Entrevista a Alejandro Vanoli
de José Cornejo, Agencia Paco Urondo
AGENCIA PACO URONDO: ¿POR QUÉ
AUMENTA EL DÓLAR? ¿ES RESPONSABILIDAD DE LAS LEBAC?
Alejandro Vanoli: Las LEBAC son un instrumento de regulación de
la política monetaria en todo el mundo. Es deuda del Banco Central que se coloca o retira en la economía, para regular
la cantidad de dinero y administrar el nivel de precios y el crecimiento. La actual gestión generó tres canales de
vulnerabilidad. Uno: incrementar seis veces la deuda del Banco Central. Dos:
redujo el plazo promedio del stock de LEBAC, reduciendo el plazo mínimo de 91 a
35 días. Esto concentra vencimientos de corto plazo. Tres y más grave: permitió
que las LEBAC sean adquiridas por inversores externos y fondos especulativos,
haciendo más inestables los pasivos en pesos. Estos inversores tuvieron desde
mediados de 2016 a mediados de 2017 una tasa promedio del 30% con tipo de cambio
fijo. Una extraordinaria ganancia en dólares.
El problema es que la apertura importadora y la liberalización
financiera, propias de este tercer neoliberalismo, generaron un fuerte déficit
comercial y de cuenta corriente. En este caso ya llegó al récord de 5,5% del PBI, cifra que no se alcanzaba
desde mediados de los 90 previo a la crisis del Tequila de 1994-1995. Déjà vu.
Este fuerte déficit externo se conjugó con un muy alto déficit fiscal agravado
por la recesión de 2016 y la baja de
impuestos a los sectores concentrados del agro, energía y minería. Hoy
tenemos un déficit financiero de 9% del
PBI, más del doble que en 2015. Esos déficit gemelos solo pueden ser financiados con un incremento récord de la
deuda externa. La propia dinámica de este modelo inevitablemente entra en
crisis, como ocurrió en la dictadura y los 90. Un disparador de esa crisis se
gatilla cuando en el mundo ocurren sucesos como la actual suba en la tasa de
interés de Estados Unidos. Esto genera ataques especulativos contra las monedas
nacionales.
Fuera de los problemas de la
economía real, lo cierto es que el Banco Central resignó el ingreso de dólares
genuinos al permitir que los
exportadores no liquiden sus divisas en la Argentina. El Banco Central está
en una trampa: si sube la tasa de interés, se genera más retraso cambiario y
recesión y si no lo hace y sube el riesgo hay riesgos de devaluación que se
traslada a los precios. La velocidad de la dinámica
de crisis dependerá crucialmente de lo que ocurra en Estados Unidos y su
impacto global. Pero estamos viviendo una combinación letal a mediano plazo: un
escenario internacional difícil y políticas que profundizan la vulnerabilidad.
APU: ¿CÓMO VE EL ROL DEL BCRA?
¿ES INDEPENDIENTE DEL PODER EJECUTIVO? ¿ES ESTO BENEFICIOSO PARA EL DESARROLLO
ECONÓMICO DEL PAÍS?
AV: Se sabía que el Banco
Central en el actual gobierno iba a subordinarse al sistema financiero. Es
decir, más allá que inicialmente se sobreactuó una supuesta independencia, lo
cierto es que el conjunto de las
políticas que lleva a cabo el Banco Central generó las condiciones para una
gran devaluación, una fenomenal bicicleta financiera a partir de altas
tasas de interés y se facilitó el ingreso de capitales especulativos,
permitiendo y aceitando todos los canales de fuga de capitales. Similar a
Martínez de Hoz en los 70 y la Ley de Convertibilidad de los 90. Políticas al
servicio de los sectores concentrados.
Esa supuesta independencia,
que en su forma absoluta no puede existir en ningún lugar del mundo, quedó
transparentada como falsa, cuando el
Gobierno le ordenó a (Federico) Sturzenegger detener las subas de la tasa de
interés aplicadas en el segundo semestre de 2017 y bajarlas. Esto a pesar
que las autoridades del BCRA estaban convencidas que debían fijar altas tasas
con la pretensión de contener la inflación. Por cierto, un remedio equivocado
ya que las causas de la inflación eran los mayores costos que genera el
Gobierno con tarifas crecientes y un débil control a los márgenes abusivos,
además de problemas en las cadenas de comercialización. Todo esto quedó de
manifiesto en la conferencia de prensa conjunta del Jefe de Gabinete, los
Ministros de Hacienda y Finanzas y el Presidente del BCRA realizada el 28 de
diciembre pasado.
El sentido común y la Carta Orgánica del BCRA, que es una ley
que el Gobierno incumple, establece objetivos múltiples. Estabilidad monetaria
y financiera, crecimiento, empleo e inclusión social. Además establece que el
BCRA debe coordinar con el Ministerio de Economía la forma de cumplir estos
objetivos. En todos los países del mundo hay mecanismos de coordinación
formales o informales entre el Banco Central y otras áreas de Gobierno, porque
la política financiera es parte de la política económica y ésta tiene
dimensiones que atraviesan áreas de gobierno. El gran problema es la
inconsistencia de las políticas efectuadas, mientras el BCRA ni siquiera logra
el objetivo de la estabilidad monetaria
Así el Banco Central incumplió todos los años las metas inflacionarias.
Para ser justos no es el único responsable ya que muchos ministerios han tomado
medidas que contradicen el declamado objetivo de bajar la inflación. El ministro de Energía (Juan Aranguren) ha
subido descomunalmente las tarifas sin coordinarlas con el gabinete económico y
lo mismo ha ocurrido con las tarifas del transporte. Durante 2018 hay un
intento de centralización en la Jefatura de Gabinete de las decisiones
económicas, ante el fracaso en la política antinflacionaria, la crisis de
vastos sectores industriales y el fuerte déficit externo. El Banco Central
nunca debió abandonar las políticas de flotación administrada que efectúa hoy
en forma parcial y tardía.
APU: ¿QUÉ RIESGOS CONCRETOS
HAY CON QUE LOS CRÉDITOS HIPOTECARIOS EN UVAS GENEREN UNA CRISIS COMO LA DEL
2008 EN ESTADOS UNIDOS?
AV: El crédito hipotecario en
la Argentina es bajo y está básicamente en cartera de los bancos. La contrarreforma a la Ley de Mercado de
Capitales que limita los poderes de la Comisión Nacional del Valores (CNV)
va a contramano de lo que hace el mundo. El proyecto busca que los bancos
vendan sus carteras de crédito al público. En EE.UU., los bancos originaban
activos y los distribuían al público con promesas de alta rentabilidad y bajo
riesgo. Esto fue uno de los factores de la crisis global en 2008, cuando se
pinchó la burbuja y colapsaron los sistemas financieros mundiales, provocando
una profunda recesión. Esta crisis aún no se resuelve pero se mitiga con una
masiva emisión monetaria y una duplicación de la deuda publica global.
Con un sistema financiero y un
mercado de capitales en la Argentina más desregulados y con una supervisión
endeble por parte del Banco Central y la CNV que confían en la “eficiencia de
los mercados financieros”, existen
riesgos de que se produzca una burbuja y una sobreventa de activos. Por otro
lado el Gobierno incentiva los créditos en UVAs. Los mecanismos
indexatorios para evitar la dolarización del crédito es una idea técnicamente
aceptable. Pero inducir a la gente a endeudarse con ajuste a la inflación,
dando mayores montos o plazos que en créditos a tasa fija, en un contexto donde
la inflación seguirá muy elevada, se
promueve una caída del salario real con cepo a las paritarias y con la amenaza
de mayores devaluaciones inflacionarias, se puede generar una bola de nieve
para los endeudados y riesgos financieros que siempre terminaron en una
mayor deuda o en insolvencias masivas de personas. Hoy los departamentos en las
ciudades del país están en los valores más altos de los últimos 40 años. Con
estas políticas se puede promover una burbuja inmobiliaria.
APU: EN LA GESTIÓN
KIRCHNERISTA LOS BANCOS TUVIERON GRANDES GANANCIAS Y AHORA CON EL MACRISMO
CONTINÚAN, ¿POR QUÉ NO SE PUDO PONER UN FRENO A ESO?
AV: La rentabilidad del sistema financiero se mantuvo relativamente estable
hasta 2012 y luego comenzó a crecer. Con la nueva Carta Orgánica del Banco
Central se comenzaron a aplicar mecanismos para evitar ganancias excesivas.
Se estableció un control sobre todos los
cargos y comisiones y se impulsó la gratuidad de cajas de ahorro y
transferencias. Posteriormente se aplicaron límites a las tasas de interés para los créditos y durante mí
gestión se obligó a los bancos a remunerar más a los depósitos estableciendo
una tasa mínima.
Desde 2016 el Banco Central permite a los bancos aumentar los cargos y
comisiones sin control, eliminó los créditos blandos a PYMES y suprimió los límites
a tasas activas para préstamos y las tasas pisos para ahorristas. Si el
sentido de las políticas efectuadas hasta 2015 por el Banco Central hubiesen
continuado, los bancos tendrían ganancias razonables. Además el Banco Central desarticuló el área de
Protección al Usuario Financiero, que procesaba las denuncias y permitía
generar información para efectuar políticas de defensa al consumidor
financiero. Esto sin contar las grandes ganancias producidas por la megadevaluación de 2016 y las devaluaciones
posteriores. Hoy, el gobierno quiere modificar la Carta Orgánica del BCRA a
pedido del FMI, para desterrar la orientación que un Banco Central debe
hacer del crédito y eliminar regulaciones que limitan los abusos.
Es necesario una
concientización colectiva que desande el camino que empezó la reforma financiera de 1977, fuente de
las deformaciones económicas de valorización financiera, fuga de capitales,
altas tasas y costos y concentración del crédito, que solo fue posible revertir
parcialmente de 2003 a 2015. Hoy nuevamente se consagra regresivamente, en este
tercer neoliberalismo, las políticas financieras que limitan un desarrollo con
equidad social y nos ponen otra vez al borde del abismo.