Por
Juan Godoy*, septiembre 2019
Hoy, 19 de septiembre se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento de
uno de los más importantes militantes del peronismo revolucionario (en 1968), a
saber: John William Cooke. Solo tenía 47 años. El 16 de septiembre, pero 13
años antes (en 1955) se produce el golpe de estado que deja inconclusa la
Revolución Peronista. Dos meses antes, en junio, los aviones con la consigna
“Cristo Vence” descargaban el odio oligárquico sobre el pueblo argentino. Ese
día, John William Cooke; que había sido
joven diputado (contaba 26 años) del bloque peronista en el primer periodo
presidencial de Perón, desde donde había defendido la política nacional
desarrollada por Perón, como las diferentes nacionalizaciones, la Reforma Constitucional del ’49
(criticando la liberal del ’53), la expropiación del diario “La Prensa”, y
demás conquistas económicas, sociales, políticas y culturales, sin dejar de
criticar los proyectos que pensaba no iban en esa línea como con las Actas de
Chapultepec (expresión del panamericanismo), o más tarde (sin ser diputado) los
acuerdos petroleros con la California; se parapeta detrás de un monumento y
descarga varios cargadores sobre la canalla oligárquica[1]. Salvador Ferla
afirma que el 17 de octubre de 1945, se relaciona con el golpe del ’55, y los
fusilamientos de junio del ‘56, “esa misma noche del 17 se la tiene jurada al
pueblo. Esa misma noche la oligarquía empezará a soñar con la hora de la
impunidad para la venganza” [2].
Cooke,
cuyo padre (de filiación radical) había sido Ministro de Relaciones exteriores
entre 1945 y 1946, una vez producido el golpe, será el primero en establecer
contacto con Perón, y
en colocarse en la “trinchera” para dar comienzo a la Resistencia Peronista. La
osadía le costará la cárcel, la tortura, simulacros de fusilamiento toda una
noche por parte de los “comandos civiles” luego del levantamiento de Valle y
Tanco, el frío duro del tétrico penal de Ushuaia (reabierto por “los
democráticos libertadores”), el exilio
(luego de una espectacular fuga del Penal de Río Gallegos hacia Chile), y como
contrapartida ser designado delegado, y heredero del General Perón. Cooke se
interesó largamente por la formación de cuadros, así dejó varios escritos,
cartas, artículos en periódicos, etc. Nos interesa resaltar aquí, algunas consideraciones
de “El Bebe” acerca de la cuestión nacional y de la lucha revolucionaria en
nuestro país.
En 1959, dicta una conferencia en una Congreso en donde aborda la cuestión
de la liberación nacional (la misma es editada bajo el nombre “la lucha por
la liberación nacional”[3]). Sostiene allí que las rebeldías individuales de la
resistencia deben canalizarse en una coordinación que permita encauzarlas hacia
un proceso de liberación nacional. Este proceso de liberación solo puede darse
dentro del peronismo (aunque no es exclusivamente éste el que lo tiene que
llevar a cabo). Es necesaria una gran movilización y organización profunda de
las masas populares. Afirma Cooke aquí algo que es central para nosotros, el
planteo para la lucha debe partir del conocimiento de nuestra realidad como una
semi-colonia, que a su vez es parte de un Continente (latinoamericano) que
también es semi-colonial. El
enfrentamiento principal entonces no es democracia vs. autoritarismo, o bien
izquierda vs. derecha, sino más bien el dilema es Nación-Pueblo vs. la unidad
oligárquico-imperialista.
A partir de este reconocimiento de nuestra
condición semi-colonial, donde somos independiente y plenamente soberanos “en
los papeles”, pero que la situación real dista de ser de plena soberanía por la
dependencia e injerencia del imperialismo en el país, es que Cooke sostiene que
la lucha por la liberación nacional en la Argentina, debe ser anti-imperialista. Nos dice que hubo una
generación (la del 900) donde está Manuel Ugarte que se basó en un
anti-imperialismo romántico, y luego se pasó a un anti-imperialismo parcial,
inorgánico, y sentimental de Yrigoyen
(un nacionalismo defensivo que no propugnaba la industrialización), para que
más tarde, con el peronismo se pasara por primera vez a un anti-imperialismo
práctico, formado por un coherente apoyo de las masas trabajadoras. Establece
Cooke en el “Informe a las bases”: “la verdad es que esa antinomia
“peronismo-antiperonismo” es la forma concreta en que se da la lucha de clases
en este periodo de nuestro devenir”[4]
De
esta forma, la cuestión social y la cuestión nacional aparecen indisolublemente
unidas. Una no se puede resolver sin la otra. Afirma Cooke, unos meses más tarde de haber defendido
la revolución cubana, con las armas en la mano, de la invasión yanqui: “la
liberación nacional y la revolución social son un todo indivisible, porque la
lucha emancipatoria es tarea de las masas e importa liquidar las instituciones
de privilegio para sustituirlas por las de una sociedad sin verdugos ni
sacrificados”[5].
De ahí también que Cooke nos hable de
la necesidad de integrar la teoría con la práctica. Estos polos están
intrínsecamente unidos en la lucha revolucionaria. Disociados sería un exceso,
ya sea de teoría o de práctica. Dice Cooke, luego del retorno fallido del
General Perón bajo el gobierno fraudulento de Illia, “la teoría es necesaria
(…) los burócratas creen que la política es puro pragmatismo, y como ellos son
los empíricos por excelencia, también se creen los más altos políticos; la
teoría es extraña o exótica, como dicen repitiendo las consignas oligárquicas.
No ven que la acción y la práctica no son categorías independientes sino partes
indivisibles de la lucha revolucionaria. No ven que la acción es conocimiento
revolucionario que se sustenta a sí mismo, separado de la acción. La lucha revolucionaria es acción
enriquecida por el conocimiento; compenetración de la realidad”[6]. La
indigencia teórica, piensa Cooke, trae errores estratégicos.
El
“bebe” arremete contra la burocracia, contra los aduladores y aplaudidores. Ortega Peña y Duhalde argumentan al
respecto que no es la burocracia para Cooke un conjunto de hombres más o menos
ineficaces, es más bien en lo interno del movimiento una conducción sin
política de fines, una conducción sin una política de poder[7]. La burocracia
es la negación de lo revolucionario, es la incapacidad de comprender concebir o
ejecutar una política revolucionaria, “no puede imaginar lo que es una política
revolucionaria porque se maneja con los mismos valores y conceptos que la
minoría contra la cual tiene que hacer la revolución”.[8] Profundiza la
cuestión Cooke al no considerar burócrata meramente a un sujeto que ocupe un
cargo ya sea político o sindical, e incluso se aleja de tesis puritanas que
están en contra de utilizar las ventajas que puede otorgarle esos estatus,
tampoco es la deshonestidad lo que condena (el burócrata puede o no ser
deshonesto), así “lo burocrático es un estilo en el ejercicio de las funciones
o la influencia. Presupone, por lo pronto, actuar con los mismos valores que el
adversario, es decir, con una visión reformista, superficial, antitética a la
revolucionaria”[9].
Algunos querrán a partir de estas
críticas, y de otros escritos y acciones de Cooke ver a un personaje que
propone la violencia armada como único método de lucha, pero bien anota Aritz
Recalde a partir del análisis de las Correspondencia
Perón-Cooke que “a Cooke muchas corrientes del pensamiento lo caratulan
como intelectual izquierdista e inspirador de la militarización constante de la
lucha política argentina (…) Por el contrario, creemos que Cooke era consciente
de la necesidad de articular la lucha política y cultural de masas con la
acción militar, para no caer en belicismos y en distanciamientos del
pueblo”.[10]
Cooke rechaza una invitación que le hicieran
Eduardo Luis Duhalde, Rodolfo Ortega Peña, Hernández Arregui y Ricardo Carpani,
entre otros a formar parte de el grupo CONDOR,
que en sus bases se proclamaba marxista. El “bebe” declina la invitación
considerando que la pública adhesión al marxismo hará que no tengan injerencia
en las masas (quizás sí, como otros grupos, en el ámbito universitario). No
obstante, su biógrafo, Norberto Galasso sostiene que la concepción de Cooke
“está centrada, pues, en la construcción de un partido clasista –“peronismo
obrero”, “peronismo revolucionario” o como quiera llamárselo- para erigirlo en
conducción de un frente único anti-imperialista cuya lucha por la Liberación
nacional apuntará hacia el socialismo”[11].
Para finalizar, sostenemos que “el
bebe” Cooke apunta a la construcción de herramientas teórico-prácticas para la
lucha por la liberación nacional, y lo hace desde y para los países
semi-coloniales, oprimidos por el imperialismo. No buscará teorías exóticas, ni
caminos extraños a la capacidad creativa de las masas argentinas (que afirma:
son peronistas). No se perderá en “modas intelectuales”, busca transformar la
realidad. Apunta a la conformación de una posición nacional que, en sus
palabras, “es aquella capaz de plantear originalmente la revolución sin
trasladar mecánicamente conclusiones que fueron válidas en otro cuadro
histórico social; a nadie se le ocurre que tenga que ser una construcción hecha
con elementos conceptuales surgidos como productos nativos. Lo que hace que una
ideología sea foránea, extraña o exótica, antinacional, no es su origen sino su
correspondencia con la realidad nacional y sus necesidades”[12].
*Sociólogo, Universidad de Buenos
Aires (UBA)
[1] Galasso, Norberto. (2004). Cooke.
De Perón al Che. Una biografía política. Buenos Aires: Nuevos Tiempos.
[2] Ferla, Salvador. (2007). Mártires
y verdugos. La insurrección de valle y los 27 fusilamientos. Buenos Aires: Peña
Lillo (Continente), página 23.
[3] Cooke, John William. (1959). La
lucha por la liberación nacional. Reproducido en Cooke, John William. (2009a).
Duhalde, E. L. (Comp.). Obras Completas. Peronismo y revolución. Apuntes para
la militancia. La lucha por la liberación nacional/Informe a las bases. Tomo V.
Buenos Aires: Colihue.
[4] Cooke, John William. Peronismo y
revolución. El peronismo y el golpe de estado. Informe a las bases. Reproducido
en ibídem, página 81.
[5] Cooke, John William. (1961). La
campaña oligárquico-imperialista en la actualidad. La Habana, agosto de 1961.
Reproducido en Cooke, John William. (2009b). Duhalde, E. L. (Comp.). Obras
Completas. Artículos periodísticos, reportajes, cartas y documentos. Tomo III.
Buenos Aires: Colihue, página 72.
[6] Cooke, John William. El retorno de
Perón. Reproducido en Cooke, John William. (2009a). Duhalde, E. L. (Comp.). Op.
Cit., página 197.
[7] Ortega Peña, Rodolfo y Duhalde,
Eduardo Luis. Prólogo a la edición de 1973 (ed. Schapire) de Apuntes para la
militancia. Reproducido en ibídem.
[8] Cooke, John William. Apuntes para
la militancia. En Ibídem, página 259.
[9] Cooke, John William. Peronismo y
revolución. El peronismo y el golpe de estado. Informe a las bases. Reproducido
en ibídem, página 23.
[10] Recalde, Aritz. (2009). El
pensamiento de John William Cooke en las cartas a Perón. 1956-1966. Buenos
Aires: Nuevos Tiempos, página 109.
[11] Galasso, Norberto. (2004). Op.
Cit., página 249.
[12] Cooke, John William. Peronismo y
revolución. El peronismo y el golpe de estado. Informe a las bases. Reproducido
en ibídem, página 155.
Bibliografía
Cooke, John William. (2009a). Duhalde,
Eduardo Luis (Comp.). Obras Completas. Peronismo y revolución. Apuntes para la
militancia. La lucha por la liberación nacional/Informe a las bases. Tomo V.
Buenos Aires: Colihue.
Cooke, John William. (2009b). Duhalde,
Eduardo Luis (Comp.). Obras Completas. Artículos periodísticos, reportajes,
cartas y documentos. Tomo III. Buenos Aires: Colihue.
Ferla, Salvador. (2007). Mártires y
verdugos. La insurrección de valle y los 27 fusilamientos. Buenos Aires: Peña
Lillo (Continente).
Galasso, Norberto. (2004). Cooke. De
Perón al Che. Una biografía política. Buenos Aires: Nuevos Tiempos.
Recalde, Aritz. (2009). El pensamiento
de John William Cooke en las cartas a Perón. 1956-1966. Buenos Aires: Nuevos
Tiempos