viernes, 9 de abril de 2021

6 de cada 10 niños son pobres en Argentina

Extraído de TRIBUNA-VM 



Las últimas estadísticas publicadas por los organismos oficiales muestran la preocupante situación de las familias del país. Más de 18 millones de personas no llegan a cubrir los gastos básicos de vida.

No hacen falta números para sentir el sufrimiento de lo que significa no llegar a pagar el plato de comida, la educación, o salvar a un familiar de una enfermedad. Las condiciones más elementales de vida de la clase trabajadora están siendo difíciles de sortear para una mayoría abrumadora.

Mientras tanto, aquellos que llegan con suerte a pasar esa relativa línea de la pobreza hacen malabares entre su magro salario, el aumento de los costos de vida y las condiciones laborales a las que se ven sometidos para poder conseguir sus ingresos.

Las instituciones tradicionales no alcanzan a cubrir con su rango de acción estas necesidades y se han limitado con el paso del tiempo a servir de benefactor para aquellos que con muy mala suerte les tocase vivir una vida de pobreza y miseria.

Las expectativas respecto a lo que las políticas públicas pueden hacer frente a una cuestión tan humanamente básica cómo llegar a cubrir la comida, tener un techo, contar con trabajo y lo que este produce, se reducen vertiginosamente a medida que pasa el tiempo. 

Los pedidos de trabajadores y trabajadoras de todo el país y el mundo se lanzan hoy a la carrera por lo más elemental: la lucha por las condiciones de vida. Para describirlo, las estadísticas siguen ocupando un lugar marginal.

En paralelo, la revista Forbes publicó su listado de multi-millonarios del mundo. En los últimos 12 meses, se unieron a la lista 493 empresarios, dando en promedio uno cada 17 horas. El año pasado, sólo en Córdoba, cada 17 horas ingresaban a línea de pobreza 1.260 personas, sólo por hacer una comparación.

 

El trabajo

En cuanto al trabajo, la tasa de desocupación llegó al 11%, eso quiere decir que cerca de 5 millones de personas no tienen trabajo a pesar de necesitarlo, pudiendo agregarse a esta cifra 500.000 personas más por el “Intervalo de confianza” estadístico. Pero, además, a ello se le suman los ocupados demandantes de empleo, otro 18,4% (8.353.600 de personas) y subocupados demandantes, otro 10,3% (aproximadamente 4,5 millones de personas).

Lo anterior explica otra preocupante: más de 18 millones de personas no llegan a cubrir con sus ingresos la Canasta Básica Total. La desocupación en la población de entre 14 a 29 años es 3 veces superior al del resto de la población. Además el 53,8% de las personas desocupadas lleva 6 meses o más de búsqueda.

Por último, el 17% de desocupados no tuvieron experiencia laboral previa. Según los informes se suman al “mercado de trabajo”, pero en la realidad ese mercado no los necesita. 

El escenario de los ocupados tampoco es esperanzador. El 26,5% de los ocupados está sobreocupado, llegando a ocupar jornadas laborales de 9,10 y hasta 12 horas de trabajo. 

Otra tendencia que se acentúa con el paso de los años es el trabajo por cuenta propia. El 26,4% (1 de cada 4) de los ocupados totales trabaja en cuentrapropismo. Esta situación permite muchas más fluctuaciones en escenarios como el de la pandemia que deja desamparados a millones en búsqueda de sus ingresos para poder alimentarse, pagar el alquiler o pagar cuotas educativas para sus hijos/as.

Precios

En los últimos 6 meses en Argentina los precios subieron 21,8%, dando un promedio de 3,5% mensual, por encima del crecimiento promedio del salario y profundizando la tendencia de pobreza y desocupación. 

A febrero de 2020 el Índice de Precios al Consumidor (IPC) aumentó 40,7% (interanual), y 7,8% en lo que va de este año (solo entre enero y febrero), por lo que se calcula que está cerca del 13%.

Además, cuando hablamos de necesidades básicas, las estadísticas reflejan que los Alimentos y bebidas fueron los de mayor incidencia en el aumento total, ya que el 50% del aumento total corresponde a este rubro. 

El rubro de Comunicaciones, entre los que se incluyen servicios de telefonía celular, internet, entre otros, es algo a tener en cuenta en contexto de pandemia donde muchas actividades se han plegado a la virtualidad. En diciembre de 2020 fue lo que más aumentó, con un 17,2%. En otros rubros el aumento anual fue escandaloso, cómo en el caso de la vestimenta con el 61,2%.

El rubro de alimentos fue el de mayor incidencia en el aumento total.


Pobreza e indigencia

En 3 de cada 10 hogares sus habitantes viven en condiciones de pobreza o indigencia. En ellos residen 4 de cada 10 argentinos, dando un total de 18,1 millones de personas. Mientras que, el 10,5% se encuentra en situación de indigencia, unas 4.767.000 personas que no llegan a cubrir la Canasta Básica Alimentaria (CBA).

En los hogares pobres viven en promedio más de 4 personas y el promedio de ingresos con los que cuentan es de $12.864. El último informe disponible es sobre el segundo semestre de 2020, donde se registró un aumento de la pobreza respecto al primer semestre de 2020.Asentamiento de la Villa 31 en Capital Federal.

Las canastas regionales promedio aumentaron 16,5% (CBA) y 16,2% (CBT) con respecto al semestre anterior, mientras que el ingreso total familiar aumentó un 8,5%, muy por debajo de la suba de las canastas en el período en cuestión.

Por último, el escenario se recrudece aún más en poblaciones de niños/as y jóvenes. 6 de cada 10 niños (de 0 a 14 años), y 5 de cada 10 jóvenes son pobres (de 15 a 29 años) en Argentina. 

 La salida

Los reportes estadísticos y las cifras iniciales que la revista Forbes año a año se encarga de publicar respecto al aumento de riquezas, junto a otros reportes e informes que salen casi de forma permanente, son sólo un pequeño reflejo de lo que pasa como tendencia general: por un lado, se recrudecen al punto de exterminio las condiciones de vida de la clase trabajadora, por otro, algunos grupos pequeños de personas se apropian de lo que millones de familias producen trabajando.

Trabajadores y trabajadoras que sostienen todo lo que vemos, enfermeras, docentes, camioneros, recicladores, entre otros tantos etcéteras, se están enfrentando a un enemigo supuestamente “invisible”. La guerra se lanzó contra ellos, contra sus trabajos y familias, y los responsables no son para nada invisibles, sino justamente lo contrario, salen por los diarios, listados de acreedores y nombres de firmas globales que explotan a nuestro pueblo y recursos para enriquecerse. 

Quedará por determinar la línea divisoria entre aquellos que pelearán por un mejor porvenir mejor a través de su trabajo y entre aquellos que buscan apropiarse lo que éste último produce para vivir en la lujosidad. Mientras tanto, millones y millones gritan exigiendo por condiciones de vida elementales que este sistema no soluciona.

 

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