Por Raúl Dellatorre para
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Algunos más explícitamente,
otros no tanto. Lo cierto es que todos reconocen que el vencimiento de Letras
del Banco Central (Lebac) del próximo martes constituye un momento crítico para
el programa económico de Mauricio Macri, con consecuencias que pueden ser
también políticas. Ese día deberían
pagarse 680 mil millones de pesos en vencimientos de Lebac, que pueden
renovarse total o parcialmente. Es decir, que el poseedor cambie el capital
e intereses por nuevas Lebac a 30 días o más, o que decida retirarlas. De esa
decisión depende la suerte del programa económico (y varias cosas más). Por
cada 24 mil millones de pesos que no se renueven, podría haber una demanda
adicional de mil millones de dólares sobre el mercado cambiario. Si no se
renovaran, por ejemplo, 240 mil millones (el 35 por ciento), habría una demanda
potencial de 10 mil millones de dólares. Suficientes para generar una estampida
del dólar o la dilapidación de gran parte de las reservas disponibles del Banco
Central, para responder a la demanda. ¿Cómo se llegó a esta situación extrema? ¿La suerte de la economía está a merced de
lo que decidan un puñado de especuladores en un solo día? ¿Tiene el
gobierno las herramientas o tomó las previsiones para evitar el estallido? Son
los interrogantes que se hace el mundo económico. Y más allá.
El deterioro de las cuentas
corriente y de capital del balance de pagos –los dólares que entran y que salen
del país– se aceleró en 2017 y 2018, a partir de un saldo que ya era negativo
en 2016. Tal como señala el análisis de Alfredo Zaiat, la consecuencia de este déficit estructural es una previsible crisis en
el sector externo. La estrategia de sostener el ingreso de divisas por vía de
los altísimos rendimientos de las Lebac también tenía un límite previsible.
Son capitales especulativos, de corto
plazo, que buscan hacer diferencias en dólares a través de una alta tasa en
pesos. La condición para que la bicicleta financiera funciones es que esa tasa
de interés supere la diferencia de cambio que deberán pagar los inversores
entre el momento de entrada y de salida de esos dólares del país. Si prevén que
ese costo de salida (el valor del dólar al momento de migrar) se encarecerá
(devaluación), pensarán que es el momento de salir para anticiparse. ¿Habrá
llegado ese momento?
Cuando un apostador grande toma esa decisión, todo indica que los demás
harán lo mismo, porque siguen la misma lógica y los mismos parámetros para
tomar decisiones. Es decir, que es más que probable que los capitales
especulativos, cuando huyan, lo hagan en manada. La pregunta es si la
significativa corrida cambiaria que padece Argentina en este momento, es el
síntoma de que esa situación empieza a verificarse, o no.
PASAN COSAS RARAS
¿Qué es lo que gatilló, a
partir de abril, el salto del dólar y la dolarización de activos que le metió
presión al mercado cambiario? El gobierno, incluso a través del presidente de
la Nación, señaló a los factores externos como responsables, en particular la
suba de intereses de Estados Unidos en algunas centésimas de punto. En general,
en los mercados emergentes hubo devaluaciones y alguna salida de capitales,
pero no en las condiciones y magnitudes que tuvieron en Argentina. Pasan cosas
raras en este país, diría el reconocido humorista Adrián Stoppelman.
La fuga de capitales no se inició desde la suba de intereses de Estados
Unidos, sino desde principios de año. Incluso antes de que cambiara el
titular de la Reserva Federal en ese país. Venía pasando y no sólo sobre los
activos en pesos. También se observó una
salida de capitales internacionales de los llamados “bonos largos” de
Argentina, desde los Discount con vencimiento en 2037, hasta el bono a cien
años (vence en 2117) emitido el año pasado. En promedio, estos títulos en
dólares sufrieron un deterioro en su cotización del 10 al 15 por ciento desde
enero. Movimientos leves, pero que marcaban una tendencia.
En los últimos meses, las
licitaciones de Lebac también vienen señalando que en cada llamado, los
inversores no llegan a renovar el total de lo que vence. Es decir, que se observa una lenta pero persistente
salida de los inversores. Hasta ahí, podía interpretarse que había una
política deliberada del Banco Central de ir desactivando “LA BOMBA” DE LAS LEBAC, CUYO STOCK YA SUPERABA A 1,2 BILLONES DE PESOS
(EL EQUIVALENTE A 60 MIL MILLONES DE DÓLARES, cuando la divisa estaba a 20
pesos). Pero sucedió algo curioso (“cosas raras”): el titular de la autoridad
monetaria anuncia que el BCRA buscará concentrar su oferta de Lebac en el corto
plazo (30 y 60 días), para no competir en el mediano plazo (180 días o más) con
los bonos del Tesoro de la Nación (Letes). Con una bomba de deuda interna de
semejante dimensión, ¿cuál era el sentido de acortar los plazos? ¿No sería más
lógico buscar estirar los plazos en vez de concentrarlos? Primera pregunta sin respuesta.
Lo palpable es que la concentración de vencimientos en el martes próximo es
producto (en parte) de esa decisión.
MESES CORRIDOS
Producto de esa renovación
parcial de Lebac, y la ausencia de una oferta fluida de dólares de los
exportadores, la plaza mayorista de divisas empezó a verificar la presión de la
demanda desde fines de abril, y más sostenidamente desde principios de mayo. El
Banco Central adopta la decisión de volver a intervenir en el mercado y lanza
una campana de ventas periódicas de dólares al por mayor. No paró la corrida, sino que la alimentó vendiéndole dólares baratos:
un premio a la fuga de divisas. ¿No sabía el Banco Central que la fuga en curso
superaba ampliamente su oferta de divisas? ¿Que la venta de 4500 millones de
dólares en una semana no cambiaba el cuadro de situación? En la segunda
semana de corrida furiosa, la autoridad monetaria cambió el eje de su
estrategia por la de suba de tasas de interés para tentar a los inversores a
quedarse en pesos. Tampoco alcanzó. Hasta que tomó la decisión de última
instancia de buscar el respaldo del Fondo Monetario esta semana, tratando de
llegar con un mejor clima al decisivo súper martes. Ya veremos en qué medida lo
logró.
Si el gobierno sabía la
dimensión de la corrida, ¿qué sentido tenía
REMATAR 7000 MILLONES DE DÓLARES EN POCAS SEMANAS, 9000 MILLONES DESDE
PRINCIPIOS DE AÑO, si la demanda lo iba a absorber y la corrida iba a seguir?
Segundo interrogante sin respuesta. Pasan cosas raras...
SABÍAN O NO
Un tercer elemento importante
para tratar de entender la estrategia del informe que presentó el ministro de
Finanzas, Luis Caputo, a una comisión bicameral del Congreso en abril (el día
del episodio del papelito dirigido a la diputada Gabriela Cerruti). Según
señaló el economista Alejandro López Mieres, “ese informe menciona una deuda de
9000 millones de dólares por un swap de
los bancos internacionales que oficiaron de colocadores de la deuda
argentina; un swap es un crédito disponible que el gobierno puede utilizar como
respaldo ante una determinada situación de necesidad, que debe devolver a corto
plazo, en este caso a un año. Salvo que el gobierno estuviera previendo esta
crisis por corrida cambiaria, no habría explicación para entender por qué tomó
ese crédito disponible ya desde antes de abril. Y si el gobierno sabía de la
crisis que se venía, ¿cómo se justifican estas políticas cambiantes, y ninguna
efectiva, del Banco Central en las últimas semanas?”. El especialista del
Instituto del Pensamiento y Políticas Públicas dejó planteado un nuevo
interrogante sin respuesta.
SÚPER MARTES
El Banco Central, y el
gobierno todo, enfrenta la licitación crucial del martes con perspectivas de
alto riesgo. Llegará a ese día sumergido en una corrida, que no logró sortear.
La trepada del dólar fue constante, y el cierre de la jornada del viernes
estuvo coronada por un dato relevante que le dio López Mieres a este diario.
“Cuando el dólar cotizaba a 24,30 pesos en el minorista, apareció al Banco
Central a vender antes del cierre y logró bajar la cotización promedio en
pizarras a 23,70. Pero después de las tres de la tarde siguió operando el
mercado de futuros (Rofex), y a la media hora el dólar implícito a la fecha (el
dólar futuro descontada la tasa de interés hasta el vencimiento) ya alcanzaba
los 24,40 pesos: la corrida continúa”.
Se estima que del STOCK TOTAL DE LEBAC, EQUIVALENTE A CASI 60
MIL MILLONES DE DÓLARES, un 38 por ciento está bajo control de los bancos. Otro 35 por ciento le
correspondería a compañías de seguro y
fondos de inversión, muchos de ellos del extranjero. El 27 por ciento
restante está en manos de inversores
privados individuales, o en organismos públicos como el Anses. El gobierno
confía en que buena parte de los bancos, entre los que están los públicos,
renueve. Quizás no el 100 por ciento de sus tenencias, pero sí la mayor parte.
La partida se juega en el tramo de aseguradoras y fondos de inversión, a los
cuales deberá tentar con una tasa atractiva. El mercado secundario ya le puso
un número entre jueves y viernes: 45 por ciento anual para colocaciones a 30 o 60
días. Esto, si las condiciones no empeoran el lunes y martes. Los estrategas
oficiales se imaginan, además, la posibilidad de atraer a algunos de los
capitales previamente fugados con una tasa muy beneficiosa. ¿Estarán dispuestos
a llevarla al 50 por ciento anual?
Reducir el traspaso masivo a
dólares es el objetivo para el martes. Se descarta que, si lo logra, será a un
costo muy alto. Y sólo para cruzar el puente. Del otro lado, sigue el temporal.