Por: Daniel Cao – Secretario Gremial
APUNSAM y Secretario de Juventud CGT Regional San Martín
El día sábado 22 de junio de 2019,
después de largas discusiones, negociaciones y mucha rosca se logró el cierre
de listas que competirán en las primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias
(PASO). En este artículo se intenta demostrar que no todos los sectores estamos
representados en la lista que el Frente de Todos debería representar.
Muchos trabajadores estamos muy
preocupados por la situación actual de nuestra patria. Donde hace una semana se
mostró, a través del INDEC que por primera vez en 15 años volvimos a tener dos dígitos de desocupación, y un
porcentaje de empleo informal o subocupación de los más altos en la historia
reciente.
No pretendemos en estas líneas realizar
un diagnóstico de cómo llegamos a esta situación, muchos compañeros e intelectuales
lo hacen mucho mejor que yo, lo que sí quiero dejar en claro es que somos los
trabajadores y los dirigentes sindicales los que vemos cómo se deterioró
nuestro poder adquisitivo y como nuestros compañeros y compañeras fueron
perdiendo derechos derivados del trabajo y han sido agredidos por este
gobierno, sostenidamente, desde hace tres años y medio.
Volviendo al cierre de listas, considero que nuevamente hubo graves equivocaciones y
exclusiones—y hablo en plural porque me siento parte del movimiento peronista.
Otra vez, la lapicera estuvo en manos de sectores, principalmente
organizaciones fuertemente vinculadas al Estado en el anterior gobierno, que
fueron en gran parte protagonistas en las últimas 6 elecciones consecutivas
donde el peronismo fue derrotado. El
gran perdedor del cierre del sábado fue el Movimiento Obrero Organizado,
donde sólo pudimos meter en diputados nacionales para la provincia de Buenos
Aires a un ex secretario general en el puesto 11 y una compañera en el puesto
14 de la Asociación Bancaria, muy poco para el sector protagonista en la calle,
las fábricas, en el estado, educación, etc., de la resistencia al macrismo.
Para no echarle la culpa solo a los
dueños de la lapicera, desde el Movimiento Obrero Organizado nos debemos una fuerte
autocrítica de cómo perdimos nuestro poder de presión a la hora de ocupar
espacios en la política. Para este humilde dirigente de base, nos falta una propuesta política, un
programa concreto y, al contrario de nuestras necesidades, vivimos muy
sectorizados: esto genera que no podamos ver los cambios sociales y políticos
que nos llevaron a esta situación. El
sindicalismo en Argentina tuvo, históricamente, un programa político
nacionalista y revolucionario para resolver los problemas de la patria. En
este momento, estamos tan faltos de eso, que el enemigo nos viene ganando la
batalla y nos hace discutir solamente salario y condiciones laborales. Para
colmo tenemos un gran problema comunicacional y desde la vuelta a la
democracia, la desindicalización del pueblo argentino fue política de Estado de
casi todos los gobiernos. El resultado es que un amplio sector del mundo
laboral reniega de los sindicatos y aborrece a sus dirigentes, pero son estos
los que los defienden cuando el empresariado avanza como desde 2015.
Ahora bien, desde los sindicatos gestionamos los salarios, las condiciones laborales, la
salud y el esparcimiento de nuestros trabajadores. ¿Que gestionó la corporación
política peronista para estar decidiendo los destinos de los trabajadores? La respuesta
es NADA ¿Creen realmente que somos la columna vertebral del movimiento
peronista? La respuesta es NO, creen que somos la vieja política, un sector
corporativo donde asistir en resistencia y prometer diversas cuestiones, pero a
la hora de repartir el poder los dirigentes sindicales molestan, la rama
política del peronismo nos ha picado el boleto compañeras y compañeros. Y esto
hay que decirlo.
Desde el 10 de diciembre de 2015, nos
exigen al Movimiento Obrero Organizado que seamos el bastión de resistencia a
las políticas contra el macrismo. Y así lo hicimos, como pudimos pero lo
hicimos. Seis paros generales, infinidad de conflictos sectoriales, una reforma
laboral que no pudo avanzar ¿es poco con toda la política en contra y divididos
en cinco centrales? No, no es poco. Esto hay que aclararlo, el gobierno kirchnerista dejó un Movimiento
Obrero con cinco centrales obreras productos de mezquindades dirigenciales,
pero también de una deliberada intención de disciplinar a la CGT. Si el
gobierno con la herramienta del Estado apuesta al divisionismo de la clase
trabajadadora, después es muy difícil reconstruir. Tenemos que hacernos cargo
de los errores de nuestro gobierno. ¿Podemos pensar un proceso revolucionario
sin el Movimiento Obrero Organizado?
No puedo dejar pensar qué diría el
matrimonio que hizo la revolución justicialista. Estoy seguro que Perón y Evita
estarían en total desacuerdo con el armado de la lista del Frente de Todos.
Perón nos daba al Movimiento Obrero
Organizado, el 33% de los cargos legislativos y muchísimos cargos ejecutivos;
hasta el punto que el Secretario General de la CGT presenciaba y discutía en
todas las reuniones de gabinete de los tres gobiernos peronistas.
El Frente de Todos se organizó en una
unidad bastante amplia que genera pocos cargos para muchos sectores. Pero, de
ahí a tener 2 diputados entre los
primeros 15 quiere decir que entregamos mucho. Al Frente Renovador había
que darle espacio, a las organizaciones sociales también, a las organizaciones
juveniles kirchneristas también. Ahora, me da gusto a poco y nada para las
organizaciones históricas del peronismo—la CGT y el PJ.
Para colmo, entiendo que cerramos una lista a la medida que necesita
Cambiemos, ya que el macrismo va a basar su campaña en que las organizaciones
protagonistas del pasado gobierno y demonizadas frente a la sociedad por sus
errores y aciertos (válidamente o no) van a volver al poder. Les damos que
hablar hasta en eso.
Creo fervientemente que tenemos que
volver a Perón, a su doctrina, a recuperar el PJ, la CGT y las 62
Organizaciones Peronistas para poder representar gremial y políticamente a los
trabajadores y trabajadoras.
Ya tragado este sapo, nos toca solamente militar para que se vaya
Macri de la Casa Rosada y a partir del 10 de diciembre tener un gobierno
que nos pueda sentar en la mesa de discusión para llevar adelante las políticas
económicas que le devuelva la dignidad a los trabajadores y trabajadoras que
representamos. Vamos a estar en la calle antes y después, gane quien gane. Si
gana el sector peronista la lucha va a ser más liviana; si gana Macri vamos
estar discutiendo mucho más fuerte los puestos de trabajo. Separados nos van a
llevar puestos a todos y a todas.