Jorge Rachid, CABA, 10 de
junio de 2019
¿Alguien puede imaginar al Dr.
Fleming, descubridor del antibiótico, exigiendo pagos anticipados para entregar
su producción, mientras millones de hombres y mujeres del planeta, mueren por
infecciones?
Aunque usted no lo crea eso
mismo pasa hoy con los avances tecnológicos, desde las comunicaciones que son un
derecho humano, hasta los medicamentos que son un bien social. Los dueños del poder del dinero se han
apropiado del conocimiento, como una mercadería más de sus negocios
financieros.
Desde esa mirada se entiende
que en nuestro país y en el resto de la región indoamericana, se haya exigido,
desde los países desarrollados, en especial EEUU, a fuerza de amenazas
comerciales, políticas, económicas y militares, que cesen las investigaciones
nacionales, que se cierren los centros, que se acabe con la financiación
estatal de la investigación y el desarrollo.
Así se explican las medidas de
desmantelamiento del Ministerio de
Ciencia y Tecnología y el Conicet, Inti, Inta y Conea, pero también esas mismas
medidas aplicadas a las prácticas diarias en salud y educación, desde los
medicamentos, amputando la producción pública de los mismos, en la planificación hospitalaria, hasta el
cese de la entrega de computadoras en las escuelas.
La guerra comercial entre los gigantes EEUU y China es por la
apropiación del conocimiento del siglo XXl, donde EEUU, que viene perdiendo
todas las batallas en el mundo, quiere defender sus trincheras financieras de
patentes tecnológicas, ante el avance imparable de una globalización del
conocimiento que se les fue de las manos, alimentando terceros países que
crecieron en planificación estratégica, desde los años 60, verificando los
avances tecnológicos en políticas
industriales y democratizando en conocimiento.
China, India, Rusia, Pakistan, Israel, Irán, Turquía, ambas Coreas,
Vietnam entre otros países, hicieron del Oriente, una potencia similar o
superior a la Unión Europea y similar a EEUU. Esta nueva situación ha
puesto al mundo al borde de una guerra mundial como alerta Francisco, ya que
EEUU no acepta compartir “el antibiótico de Fleming” con otros países, privando
a millones de seres humanos y condenándolos a la enfermedad y la muerte, al
atraso y la ignorancia, ambas condiciones funcionales a la colonización
económica y política.
Esto está sucediendo en
nuestro país. Esto es lo que algunos llaman grieta, la diferencia de entregar
nuestro destino a una potencia como EEUU que planifique el futuro de nuestro
pueblo o ser una parte de la Patria Grande americana, como soñaron San Martín,
Artigas y Bolívar, nuestros Padres Fundadores.
Es que el conocimiento es la
llave del presente y del futuro, desde la inteligencia artificial hasta los
satélites comunicacionales, desde el manejo nuclear hasta la producción de
medicamentos, garantizando accesibilidad
universal como verdadero bien social y no como bien de Mercado, que
mantiene de rehenes a los argentinos.
Este dilema lo debemos solucionar los argentinos sin tutelajes externos,
con soberanía en nuestras decisiones, con planificación estratégica que incluya
a nuestro pueblo, no que lo denigre y excluya como mano de obra barata. Como
sucede hoy con un gobierno entreguista y cipayo.
El peronismo y sus aliados son
el límite exacto, por ser la expresión del pueblo, a las extorsiones, miedos,
provocaciones, persecuciones que implementan los enemigos de la Patria, de ahí
que nos denosten y nos pretendan humillar, porque saben que somos la esperanza
en marcha de recuperar la dignidad nacional y la cultura popular, que
democratiza el conocimiento científico y el desarrollo tecnológico y que nos da
Libertad.