Jorge Landau, 16-6-19
Una tristeza infinita me
invade desde esta madrugada cuando alguien me tuiteo que Aldo Pignanelli había
fallecido. Sentí que el golpe había sido aquí al lado mío. Es que fueron más de
treinta años de relación. Nos conocimos en 1987
cuando se incorporó al gobierno de Antonio Cafiero con quien había colaborado
en la Ferretería Francesa. Allí recaló durante un tiempo en el BAPRO hasta
que se alejó enfrentado con quien era el presidente del Banco: Eduardo Amadeo.
Luego se acercó al municipio de Moreno
donde asesoro en distintas cuestiones financieras. Finalmente encontró su
espacio en la actividad privada pero recuerdo que aportó en la gobernación de Duhalde al financiamiento de
la gran obra del sur: la repavimentación de la Pavon: después de todo Aldo
era de Lanus.
Participó asesorando al
gobierno de Formosa en la privatización del Banco hasta que fue convocado al Banco Central y el default del 2001 lo
encontró allí como director. Cuando se escriba esa historia se lo recordara
como lo que fue siempre: un patriota. Recuerdo de esos momentos su entrega
personal y de salud para sacar el país adelante. Luego lo seguí encontrando en
distintos ámbitos de actividad pública y privada y hasta se hizo popular como
panelista en la tele. Últimamente lo veía peleando por romper la hegemonía
tradicional en el Consejo profesional de
Ciencias Económicas.
En estos días en que estábamos
construyendo un gran frente opositor desde el peronismo esperaba encontrármelo
para fundirme en un abrazo con él y decirle ahora todos juntos como siempre.
Un gran luchador, un gran
militante, un gran peronista. Con una enorme integridad y rectitud. Se fue
alguien a quien yo admiraba profundamente, un ejemplo de ser humano. Ojalá haya
más compañeros así. Gracias querido Aldo.
Este próximo triunfo prometo
dedicártelo especialmente porque sé que era tu anhelo y sé que lo desaseabas
con todo tu corazón. Buen viaje querido Aldo