Actualidad brasileña - Frei Betto
Extraído de: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=217443&titular=nos-equivocamos-
Continúo sumándome a los que dicen “¡Fuera Temer!” y
denunciando, aquí en Europa, donde me encuentro por razones de trabajo, la
usurpación del vicepresidente de Dilma como golpe parlamentario. Sin embargo
las fuerzas políticas progresistas, que dieron la victoria al PT en cuatro
elecciones parlamentarias, deben hacer autocrítica.
No cabe la menor duda, excepto para el sector miope de la
oposición, que los 13 años del gobierno del PT fueron los mejores de nuestra
historia republicana. No para el FMI, que mereció tarjeta roja; no para los
grandes corruptores, alcanzados por la autonomía del Ministerio Público y de la
Policía Federal; ni para los intereses de los Estados Unidos, afectados por una
política exterior independiente; ni para los que defienden el financiamiento de
campañas electorales por parte de empresas y bancos; ni para los invasores de
tierras indígenas y esclavistas.
Los últimos 13 años fueron mejores para 45 millones de
brasileños que, beneficiados por los programas sociales, salieron de la miseria;
para quien recibe el salario mínimo, revisado anualmente por encima del nivel
de la inflación; para quienes tuvieron acceso a la universidad, gracias al
sistema de cuotas, al ProUni y al Fies; para el mercado interno, fortalecido
por el combate a la inflación; para millones de familias beneficiadas por los
programas Luz para Todos y Mi Casa, mi Vida; y para todos los pacientes
atendidos por el programa Más Médicos.
A pesar de todo nos equivocamos. El golpe fue posible
también debido a nuestros errores. En 13 años no promovimos la alfabetización
política de la población. No tratamos de organizar las bases populares. No
valoramos los medios de comunicación que apoyaban al gobierno ni tuvimos
iniciativas eficaces para democratizar los medios. No adoptamos una política
económica orientada hacia el mercado interno.
En los momentos de dificultad llamamos a los incendiarios
para apagar el fuego o sea a los economistas neoliberales, que piensan con la
cabeza de los pudientes. No realizamos ninguna reforma estructural, como la
agraria, la fiscal y la previsional. Ahora somos víctimas de la omisión en
cuanto a la reforma política.
¿En qué baúl avergonzado guardamos a los autores que
enseñan a analizar la realidad bajo la óptica liberadora de los oprimidos? ¿Dónde
están los núcleos de base, las comunidades populares, el sentido crítico en el
arte y en la fe?
¿Por qué abandonamos a las periferias; tratamos a los
movimientos sociales como menos importantes; y cerramos las escuelas y los
centros de formación de militantes?
Fuimos contaminados por la derecha. Aceptamos la
adulación de sus empresarios; usufructuamos sus regalías; hicimos del poder un
trampolín para el ascenso social.
Cambiamos un proyecto del Brasil por un proyecto de
poder. Ganar elecciones se volvió más importante que promover cambios a través
de la movilización de los movimientos sociales. Engañados, acatamos una
concepción burguesa del Estado, como si él no pudiera ser una herramienta en
manos de las fuerzas populares y tuviera que ser siempre amparado por la élite.
Llegó pues la factura de los errores cometidos. Y en las
calles del país la reacción al golpe no tuvo fuerza para evitarlo.
Pero dejemos el pesimismo para días mejores. Es la hora
de hacer autocrítica en la práctica y de reorganizar la esperanza.
Frei Betto es teólogo brasileño y uno de los máximos
exponentes de la Teología de la Liberación.