POR CRISTIAN TABORDA, para OTRA VOZ RADIO
23 ENERO, 2020
Decía Marx en la "Ideología Alemana": "las ideas de la clase
dominante son las ideas dominantes en cada época [...] por eso, en cuanto
dominan como clase y en cuanto determinan todo el ámbito de una época
histórica, se comprende que lo hagan en toda su extensión y por tanto, entre
otras cosas, también como pensadores, como productores de ideas, que regulen la
producción y distribución de las ideas de su tiempo; y que sus ideas sean, por
ello mismo, las ideas dominantes de la época".
Cabe preguntarse entonces, en torno a la
actualidad, ¿Cuáles son las ideas dominantes de nuestra época? ¿Cuál es la
"clase" dominante? ¿Quiénes producen, regulan y distribuyen esas
ideas? ¿Cuál es la ideología incuestionable?.
Uno
de los principales rasgos de cualquier ideología es no asumirse como tal, se
naturaliza y es dado como algo obvio,
logra instalarse en el sentido común sin ser cuestionada. La ideología como un
conjunto de ideas, nos permite darnos una forma de conocer las cosas, una
cosmovisión, teniendo el sesgo de expandir esa forma particular de ver el mundo
a la totalidad. Ve el mundo bajo esos lentes. Así lo hicieron el marxismo, el
liberalismo y el fascismo durante el siglo pasado, la ideología dominante
terminó convirtiéndose en un totalitarismo, las ideologías terminan pensando
por el pueblo e instalando el pensamiento único, persiguiendo y eliminando al
disidente.
HEGEMONÍA
Y GLOBALIZACIÓN
Tras la implosión de la Unión Soviética
y la caída del muro de Berlín el liberalismo
se alzó triunfal y el dominio de la economía a nivel global mediante un mercado
único se impuso por sobre todo, se produjo una neutralización de la
política en términos de Carl Schmitt. El marxismo, el liberalismo y las
posturas de tercera posición fueron fagocitadas, absorbidas, por el capitalismo
financiero y la globalización. La lucha por la distribución del ingreso, los
derechos sociales, la libertad, la justicia social y las ideas de familia,
patria y religión fueron sustituidas por la lucha de derechos individuales,
reivindicación de minorías y la integración cultural en un mundo cosmopolita.
La globalización logró su hegemonía pos liberal en base al consenso de los
derrotados y la interdependencia económica construida.
Ante
la consagración de un capitalismo absoluto el marxismo abandono la lucha de
clases y a los trabajadores como sujeto político integrándose al mundo
globalizado; el liberalismo se vio absorbido por la gestión tecnocrática y la
administración económica dejando de lado los ideales liberales; y los partidos
que expresaban los movimientos de tercera posición institucionalizados
implementaron políticas neoliberales y discursos progresistas. Acompañaron el proceso de globalización
con la reivindicación de minorías, los postulados cosmopolitas de un mundo sin
fronteras, descartando sus ideas tradicionales y sometiéndose a la corrección
política. Se vieron estas tradiciones filosóficas recicladas ahora en la única
ideología viva, la ideología globalista, el "progresismo
transnacional" como describe el politólogo estadounidense John Fonte. El
pensamiento hegemónico.
EL
'68 COMO "REVOLUCIÓN CULTURAL". LA IZQUIERDA POSMODERNA
Pero esta ideología tiene origen un
tiempo atrás, donde su expresión histórico-política es el Mayo francés de 1968 un movimiento cultural donde cambia el eje de
la izquierda que adopta las ideas provenientes de la “Escuela de Frankfurt”, la cual enfatiza los elementos éticos,
subjetivos e individuales de la “teoría crítica”, de forma que ésta se
configuraba como una teoría general de la transformación social, espoleada por
un deseo de “liberación” comprendida en sentido individual. La “liberación” y
la “emancipación” eclipsaban así el objetivo de la revolución y se fundían en
el horizonte utópico de una “felicidad” orientada al desarrollo personal. Se
partía del individuo, su deseo, el arte y la cultura como forma de expresión
política contra el orden establecido, abandonando las viejas premisas
socialistas.
Este movimiento tenía una amalgama de
pensadores que construían su visión de la realidad y terminarán dando forma a
la ideología actual cuyos basamentos se encuentran en la Teoría Queer de Judith
Butler. Parte de la "escuela de la sospecha" Nietzsche, Marx, Freud,
la "teórica crítica" de Adorno, Marcuse, Horkheimer, el
postestructuralismo de Michel Foucault, Gilles Deleuze y Jacques Derrida con su
deconstrucción.
LA
IDEOLOGÍA DE GÉNERO Y EL RELATIVISMO
Influenciada por todos estos pensadores,
de los cuales toma distintos conceptos, y por feministas radicales como Simone
de Beauvoir y Monique Wittig, Butler realiza una síntesis que expone en
"Deshacer el género" donde sostiene como premisa fundamental que
"las categorías hombre y mujer son políticas y no naturales" idea que
da soporte a la ideología dominante de esta época. La ideología de género.
Propone al género como una construcción
social, diferente al sexo biológico naturalmente dado, donde las mujeres y las
"minorías" por su condición de género son oprimidas por una
estructura patriarcal machista. Y una heteronormatividad que sanciona a las
"disidencias" y sexualidades "no binarias".
La
solución ya no sería una revolución social y la lucha de clases como proponía
el marxismo, sino la subversión de los valores y la disputa de poder en los
espacios públicos por parte de los cuerpos (individuos). La deconstrucción como método de
resistencia, tergiversando la propuesta gramática de Derrida.
Esta ideología consecuente con el
capitalismo financiero y funcional a la liberación absoluta del individuo que
lo desvincula de cualquier lazo histórico, colectivo, trascendente y biológico,
que promueve el hedonismo incesante, concluye en el consumismo y el placer
sexual como única realización del hombre o la mujer, la liberalización del
deseo, la mera satisfacción material, aniquilando toda espiritualidad y naturalidad.
El nihilismo de Nietzsche, el deseo de Freud, la descentralización que plantea
Deleuze y la idea transgénero de Butler son el resumen de la nueva ideología
dominante, de un capitalismo especulativo, que en términos de Hegel, refleja
los conceptos de la nueva clase global (global class) en la realidad: Una élite
sin Dios, sin patria, consumista y transexual.
LA
REVOLUCIÓN ANTROPOLÓGICA
Como plantea Michel Onfray hemos entrado
en un nuevo tipo de sociedad totalitaria que destruye la verdad, abole la
libertad y niega la naturaleza. Esto es lo que define perfectamente a la
ideología de género que promueve una verdadera revolución, una "revolución
antropológica", borrando la diferencia biológica de sexos bajo la máscara
conceptual del género, eliminando la trascendencia, la idea de Dios y con la
dictadura del relativismo que instala la
"posverdad" y elimina la distinción entre el bien y el mal, abre las
puertas al transhumanismo como una consecuencia lógica de la evolución, el
hombre sin límites el "Homo Deus".
Las burguesías industriales de raíz
nacional se vieron superadas por el desarrollo económico transnacional ante
esta nueva clase global apátrida, que retomó el control de la economía, la
oligarquía financiera internacional, la clase dominante representante del
capital financiero que se afianzó en su poder económico proveniente del mercado
mundial encuentra, hoy, como límites de su expansión política, la soberanía de
los territorios, los Estados reguladores y la Iglesia, un obstáculo para
instalar el sistema de gobernanza global acorde al mercado único, y que
encuentra como otro de sus límites de expansión biológica al humano, a la
condición humana.
Teniendo "conciencia para sí"
allí radica su necesidad de producir, financiar, distribuir y regular sus
ideas, transnacionalistas, transhumanistas y transexuales, para superar las
barreras nacionales, los límites humanos impuestos por la moral y una
revolución sexual para frenar la reproducción, sobre todo en los países de la
periferia, que ve como una explosión demográfica en perjuicio de sus intereses
como plasma Henry Kissinger en el informe NSSM 200 (National Security Study
Memorandum 200).
EL
TOTALITARISMO GLOBALISTA
Medios de comunicación, ONGs y
universidades son las "fábricas de subjetividades" que se encargan de
reproducir las ideas del poder global y censurar a las disidentes. Podemos ver
como estos "aparatos ideológicos del mercado", reformulando el
concepto de Althusser, son hoy los promotores del aborto, la subrogación de
vientre o el lenguaje "inclusivo" entre otras políticas
"progresistas". Un claro ejemplo es la propaganda emanada en series
de empresas como Netflix o Disney que promueven la hipersexualizacion o la
transexualidad, distintos medios que realizan un bombardeo sistemático de
noticias vinculadas al género, femicidios o el hedonismo en redes sociales y
televisión, las políticas que fomentan organizaciones como Open Society
Foundation o Human Right Watchs, y universidades como la UBA que aceptan el
lenguaje "inclusivo" de manera oficial.
En
el plano de la censura y marginación basta
con ver el poco espacio que tienen quienes difieren al pensamiento
políticamente correcto, y si hay lugar, el intento de ridiculización o
calificación de "retrógrado", "conservador" o
"conspirador" a modo de anular la opinión de quien piense diferente.
Más explícito se hace en el espacio público; cuando la intolerancia y el
ridículo llega a tal punto de tapar un mural de un bebé en el vientre de su
madre y luego el de una mujer embarazada, como los realizados por la artista
Lisette Feider en la parte exterior del área de maternidad del hospital Piñero
en CABA, estos fueron censurados por ser considerados un acto de
"violencia simbólica" y una "provocación". Claramente,
expresar mediante el arte la representación de traer una vida al mundo es una
provocación para la necropolítica.
Como si fuera poco para instalar su
ideología en lo más hondo de la conciencia el globalismo cuenta, siguiendo con
conceptos de Pierre Bourdieu, con el
Estado, que tiene en su poder el "monopolio de la violencia simbólica".
La institucionalización de la ideología de género como credo oficial con el
dispositivo legal-represivo en sus manos. Podemos ver a modo de ejemplificación
el caso de España con el nuevo Ministerio de la "igualdad" o nuestro
país con el Ministerio de "Géneros y diversidad" organismos
encargados de la difusión propagandística ideológica de género. Los gobiernos
cooptados y bajo presión de organismos supranacionales que representan a la
élite financiera se encargan de difundir la ideología dominante mediante la
utilización del Estado. Organismos como la ONU, FMI, la Unión Europea o el Banco
Mundial que carecen de legitimidad democrática y forman parte de la plutocracia
globalista. El totalitarismo financiero que mediante la dictadura del dólar
promueve el progresismo cultural y la anarquía comercial.
La ideología de género es utilizada por
la oligarquía de tres formas: 1) Como dominación política a través de la corrección política y bajo el disfraz
moral de la "diversidad", la "igualdad" y la
"inclusión", de esta forma se eleva ante el resto ejerciendo un
supremacismo moral; 2) Como disciplinamiento
social se impone a través del punitivismo y el normativismo legal promovido
por el derecho con "perspectiva de género", terminando con el
principio de inocencia ante una acusación mediante la sentencia mediática, y
cuando no, por medio del escrache público; 3) Como subordinación cultural, aceptando crédito internacional bajo la
condición de implementar políticas de género o antinatalistas como lo hace el
Banco Mundial o el FMI, la financiación de organismos para promover políticas
públicas en base al lobby LGTB y ONGs que financian el activismo feminista, la
aceptación de ideas con origen en los grandes Think Tanks extranjeros,
utilizadas como métodos de dominación. Asistimos a una neocolonización, que es
ideológica, a una homologación cultural donde el pensamiento se vuelve
homogéneo y se borran las diferencias que enriquecen a cada pueblo,
subordinados estos a la monocultura mundialista del consumo.
Hoy incuestionable ante el circo
mediático que representa al establishment globalista, la ideología del poder se
presenta como noble y en defensa de las minorías "oprimidas", quien
busque correr el velo y desenmascarar las falacias en las que incurre, informar
quienes financian y promueven esas ideas o señalar los medios de comunicación y
empresas aliados en el negocio del Capitalismo Gay Friendly, es demonizado y
perseguido por la Policía del pensamiento progresista que bajo una supuesta
superioridad moral y en nombre de la "inclusión" excluye al que
piense diferente, quien se atreva a desafiar la dictadura del relativismo que
impone la ideología de género es acusado de "ultraderecha" o
"populista", como mínimo, sino es tildado de fascista en nombre del
antifascismo. La ideología está consiguiendo consumar el crimen perfecto, como
diría Jean Baudrillard, matar la realidad.
EL
NUEVO ORDEN SIMBÓLICO
Este nuevo orden simbólico que intenta destruir la tradición, las costumbres
y la cultura, se impone con la apropiación de los símbolos nacionales y populares
por parte del progresismo para su beneficio político y mediante la neolengua de
género, la promoción de los individuos unisex sin distinción de género, la
hipersexualizacion de la vida y la feminización de la política. Es la
consumación de la batalla cultural librada por la izquierda progresista desde el
'68. Al convertirse en la hegemonía político-cultural, ahora está simbología
logro consenso por izquierda y por derecha.
El nuevo orden lo impone por izquierda
el progresismo con la ideología de género y por derecha el neoliberalismo con
la ideología del libre comercio, desde los dos polos determinan un individuo
sin familia, cosmopolita, precarizado, de bajo costo, en un mercado único
global sin fronteras donde su única libertad es la de consumir. El globalismo
tiene como ideal el hombre consumista sin identidad, sin patria y sin sexo. Una
No-persona. La propuesta de la clase global radicalizada es la configuración de
un nuevo orden mental mediante la psicopolítica y la guerra psicocultural
manteniendo el control de las ideas y la desigualdad social, sin alterar el
orden material y el statu quo.
A partir de este nuevo orden simbólico
el progresismo clasifica la familia
tradicional como una "opresión patriarcal", la nación como una idea
fascista y ve en la religión una mentira. Desde el peronismo vemos, en todo
ello lo contrario, la construcción de un pueblo: unidad, identidad y cultura.
La familia, anterior al individuo, como la célula orgánica de toda sociedad es
la primera comunidad donde se forman los lazos naturales de solidaridad y amor,
en la relación única de madre e hijo. La Nación como conformación de la
identidad de un pueblo que fomenta la unidad en un territorio determinado en el
cual se realiza la comunidad preservando sus tradiciones y costumbres. La
religión como el fundamento de la cultura que determina la moral del pueblo y
sus valores de raíz cristiana en nuestro caso. Familia, patria y religión son
los pilares de una vida en común que construyen una identidad y una cultura con
arraigo en la tradición y las costumbres, son hoy la verdadera resistencia al
poder hegemónico.
CULTURA
DE LA VIDA
Ante el avance de esta cultura del
descarte y colonización ideológica impera fomentar la cultura de la vida y el
amor de la familia, reivindicar la patria y la fé en los valores trascendentes,
el bien, la verdad y la justicia.
Al desquicio de la ideología de género,
el relativismo absoluto y la revolución antropológica oponerle el sentido
común. Y el principio que reza: "La realidad es superior a la idea".
Al capitalismo financiero absolutista
una economía en beneficio de los pueblos, donde en el centro este el trabajo y
no el Dios dinero.
A la lucha de sexos y la disputa de
género la máxima que dice: "la unidad prevalece al conflicto". Porque
ni el hombre ni la mujer se realizan solos, mucho menos en una comunidad que no
se realiza.