Dr. Luis Balestri (ToTo)
En el día de la Soberanía Nacional: 20 de noviembre de 2016
El
presente escrito es consecuencia de la invitación que los compañeros de
“Confluencia Abierta de Militantes Peronistas” me realizaran, de manera
conjunto con Osvaldo Jauretche, y como elemento disparados de una posterior
reflexión grupal. Haber ordenado un conjunto de ideas vale plasmarlo en un
texto que busca la misma finalidad: discutir.
¿Es
tan importante debatir sobre las elecciones norteamericanas? Es indudable que
tiene su importancia por las implicancias de los hechos de los norteamericanos
en nuestra realidad política. Estamos ubicados en su área de influencia y es la
principal potencia mundial, por lo que afectará la estructura hegemónica de
poder.
Si
nos atenemos a las enseñanzas de Perón, analizar estos temas es imprescindible
ya que consideraba que la política internacional es la principal. Sus
implicancias y las relaciones dentro de nuestra frontera no sería más que la
política de cabotaje.
¿Desde dónde
abordar el análisis?
Creo
que el tema en si merece ser analizado desde el enfoque de Walter Formento[1]. Hace ya bastante tiempo
que este compañero y su equipo de CIEPE trabaja en la interpretación de la
realidad internacional con una minuciosa
búsqueda de información.
Sus
investigaciones tienen la importancia de recordar que los sujetos colectivos no
son homogéneos ni compactos. Las “estructuras hegemónicas de poder”[2] están llevas de
contradicciones y de proyectos en pugna y allí está el gran aporte de Walter al
descubrir choques donde a primera vista aparece como uniforme.
En
consecuencia, el “Norte Imperial” no es uno. Por el contrario, está compuesto
por diferentes proyectos que sustentan modelos distintos en la configuración de
una nueva estructura. Formento distingue un proyecto unipolar, de naturaleza
financiera y un proyecto multipolar, de características productivas y con una
interesante presencia pública.
También
clasifica el proyecto unipolar financiero en dos propuestas diferentes: el
globalizador de las empresas transnacionales (ET), que procura avanzar en la
búsqueda de un gobierno global que elimine toda frontera nacional o
continental; y el proyecto de las multinacionales norteamericanas, cuya
naturaleza también es financiera, pero trata de sostener la primacía
norteamericana. Uno de los principales sostenes de esta segunda postura son los
fabricantes de armas.
La
propuesta multipolar también opera en dos versiones, aunque en este caso
complementarias. Una de ellas es la que se estructura a partir de la alianza
entre China y Rusia, extendida al denominado grupo BRICS (Brasil, Rusia, India,
China y Sudáfrica) que Formento reconoce como “la nueva ruta de la seda” y la segunda con la propuesta política
religiosa humanista que pone en juego el Papa Francisco.
Gran
parte de la contienda ocurre sobre le vieja Europa. Allí conviven los planteos
globalizantes sustentados desde la City de Londres, acompañada por los
restantes nodos europeos de la Red Financiero Global (Bolsas de París,
Francfort, Zurich o Amsterdam, entre otras). Por su parte, los planeos
multinacionales operan desde los planes de la OTAN. Las dos posturas conviven
con el viejo proyecto continental de una Europa unida y autónoma que se
sostiene desde lo que podríamos denominar el eje Berlín-París. Consientes
algunos de los líderes europeos de la imposibilidad de lograr autonomía,
subyace en ellos la idea de construir una alianza con rusos y chinos.
La
descripción realizada es una breve síntesis de las relaciones mundiales en un
mundo dinámico, en transición hacia un nuevo orden mundial que a no dudarlo
será supra continental. Perón[3], en su libro póstumo, nos
había alertado sobre el advenimiento del Universalismo, un estado del mundo
caracterizada por una integración planetaria democrática, en igualdad de
condiciones. Nada que ver con la llamada Globalización que también es una propuesta
de integración planetaria, sólo que para unos pocos que terminarán subordinando
a los restantes pueblos y las naciones. Vale aquí también recuperar la vieja
recomendación de Perón cuando nos decía que ese nuevo mundo nos sorprendería
“unidos o dominados”: Unidos al Universalismo; Dominados es la Globalización
También
entonces Perón habló del Continentalismo, era la etapa de transición al
Universalismo, donde debíamos unirnos para poder llegar a ese Modelo. Hoy está
claro que el tiempo del continentalismo quedo atrás y que las disputas se dan
en el ámbito planetario. No obstante, para pueblos como nosotros, la
integración planetaria sigue exigiendo una instancia continental, tipo UNASUR,
para poder acceder al Universalismo.
El
análisis de los resultados electorales de la principal potencia de la
estructura hegemónica de poder la intentamos realizar desde el marco descripto
siguiendo a Formento.
Fue
una elección entre Hillary Clinton y Donald Trump. La primera es la esposa del
ex presidente Bill Clinton, quien realizó las reformas que permitieron la
ofensiva de la propuesta global del unipolarismo financiero de las
transnacionales, por lo que podemos pensar que encarnaba ese proyecto. El
segundo fue definido por los medios masivos como un “outsider”, palabra sin
traducción al español que significa algo así como “fuera de lo normal”, “ajeno
al asunto”.
Trump
es un empresario multimillonario grotesco, guarango como corresponde, que se
manejó de modo permanente con mensajes maniquístas (una lucha entre lo bueno,
que el encarnaba, y lo malo) y sensacionalista[4]. No cuestionó el sistema
que le permitió amasar su fortuna, pero si su dirigencia, lo que permitió ser
percibido como un sujeto que venía “de fuera de la política” (en realidad del
sistema de partidos políticos, ya que todos, aun sin partido político hacemos
política).
Se
identificó como nacionalista. Por las dudas, vale la pena recordar la
diferencia que Hernández Arregui[5] hacía entre el
nacionalismo que los países centrales, imperialista y dominador; frente al
nacionalismo de los países periféricos, que por oposición se transforma en
revolucionario ya que busca quebrar el orden impuesto. Trump es un nacionalista
de la estructura hegemónica dominante.
Su
primera contienda que dentro del Partido Republicano donde venció a hombres del
establishment guerrero como Jes Bush, Marco Rubio y Ted Cruz. Ya en ese
entonces lució su discurso bufón y aparecieron las propuestas típicas de un
nacionalismo racista. En la confrontación con Hillary mantuvo esa tónica. Dijo
que los mejicanos indocumentados (ilegales los llamó y dentro del concepto
mejicano incorporó a todo tipo de latinoamericano) son todos delincuentes, por
lo que iba a deportarlos. Prometió que enviaría a once millones de latino fuera
de las fronteras norteamericanas. Habló con construir su famoso muro de 3.200
kilómetros. Prometió prohibir el ingreso de musulmanes.
Entre
tantas propuestas fuera de lugar, a mí me preocupó la identificación que
realizó del cambio climático como un cuento chino. Según Ramonet dijo que se
trata de un engaño para que la industria norteamericana pierda competitividad.
Con
ese rústico discurso captó a todos los desencantados con la situación actual de
los Estados Unidos. En modo especial fue escuchado por los golpeados de la
crisis del 2008 (se habla de 60.000 fábricas cerradas, la mayoría
deslocalizada, y de 5 millones de
puestos de trabajo perdidos)[6]. También impacto en los
sujetos que se manifiestan cansados del discurso político global (de propuestas
parecidas y haciendo hincapié en el impacto emotivo de la imagen).
Una
de sus propuestas centrales sería el ejercicio de la honestidad. Propuso un
gobierno honesto. Vale en este punto destacar un parecido. Es fácil hablar de
honestidad para quien nunca estuvo en cargos públicos; pero quien hizo tanta
fortuna como la del futuro presidente de los Estados Unidos y en corto tiempo,
seguro que hizo uso de la coacción y la prebenda. Seguro que compró voluntades
y amenazó con las consecuencias que puede padecer otro empresario si no acepta
ese pago. Es un modo de accionar que caracteriza a los llamados “empresarios
exitosos”. El paralelismo cabe con los Gerentes Generales y Presidentes de
Directorio que hoy desempeñan funciones públicas. No saldrán con “bolsos” de
esas funciones, pero hacerle ganar a sus propias empresas desde el cargo
ocupado, es también corrupción.
Nuevamente
fracasaron los encuestadores. El revés también alcanzó a la mayoría de los
medios masivos de comunicación que jugaron en contra. Hubo también alguno que
jugó a favor. En nuestro país los medios solo publicaron las propuestas burdas
y no las que pueden ser más interesantes.
El
núcleo central del discurso nacionalista estuvo en sus propuestas económicas.
Dijo que aumentaría los aranceles de todos los productos importados. Es sabido
que la consecuencia de esos aumentos es un encarecimiento de los productos y
una menor importación, dando margen a una sustitución de los importados.
Con
el mismo criterio habló de revisar el
NAFTA (tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Méjico y Canadá y marco
a partir del cual una importante cantidad de fábricas deslocalizadas terminaron
instalados en Méjico). Se manifestó en contra del Tratado del Pacífico al que
consideró como un golpe final para la industria norteamericana. Rechazó los
recortes a las políticas de En igual tenor habló de aumentar los impuestos de
la renta financiera y de reestablecer la Ley Glass-Steagall. Se trata de una
norma que impedía a los bancos comerciales actuar como bancos de inversión, es
decir, dedicados a la especulación financiera. Esta ley fue derogada en tiempos
del Presidente Clinton y fue lo que permitió el avance a escala global de la
propuesta transnacional. Si restituye la norma sería el fin del proyecto.
Dentro
de la política internacional habló de una posible alianza con Rusia por dos
motivos: en primer lugar terminar con el ISIS, el estado islámico tan cruel que
se instaló en territorios de Irak y Siria, y en segundo lugar, para poder
desmantelar la expansión guerrera de los Estados Unidos en todo el mundo. Al
respecto dijo que la extraordinaria deuda pública que padecía hacía imposible
sostener esos ejércitos fuera de casa por escasez de recursos. Es la misma
causa por la que anunció que dejaría de financiar a la OTAN.
¿Era
Hillary mejor? Si nos atenemos a propuestas, era la continuidad de las
políticas iniciadas por su esposo Bill Clinton y suponía continuar con todas
las estrategias del neoliberalismo norteamericano y su impulso a nivel global.
Desde
su gestión como Ministra de Obama y, aun después, desde el partido estuvo
guerreando en todo el mundo. Hillarý fue la responsable del fin de Gadafy en
Libia y del inicio de las operaciones contra Siria, hoy por cierta estancada.
Hillarý tuvo que ver con diversos golpes de estado en todo el mundo realizadas
de manera burda a través de la prensa, la justicia y la oposición de partidos
políticas. Comenzó con los neo nazis en Ucrania y en nuestro territorio
americano se continuó con el desplazamiento de Zelaya en Honduras, de Lugo en
Paraguay para cerrar con la caída de Dilma en Brasil. Sus operaciones lograron
la enorme caída del precio del petróleo que sustentaba fortelza en economías
opositoras a los Estados Unidos. Su baja afectó de modo notorio a Rusia, a
Venezuela y a Irán.
En
consecuencia, no era mejor. Era más de lo mismo. Era la continuidad del
proyecto unipolar financiero mientras que Trump no sabemos que puede hacer.
La
primer duda es si querrá cumplir lo prometido, pues la mayoría de los
candidatos globales dan una señal y hacen otra. La segunda dura es ¿podrá
hacerlo? Formento habla del “Estado Profundo”. Todos sabemos de un gobierno que
no es elegido pero que viene gobernando detrás del trono y que recibe ese
nombre. Sabemos que muchos de los dichos de Trump pegan en los intereses de
este Estado Profundo, lo que hace suponer muchas dificultades para poder
hacerlo. De hecho, después de las elecciones han aparecido las movilizaciones
en su contra en muchas ciudades ¿intentan destituirlo antes de asumir? Es
evidente que muchas de esas manifestaciones están armadas.
En
conclusión, creo que se vienen tiempos interesantes. Al menos no será la
monotonía de la continuidad. Por las dudas, recomiendo a algunos economistas
“al uso del sistema” la lectura de Alexander Hamilton[7] y sus propuestas
económicas que hicieron grande a los Estados Unidos.
Trump
venció con el voto de los desocupados y los pocos obreros industriales que
quedaban, hablando en contra de los tratados de libre comercio y hablando
contra la globalización. Posiblemente tenga acompañantes. Consecuencia del
Brexit, Teresa May anunció un plan de industrialización para la Gran Bretaña,
Francia se negó al tratado de Trans Atlántico y hay condiciones para un triunfo
nacionalista. Bélgica paró el tratado de libre comercio con Canadá. Algunos
predicen problemas para Merkel en las próximas elecciones.[8]
Podemos
generalizar las elecciones sorpresas pensando que detrás de esos votos aflora
el reclamo para que los gobiernos retomen sus viejas funciones. Es paradójico,
pues nosotros las habíamos recuperados y ahora nuevamente la estamos cediendo a
los tecnócratas directores de empresas. Los sindicatos de Estados Unidos y de
la Unión Europea han firmado un acuerdo solicitando el respeto del Pacto
Mundial de la Organización de Naciones Unidas donde se prevé el respeto a los
sindicatos, a su funcionamiento y la exigencia del funcionamiento de las
convenciones colectivas.
La
situación para Nosotros es de incertidumbre. Es novedosa, con puntos a favor y
otros preocupantes, pero incierta porque no sabemos si quiere en verdad cumplir
y si puede hacerlo. De hecho, algunos nombres de quienes serían sus ministros
(según los dichos de Osvaldo Jauretche en la charla) indican que no avanzará
demasiado.
Pero
la sucesión de elecciones no previstas para la prensa mayoritaria indica un
tiempo particular donde el mundo ha vuelto a barajar. Ha regresado el tiempo de
la geopolítica. De pensar en esos términos.
Lo
más preocupante del momento es la pérdida de confianza en la democracia y la
falta de credibilidad de los partidos políticos domesticados por la propuesta
global. Es preocupante porque la política es la única herramienta que tenemos
los Pueblos, el Nosotros, para construir nuestro futuro.
Finalizo
tomando una idea de Moore ya citado quien afirma el fracaso de la delirante dirigencia que intentaba instalar una
oligarquía global. Su caída abría la puerta para un nuevo ciclo histórico
de “La Hora de los Pueblos” la
circunstancia política que Perón predecía en su famoso libro.
¡Quiera
Dios que así sea!
[1] Formento, Walter. Geopolítica de
la Crisis Económica Mundial. Ediciones Fabro, 2016
[2] Gullo, Marcelo. La insubordinación
fundante. Editorial Biblos, 2008.
[3] Perón, Juan Domingo. El Modelo
Argentino para el Proyecto Nacional. 1973.
[4] Ramonet, Ignacio. Las siete
propuestas de Trump que los grandes medios censuraron. Le Monde Diplomatique en
español. http://www.monde-diplomatique.es/
[5] Hernandez Arregui, Juan José.
Nacionalismo y liberación. Editorial Hachea, 1969.
[6] En la charla, Osvaldo Jauretche me
hizo notar que algunos consideran a esas estadísticas como demasiadas
conservadoras.
[7] Moore,
Walter. La derrota final del neoliberalismo. Publicada en su página.
[8] Podetti, Humberto. Ganó Trump.
Nuevamente un Pueblo descoloca a establishment. Articulo reciente.