Walter Formento, enero 2019
www.ciepe.org.ar
El secretario de Asuntos
Estratégicos, Fulvio Pompeo, con funcionarios del gobierno estadounidense.
También estuvo en la OEA.
La situación de Venezuela es
un tema “central” en la agenda del presidente Mauricio Macri, que ya reconoció a Juan Guaidó en su rol de
"presidente encargado" en su pulseada con Nicolás Maduro.
Sin embargo, lo que más le
preocupa es qué va a hacer Washington, para ello Macri envió a Fulvio Pompeo, con una misión: conocer de primera mano
los pasos que prevé la administración de Donald Trump respecto a la crisis
venezolana.
Pompeo aprovechará el viaje
también para reunirse con autoridades de la OEA, pero es solo distracción para
las operaciones de “comunicación de masas”. Para lo cual principalmente, Pompeo
se reunió con el secretario general de la Organización de Estados Americanos
(OEA), el “todo terreno” y “siempre-a-mano” Luis Almagro. Que poca legitimidad le queda desde que el
propio gobierno Uruguayo desconoció su representatividad dejando en claro que
“ya actúa por cuenta propia” al servicio de “otros”.
A partir de la llegada a la
Casa Rosada, Macri ratificó y redobló esa postura “discursiva mediática” contra
el chavismo, incluso en las cumbres del G20, y otros foros internacionales.
Durante las pocas horas de
arribado a Washington, Pompeo (el argentino) mantuvo un encuentro con el
director principal de Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de
Seguridad Nacional. El asesor de Trump explicó la postura de la Casa Blanca no
descarta profundizar las sanciones
contra Venezuela en el sector del petróleo, el oro y casi cualquier intercambio
comercial. Bloqueo comercial de amplio espectro que de una u otra manera
vienen ya realizando desde hace muchos años y que pegan muy fuerte en bienes
claves para la población, de trabajadores y empresarios pymes, como alimentos,
medicinas, maquinaria y equipo, etc.
Aunque para la tribuna
mediática dijo lo ya escuchado: "Maduro es un estorbo hacia la democracia
en Venezuela", pero en “off” afirmo que Venezuela es una pieza clave en la
geopolítica del poder mundial por su suministro
de petróleo principalmente a China y a la estrategia multipolar de los países
BRICS. Además, que este era un momento clave para golpear a china donde más le
duele: Petróleo y Alimentos. Algo donde la región suramericana (Argentina,
Brasil, Venezuela, México, Bolivia, Uruguay y Paraguay) es un proveedor
estratégico clave, y un golpe en este punto podrían forzar una negociación con
China de modo tal que la lleve a abandonar su decisión de realizar voluminosas
inversiones en la economía real desde Canadá a la Antártida, incluyendo incluso
a los EEUU.
Con gobiernos en Argentina y
Brasil, que si bien tienen la mayoría de sus negocios económicos “armados”
desde hace 20 años con China, Rusia y la India, se encuentran en una situación
muy frágil (por presencia militar en sus ministerios claves y en la región) que
puede inclinarlos hacia el lado de Washington
y el Comando Sur, que ya controlan los ministerios específicos, además de los
que impone el FMI, su otra pieza clave. Incluso pudiendo llegar a imponer a
la vicepresidenta en Argentina como candidata para las próximas elecciones.
Claro, también es cierto, que
el presidente y la jefatura de gabinete, conformada por directamente por los
grupos financieros locales, prefieren una resolución que les permita quedar
bien con Washington y seguir haciendo “todos” los negocios con China, Rusia e
India.
En Brasil, la postura del partido militar, en control
de la Vicepresidencia y otros seis ministerios claves, e Itamaraty es similar
(no igual): “dialogar con Washington y continuar potenciando la economía
brasileña, para posicionar estructuralmente a Brasil como la gran potencia
regional sudamericana, con capacidad incluso de condicionar la estrategia
continentalista actual de Washington y, principalmente, a la globalista de
Londres.
Un estrategia Brasileña que se
mantiene desde siempre, particularmente desde 1964 cuando el llamado “Partido Militar” brasileño se posiciona con
fuerza en el marco de la guerra y posterior derrota de la Estrategia de
Washington en la llamada “guerra de Vietnam” (1963-1974). Situación
internacional que estuvo marcada por el asesinato de los Kennedy y su
estrategia de “alianza para el progreso” (creando las condiciones
internacionales), y el asesinato de Getulio Vargas, este último para poder
garantizar, el posterior golpe de estado contra Perón en Argentina y su “veto”
político estrategico desde 1955 hasta 1973.
Hechos que debilitaron la
estrategia nacional-regional Sudamericana de patria grande con industrialismo
estratégico independiente y no-alineado. Estrategia de nacionalismo regional
estratégico independiente y no-alineado que se continuó y necesito del golpe
oligárquico financiero de estado de 1976-79
con Rockefeller-JPMorgan y Kissinger a la cabeza y el posterior “armado” de
“guerra” del Beagle-Malvinas de 1979-82.
Para poder, ahora sí, en 1991 imponer en Argentina (no aun en
Brasil) el programa de destrucción estructural de esta estrategia
nacional-regional no-alineada o de tercera posición que el gobierno
argentino actual continua por otros medios.