de Curas en Opción por los Pobres