Jorge Rachid
La Argentina ha
pasado períodos históricos en donde la puesta en marcha del proyecto nacional,
provocó que los sectores reaccionaros, conservadores y afines al colonialismo,
junto a los intereses imperiales de cada época, embistieran y amputasen la
continuidad de nuestro proyecto como Nación Soberana.
No iré al siglo
XlX, pero desde Caseros en adelante, la
colonialidad se impuso a la Nación, la “civilización” fue dominante sobre
la “barbarie”, cultural y económicamente fuimos colonia antes que Patria.
Cuando el pueblo irrumpió, primero con el
radicalismo representante de las corrientes inmigratorias con Irigoyen y luego
las masas trabajadoras, humildes y desposeídas con Perón, las armas hablaron,
la muerte, la cárcel y el exilio, comenzaron a marcar el destino argentino. La
colonia no dejaba de apretar el puño represor, sobre el pueblo sublevado.
En cada etapa de
recuperación, la reparación del daño realizado al Proyecto de país, fue lo que marcó el camino. El trabajo del bombero
reemplazó al desarrollo del constructor de sueños colectivos. Cada vez más
largos los períodos de reparación antes de una nueva irrupción de la reacción.
Eso el enemigo colonialista lo denomina “ciclos”, nosotros lo denominamos
entrega, claudicación nacional y sumisión.
Es que en cada período perdido, se retrocede en Soberanía, se avasallan
conquistas sociales y se saquea el patrimonio nacional. Repararlo es en el marco de la agenda del enemigo, nunca de la
propia, que debería privilegiar afianzar la idea del proyecto nacional. Nunca
termina de apagarse el fuego y cuando lo hacemos y recomenzamos el camino de
construcción, las fuerzas coaligadas de la reacción han vuelto a armarse,
realizando alianzas con el Imperio, para retomar el poder.
Perón identificó
los puntos clave de su estrategia reparadora, después de la Década Infame. Los
trabajadores explotados y las mismas FFAA a las que pertenecía, fueron sus
objetivos primarios. Fue Secretario de Trabajo y después Ministro de Guerra,
construyó el andamiaje de las leyes laborares y destruyó las hipótesis de
conflicto apañadas por el enemigo, de confrontar los países de la Patria
Grande. El enemigo reaccionó y lo encarceló, siendo el pueblo quien lo rescató
un 17 de octubre, encumbrando su liderazgo.
Pero la larga
reconstrucción recién comenzaba, era la hora de las políticas y el marco
económico social, de respuestas a las necesidades del pueblo y ahí estuvo el primer Plan Quinquenal.
Pero había que institucionalizar los
cambios y afianzar los derechos irrumpiendo el Constitucionalismo Social,
primero en América Latina en la Constitución de 1949 y Arturo Zampay. En Salud
Ramón Carrillo fue el constructor de la Medicina Social, que en nuestros días
se estudia como Epidemiología Critica.
Sin embargo
desmontar culturalmente la historia mitrista, afianzada en el largo camino
dominante de la reacción, necesitaba de un nuevo marco teórico, la
Epistemología de la Periferia diría años después Fermín Chávez, en que se
consolida el planteo del Congreso de Filosofía de Mendoza con la Comunidad
Organizada, propuesta de las organizaciones libres del pueblo, con herramientas
de poder popular democrático, para vencer la resignación “demo liberal
burguesa”, al decir de Perón, saber del enemigo que institucionaliza al pueblo
como sujeto pasivo.
“El pueblo No
gobierna, Ni delibera sino a través de sus representantes”, dice el preámbulo
de la Constitución pos Caseros de 1853.
Para el peronismo el pueblo Si gobierna y
delibera y ejerce su derecho tutelar sobre las políticas públicas, en el
Congreso, en las calles y en la lucha, porque el enemigo siempre está al
acecho, el Imperio siempre presente como lo denunció Perón, 60 días antes de
morir, en el Congreso de la Nación cuando leyó Modelo Argentino para un
Proyecto Nacional. Ahí nos alertaba: “el mundo será de los Bloques
continentales (UNASUR) y la Argentina es el país de los alimentos, el agua
dulce y los recursos naturales, fósiles y minerales y el Imperialismo vendrá
por ellos, con nosotros o sin nosotros, dependiendo de la capacidad de los
argentinos para defenderlos”.
Hoy la Argentina
se vuelve a poner de pie, inicia un camino largo en la reparación de la Patria
y del Pueblo, pese a encontrarse bajo ataque enemigo, desde el primer día de
gestión. El peronismo y las fuerzas del campo popular siempre llegaron al
gobierno por el voto popular, jamás ejercieron la violencia institucional, ni
instrumentaron ámbitos republicanos, para perseguir, encarcelar ni expropiar
empresas. El enemigo no tiene pudor, ni conciencia crítica de sus actos
deleznables, pero el peronismo entiende que en la lucha contra el caníbal, lo
único que no puede hacerse, “es comérselo”, porque eso nos transformaría en una
copia de lo que combatimos. No queremos ser esa condición humana rastrera y tan
brutal como inhumana.
Somos la vida, no apostamos a la muerte, ni al
dolor del pueblo, menos aún en manos de los enemigos de la Nación, que siguen
ocupando colonialmente Malvinas y pretende hacerse de los recursos naturales.
El Gobierno nacional y popular de Alberto y Cristina está luchando con
inteligencia, en apagar los incendios de una catástrofe nacional, humanitaria y
económica, de Tierra Arrasada, en los términos posibles de las prioridades
planteadas: resolver el hambre, manejar la deuda y liberar los presos
políticos, recuperando soberanía en las decisiones nacionales, evitando el
contra ataque enemigo.
El Gobierno debe
trabajar gobernando, la militancia debe militar los sueños estratégicos, sin
dejar caer las banderas, pero apuntalando el esfuerzo del gobierno nacional.
Sólo aquellos que han sido influidos por la cultura dominante del posibilismo
neoliberal, pueden plantear que los marcos estratégicos deterioran al gobierno.
Por lo contrario Braden o Perón, Patria o Colonia y Liberación o Dependencia,
marcan los rumbos en la conciencia colectiva del pueblo, del camino estratégico
a recorrer, aunque hoy, apagando incendios el humo cotidiano no deje ver los
sueños emancipatorios de Patria Grande a realizar.
Pero el pueblo
siempre construye los nuevos paradigmas de la Patria, en su momento y en su
tiempo histórico, diferente del tiempo biológico de la militancia. Ese tiempo
está transcurriendo y es compromiso con la historia, apuntalar una construcción
del Modelo Social Solidario de Justicia Social, junto al Pueblo, con
organización popular dando la lucha necesaria para recuperar, culturalmente la
Identidad nacional, intrusada por el neoliberalismo.