Por Alberto
Buela (*) para INFOBAE
13 de Julio de
2020
En estos días de
confinamiento obligado por el coronavirus, uno aprovecha para leer o, mejor
aun, releer algunos libros que en su momento lo entusiasmaron. Y a mí me pasó
con el texto de Serenidad=Gelassenheit
de Heidegger.
Fue una
conferencia que el Mago de Friburgo dictó en su pueblito natal a propósito de
una conmemoración local. El texto es breve, llano, claro y didáctico. Subrayé
varios párrafos que ya tenía subrayados, pero encontré uno que me llamó la
atención: “Los poderes que acosan al
hombre bajo alguna forma de instalación técnica, estos poderes hace ya tiempo
que han desbordado la voluntad y capacidad de decisión humana porque no han
sido hechos por el hombre”. Y entonces nos preguntamos: ¿quién los hizo?
Y más adelante
aclara a sus paisanos: “Sería miope
querer condenar el mundo de la técnica como tarea del diablo”.
Pero si no es el
poder del hombre y no es el poder del diablo, ¿de quién proviene ese poder?
De la técnica
misma que se transformó en tecnología y
pasó a tecnocracia, que escapó al poder del hombre y al poder del diablo.
Tiene poder “en sí” como el motor inmoto de Aristóteles, su Dios, que mueve sin
ser movido.
Esta técnica con
poder, que otra cosa no es la tecnocracia -cracia=cratos=poder- encierra un
sentido oculto pues nos hace bien –libera el sujeto del esfuerzo- y nos hace
mal –nos esclaviza a su poder-. Encierra un misterio que hay que develar y
Heidegger nos ofrece dos salidas: ejercer
el pensar meditativo, propio del hombre y evitar el pensar calculador, propio
de la técnica. Siendo la primera opción óptima.
Esto se proyecta
en el obrar con la serenidad para con el trato de las cosas técnicas. Es decir,
“manteniéndonos, a la vez, tan libres de ellas que en todo momento podamos
desembarazarnos, podamos dejarlas de lado” y seguir nuestra vida normal,
liberándonos de la dependencia tecnológica.
Hoy estamos
viviendo desde hace tres o cuatro meses una situación de pandemia universal
porque un virus creado a partir de una
manipulación tecnológica escapó de un laboratorio y el hombre no lo puede aun
controlar. La tierra se ha transformado, en miles de ciudades, en un lugar
inseguro porque hay un poder que está actuando, el coronavirus, más allá del
poder del hombre y del diablo. ¿Qué hacer? Si seguimos la analogía con el texto
de Heidegger: recuperar el pensar
reflexivo, lo que nos permitirá escapar a las fake news y darle un nuevo
sentido a nuestra vida y recuperar la serenidad para con las cosas.
(*) El autor es
profesor y licenciado en filosofía por la UBA (1972) y doctor en filosofía por
la Sorbona de París (1984)