Lic. Héctor L. GIULIANO- Buenos Aires, 9.9.2017
La deuda del Banco Central
(BCRA) por Lebac al 31.8 pasado – según
acaba de ser informada por la entidad – supera ya la cifra récord histórica de
un billón de pesos (1 B$), equivalente a unos 60.000 MD (Millones de Dólares).
Esta deuda constituye la mayor
parte de la deuda cuasi-fiscal o propia del BCRA, que se denomina así para
diferenciarla de la Deuda Pública del Estado Central o del Tesoro Nacional, que
es la Deuda Fiscal (una deuda que a su vez pasa hoy los 300.000 MD y se computa
por separado).
El monto de la deuda por Lebac
– Letras a muy corto plazo del BCRA (la mayoría con vencimientos a 30-35 días)
– se renueva en forma virtualmente total e incluso se incrementa aún más todos
los meses a través de subastas en las que participan sólo una decena de bancos
que conforman un oligopsonio local (monopolio de pocos compradores de estos
títulos, que lo hacen por cuenta propia y/o por cuenta de terceros).
El monto acumulado de los
pasivos por Lebac supera hoy la Base Monetaria (BM) de la Argentina – dinero
circulante más cuentas corrientes en pesos - que es de 838.400 M$ (Millones de
Pesos, equivalentes a 48.300 MD).
Esta situación es tan grave como insólita ya que el BCRA paga intereses
por estas Lebac a una tasa promedio del orden del 27 %, lo que significa la
sangría financiera de unos 270.000 M$ por año; solamente en concepto de
intereses ya que el capital o principal de las obligaciones, como dijimos, se
renueva en forma prácticamente total.
Hace pocos días, el presidente
del BCRA, Sturzenegger, se lamentó en un
discurso de que el gobierno kirchnerista hubiera gastado innecesariamente
11.200 M$ entre el 2008 y el 2015 para persistir en la emisión de billetes
de 100 $ sin pasar a billetes de mayor denominación pese a la inflación
creciente que ocultaba. Pero el mismo titular paga hoy 270.000 M$ por año en
concepto de intereses solamente por Lebac.
Esta suma de intereses significa un promedio de 740 M$ por día,
que es un importe semejante al de los intereses que el Tesoro paga
paralelamente por su Deuda de la Administración Central (250.000 M$/año ≡
700 M$/día, según Presupuesto 2017).
La sangría financiera por
estos servicios de intereses del BCRA configura un verdadero agujero negro en
las finanzas del Estado Argentino, nunca ha ocurrido a este nivel en la
historia financiera de nuestro país y no se tiene conocimiento que una
situación análoga se dé hoy en otras partes del mundo con la misma magnitud.
El stock de las Reservas Internacionales de la Argentina – siempre en
base a los últimos datos al 31.8 – es de 48.900 MD. Pero tales reservas no son
propias porque no fueron compradas con recursos genuinos del BCRA ni con fondos
provenientes de la Tesorería sino con emisiones de Deuda:
a) El BCRA imprime dinero sin respaldo para
comprar divisas que pasan a formar parte de las reservas pero luego absorbe ese
dinero colocando Lebac entre el grupo de bancos que maneja el negocio de estas
letras a través de su carta extorsiva de exigir mayores tasas de interés a
cambio de no desplazarse hacia la compra de dólares.
b) El BCRA acepta así pagar tasas de interés
altas y crecientes por esas Lebac, que renueva todos los meses y que en los
últimos tiempos ha venido aumentando a razón de un punto porcentual promedio
cada mes (tomando como referencia la tasa a 30-35 días de plazo): 25.5 % el
15.7, 26.5 % el 15.8 y actualmente más del 27 % en las operaciones que el Banco
realiza en el Mercado Secundario. Siendo que los importes de letras que
vencieron en las dos últimas subastas fueron de 535.000-530.000 M$ por vez (con
un pago de intereses que, según el mix de vencimientos, está entre 14.000 y
12.000 M$ por mes).
c) Con los pesos emitidos el BCRA compra
dólares en el Mercado y luego es el mismo BCRA el que retira esos pesos del
Mercado para contraer la Base Monetaria, que aumenta precisamente con estas
grandes emisiones de papel moneda.
d) Todo esto significa que el BCRA compra
Reservas con Deuda: el stock de las reservas es actualmente superior a los
50.000 MD pero el stock de letras que sirvieron para comprar dichas reservas
equivale a los 60.000 MD.
e) Con
este método de emisión espuria de dinero el BCRA compra dólares en el Mercado,
que son divisas que provienen básicamente de dos fuentes: liquidación de
exportaciones (en su gran mayoría agropecuarias) e ingresos por desembolsos de
Deuda Externa (deuda contraída casi toda por el Estado Central y también –
en menor medida - por colocaciones de deudas en el exterior de Provincias y
Empresas Privadas).
f) Se da así la paradoja que cuando el
gobierno contrae deuda externa con terceros – acreedores privados y organismos
financieros internacionales – se produce, al menos en lo inmediato, un doble endeudamiento porque la gran
mayoría de esos fondos se destina a cancelar vencimientos renovando
íntegramente las obligaciones originales (pago sistemático y total de
deudas con nuevas deudas) pero además las divisas que transitoriamente se
retienen como reservas del BCRA dan lugar a la emisión de dinero antes citada y
esta emisión excedente deriva en su absorción con Lebac, lo que implica que
parte de la Deuda Externa del Tesoro termina así dando lugar a una paralela
Deuda Interna del BCRA.
Esto último es particularmente
grave en el caso de los préstamos de organismos multilaterales de crédito –
como el BID, el Banco Mundial y la CAF – con los que el gobierno sigue
contrayendo préstamos en moneda extranjera para financiar obras públicas y de
infraestructura que se pagan mayormente en pesos (carreteras, escuelas,
hospitales, centros turísticos y hasta planes sociales), lo que constituye un
despropósito; un despropósito que sirve para aumentar artificialmente el stock
de reservas con deuda.
g) Recientemente, el BCRA comenzó a elevar
también las tasas de interés de las Lebac a plazos mayores a 35 días (que
constituyen más de la mitad del total) para tratar de mejorar la curva de
rendimientos de los tomadores de letras y buscar con ello diferir un poco la
asfixia financiera por la enorme masa de vencimientos mensuales que tiene, pero
esto no cambia el fondo de la cuestión porque encarece más aún los intereses
para todos los plazos.
En el marco de su política de
Gobernar con Deuda, el gobierno Macri – a través del BCRA – ha venido
aumentando su pasivo cuasi-fiscal tanto o más que la deuda fiscal o del Tesoro:
el saldo de Lebac era de 282.100 M$ a fin de 2014, pasó a 416.900 M$ a fin del
2015, ascendió a 698.400 M$ a fin de 2016 y actualmente pasa el billón de
pesos: 1.030.700 M$.
Los intereses a pagar sobre este monto de endeudamiento son el
subproducto lógico del costo que la administración macrista paga a los
capitales financieros para que – estabilidad cambiaria mediante – estos fondos
especulativos, internacionales y locales, sigan obteniendo tasas de ganancia en
la Argentina que son las más altas del mundo.
Paradójicamente, el mismo
presidente que desde que asumió se la pasa pidiendo aumento de las Inversiones
Extranjeras Directas (IED) es el mismo que ofrece las mejores tasas
alternativas de rentabilidad financiera gracias al negocio de especulación que
se administra desde el BCRA y en coordinación con la banca privada.
Con el argumento de contener la Inflación por medio de la suba de las Tasas de
Interés el BCRA atrae capitales golondrina que usufructúan el negocio
financiero que se alienta y organiza desde el propio Estado y a costa de la
usura creciente que pesa así sobre las Finanzas Públicas.
El mantenimiento del lucrativo
arbitraje privado entre tipo de cambio y tasa de interés (carry trade o
bicicleta financiera) hace que las divisas que ingresan presionen
sistemáticamente a la baja del dólar, con lo que el mecanismo se retroalimenta:
a mayor tasa de interés del BCRA, mayor ingreso de dólares financieros y,
consecuentemente, más oferta de divisas que entran al mercado, manteniendo así
la tendencia a la baja en el tipo de cambio y presionando adicionalmente de
nuevo sobre las tasas de interés de referencia (27 % por Lebac y 26.25 % por
Pases Pasivos).
Con el agravante que hoy las
tasas de las letras son cada vez más positivas frente a la inflación – al
menos, frente a la inflación proyectada – y atraen así también capitales
locales en pesos.
Toda esta enorme masa de
dinero que el BCRA retrae de la circulación vía Lebac tiene, entre otras, tres
consecuencias particularmente graves para la Economía Argentina:
Aumenta la deuda cuasi-fiscal y las sumas extraordinarias por intereses
a pagar.
Estimula en forma perversa el
desvío de dinero de los negocios
productivos a los especulativo-financieros. Y
Disminuye el quantum de dinero prestable por los bancos privados y
oficiales (que también participan en gran medida en el sostén de las compras
y los stocks de Lebac) y con ello disminuye también el destino productivo del
Crédito, aumenta su costo y sus consecuencias recesivas se transmiten a la
Economía Física o Real.
Lo que ocurre es que, en
definitiva, todo esto es parte de la misma cuestión de fondo: el gobierno Macri es un gobierno total y
absolutamente deuda-dependiente, es decir, una administración de gobierno
sostenida por el capital financiero-bancario a través del aumento sistemático
de la Deuda Pública y sus servicios.
Si dejase de pagar a sus acreedores ese diezmo laico de los intereses
usurarios que abona corre el riesgo cierto de que los capitales especulativos
se desplacen de las letras a los dólares y con ello se tenga que blanquear la
Crisis de Deuda existente, con la pérdida consiguiente de estabilidad
financiera y política del gobierno.
El BCRA declara que
actualmente rige un tipo de cambio
flotante pero esto no es estrictamente cierto: es un eufemismo que
enmascara la realidad de su intervención indirecta pero constante sobre la
oferta de dólares, que se regula a través de la Tasa de Interés; por lo que, en
los hechos, no existe verdadero Mercado Libre de Divisas.
La finalidad primaria del
aumento de las tasas oficiales de referencia – que constituyen el piso de las
tasas de interés del Mercado – no sería entonces el freno de la Inflación sino
el mantenimiento de un retraso cambiario, que es la principal herramienta que
el gobierno Macri puede mostrar a los acreedores para garantizar el creciente
gasto corriente por el pago de los intereses actuales y de los intereses
adicionales que se van sumando por las nuevas deudas en moneda extranjera
(externas y locales) que contrae.
El gobierno Macri, metido cada
vez más en la encerrona financiera de una trampa de deuda perpetua – fiscal y
cuasi-fiscal – trata de sostener así el altísimo costo que le permita llegar a
las elecciones parlamentarias del 22.10 sin nuevos desequilibrios cambiarios,
pagando para ello las más altas tasas de interés posibles mientras vende a la opinión
pública un discurso de expectativas contradicho con las realidades económicas y
financieras de la Argentina.
Es el costo financiero que el
Macrismo está pagando para lograr mejor posicionamiento propio y más alianzas
con la partidocracia que le permitan alcanzar las mayorías mínimas que necesita
en el Congreso para aprobar los planes de ajuste y reformas estructurales que
los acreedores le exigen para poder sostener los servicios crecientes de la
Deuda Pública.